ZAP
CHEV
ANTONIO
FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
ZAP CHEV. Del huave agarra tiburón. Espanto que se levanta de noche con el vapor que viene del calor de la misma tierra, por lo que en épocas de frío no aparece, son más comunes durante la época de lluvias esporádicas, en marzo; cuando ya vienen las lluvias se acaban. Puede aparecer de muchas formas: enanito, cuerpo verde, con o sin cabeza. Puede aparecerse en la forma de cualquier conocido: padre, madre, querida, amigo, etc. Si se duerme uno así nomás en la playa, se aparece como mujer que quiere hombre; si es una mujer, se le aparece como hombre. Para protegerse se pone de pilote un bastón haciendo una casita cónica con la tarraya porque es puras cruces y los zap chev no pueden con las cruces ni con la lumbre. Si una zap chev mete los dedos entre la red, queda atorada en ella. Su sola cercanía espanta aunque no se vea, aunque ande lejos pega su calor. El espantado se cura, al igual que los otros espantados, hablando con la tierra. Cuando uno es atrapado (seducido) por una zap chev, al conato del coito el hombre descubre con espanto que su pene se transforma en vulva o en concha muy grande, con comezón, escurriendo agua enferma (flujo). Al momento de “cambiarlo” la mujer desaparece. Para revertir el daño hay que buscar a la misma mujer e invitarla a acostarse encima de una quiena o zalea negra (chaleco sin mangas) de borrego la cual se fija a la arena con cuatro alfileres en forma de cruz. Ya cuando se acuesta, ya no se va a poder levantar, ya no se va a poder transformar. No se puede transformar porque la cruz la detiene y como no está sobre la tierra, sino sobre otra cosa, no se puede volver tierra de nuevo. En ese momento se le exige que devuelva el miembro viril, amenazando en no soltarla y, en agarrarla a cuartazos con un cuarto para caballo, cordel hecho con pelo de cola de caballo. Es sagrado. Se trenza en la tarraya para que no se acerquen zap chev, brujos ni fantasmas. Pero, cuidado, las zap chev son muy vengativas, pueden volver a seducir y en esta ocasión al efectuar el coito, acostados en la orilla de la mar viva, el pene penetra en la tierra, porque la mujer no es mujer, es la misma tierra que se convierte en mujer. El pene queda atrapado sin poder liberarlo y al escarbar parece que no tiene fin, entre más se escarba, más se va para abajo. Hay que cortarlo, con consecuencias funestas para el hombre. Ramírez (1987: 115-118), Millán y García (2003: 148).
Extraído de mi libro "Los Tuxtlas, nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca". Analogía de las cosmologías de las culturas mesoamericanas. El cual incluye un diccionario de localismos y mexicanismos. Primera edición 2007.
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