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lunes, 12 de marzo de 2012

MATLACIHUA, BICHÉE, GUBASSE

  
   MATLACIHUA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


     MATLASHIWA O MATLAZIWA. Del náhuatl matla(tl), red, trampa + cihua(tl) mujer: “La mujer trampa”. Es una mujer antropófaga, muy caderona y con patas de zanate la cual habita en ciertos aguajes de la serranía de la chontalpa, y por su previsible fealdad sólo sale de noche para seducir a los hombres. Un muchacho se casó con ella pero sólo podía verla de noche porque en el día se escondía en su aguaje. Para poder seguir con ella, el joven tenía que entregarle mujeres para comer. Se trata de una mujer que cambia de sexo cuando atrapa a los hombres. A la hora del coito, la Matlashiwa les arrebata el pene y estos obtienen a cambio, la vagina que presenta ella. Oseguera (2003: 243). || En la sierra Poblana-Tlaxcalteca es conocida como “espíritu de las barrancas”. || Para Cerero (1988: 75, 222,  232) y José María Bradomín, citado por el primero, Matlacihua en el área zapoteca es un genio maléfico que toma la forma de una mujerita joven y muy guapa que tiene la costumbre de salir, después de la puesta del sol, frente a hombres trasnochadores,  borrachines, mujeriegos, desobligados, peleoneros…; para después atraerlos con las redes de sus encantos. Así, con el engaño, ponía a prueba el aguante de cada hombre, al hacerlos caminar por lugares donde pasan sólo los que desean petatearse (morirse). Así, los precipitaba en el fondo de algún barranco o lugar escabroso, mutilándoles algunas veces sus órganos vitales. Muchos eran ya difuntos, otros quedaron bembos (tontos) y los más valientes resistían el castigo y que los perdieran en el campo. En esa forma Matlacihua les aplicaba escarmientos para que evitaran esa vida. || En lengua zapoteca es conocida como Gobezguía, aire maligno que engaña tanto al hombre como a la mujer. En Tehuantepec llaman a este fantasma Bexée (diablo o brujo), y en la sierra de Ixtlán, Guatza (bruja o brujo). Manuel Martínez Gracida, citado por Cerero. || Gay (1998:77) comenta que en Oaxaca, la Matlacihua era un ser fantástico que tan breve tomaba la forma de un niño como de un coloso, y ya en figura de mujer seducía con sus irresistibles y mágicos encantos a los hombres, o ya como gigantesca esfinge oprimía a los más valientes; era un genio malévolo cuyo destino era pervertir y dañar, resolviéndose después en humo y disipándose como leve airecillo. || De la Fuente (1977: 268-269, 342) refiere que entre los zapotecos de Yalalag la Matlaziwa es llamada lía nzeέ? (María nzeέ’??), es un espíritu peligroso y engañador, de sexo dual, que aparece a un varón o a una mujer adoptando la figura de la persona del sexo opuesto a quien ama e incitando a que se la siga. El que hace esto no llega a tocarla y cuando está a punto de hacerlo tropieza con breñales que lo lesionan. Si logra tocarla o verla de frente, se encuentra con que tiene ante sí un esqueleto vestido de modo semejante a la persona que ama. El espanto, la locura o la muerte, son los resultados más graves del encuentro con la Matlaziwa y su modo particular de actuar. Los alfileres, las espinas y las armas con filo o punta son considerados amuletos específicos contra la Matlaziwa, y también son eficaces contra los brujos, y quien los lleva no sufre daño. Clavando en el suelo el objeto puntiagudo, la Matlaziwa queda convertida en un montón de huesos y el nagual desaparece. Si se pincha a la Matlaziwa, ésta no tiene escape. || Según los chinantecos la Matlacíhuatl es como gente, es mujer, tiene pelo güero, viste ropa, fuma cigarros y que anda en la costa y lleva a la gente al bosque. Tiene solamente un pie, como se ve en su rastro. Cuando uno la ve, entonces se muere uno; “es un par” (¿parejas?). Él agarra mujeres y ella agarra hombres. Son sombras. Weitlaner (1977: 145-146). || Miller (1956: 239) comenta entre los mixes de un personaje similar llamado Wügiñ (véase Tekytyúk),  más adelante y citando a Barlow, agrega que la Matlacihua aparecía a los hombres en la figura de su novia o de su querida y en caso de que la víctima quisiera retroceder de caer en el abismo, la aparición se volvía contra ella con el rostro sin facciones, diferenciando entonces la víctima su confusión. Entre los huaves de San Mateo del Mar, Oaxaca existe la Zap chev un ser sobrenatural que castra a los hombres.
 
    Cruz (1946: 122-124) refiriéndose a los zapotecas comenta que el Bichée es un duende travieso, pariente del Bijáa que tiene predilección de reírse a costa de las gentes, reproduciendo durante la noche los ruidos habituales que ocurren en el día. Algunas veces el Bichée toma forma femenina y como la Matlacihuatl  nahua atrae a los borrachos y trasnochadores, seduciéndolos con su grácil apariencia para llevarlos al despoblado y después desaparece. Una de las particularidades de esta entidad maléfica es la de que mientras los que la siguen corren, tratando de alcanzarla, ella marcha tranquilamente sin agitarse, signo inequívoco de que se cierne en el aire para avanzar, como aire que es. Alguna ocasiones el viajero que cruza la montaña de noche, ve a lo lejos una gran llamarada, como si la selva estuviera ardiendo; que envueltos en flamas vienen por tierra los corpulentos árboles y hasta escucha el estrépito de la caída. Se aproxima al lugar del fenómeno y ni el bosque arde ni los árboles han caído. El Bichée que en este caso lleva el especial nombre de Xquiruguí, ha hecho de las suyas. Refiere además, Cruz, que en el Valle, existe duendes femeninos llamados Gubasse que cuando los pastores se quedan dormidos, estas entidades demoníacas llegan y les arrancan el sexo, dejándolos maltrechos y sangrantes. Las víctimas pueden recobrar sus órganos perdidos si al día siguiente de ocurrida su desgracia regresan al sitio de su mutilación, se acuestan y esperan la vuelta del duende. Entonces no tarda éste en llegar y le devuelve a su víctima la porción del cuerpo que le arrebató, curándolo. A los ebrios que se quedan dormidos en la calle o en cualquier lugar solitario les ocurre lo mismo que a los pastores a quienes vence el sueño. Por eso sus mujeres los atemorizan con el recuerdo del Gubasse para que el licor no los venza. Los pastores necesitan estar siempre alertas para cuidar el ganado, por eso el Gubasse los castiga cuando los sorprende dormidos.


     Extraído de mi libro "Los Tuxtlas, nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca". Analogía de las cosmologías de las culturas mesoamericanas. El cual incluye un diccionario de localismos y mexicanismos.




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