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jueves, 24 de septiembre de 2015

MI PRIMER CONSULTORIO PARTICULAR Antonio Fco. Rguez. A.

MI PRIMER CONSULTORIO PARTICULAR
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO



     Cuando quise iniciar mi trabajo como médico particular, monté un pequeño consultorio en una población del Sureste Mexicano. Personalmente me encargué de acondicionarlo, teniendo en el mismo espacio de 3.5X7 m. una pequeña sala de espera, mi área de consulta y de cirugía menor y partos.



     Gracias a la Divina Providencia desde el primer día de inauguración tuve mi primer paciente, obvio que me persigné con mi primer pago, y lo puse en un pequeño marco de madera como algo significativo y sagrado.


     A partir de entonces, nunca dejé de tener pacientes, llegando a un promedio de 12 a 15 pacientes diarios. Atendía también a domicilio, para esto preguntaba sobre las molestias del paciente y preparaba mi botiquín con el medicamento pertinente. Usualmente dejaba al paciente estable, y regresaba a mi consultorio.


     En menos de 15 días atendí mi primer parto en el consultorio, la paciente, ahora primípara, quedó tan agradecida que me recomendó con sus familiares y con sus hermanos de religión.



     Atendía a niños, adultos y a ancianos. Y me esmeraba en darles calidez y calidad. Algunos representantes farmacéuticos llegaban a ofrecer sus productos a los médicos particulares, sólo acepté los más éticos. De esta manera manejé el famoso “minibotiquín”, el paciente se retiraba ya con sus medicamentos.


     Llegué a ser nombrado por algunos de mis pacientes como: “El médico de una sola receta”. Poco a poco  empecé a atender a la gente pudiente, y a parientes de médicos del mismo lugar.


     Cierta tarde llegó a la consulta un matrimonio joven para atención prenatal, ella refería cursar según FUR (fecha de última regla) con 16 semanas de gestación, asociada a crecimiento abdominal, mareos, vómitos, cefalea, dolor de piernas, etc. Al realizar la exploración ginecológica noté ausencia de producto en cavidad uterina y obviamente de latido fetal. Vi tan entusiasmada a la pareja  que fue algo difícil para mí explicarle que se trataba de una pseudociesis (un falso embarazo), el deseo vehemente de tener un hijo es  el principal agente causal de este trastorno obstétrico. Noté la consternación en sus rostros, sobre todo en ella. Les sugerí a la pareja buscar apoyo psicológico para su estabilidad emocional.

Imagen de Internet

     Una de las cosas que más disfrutaba era el atender a los ancianos, en una ocasión llegó una señora cuarentona y me dijo: ¡Doctor aquí le dejo a mi mamá en lo que me estaciono, por favor háblele fuerte porque casi no escucha! Yo siempre acostumbrado a hablarles en tono un poco bajo, le di los buenos días y le pregunté: ¿Qué te pasa amorcito, qué molestias tienes? Me explicó sus dolencias. Y en un momento dado le pregunté: ¿Corazoncito por qué dice tu hija que no escuchas? Ella se puso muy nerviosa y me dijo: ¿Doctor por favor no le diga a mi hija que yo escucho bien? Sonriendo le contesté: ¡No te preocupes amorcito, es un secreto profesional, OK! Casi por finalizar llegó la hija, le di el diagnóstico y el tratamiento que debía tomar la viejita. Y cuando me preguntó sobre su sordera, le dije: ¡Es una clásica hipoacusia provocada por otosclerosis, es por la edad! Muy emocionada la viejita me tomó la mano y me dio un beso en ella. Para mí fue una gran bendición.

       Pero no todo eran bendiciones...


     Un día, después de atender a un paciente, vi que había trapos ensangrentados en mi salita de espera, cosa que me dio mala espina, intuí que era un “trabajo” y a partir de ese incidente empezó a bajar mi consulta. Alarmado puse en práctica todo lo aprendido en Catemaco sobre “contras” más no fue suficiente para contrarrestar el daño ya hecho.


     Pero eso no era todo: las noches de martes y viernes escuchaba “rezos” sobre la puerta que daba  a la calle y momentos después el gran perro negro de la casa anexa ladraba, desgarraba y golpeaba furiosamente con su cuerpo la puerta del consultorio que daba a ella. Armándome de valor con todas mis fuerzas le grité: “Vade retro” y como si fuera una palabra mágica el perro dejó de manifestarse, desapareció...

     ¡Lo más increíble es que a la mañana siguiente  no se apreciaran las huellas de las garras sobre la puerta! ¿Sería alucinación y delirio de un estado psicótico, creado en mi caso por mis creencias mágicas y supersticiosas?

     ¡OK! ¿Pero entonces, cómo justifico la tremenda baja en la Consulta?

   ¡Las fuerzas del mal actúan objetiva y subjetivamente!


     Me hablaron de un chamán maya de Hecelchakan y fui a buscarlo, él dentro de toda su parafernalia usó una gallina negra de 21 días de nacida, y así quitó el maleficio; al terminar me dijo: ¿Quiere que le diga el nombre del que le hizo la brujería? Le respondí que no era necesario, yo estaba casi seguro de quién lo había hecho.


     Y en efecto, días antes de inaugurar mi consultorio fui con una amiga a comprar a una ferretera, cuando sentí que un individuo un poco mayor que yo, me miraba con coraje. Me acerqué a mi amiga y le susurré al oído: ¡Con disimulo voltea a ver al tipo de la entrada y dime si es un médico! Y me contestó: ¡Sí, es el doctor X!


     Nunca tuve la oportunidad de tratarlo, más sin embargo, me hice gran amigo de otros médicos de la localidad, a los cuales aún recuerdo con gran afecto.


     La consulta no se normalizó al 100%, dicen que después de un accidente nada es igual. Solo hasta ahora, me he puesto a analizar que después de que el chamán quitó el maleficio, debí de haberle pedido un amuleto o sortilegio para que todo fuera mejor que nunca.



     La envidia y la maldad son cosas comunes y debemos de estar preparados para  enfrentarlas y vencerlas.



miércoles, 23 de septiembre de 2015

¡FUE HORRIBLE! Antonio Fco. Rguez. A.

¡FUE HORRIBLE!
MINICUENTO



     Temprano al despertarme, el espejo del baño reflejaba mi cara de acabado, sí de acabado...de levantar.

     Anoche al apagar las luces  vi todo negro, y me espanté... ¿será mi conciencia?

     Lo primero que hice fue persignarme, aunque no sé si Diosito me haya visto...pues todo estaba oscuro.

     Y me dije: ¡Toño, sal de esto, tú eres una persona culta e inteligente! Entonces mi cerebro empezó a hacer sinapsis, a revolucionar, y exclamé ¡Eureka! ¡Eureka! y vino a mi mente ¡Fiat lux! ¡Fiat lux! e inmediatamente empecé a gritar: ¡Hágase la luz!, ¡Hágase la luz! 

     En eso que me grita la vecina de al lado: ¿Se la cortaron? ¡uta, más me espanté! así que preocupado empecé a tocarme todo el cuerpo y sentí (porque no podía ver) que estaba completo. ¡Ah, gracias a Dios! 

     Así que le respondí: ¡No vecina, sólo fue una pesadilla, gracias!

     ¡Y comprendí mediante el comentario de la vecina que hay cosas peores que tener miedo a la oscuridad!

     ¡Por eso es bueno, así en la luz como en la oscuridad, no estar solo!

     

domingo, 20 de septiembre de 2015

UAY POOP Brujo con alas de petate

UAY POOP
BRUJO CON ALAS DE PETATE


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     UAY POOP. Del maya uay, brujo + poop, petate, estera. “Brujo de la Estera o Petate”. Considero realmente interesante el estudio efectuado por Peniche (1982: 66), por lo que lo transcribo.


     Descríbelo Ermilo Abreu Gómez en Leyendas y Consejas del Antiguo Yucatán (1961: 67) del siguiente modo:


     Uay Poop es un ave negra con alas como escamas que sólo vuela a media noche. Es ave carnicera en cuyo cuerpo se mete el espíritu maligno del Kakasbal. A veces Uay Poop cae sobre sus presas y las levanta con sus garras y remonta el vuelo y se aleja y se pierde en la oscuridad. De las víctimas jamás se vuelve a saber nada.


     En El Alma Misteriosa del Mayab (1957), Rosado Vega colma de detalles su descripción del espantajo y lo define monstruoso, negro y con alas de petate erizadas de pequeñas navajas de pedernal que se hundirá en los cuerpos de sus víctimas antes de emprender el vuelo fúnebre con su presa entre las garras. Mas el poeta deja flotar en el  misterio el destino de la desdichada  víctima y se pregunta: “¿Pero a dónde se la lleva? Nadie lo sabe… nadie lo ha visto… Lo que se sabe es que viéndolo volar se han visto caer residuos humanos hasta la tierra”.


     También Pavía Angulo habla con severidad del Uay Poop. Lo señala como un gigante cubierto totalmente de gruesos petates “que sacudía y aporreaba con rabia ensordeciendo el campo y la pradera”.  Es un ogro y un monstruo.


    Eulogio Palma (Los Mayas, 1901) le atribuye propiedades menos fieras al Uay Poop y fija esta definición:


     Hombre brujo que por las  noches con alas de estera o petate iba a lejanas tierras a buscar manzanas y otras frutas y cosas extrañas que traía en un periquete.





     Antonio Francisco Rodríguez Alvarado. Diccionario de Dioses, Demonios y Enfermedades Indígenas. La Cosmología del México Prehispánico. 2009. Inédito.



sábado, 19 de septiembre de 2015

MUJER MAZAKA Antonio Fco. Rodríguez A.

MUJER MAZAKA
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

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       MAZAKA. Del náhuatl maxac o maxactli, muslo. Comenta Aramoni (1990: 137), en la sierra poblana el rito en que los nahuales cambian su investidura humana por formas animales, y que la tradición oral de los cuentos  la registra más comúnmente como mujeres mazaka. Refiere que cualquiera que tenga dicha facultad deberá saltar 3 veces sobre el fuego, siempre en sentido inverso a la vez anterior, para adquirir el poder de metamorfosearse; en el caso específico de las mazaka se dice que sólo pasando por encima del fuego adquieren la facultad de desprenderse las piernas, de la rodilla hacia abajo, condición indispensable para transformarse en animales como zorras, guajolotes o tecolotes, y de este modo cometer diversos tipos de fechorías, como robar y comerse las gallinas de sus vecinos, chupar la sangre de los niños para alimentarse de ella, etc. Estos seres maléficos eran conocidos en la época prehispánica con el nombre náhuatl de mometzcopina, “el que se quita su pierna”. Según López Austin (2004: 432), si alguien encuentra las piernas humanas que fueron separadas del cuerpo y las destruye, produce la muerte de la hechicera, que es incapaz de recuperar su verdadera forma.

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     MOMETZCOPINA. Usualmente los hechiceros se transforman en animal revolcándose en tierra o ceniza y recobran su forma humana repitiendo esto mismo. Los nahuas, otomíes y mazahuas temen a personas que tienen la facultad de volverse guajolotes o zopilotes, quitándose en secreto las piernas, las que sustituyen por patas de guajolote, se ponen alas de petate y que salen volando de noche a chupar la sangre de los niños. Pueden ser vistas como relámpagos o bolas de fuego, porque traen una luz encendida dentro del abdomen.

     MOMETZPIPINQUE. Plural de mometzpinque, que se da golpes en las piernas. Un modo de magos o hechiceros.  

   

     Tomado de mi libro Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas. 2007. Boca del Río, Veracruz, México.



MASAKAMEJ Antonio Fco. Rguez. A.

MASAKAMEJ
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


     Sierra Norte de Puebla. Imagen de Internet
     Del náhuatl maxac, muslo + sufijo me o mej, plural: “Muslos”.  Son los duendes o seres demoníacos de la sierra norte de Puebla. Llamados también miktankayomej o habitantes del Miktan (Mictlán). Probablemente deriven de algunas de tantas criaturas sobrenaturales que poblaban el universo cultural prehispánico. Sahagún, por ejemplo, refiere ciertas apariciones de Tezcatlipoca que, bajo diversas máscaras y durante la noche, asustaba a los caminantes. De acuerdo al sincretismo religioso actual se cree que alguna vez fueron “cristianos” pero cuyo móvil y sentimiento fundamental en la vida fue la envidia; digamos que en el nivel nocional son concentraciones de envidia. Y es por eso también que no duermen nunca, nunca descansan. Pero es sólo durante las noches en que Jesucristo les permite salir para que se dediquen a burlarse de los que andan por las solitarias veredas serranas, asustándolos o provocándoles accidentes. Cristo quiso también advertir a sus “criaturas” de los peligros que corrían quedando a merced de estos seres y por eso los anuncia, con el canto del gallo, los tiempos de peligro una vez entrada la noche (7.00 p.m.) y de seguridad con el amanecer (7:00 a.m.).
  

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     Los masakamej tienen el poder de la metamorfosis, por lo que aparecen como changos pequeños que andan en grupo y son muy bailarines; otras veces se convierten en hombrecitos gordos “…y cuando salen se alumbran con puras velas, de noche ya vienen con sus luces y hacen perder el camino por donde va uno. Les gusta hacer maldad nomás de puro cabrones. Son envidiosos esos cabrones, sí” (Prócoro Hernández, 17.IV.85). “Todas las noches, allá lejos, en aquella lomita, los puedes ver. Llevan muchas luces prendidas y se mueven de un lado para otro; pero si vas para allá a donde están, se desaparecen y ya no ves nada” (Magdalena Landero, 7.X.83). Y otras veces más se dejan ver como un hombre inmenso, de color negro, prominentes cachetes, abundante vello en la cara y, en la cabeza, un gran sombrero.


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     Uno de los modos más eficaces para combatirlos, cuando se les encuentra, es con el humo del tabaco. Y es por eso que la mayoría de los viajeros nocturnos llevan consigo cigarros de hoja para encenderlos en el momento preciso y formar una nube de humo que los acompañe en las solitarias veredas. Al tabaco, por sus propiedades estimulantes y terapéuticas, se le ha atribuido desde tiempos remotos, poderes sagrados; en la simbología mágico-religiosa mexica se le representaba alegóricamente como gran sacerdote, como pontífice, o el que tiene el don de manejar los poderes divinos en la tierra. Aramoni (1990: 158-159).  

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     Existe además, según Signorini y Lupo (1989: 86-88), otro tipo de mazakame los cuales viven en las cuevas en forma de murciélagos, de donde salen para atacar dentro de sus viviendas a quienes duermen, chupándoles la sangre, y según la cantidad de ésta chupada,  les provocan  la muerte o la enfermedad, deduciendo esta última por la presencia de moretones en el cuello y los miembros  y por la deficiencia de estímulos vitales, es decir, astenia, inapetencia, somnolencia, etc. El objetivo predilecto de estos mazakame son, desde luego, los niños, por ser más vulnerables y poseer una sangre más dulce.  Se dice que al igual que los brujos-vampiros zapotecas juegan a tirarse unos a otros a los niños como si fueran pelotas. Para escapar a su amenaza es suficiente poner el pensamiento en Dios e invocar su nombre.



     Imagen de Internet
     
     Tomado de mi libro Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas. 2007. Boca del Río, Veracruz, México.



viernes, 18 de septiembre de 2015

OCELOTE, JAGUAR, BALAM Antonio Fco. Rguez. A.

OCELOTE
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
     

     De ocelotl.  Cierto felino (Felis pardalis) parecido al jaguar (Felis onca). El jaguar (del guaraní yaguar) recibió el mismo nombre de ocelotl y en maya se llamó balam. Es el animal más representativo entre los pueblos de Mesoamérica. La descripción que hacen de él se asemeja al retrato de un soberano moderno: el océlotl es “... noble, principesco, se dice. Es el señor, el dueño de los animales. Es prudente, sabio y orgulloso...” De hecho, el rey consumía un caldo de carne de jaguar con el fin de volverse valiente y obtener honores. Existen representaciones de él lo mismo entre los olmecas que entre nahuas o mayas. Acompañó a los hechiceros y a los guerreros. Fue uno de los representantes de las eras cosmogónicas nahuas. Ideológicamente estuvo ligado a las fuentes del agua y a la fertilidad de la tierra, pero también se creyó que una parte de su ser estaba relacionada con la oscuridad y la bestialidad. Su piel moteada representó para los mayas el cielo estrellado, aunque también pertenecía al inframundo. Décimocuarto de los 20 signos del calendario. Entre los mayas el signo equivalente recibía el nombre de Hix, “luna” y entre los zapotecas el de Gueche, “jaguar”.



     Dios jaguar. Por su presencia, belleza, fuerza, sabiduría y nobleza es todo un príncipe, un soberano, es el señor, el dueño del monte y de los animales, de las fuentes, cuevas y cavernas llenas de agua, del mundo nocturno y subterráneo. Su rugido recordaba al ruido que producían los terremotos. Ideológicamente estuvo ligado a las fuentes del agua y a la fertilidad de la tierra, pero también se creyó que una parte de su ser estaba relacionada con la oscuridad y la bestialidad, su piel representaba el cielo estrellado, y a través de sus fauces abiertas, semejantes a cuevas, representaba la entrada del inframundo y del cielo. Emblema del poder real, acompañó a los hechiceros y a los guerreros.



     Covarrubias, en relación a la representación de la figura de un ser jaguar que tiene varias modalidades opina de éste como “símbolo de fuerzas naturales…como un dios y como un ancestro”, una divinidad conectada con la lluvia y con la fertilidad, y en ella encuentra la génesis de todas las deidades mesoamericanas que tienen aparentemente rasgos felinos.



     Bernal (1968: 136) y (1978: 210-211), opina que los  monolitos o figuras sólo representan “todo el culto al jaguar” el tótem y el jefe supremo; hasta los propios altares son jaguares, empero, la iconografía olmeca tiende a demostrar la presencia de una serie de dioses que serían los antepasados de los ya conocidos en Mesoamérica. En cambio, está presente con toda su fuerza la idea de animales-hombres o de hombres-animales fantásticos, que asocian rasgos humanos con los de uno o más representantes de la fauna o varios animales combinados que forman un solo monstruo. Estas versiones giran alrededor del complicadísimo concepto del nahual.



     Espejo (1994:245) comenta que quien posea los colmillos de este felino y los use como collar, tendrá el poder físico asegurado, puesto que nunca será derrotado por nadie.



   
     El nombre de ocelote quedó finalmente para designar al Felis pardalis.















     Tomado de mi libro Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas. 2007. Boca del Río, Veracruz, México.



MALPAÍS, PEDREGAL O MALATIERRA Antonio Fco. Rguez. A.

MALPAÍS, PEDREGAL O MALATIERRA
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


     Se conoce con el nombre geológico de Karst. Terreno quebrado y pedregoso, cuyo piso es una lava o roca volcánica conjugada con suelos jóvenes poco profundos, lo cual parece tener un papel importante en la caída frecuente de árboles que se observa en el área. Las palmas forman un componente fisonómico importante. El nombre de Malpaís se originó en las islas Canarias, cuando los conquistadores españoles encontraron este tipo de suelo o accidente orográfico desconocido por ellos bautizándolo con este  adjetivo toponímico. En Los Tuxtlas, Veracruz es observada entre los 350 y los 550 metros de altitud.



     Comenta Espejo (1994: 169) es una zona totalmente desértica de suelo de origen volcánico, ubicada entre Las Vigas, El Espinal y Naolinco, Veracruz. Toda esta región es considerada como maligna, pues existe la creencia de que cuando uno transita por las noches sus veredas, éstas se transforman en profundos abismos de los cuales emergen animales gigantescos y monstruosos que atacan a las personas intentando devorarlas. Para algunos en este punto (o lugares semejantes en el Estado) Tezcatlipoca perdió su pie.


     Ochoa (1978: 216), refiere que para los kiliwa, de Ensenada, Baja California Norte, las tierras malas, son aquellas por las que no les convienen pasar y mucho menos vivir. Por lo que han demarcado su territorio, tratando de evitar que sus animales o sus hijos transiten por las zonas identificadas como nocivas. Si una persona camina por una zona mala, lo menos que le puede suceder es que se le aparezca un diablo o un espíritu malo, el que desde luego tratará de hacerle daño físico. Pero lo más peligroso de este reto, es que el kiliwa quedará desprotegido totalmente a disposición de los diablos o de los muertos.



     Según la enciclopedia Encarta: paisaje de relieve accidentado, con grietas y crestas agudas originado por la erosión química en terrenos calcáreos.




     Tomado de mi libro Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas. 2007. Boca del Río, Veracruz, México.





CUATLAPANGA O CUAUHTAHUEHUENTZIN Antonio Fco. Rguez. A.

CUATLAPANGA O CUAUHTAHUEHUENTZIN
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


Volcanes  Cuatlapanco y La Malinche al fondo. Imagen de Internet

     CUATLAPANGA. Nombre hispanizado en Tlaxcala de Cuauhtlapanque a su vez derivado del náhuatl cuau (itl), árbol, viga, palo + tlapanqui, partido, roto: “El que parte leña (el árbol)”. Aunque también puede derivar de cuauh(tla), bosque + tlapanca, hijo de noble extracto: “Hijo noble del bosque”. ||   Nutini e Isaac (1982: 46-47), refieren que, en San Bernardino Contla, Tlax., Cuatlapanga es considerado un ser sobrenatural antropomorfo. Algunas personas lo han visto vestido de charro. Habita en el interior de un gran cerro, en las laderas occidentales de las montañas. Aunque no es de temperamento maligno, es fácil enojarlo. Tiene el poder de regular el clima y de mandar a voluntad la lluvia, el granizo y los vendavales que arruinan las cosechas. Sin embargo, si se le propicia debidamente, está contento y puede otorgar favores. Cada año, en el día de San Lorenzo, patrono de la lluvia (10 de agosto), la gente rinde homenaje a Cuatlapanga, subiendo el cerro hasta una gran cueva en donde deposita flores, velas, incienso y, a veces comida. Se cree que el tiempero o tezitlazca (experto en cosas del clima) recibe su poder sobrenatural del Cuatlapanga y que, por lo menos una vez al año, tiene el privilegio de hablarle.


Volcán Cuatlapanco. Imagen de Internet

     CUAUHTAHUEHUENTZIN. Del pipil cuauhta, bosque, selva + huehue, viejo + tzin, reverencial: “Viejito de la selva”. En náhuatl es Cuauhtlahuehuetzin. Refiere Lupo (1995: 189-195), que Cuauhtahuehuentzin (Viejito de la selva),  el cual en casi todo Mesoamérica es el señor de los bosques y de los animales, entre los nahuas de la Sierra de Puebla, es conocido también como Cuauhtlapanque -hispanizado en Tlaxcala como Cuatlapanga (El que parte leña). Es el espíritu guardián que protege a las plantas y los animales salvajes. Además, los protege de comportamientos antisociales de los hombres, sobre todo de cazadores adúlteros que destinan parte de las presas a sus amantes, infligiéndoles el castigo de un fracaso constante en la caza. A él se atribuyen los ruidos extraños que se oyen en el bosque, entre ellos el de misteriosos golpes de hacha. Sahagún refiere que entre los nahuas del altiplano los golpes de quien corta leña eran de mal presagio y atribuidos a Tezcatlipoca, que de esta forma espantaba y burlaba a los noctámbulos. Cuatro siglos después, un sitio de la sierra norte de Puebla: Cuauhtapanaloyan (lugar donde se corta la leña), debe su nombre a esta alucinación acústica. Asustar a los que penetran en sus  dominios  -haciéndoles perder el ecahuil (alma)- es en efecto uno de los pocos recursos que tiene para defenderlos el Cuauhtahuehuentzin. Es posible evitar esta peligrosidad solicitándole permiso o dirigiéndole alguna oración. “Hay que pedir permiso para tumbar un monte grueso. Y si no le pide uno permiso, espanta. Nomás de repentito deja derramado un árbol así. Y no se cae, es nomás el ruido”. Entre los indígenas, este ser incorpóreo, es definido como: “Es como un animalito también, es el que cuida en el monte. Es como un airecito nada más…Es una cosa así nomás. Pues, al no verse, no se presenta la persona, es ehecat (aire, viento). También es conocido como Chane y Chaneque, o por los nombres español de Salvaje o Juan del Monte, de este último surgió el nahuatlismo de Cuauhtaxhuantzin. Es también conocido con el nombre híbrido,  náhuatl-español, de San Juan Teperrico (San Juan Rico del Cerro), con esta advocación se señala al espíritu guardián del dinero oculto en las grutas o vísceras de las montañas. ||   Otros nombres que se le atribuyen son quauhtla chane o nenqui, salvaje, habitante de los bosques.

     Nenqui. Vocablo   náhuatl,  viajero, habitante, servidor.

     El volcán Cuatlapanco tiene una altura de 2900 msnm., se encuentra en el Estado de Tlaxcala entre los municipios de San José Teacalco y San Antonio Cuaxomulco.

     Teacalco. Del náhuatl te(tl), piedra + acal(li),canoa + co, lugar: "Lugar de la canoa de piedra".

     Cuaxomulco. Del náhuatl cua(huitl), árbol + xomul(li), rincón + co, lugar: "En el rincón de los árboles o del bosque!


Volcán Cuatlapanco. Imagen de Internet


     Tomado de mi libro Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas. 2007. Boca del Río, Veracruz, México.




BALAMOOB Oswaldo Baqueiro López

BALAMOOB
OSWALDO BAQUEIRO LÓPEZ


Balam. Tomado de Internet

     BALAMOOB. En maya plural de balam, jaguar, hechicero. Son espíritus que se hacen cargo de los hombres, las milpas y los pueblos y los protegen. Son 4 para cada lugar, y se colocan cuidando los puntos cardinales. De día son invisibles como el viento, pero si alguien tiene la mala suerte de ver alguno, es señal que pronto habrá de enfermarse. Los Balam duermen de día, pero de noche se pueden ver sentados al pie de la cruz que se encuentra a la entrada de cada pueblo, se encuentran activos y alertas, y previenen muchos accidentes que acabarían con el pueblo, tales como lluvias violentas, ciclones y enfermedades pestilentes, así como para evitar males y perjuicios que ocasionan los malos espíritus.


     A veces el indio que camina entre el bosque llega a un lugar en el que hay ramas quebradas, árboles arrancados de raíz y piedras rotas y diseminadas. ¡Son las señales de una lucha entre el Balam y algún mal espíritu!


     Los Balam a veces se encuentran en situaciones difíciles, en sus luchas con duendes malignos, y entonces emiten fuertes silbidos que se escuchan en el monte, por la noche, y que indican que un Balam está pidiendo auxilio; y aunque no tienen alas, vuelan por los aires con la velocidad de un ave. Cuando las cosas van mal, el Balam hace uso de unos proyectiles de obsidiana o de pedernal, que arroja con terrible fuerza y que se llaman Piliz-Dzoncab. Estos proyectiles, que se encuentran por lo común en montículos arqueológicos, son muy apreciados por los hechiceros, que los utilizan para hacer sangrías.


     Se presenta a los Balam como hombres de gran estatura, con largas barbas. Cuidan las milpas, pero castigan a los incrédulos que se olvidan de las ofrendas. Sobre estos imprudentes caen las calamidades más inesperadas.


     Los Balam también se encargan de poner en el buen camino a las personas extraviadas, pero si el encuentro es con un niño, el contacto con el Balam dejará al pequeño atontado, o en el mejor de los casos, tendrá un carácter excéntrico durante toda su vida. A veces también los Balam se llevan a algún niño, para que les sirva en sus asuntos. Así puede desaparecer algún pequeño, sin dejar rastro alguno, porque el Balam se los llevó.


    Los Balam son espíritus serios, con poca paciencia para ciertas frivolidades. Así se desprende de un cuento que se conocía entre los indios de Tihosuco:


     Sucedió que un día, un indio y su esposa fueron a su milpa a recoger mazorcas. El calor producido por la faena hizo que el marido fuese en busca de agua y se alejó de la milpa. Entonces la mujer se quitó la bata, tanto para refrescarse como para no romperla, y se quedó desnuda.


     Muy quitada de la pena estaba cuando escuchó a sus espaldas que alguien gritaba con enojo: ¡Pixe a uito, xnoh cizin¡ (¡Tapa tu culo, gran diablo¡),  al mismo tiempo que recibía dos sonoros golpes en la parte mencionada. Sorprendida y molesta, la dama en cuestión volteó la cabeza y acertó a ver a un hombre alto de largas barbas, muy irritado, que antes de desaparecer todavía propinó dos golpes más a la mujer, en la misma zona anatómica, de la que nunca desaparecieron las marcas del castigo.




BIBLIOGRAFÍA

     Baqueiro López, Oswaldo. Magia, mitos y supersticiones entre los mayas. Primera edición 1983. Maldonado Editores, Mérida, Yucatán, México. 


     Antonio Francisco Rodríguez Alvarado. Diccionario de Dioses, Demonios y Enfermedades Indígenas. La Cosmología del México Prehispánico. 2009. Inédito



lunes, 14 de septiembre de 2015

ANÉCDOTAS CHUSCAS DEL SERVICIO SOCIAL Antonio Fco. Rguez. A.

ANÉCDOTAS  CHUSCAS DEL SERVICIO SOCIAL
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

     Zacatecas, Imagen de Internet

     La primera quincena de estar en mi clínica de Sta. Ifigenia, Zacatecas, llegó mi pareja a a visitarme, el ómnibus la dejó en el Restaurante de San Andrés Puerto Madero, por lo qué preguntó a un lugareño: ¿Oiga cómo le hago para llegar a la clínica de Sta. Ifigenia? Contestándole el lugareño: -¡Mire ahorita busco un mueble para llevarla! Obvio que ella al escucharlo pensó que estaba loco ¿cómo la iba a trasportar en un mueble? ¡Ni que fuera Cleopatra!, grande fue su sorpresa a los 20 minutos cuando el individuo regresó manejando un coche y diciéndole: -¡Suba a mi mueble!

     Llegando a la clínica tocaron el claxon, la vi bajar del carro, al tiempo que don Ángel, el conductor, con una sonrisa pícara me decía: - ¡“Dotor” aquí le dejo a una paciente! Le di las gracias, despidiéndolo con la mano, y ella y yo, al vernos solos, fundimos nuestros cuerpos con un apasionado abrazo.

     Serían las 7 de la noche, cuando escuché que me hablaban, era mi asistente médica Chuy, quien acompañada de un hermanito y de un “chucho” (perro) me dijo: ¡Doctor le dije a mi mamá que usted tenía visita, así que les preparó algo para cenar! Salimos todos juntos caminando unas tres cuadras a la casa de doña “Mary” y don Benito. Nos esperaban una calientita sopa de papas y unas carnitas de conejo de las sementeras (sembradíos), refrescos embotellados y café de olla, disfrutando además del calor humano, del rico calorcito del fogón de leña, de la humilde pero cordial casita de adobe.

     Se ofrecieron acompañarnos de regreso a la clínica, para lo cual tomaron unas linternas para “aluzar” el camino en la oscuridad de la noche, pues era frecuente encontrarse con alacranes, serpientes de cascabel y uno que otro coyote.





     



     Ya en la clínica prendí la lámpara “Coleman” y un par de horas después nos quedamos profundamente dormidos.

     Todos los días atendía a un promedio de 20 a 25 pacientes, tanto de Sta. Ifigenia como de comunidades aledañas, los cuales eran llevados en “trokas” (camionetas). Las enfermedades más comunes en adultos eran las crónico-degenerativas, destacando las de tipo reumático; un gran porcentaje de las que acudían a atención prenatal preferían parir con las parteras,  y en los niños las poliparasitosis, predominando la disentería amibiana. Y en ambos casos las enfermedades de vías respiratorias altas. Con cierta frecuencia atendía a niños “tapados” por comer tunas. Era, por decirlo así,  médico único de toda esa vasta región, pues a la clínica del SSA en San Andrés Puerto Madero casi nunca enviaban a un facultativo.

     Casi todos los pacientes eran conocidos por mis asistentes médicas, muchos de ellos inclusive eran sus parientes. Una mañana llegó una señora cincuentona, al verla le dije: ¡Buen día hija, pasa, toma asiento! Respondiéndome ¡Buen día le de Dios, “Dotorcito”! y le pregunté: ¿Qué pasa corazoncito? Y me dice: ¡“Dotor” vengo a verlo porque no me ha llegado mi visita! Obvio que le entendí pero quise disfrutar el momento, y fingiendo seriedad le dije: ¡Pues si tu visita no ha llegado, tú tienes que ir a verla hija! La señora mostrando cierta preocupación me dijo: - ¡“Dotor”, es que ando mal de allá donde le conté! Y le contesto: ¡Hija tú no me has contado nada, apenas nos estamos conociendo! Ya desesperada me dice: -¡“Dotor, ando mal de donde semos mujer¡ antes de seguir hablando me dice mi asistente médica: ¡Doctor, a mi madrina  no le ha llegado su menstruación!, me les quedo viendo a las dos mujeres como saliendo de un gran  embrollo y dirigiéndome a la señora externé:  ¿A ver hija, dime desde cuándo no te ha llegado tu visita? y ella más relajada y hasta contenta me dice: ¡Ya ve “Dotorcito” que si me entendió! En compensación por haberla hecho sufrir tanto, le di sus vitaminas tomadas e inyectadas, sus tabletas de hierro y hasta un desparasitante para toda la familia.

     Don Bernardino, era una amable persona, era el presidente del comité de salud del lugar, seguido me iba a visitar y en lo que platicábamos se ponía a mover la palanca de la cisterna para subir el agua al tanque. En una de esas ocasiones pasó junto a nosotros una señora joven y muy guapa y lo saludó afectuosamente. Yo de cotorreo le digo a mi amigo: ¡Órale don Berna que es gallina joven! Y él me contestó: ¡Ay “Dotor” “que espeta” (que esperanza)! Acabamos riéndonos de nuestras “charras” (chistes).


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     Un fin de semana, nos quedamos sin agua del tanque y de la cisterna, y ese día estaban reunidas mis dos asistentes de base y la voluntaria, en un momento dado me pidieron permiso para ausentarse un rato, pero alcancé a ver que jalaban un papel sanitario y se dirigían hacia la parte posterior de la clínica en donde había una cañada seca  con muchos agujeros que parecían cuevas, y preocupado les dije: -¡Muchachas tengan cuidado con los alacranes porque pican por la cola! y antes de que rezongaran les hice un ademán flexionando el dedo índice contra mi mano simulando un piquete de la cola del alacrán y rematé diciendo: ¿O no es cierto, que pican por la cola? Y todavía, en plan de regaño les dije: -¡Mal pensadas! 

     Un poco más tarde me enteré que el motivo de tal reunión en la clínica era para programarse  para un baile. En esa época, los grupos musicales adaptaban sus aparatos a una planta de luz, y las muchachas se prestaban como bailadoras, o sea, quien quisiera bailar con cualquiera de ellas tenía que pagar la pieza, para así el comité ejidal obtuviera dinero, pagando parte del mismo a los músicos. ¡Las tres estaban muy entusiasmadas, eran jóvenes y solteras!


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     Toda la población era de tipo ejidal, así que para ellos el día iniciaba a las 4 o 5 de la mañana, acudían a trabajar y cuidar las sementeras y alrededor del medio día ya estaban de regreso en sus casas. La clínica la cerraba a las 6 de la tarde para amortiguar un poco el frío. Inclusive a esa hora empieza a anochecer.

     Serían las 8 de las noche, ya completamente oscuro, cuando escuché unos fuertes toquidos en la puerta. Por costumbre pregunté: ¿Quién es? Y me respondieron: ¡Yo “Dotor”! volví a preguntar: ¿Quién es..? y nuevamente: ¡Yo “Dotor”!, ya desesperado e intrigado queriendo que me dijera su nombre alcé más la voz y pregunté: ¿Y quién…soy yo? e inmediatamente respondió: ¡Pos usté “Dotor”! al notarle tan brillante deducción casi solté la carcajada para reírme de mí mismo,  abrí la puerta y lo deje pasar.

     La costumbre de recetar algunos medicamentos de acuerdo al peso hizo que una vez le dijera, un poco en broma, a una señora: ¡Mire, de este gotero le va a dar 8 gotas y media cada 8 horas!, al poco rato regresó y me preguntó cómo podía partir la gota en mitades. Le expliqué que si se le dificultaba no había ningún problema con darle media gota más o media gota menos.

     En una ocasión me tocó atender a un paciente de la tercera edad que se sentía galán y presumía de amores. Me dice: ¡Ay Dotor con tanta muchacha guapa creo que ando mal del alma! Me le quedé viendo, empecé a sonreír e inmediatamente pensé: ¿Del Alma..? ¡Será del Alma...naque!

    Algunos pacientes tenían dificultades, errores y ocurrencias para decir algunas palabras, por ejemplo: habían quienes decían “estógamo”, o decían tomates para señalar ojos rojos (conjuntivitis),   chamorros en lugar de piernas. Atendiendo a un adulto mayor que cada vez que decía “estógamo” yo le respondía: ¡Ah, sí, el estómago!, quise ser categórico con él y alcé la voz para decir ¡SÍ, EL ESTÓMAGO! Y él molesto me contestó: ¡SÍ, EL ESTÓGAMO! Plop.

     Mis asistentes Chuy y Ramona, eran primas, y como se dice se tragaban pero no se digerían, Chuy era, digamos, un poco modosita y Ramona era más extrovertida, sería alrededor de las 3 de la tarde cuando llegó “La Güera” Ramona y nos sorprendió a Chuy y a mí casi acabando de comer unos hot cakes que yo había preparado.  Y Preguntó: ¿Qué hacen? Y demostrando el gusto de haber probado algo sabroso contesto Chuy: -¡Pues aquí, comiendo unos ricos “cotgeís” que preparó el Doctor! Ya para esto Ramona había visto la caja y le dijo con sorna: ¡“Prenuncia” bien, se dice hot cakes!







    





 ¡La verdad es que yo me divertía de sus sanos enfrentamientos, pero no podía reírme por respeto a ambas!


     El Padre de la iglesia de San Andrés estaba muy agradecido conmigo porque en dos o tres ocasiones me tocó atender de crisis hipertensivas a su mamá. Una tarde que estaba mi pareja de visita en la clínica supimos que iba a oficiar una misa en Sta. Ifigenia y fuimos a la capilla. La misa ya había comenzado, distinguimos que los hombres se colocaban en el lado derecho de la línea media y las mujeres en el izquierdo. Yo le pedí a mí pareja que se quedara conmigo en la fila de hombres, y aprecié en la cara del padre que esto no le agradó. Era una boda, entonces el Padre preguntó si querían la misa con consejo o sin él, con consejo costaba varios pesos más. Y el consejo se resumía en indicar a cada uno de los novios que si sus parientes necesitaban de ellos ya no era de su incumbencia, pues ahora sólo se debían el uno para el otro. 

     Al checar el dinero de la charola regañó a todos los feligreses por tacaños, pues no había sacado ni para la gasolina del mueble. Y al terminar la misa y dirigirse con una mirada seria hacia mí, pensando yo que quería amonestarme por haber infligido las normas de las filas, le pregunté: ¿Padre cómo es posible que si Dios une al hombre y a la mujer... en su propia casa los separe? Lo turbé, y él todo nervioso sólo alcanzo a darme un frío abrazo y agradecerme por haber acudido a misa.

     ¡Es lo bueno de haber estudiado en escuela de monjas! jeje.


     Pues bien, este es un repaso general de algunos momentos chuscos durante mi Servicio Social que me hacen aún sonreír y reír al recordarlos. La vida está formada por momentos y el buen humor le da sazón a la misma.


Zacatecas. Imagen de Internet