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martes, 29 de abril de 2014

¿DÍA DEL NIÑO?... Daphne De Luzuriaga

¿DÍA DEL NIÑO?...
 DAPHNE DE LUZURIAGA

ESTAMOS en la semana del Niño del año 2007. Lo malo es que el entusiasmo que los adultos cuando se inicio la celebración de esta fecha, parece haberse esfumado. A su vez, los niños parece que han perdido algo del candor y la inocencia que siempre los ha caracterizado.

En la actualidad, celebramos un Día del Niño con centenares de niños explotados, abusados física, mental y sexualmente… Niños que nunca han tenido el placer de jugar con una mascota… que tienen pavor a sus padres y que queremos contentar con un carrito de fricción o una muñeca de trapo, o bien el show de payasitos con que las autoridades les obsequian ese día… ¡Únicamente ese día!... Al día siguiente los volvemos a ver limpiando parabrisas, en medio del peligro de las calles, pidiendo limosna, o trabajando en labores no propias de su edad.

Aunque para muchas personas resulte sólo una oda al consumismo, la historia detrás del Día del Niño tiene un origen muy bien definido. 

En 1954 la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución por a través de la cual se establecería el "Día Universal del Niño" con el fin de promover anualmente un día consagrado a la fraternidad y entendimiento entre los niños y niñas del mundo entero. El organismo encargado para desarrollar ese proyecto fue la UNICEF. 

Desde entonces, son más de cien los países que celebran la fecha, a pesar de que la fecha estipulada varía de acuerdo al lugar. En México corresponde el 30 de abril. 

Por lo general, se organizan una serie de actividades culturales y de entretenimiento y expresión artística, además de distribución de juguetes entre las poblaciones más necesitadas, aunque el propósito vaya mucho más lejos. 

El día del niño es una oportunidad para llamar la atención de los entes gubernamentales en lo que se refiere a las necesidades infantiles y de los padres para que estén el tanto de lo que pueden exigir. 

Igualmente, se busca informar a los niños para que ellos sepan cuándo son víctimas de algún abuso o si no están recibiendo lo que por derecho les corresponde: educación, vivienda y una alimentación sana, entre otras cosas.
El Día del Niño es entonces un deber de los padres y un derecho de los más pequeños quienes a través de este estímulo y del reconocimiento de su valor como forjadores de un futuro no muy lejano, serán capaces de ofrecer a los demás, armonía y amor por las demás generaciones y una labor con muchos frutos. 



Por curiosidad, realicé una encuesta entre varios niños que tengo al alcance, preguntándoles lo que deseaban que les regalaran en esta fecha, y lo alarmante, es que en su mayoría no pedían juguetes o golosinas… Las respuestas más interesantes las comparto con ustedes:

PERLA (10 años) -Que los niños de la calle no existieran porque todos tuvieran un hogar donde los quisieran.

JACK (6 años) –Que en ningún país del mundo hubiera guerra y que no enseñen a los niños desde pequeños a usar armas.

GÜICHÍN (7 años) –Que se respeten los Derechos del Niño y no abusen, porque no podemos defendernos.

BEBA (10 años) –Que los maestros ganen bien, para que sólo tengan una plaza, -mi papá es maestro- y no puede estar conmigo porque para que alcance el dinero tiene que trabajar todo el día.

IVÁN (11 años) –Que mi papá encuentre un empleo fijo para que yo pueda seguir en la escuela.

ULISES (12 años) –Que los grandes nos respeten y no nos den órdenes que no podemos cumplir.

SUSY (11 años) –Que no me peguen cuando miento y luego me hagan mentir cuando me dicen: Dile al cobrador que no estoy.

JEAN CLAUDE (4años) –Que me dejen pintar en la pared. Toda blanca se ve fea. Yo la quiero adornar.

JORGITO (8 años) –Que ya no nos dejen tanta tarea. Mejor que la hagamos en clases.


La petición más sublime fue de Emily (7 años): “QUE PARA SIEMPRE SEA UNA NIÑA”.




domingo, 27 de abril de 2014

MI DESIDERATA Antonio Fco. Rguez. A.

MI DESIDERATA
ANTONIO FCO.  RODRÍGUEZ A.

¡Cuánto quisiera disfrutar de más vida para poder leer a tantos escritores y poetas!

¡Qué los escritores como Gabriel García Márquez, José Emilio Pacheco y Juan Rulfo hubieran sido eternos!

¡Además, cuánto quisiera poder poseer una máquina del tiempo para ir a conocer a los protagonistas de casi todas nuestras antiguas culturas!

¡Conocer a los pintores renacentistas y a sus mecenas; y en nuestra tierra a Ce Acatl Topiltzin, a Cuauhtemoc, a Cuitlahuac. Conocer a Teotihuacan, Chichén Itzá, México Tenochtitlan, entre otros, en sus Siglos de Oro!

¡Haber llevado clases con Gustave Doré y con Alberto Durero!

¡Haber conocido a mis abuelos!

¡Poder seguir disfrutando de la gran felicidad que me causa escuchar a los grandes cantantes y bandas de los 70´s!

¡Tener siempre a mi disposición un excelente café!

¡Un amigo o amiga con quien poder dialogar sobre cultura y locura!

¡Poder seguir admirando una planta o una flor, sus bellezas, sus aromas!

¡Pensar que ya no existen animales, ni razas humanas en peligro de extinción!

¡Que el hombre ha dejado de ser el lobo del hombre!


¡Qué la corrupción gubernamental sólo sea una palabra escrita en cualquier viejo diccionario!

¡Qué la contaminación ambiental sea combatida por todas las naciones del mundo!

¡Qué la enfermedad y la pobreza dejen de ser un estigma de la humanidad!

¡Haber escuchado a viva voz las aventuras de Julio Verne, de Emilio Salgari, y los poemas de Amado Nervo, Salvador Díaz Mirón, Petrarca, Pablo Neruda, José Adolfo Becquer, Jaime Sabines, Mario Benedetti! 

¡Y sobre todo haber visto y disfrutado mi maravillosa y paradisíaca región de Los Tuxtlas, mucho antes del gran ecocidio que han hecho de ella!


¡ESPERARÉ LA PRÓXIMA LLUVIA DE ESTRELLAS!


sábado, 26 de abril de 2014

NO ERES TÚ, SOY YO VIKTOR FRANKL

NO ERES TÚ, SOY YO
VIKTOR FRANKL


Este es un ensayo de Viktor Frankl,
neurólogo, psiquiatra, sobreviviente del holocausto y el fundador de la disciplina; que conocemos hoy como Logoterapia.

     No eres Tú, soy Yo...
¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...

     Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

     Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

     Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

     Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

     No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

     Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

     Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:

"Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero".

     ¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente ésa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no será un calvario voluntario para nosotros?

     No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

     Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

     Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

     La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella... ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

     "Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas-la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".


viernes, 25 de abril de 2014

HOSPITALISMO O DEPRESIÓN ANACLÍTICA

DEPRESIÓN ANACLÍTICA U HOSPITALISMO


Depresión anaclítica (apoyarse en) o Síndrome de hospitalismo es un término creado por el psicoanalista René Spitz, discípulo de Freud,  en 1945 tras estudiar el desarrollo psicoafectivo de 100 pequeños que vivían en un orfanato cercano a Nueva York, durante la ll Guerra Mundial, para designar un síndrome depresivo sobrevenido durante los 18 primeros meses de la vida, por la permanencia prolongada en una institución hospitalaria, en donde los cuidados les son administrados en forma anónima,   impersonal o con total desdén, sin que pueda establecerse un lazo afectivo, y en donde se encuentra completamente privado de su madre. Alejamiento brutal y más o menos prolongado de la madre tras haber tenido el niño una relación normal con ella. Este síndrome fue comparado con niños criado en orfelinatos, y en guarderías con presencia parcial de su madre.

     Este efecto depresivo que producen las separaciones bruscas y prolongadas de los niños y sus madres o la falta de amor, dado que el síndrome se observa también en niños criados en sus propios hogares por madres depresivas, por aquéllas que no deseaban tener un hijo, o por madres  incapaces para arrullar, besar y hablar a sus hijos. Spitz observó una secuencia en el desarrollo de la depresión profunda: El primer mes: el niño abandonado llora, hace pucheros y busca el contacto con la gente. El segundo mes: el lloriqueo continuo se torna en lamentos y gemidos. Hay pérdida de peso y se detiene el desarrollo. El tercer mes: el niño rechaza el contacto humano, se recuesta sobre su costado casi todo el tiempo, sufre insomnio, continúa la pérdida de peso y hay tendencia a contraer enfermedades infecciosas, retardo motriz generalizado y rigidez facial. Hasta este punto es muy fácil salvar al niño afectado si vuelve a ver a su madre.

     Es en este sentido que la depresión anaclítica es producto de una privación afectiva parcial en el niño, pero si esta privación sobrepasa las dieciocho semanas el niño probablemente pasaría al estado de hospitalismo.  


Cuadro clínico

     El cuadro clínico que presenta por esta carencia afectiva parcial infantil es el siguiente: pérdida de la expresión mímica (de la sonrisa) mutismo, anorexia, insomnio, pérdida de peso y retardo   psicomotor global, de la adaptación al medio ambiente, del lenguaje, disminución de la resistencia a las enfermedades; en los casos más graves, marasmo y muerte. Sin embargo, la depresión anaclítica es reversible: si la ausencia de la madre no es muy prolongada, al restablecerse el vínculo, la depresión cesa muy rápidamente.

     En la literatura psicoanalítica inglesa y norteamericana "anaclisis", voz de la que deriva el adjetivo "anaclítico", es el equivalente de "apuntalamiento" o apoyo.


     Ya existía documentación histórica en relación a este fenómeno: se dice que un Faraón intrigado había intentado que los infantes fueran criados separados de sus madres, y que los bebes habían fallecido.

     Documentación más concreta es la procedente del experimento ordenado por Federico 11 de Prusia; éste, imbuido de la tradición militarista que caracterizaba a su linaje, pretendió formar perfectos soldados y para esto opinó que no debían tener ningún afeminamiento o sentimiento de compasión; para prevenir tal afeminamiento creyó que la solución era criar a los niños, desde el parto, sin ningún estímulo afectivo benigno.
Es así que Federico II hizo construir una maternidad cuyo edificio parecía perfecto en cuanto a la higiene material. En tal edificio un grupo de bebes fue dado a cuidar a un conjunto de enfermeros y enfermeras que tenían la obligación de alimentar, asear, etc., perfectamente, pero la orden absoluta era que nadie diera la más mínima muestra de cariño (ni siquiera con el tono de voz) a las criaturas. El resultado de tal experimento es que todos los bebés fallecieron en pocas semanas. La explicación dada entonces para el deceso masivo fue la existencia de una epidemia pese a la absoluta asepsia del lugar.
Más de un siglo después Spitz descubrió el motivo real, que como ya se ha dicho era la ausencia de estimulación benigna para los niños pequeños.

     Los bebés eran internados por diferentes motivos pero de manera inexplicable morían sin transcurrir ninguna evolución. Primero se mostraban animados y graciosos, luego entraban en un período más tranquilo y se convertían en muy demandantes de atención, y por ultimo entraban en un tercer período donde se volvían pasivos y taciturnos, para entrar en un período donde se negaban a comer y muchos morían.

     Los hospitales donde sucedían estos casos poseían toda la tecnología necesaria, personal era altamente capacitado y no faltaba alimento, ni la medicación de última generación,  sin embargo estos bebés se negaban a vivir, demandando algo que les faltaba a tan elevado bienestar social. Fue René Spitz quien descubrió que lo que falta era la madre. Pero no sólo la madre física, sino el ámbito familiar, el afecto, el cariño de todos los miembros de la familia hacia el pequeño.

     Rene Spitz describe este síndrome como: 

     "El deterioro progresivo que aparece en los niños/as hospitalizados desde los primeros días de su vida y que no puede atribuirse ni a infecciones ni a deficiencias higiénicas, sino a la propia reclusión en el centro hospitalario". 

     Luna y colaboradores lo han definido como: 

     " La serie de trastornos que sufre el niño/a internado como consecuencia de la carencia más o menos larga del clima familiar, que incluye la separación de la madre, la introducción en un ambiente extraño y la carencia de las relaciones afectivas propias del individuo" 

     Hay que tener en cuenta que por lo general el personal sanitario no suele jugar con ellos/as, y dialoga casi exclusivamente sobre los cambios en su enfermedad. Las caricias, el contacto físico, en definitiva todos los signos y símbolos del lenguaje no verbal están deficientemente presentes.

     En los países desarrollados rara vez observamos casos severos debidos fundamentalmente a la labor de pedagogos, maestros, educadores y psicólogos, no es menos cierto, que pueden producirse, y que es mejor conocer los problemas posibles anticipándose a ellos.

     Pero… ¿Qué piensan los niños/as de los Hospitales? En una pequeña encuesta que se  llevó a cabo en un Hospital, los pequeños ingresados/as manifestaron que no les gusta el mobiliario porque es feo, tampoco los cuartos de baño, ni los pijamas porque son todos iguales y normalmente no son de su talla, que huele raro, acostarse pronto, la comida tampoco es de su agrado, que les pinchen etc. 

     Lo que es un hecho evidente es que la hospitalización de un niño/a sólo debe realizarse cuando sea estrictamente necesaria, ya que es una experiencia estresante con consecuencias sociales y psicológicas tanto para el niño/a como para sus padres, pudiendo incluso, llegar a ser más debilitante que la enfermedad misma.

ANACLISIS (anaclítico), del gr. anaklínein, inclinarse hacia atras. Decúbito, especialmente el supino. En psiquiatría, dependencia emocional, inclinación hacia el ser de quien se depende o que domina, en particular la primera relación objetal que establece el niño, caracterizado por la completa dependencia de éste respecto de su madre.



DICCIONARIO DE PSICOANALISIS. Jean Laplanche, Jean Bertrand Pontalis, bajo la dirección de Daniel Lagache. Editorial Labor. Segunda edición 1968. España.
DICCIONARIO DE PSIQUIATRÍA CLÍNICA Y TERAPÉUTICA. Dr. Antoine Porot. Editorial Labor. Primera edición 1962. España.
DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. 13 Edición. Editorial Masson, S. A. 1999. Barcelona, España.
WIKIPEDIA, Internet.


lunes, 21 de abril de 2014

EL MÁGICO ABRIL Daphne De Luzuriaga

EL MÁGICO ABRIL
DAPHNE DE LUZURIAGA

Los Instantes Mágicos de este mes, son los momentos en los cuales un SI o un NO cambian toda una existencia.

¡Cuántas veces he querido dar la espalda a lo vivido!... 
¡Olvidar que he amado!... 
¡Olvidar que he sido amada!... 
Pero como dijera alguna vez: 
Hoy se me olvida olvidar…

Olvidar a Veracruz, a esa tierra que ha visto mi gozo y mi pesar, caminar sus arenas, al borde del olvido,
y adentrarme en las aguas para no recordar.


Pero ha llegado abril y el verdor de los árboles es un cromo intenso que exorciza la tierra. Desaparece todo lo malo y renace la memoria.


Soy entonces como un árbol de raíces profundas…
Soy lo que renace del sol… 
Soy abril y primavera… 
Vivo en mi provinciano mundo, 
esperando en volver 
–cuando muera
- convertida en cenzontle…


Pero aquí ya no están todos los seres que he amado… Se perdieron los deseos que expandían mis horizontes. Y hoy, en la cromática realidad que es abril, me entusiasman los retoños de las plantas.


Alguien desde algún lugar me llama, y sigo esperando el cálido abrazo de los míos en abril.

sábado, 19 de abril de 2014

MUJER MADURA EN CUERPO Y ALMA DESNUDA Rolando Cabrera Imx

MUJER MADURA EN CUERPO Y ALMA DESNUDA
ROLANDO CABRERA IMX

....¿¿ Por qué me encantas y me enamoro cada día más de ti??....

Porqué mientras otros echan al olvido esos hermosos 40 años que dignamente representas... para mí estas empezando a vivir tu segunda adolescencia, en el cual me trasportas a un mundo maravilloso, en donde ya no tienes tiempo de pensar en pendejadas... donde bien sabes lo que quieres y no quieres, y aunque muchas veces callas, sabes bien que lo que digan los demás es asunto de los demás ... porque hoy bien sabes que has llegado a la mitad de tu novela, de tu historia, y que eso de los cuentos de la eternidad solo es eso... puros cuentos, y que hoy más que nunca estás decidida, a recuperar ese tiempo perdido en tu vida, que viviste a lado de un idiota que no te supo cuidar y valorar, hoy ya no estás para escuchar cuentos, chismes, promesas ni para cumplirle caprichos a cualquier gente tonta que no te interese... hoy solo estás decidida a hacer tuyo, lo que sea para ti y lo que no ignorarlo y dejarlo correr... me encanta tu forma de ver y sentir hoy las cosas, y de disfrutarlas, como si supieras que mañana fueras a morir.... porque te siento más intensa, más entregada y más segura de ti misma... tu placer de amar es más rico, porque empieza a florecer, a renacer ese sentimiento inmenso de la pasión que se encontraba marchito y muerto en lo más profundo de la sumisión y del cruel abandono de tu ser... hoy te empiezas a conocer de todo lo que eres capaz de hacer y a lo que tienes derecho... Ya nadie te puede venir a engañar, a ilusionar, mucho menos a manipular... has aprendido a no esperar nada de nadie, porque te has dado cuenta que el esperar y el depender de alguien duele y se sufre mucho.... hoy simplemente ya no quieres regresar al mismo camino... quieres experimentar por uno nuevo, donde no exista siempre lo mismo... porque has aprendido mucho de tus errores, y estás dispuesta a caminar con orgullo por encima de tu pasado... tu espera de lo imposible ha llegado a su fin, porque has decidido a levantarte e ir por aquello que tú quieres y de cómo lo quieres... hoy estás decidida a valorar lo que Dios te pueda dar, porque sabes que mereces mucho más de lo que te podías imaginar... hoy puedo verte sonreír hasta de ti misma, sin amargarte como ayer, porque has entendido que la vida es hoy... le has perdido el miedo al ridículo, a la vergüenza y a esa pinche soledad... porque siempre te mantuvieron sometida a sus más crueles exigencias, y ha llegado tu hora de enfrentarlos y vencerlos con ese aplomo, con esa dignidad y seguridad que hoy vuelves a tener... me encanta como vistes, porque eso te hace ser más bella, más elegante y pasional... porque cada prenda, cada piezas que te pones lo haces con la mayor delicadeza, con mucha picardía y un tono simple sensual, que me invita a seducirte y a llevarte conmigo a vivir una hermosa pasión... ya no te importa tanto dejar de comer, para guardar una línea sin sentido... porque has aprendido a moderarte y a reírte de todo aquello que te hace mal... ¿¿Qué porqué te estoy queriendo?? ¿¿Quieres más?? simplemente, por la forma en que me miras, me cuidas y me amas... porque me amas más, por deseo que por obligación, porque te importa más mi forma de amarte, de tratarte, de corresponderte, de valorarte y de respetarte, que mis pinches fachas y de las palabras falsas que pudieran salir de mi boca sucia y embustera... ¿¿qué porque te estoy amando más?? porque hoy no buscas un amante, un hombre o una pareja posesiva, que te corte esas alas tan hermosas que hoy luces en tu espalda... hoy sabes escoger bien a tus amistades, y de lo que puedes usar y presumir muy bien de acuerdo a tus necesidades... ya no te andas como chango entre las ramas... ni presumiendo aquello que no tienes o no es tuyo... hoy te das cuenta que después de tanto tiempo de haberte ocultado, resulta que te has dado cuenta que eres muy demandante... pero hoy caminas con quieres caminar, y con quien no, simplemente lo mandas a volar... hoy no tienes miedo a perder, porque sabes que nada te pertenece... ya no suplicas ni mendigas como ayer... porque te valoras y sabes perdonar... me encantas porque antes de que yo te pueda confesar algo, tú ya lo sabes como toda una linda y hermosa hechicera... me gustas porque eres derecha, honesta y sincera... como pude ser tan pendejo, al pretender corretear a una veinteañera, sin vida, hueca y artificial.... existiendo tanta mujer de más de 40 años hermosas, elegantes, sexis e inteligentes, bien vestidas y perfumadas... y sobre todo.... que saben amar… Dios las bendiga a todas esas lindas mujeres de esas hermosas y placenteras 4 décadas...


DIEGO RIVERA Entrevistado por Elena Poniatowska

DIEGO RIVERA ENTREVISTADO POR ELENA PONIATOWSKA


La única entrevista a la que me acompañó mi mamá en los 50 fue a la de Diego Rivera. Diego había pintado muchas veces a mi tía Pita Amor, y en una de esas la desnudó y para que no cupiera duda –aunque Pita en el retrato parece un pescadito rosa, un charal– escribió bajo sus pies: “Yo soy la poetisa Pita Amor”. Mamá esperó en el coche mientras yo subía al estudio en Altavista y me topé con uno de los hombres más desconcertantes y encantadores que me ha tocado entrevistar. Además me pareció generoso porque siempre tuvo tiempo para los periodistas, entre otros, una muchacha como yo. Su secretaria Teresita Proenza se asomaba de vez en cuando y le sonreía a mi juventud. Lento e indulgente accedió a contestar cuanta pregunta le hiciera, los ojos acuosos, sentado sobre una silla demasiado pequeña, elefante equilibrista y barrigón, barrigón (en el fondo todas las palabras en “on” se hicieron para Diego Rivera: Grandulón, concepción, cabezón, revolución, tragón –él mismo comentó que se echaba de un solo empujón un litro de tequila–, contemplación, ojón, –aluvión de mentiras que al final de cuentas resultaron verdades– y corazón; sí, porque a Diego se le salió del pecho. Saltó porque “el sapo es todo corazón” y se refugió en un medallón antiguo que a Frida le colgaba del pecho).

– ¿Cuál es para usted el colmo de la felicidad?

–No haber nacido.

–Pero, ¿por qué dice usted eso?

(La señorita Judith Ferreto, quien llegó con una perrita, Capulina, interrumpe:)

–¿Ni siquiera el amor de Frida Kahlo justifica tu existencia, Dieguito?

–No. Porque en realidad le di tanta lata y le hice tanto daño que mejor sería no haber nacido.

–Su madre no diría lo mismo, maestro.

–Yo nunca quise a mi madre, y jamás me llevé bien con ella...

–Está usted como un señor que empieza su obra con un: “Yo odio a mi madre”.

–Bueno, no tanto.



(Declara Diego que hizo sufrir a Frida, y sin embargo, me acuerdo de un pasaje de la propio Frida: “Quizá esperen oír de mí lamentos de ‘lo mucho que se sufre’ viviendo con un hombre como Diego. Pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr...”)

–A ver, otra preguntita –sonríe Diego.

–Perdone maestro, me distraje. ¿Cuál es para usted el colmo de la infelicidad?

–El colmo de la infelicidad oscila entre el estreñimiento y asistir sin ganas a una reunión mundana.

–Sin embargo usted aparece en los periódicos un día sí y otro también. ¿No es usted amigo de los “Trescientos y algunos más”? ¿No le interesan a usted?

–No.

–¡Pero bien que los retrata!

–Sí. Pero no los conozco.

–¿Ni siquiera los conoce para retratarlos? Entonces, ¿cómo le hace?

–Para retratar no hay necesidad de interesarse ni de conocer al modelo.

–¡Eso es imposible!

–Me explico. Hay dos sentidos de conocer. El mundano, en el cual yo no conozco a la sociedad, puesto que no tengo el honor de frecuentarla. Y el sentido bíblico, en el cual puede decirse que la conozco.

–¿Y cuál es el sentido bíblico?

–¡No se haga, no se haga! ¿A poco no sabe? Es el sentido en que Noé conoció a sus hijas para crecer y multiplicarse el género humano. Además, no es preciso el conocimiento mundano para entender a la sociedad y saber todo lo que a ella concierne desde su origen hasta su presente y próximo futuro y observarla profundamente y con apasionado cuidado, e inclusive amarla en la persona de sus mejores ejemplares femeninos. Creo que es por eso que he podido pintarla. Nada importa que el amor no haya sido correspondido en la mayoría de los casos...

–¿Y quiénes son las mujeres que usted ha amado?

–¿Las mujeres que he amado? Tuve la suerte de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía misma y el genio mismo. Desgraciadamente no supe amarla a ella sola, pues he sido siempre incapaz de amar a una sola mujer. Dicen mis amigos que mi corazón es un multifamiliar. Por mi parte, creo que el mandato “amaos los unos a los otros” no indica limitación numérica de ninguna especie sino que antes bien, abarca a la humanidad entera.

–Pero yo lo que necesito son nombres, señor Rivera, nombres... ¿Cómo se llaman las mujeres a quienes usted ama?

–Si me pusiera a decirle nombres disgustaría a las nombradas... ¡y que nuestra Madre de Guadalupe nos libre de tal cosa! En segundo, ganaría fama de presumido, pedante y rajón, y habría cerrado para mí las veredas únicas que me interesa recorrer en esta cochina vida.
Pita Amor, óleo 1949

–¿Pero usted sólo considera a las mujeres como hembras? ¿O cree usted en su inteligencia y en su superioridad? ¿Cree usted en el matriarcado?

–En primer lugar yo estoy totalmente seguro de que la mujer no es de la misma especie del hombre. La humanidad es la mujer. Los hombres somos una subespecie de animales, casi estúpidos, insensitivos, inadecuados completamente para el amor, creados por la mujer para ponerse al servicio del ser inteligente y sensitivo que ellas representan. Un animal semi inteligente que ejecuta las tareas necesarias mediante la dirección de las mujeres, es decir, el hombre es a la mujer lo que el caballo es al hombre y nada más.

(La señorita Ferreto ríe. ¡Hi! ¡Hi! ¡Hi! Mira a Diego y se retuerce un poco, interrumpe mimosa:)

– ¿No te importa ser caballo, Dieguito?

–¡Burro, con tal de que me ensillen!

(Con razón dijo Frida: “No hablaré de Diego como de mi “esposo” porque sería ridículo. Diego no ha sido jamás ni será “esposo” de nadie. Tampoco como de un amante, porque él abarca mucho más allá de las limitaciones sexuales, y si hablara de él como de mi hijo, no haría sino describir o pintar mi propia emoción, casi mi autorretrato y no el de Diego).

–Daría todo lo que he podido hacer gozar, inclusive el amor de Frida Kahlo, lo único realmente grande que he tenido, con tal de haber evitado el asco y las molestias que he tenido que aguantar para vivir. Esto no quiere decir que sea yo pesimista. Soy más bien epicúreo y hedonista, dentro de lo que puede caber de estas tendencias en el marxismo. Por eso es evidente que el mayor placer es el de existir dentro de la maravillosa organización universal de la materia y aguantar las molestias del ciudadano habitante de uno de los mundos más mal hechos que sea posible concebir, que es nuestra querida Tierra.

–Entonces, si se pudiera volver a nacer, ¿regresaría a la Tierra?

–Ni de chiste.

–¿A dónde iría?

–A todas partes menos a la Tierra.

–¿Usted no cree en Dios?

–Definitivamente no. Porque no se puede creer en una fuerza que está implícita y presente en toda manifestación de energía o materia. No se cree más que cuando no se entiende. Y el concepto de los dioses es una miserable disminución a escala de un mundo en donde todo ser animado necesita asesinar para vivir, un rebajamiento del maravilloso principio vital que todo lo anima, lo mismo lo deseable que lo indeseable que tal vez sea indeseable solamente porque nosotros no lo entendemos claro.

(He conservado el modo de hablar de Diego por “alrevesado” que me parezca...)

–Pero maestro, ¿qué no le interesan las religiones?

–Yo respeto todas las religiones. Me interesan extraordinariamente en el mismo plano y por análogas razones con que respeto todas las enfermedades y me intereso extraordinariamente en su curación.

–¿Y cuál sería la curación para las enfermedades religiosas?

–La curación es la nueva sociedad socialista en su pleno desarrollo que implicará la muerte del Estado previa la difusión general del máximo conocimiento posible de la existencia universal cuando no haya represiones, autoridades, ignorancia, temor a la muerte, impotencia para evitar el dolor. Cuando se entiendan claro, las fuerzas del universo, no habrá ninguna razón para inventar dioses que nos den lo que no somos capaces de obtener por nuestras propias fuerzas...

–Pero maestro, nos falta siempre algo por obtener, y eso a lo cual aspiramos desde lo más profundo de nuestro ser eternamente incompleto, es Dios.

(En este momento, Capulina brinca sobre las rodillas de Diego. Es una perrita pelona, con un abrigo de cuadritos morados y las uñas pintadas de rojo. Diego la apapacha, porque estuvo en la cama de Frida, en la noche en que ella murió. No sé por qué, pero toda esta casa de San Ángel sabe a Frida Kahlo. Será porque Teresita, la infatigable secretaria de Diego, que en ese instante le trae su té y sus medicinas, la recuerda constantemente: “Sabe usted, señorita, Fridita era tan valiente, tan generosa. Yo la oía hablar por teléfono: Fíjate, yo me siento muy bien, pero dice el doctor que me va a tener que cortar la pata...)

Miro a Diego, que sorbe lentamente su té en un dedal con pretensiones de taza. Yo me había imaginado a Diego bebiendo inmensos tarros de cerveza y cantando en ruso. Y resulta que es un blando y sumiso cordero que obedece el mandato de Teresita: “Dieguito, tómate tus medicinas”, y que pronuncia palabras en el francés más claro y cartesiano que pueda escucharse. Es un inmenso elefante de felpa, el papá de Dumbo, obediente y adormilado.
Diego con León Trotsky y Andre Bréton

–¿Cuál es el hecho histórico que más admira?

(Al elefante, se le quita de pronto, la felpa).

–La Revolución de octubre que dio el poder al proletariado soviético y como consecuencia lo dará al proletariado mundial.

–¿Qué reforma social espera con ansia?

–La implantación del comunismo a escala mundial y en consecuencia, la de la muerte del Estado.

–Pero maestro, ¿qué es lo que el Partido Comunista hace por México?

–El Partido Comunista es el único que defiende los intereses del pueblo, es decir, de las mayorías productivas, manuales e intelectuales, contra sus explotadores del interior y del exterior. En todo aquello que representa algo favorable para el pueblo de México durante los últimos 35 años, está presente y visible la acción del partido, lo cual quiere decir que lo que hace el Partido Comunista es ejercer el patriotismo o sea el amor a México, expresado en acciones favorables al país. Ningún otro partido puede decir lo mismo, y un día todo el pueblo de México pertenecerá al Partido Comunista. Entonces se habrá establecido en nuestra patria la solidaridad humana, y el mayor bienestar posible dentro de las condiciones reales del mundo, vendrá como consecuencia.

(Los judas complacidos asienten con la cabeza. Con sus ojos de cartón fijos y vigilantes miran al hombre sentado a sus pies. Un hombre muy ampón, con un gran vientre forrado de tweed y una camisa azul rey. Unos ojos saltones bordados de rosa y una mano pequeña. La mano de Diego es menuda, transparente casi, y a mí siempre me han impresionado los señores cuyas manos y cuyos pies terminan en chiquito. ¡Como que están mal acabados! ¡Ya no alcanzó la piel y hubo que remachar rápidamente! Pero las manos de Diego son herramientas exactas, utilería de gran precisión, creadoras inagotables, sensibles e inteligentes. La presencia de los judas es maligna y se deja caer sobre la entrevista. ¡No me dejan desvariar! Cada vez que levanto los ojos encuentro un brazo de cartón blanco o unos labios de papel pintado...)

–Elenita, ¿usted le toma el pelo a los entrevistados, o no?

–No tanto, no tanto, maestro... ¿Le hago la siguiente pregunta?

–Bueno.

–¿Por cuál personaje histórico siente la mayor admiración?

–No podría elegir entre Lenin, Carlos Marx y Federico Engels.

–¿Por cuáles defectos siente usted una mayor indulgencia?

–Por los más grandes.

–¿Podría darme una definición de su carácter?

–Desgraciadamente no soy adivino, ni sicoanalista, ni siquiera filósofo. En cuanto a mi carácter vaya usted a saber porque no me conozco... Creo que...

–¿Y no intenta conocerse?

–Sí, pero no me interrumpa usted. Toda mi vida he tratado de conocerme, sin conseguirlo. La introspección ha sido en mí un completo fracaso.

–¿Y cree usted que hay alguien que lo conozca?

–Supongo que todas las mujeres que han tenido relaciones conmigo, aunque no sean sino amistosas o profesionales, por ejemplo, usted misma, Elenita Poniatowska.

–¿Usted cree en la virtud?

–Don Francisco de Quevedo dijo hace mucho tiempo: “No existe la virtud estando a oscuras”. Extiendo la realidad física a la realidad sicológica e imaginativa y con esto estoy completamente de acuerdo con Don Francisco de Quevedo.

–¿Cuál es el escritor que más le ha impresionado?

–Rabelais.

–¿Por qué?

–Esto no está en el cuestionario de Marcel Proust y no se lo voy a contestar porque sería interminable.

(El ogro ríe amablemente mostrándome una hilera de dientes pequeños. ¿Serán de leche? Indudablemente Diego Rivera no quiere ser tomado por Gargantúa).

–¿Cuáles son sus héroes y sus heroínas en la vida real?

–Es muy larga la lista, pero puedo citar cuando menos a Madame Lovachewska, a Marie Curie y a Frida Kahlo. Y volviéndonos a la cabeza de la lista, la reina Nefertiti.

–¿Por qué a Nefertiti?

–Nefertiti inventó el sistema central para el funcionamiento planetario y el monoteísmo que transmitió más tarde a Moisés haciendo posible el concepto moderno social. Admiro a Madame Lovachewska porque en su concepción del universo ovoidal descubrió que las paralelas no actúan como quería Euclides sino que siempre se juntan. Sin este cerebro femenino polonés no hubiera sido posible la ciencia moderna. Cada vez que los hombres encuentran un callejón sin salida en sus conclusiones científicas, la mujer derrumba el muro que lo cerraba para que el hombre siga adelante. Así lo hizo Nefertiti y después la Lovachewska. Nada de la actual ciencia hubiera sido posible dentro del concepto euclidiano, y cuando el hombre no pudo seguir adelante en el camino iniciado por la sabia polonesa, otro gran cerebro femenino dio la posibilidad. Los descubrimientos de María Curie hicieron posible todos los tremendos espacios donde se desarrolla actualmente el conocimiento de la materia, especialmente en lo relativo a lo más esencial de su estructura: el átomo. Yo no hubiera sabido –y creo que algún día lo sabrán todas las gentes–, a lo que puede llegar el heroísmo ante el dolor, la alegría a pesar del tormento, la ternura sin límite y el genio plástico en lo que tiene de más íntimo y directo, si no hubiera conocido a Frida Kahlo. Por eso es una de mis heroínas.

Para mi sorpresa, al finalizar la entrevista, Diego me acompañó hasta el coche porque le dije que mi mamá me esperaba. La saludó con una cortesía manifiesta y le preguntó si podría yo venir a posar porque necesitaba una carita eslava para encabezar el cuadro de una manifestación en Rusia. ¿O sería una procesión? “Voy a ponerle, como las campesinas rusas, una mascada en la cabeza”. Mamá, muy seria, casi no le respondió. Después al arrancar el automóvil me dijo:

–Ni de chiste, no te vaya a pintar como a tu tía Pita.



Publicada el 2 de diciembre de 2000 (Texto original: http://www.jornada.unam.mx/2007/12/02/index.php?section=opinion&article=a04a1cul)


miércoles, 16 de abril de 2014

PRIMERA DOCTORA DE MÉXICO Susana Hernández Espíndola

PRIMERA DOCTORA DE MÉXICO
SUSANA HERNÁNDEZ ESPÍNDOLA

Acostumbrados a ver a mujeres médicos, dentistas, pediatras, ginecólogas, cardiólogas, oncólogas, enfermeras, pocos saben de los ahora inconcebibles obstáculos que enfrentó la primer mexicana para ejercer en el mundo de la medicina.

Abrirse paso en una sociedad tradicionalista, política, económica y socialmente dominada por los varones, representó toda una odisea para Matilde Petra Montoya Lafragua, quien gracias a su perseverancia y deseo por salvar vidas, se convirtió en la primera mujer en México en graduarse como médico.

El recorrido no fue nada fácil.

Matilde nació el 14 de marzo de 1857, en la Ciudad de México. Desde niña demostró su ávido interés por el conocimiento científico. A los cuatro años, ya sabía leer y escribir. Su madre, Soledad Lafragua, originaria de Puebla, le transmitió a su hija el interés por la lectura y la educación que había recibido en el convento.

Su padre, José María Montoya, era un hombre conservador, que se oponía a las pretensiones de su única hija por el estudio.

Rechazos escolares

Cuando tenía 11 años, y debido a su corta edad, fue rechazada de la Escuela Primaria Superior, el equivalente de lo que hoy sería la secundaria. Situación que resolvió al tomar clases con maestros particulares. Así, a los 13 años logra aprobar su examen para maestra de primaria. Pero nadie le ofreció un trabajo, por considerarla aún muy joven.

En 1870 murió su padre y Matilde se inscribió en la carrera de Obstetricia y Partera, que dependía de la Escuela Nacional de Medicina. Pero debido a dificultades económicas, abandonó esa carrera y se inscribió en la Escuela de Parteras y Obstetras de la Casa de Maternidad, ubicada en las calles de Revillagigedo, un lugar en el que se daba atención médica a madres solteras.

A los 16 años, Montoya recibió el título de Partera y comenzó a trabajar como auxiliar de cirugía con los doctores Luis Muñoz y Manuel Soriano, con el propósito de ampliar sus conocimientos de anatomía, ya que sólo le habían enseñado lo relativo al aparato reproductor femenino. Paralelamente, tomó clases en escuelas particulares para mujeres y completar así sus estudios de bachillerato.

En 1875, cuando cumplió 18 años, Matilde se dirigió a Puebla, en busca de trabajo, pero el rechazo de los médicos varones fue inmediato. En varios periódicos locales se avocaron a difamarla, acusándola de ser “masona y protestante”, y pidieron a los poblanos no solicitar los servicios de “esa mujer”.

No obstante la presión social, Montoya pidió su inscripción en la Escuela de Medicina de Puebla; presentó constancias de su labor profesional y de la acreditación de las materias de química, física, zoología y botánica, por lo que aprobó el examen de admisión.

Fue aceptada en una ceremonia pública a la que asistieron el gobernador de Puebla, abogados del Poder Judicial estatal, maestras y muchas damas de la sociedad que le mostraban así su apoyo. Pero los sectores más radicales redoblaron sus ataques, publicando un artículo encabezado con la frase: “Impúdica y peligrosa mujer pretende convertirse en médica”.

Abrumada por la crítica, y con 24 años de edad, la joven regresó con su madre a la Ciudad de México, donde por segunda ocasión solicitó su inscripción en la Escuela Nacional de Medicina; fue aceptada por el entonces director, el doctor Francisco Ortega en 1882.

Apoyo de “Los Montoyos”

Su ahínco por ser médico, despertó el apoyo de feministas, la prensa y varios de sus compañeros —a quienes se les apodó “Los Montoyos”—, aunque no faltó quien argumentara que “debía ser perversa la mujer que quiere estudiar medicina, para ver cadáveres de hombres desnudos”.

Posteriormente, días antes de los exámenes finales del primer año, varios docentes y alumnos opositores solicitaron que se revisara su expediente, objetando la validez de las materias del bachillerato que había cursado en escuelas particulares. Por lo que le fue dada de baja.

Matilde solicitó a las autoridades que si no le eran revalidadas las materias de latín, raíces griegas, matemáticas, francés y geografía, le permitieran cursarlas por las tardes en la Escuela de San Ildefonso. Su solicitud fue rechazada, ya que en el reglamento interno de la escuela el texto señalaba “alumnos”, no “alumnas”.

Desmoralizada, y ante una inteligente opción, la joven escribió una carta al entonces Presidente de la República, general Porfirio Díaz, quien dio instrucciones al secretario de Ilustración Pública y Justicia, Joaquín Baranda, para que “sugiriera” al director de San Ildefonso dar facilidades para que Montoya cursara las materias en conflicto, ante lo que no le quedó más remedio que acceder.

Una vez concluidos sus estudios y realizada su tesis, Montoya solicitó su examen profesional. Pero se volvió a enfrentar con el obstáculo de que en los estatutos de la Escuela Nacional de Medicina se hablaba de “alumnos” y no de “alumnas”, por lo que le fue negado el examen.

De nuevo, le envió un escrito al presidente Díaz, quien solicitó a la Cámara de Diputados se actualizaran los estatutos de la Escuela Nacional de Medicina, para que pudieran graduarse mujeres médicos. Pero los legisladores no estaba en sesiones y para no retrasar el examen profesional de la joven, el mandatario emitió un decreto para que se realizara de inmediato.

Una “damita” con título

El 24 de agosto 1887, a las 5 de la tarde, Matilde presentó exitosamente su examen profesional, ante la presencia del general Díaz, de su esposa, Carmelita; damas de la sociedad, maestras de primaria, periodistas y amistades.

Al día siguiente, realizó su examen práctico en el Hospital de San Andrés y ejecutó en el anfiteatro las disecciones que le solicitaron, por lo que fue aprobada por unanimidad.

Y aún así, sus detractores dijeron que Montoya se había titulado por “decreto presidencial”.

Los diarios de la Ciudad de México dedicaron un gran espacio a una noticia sensacional: la señorita Matilde Montoya había presentado su examen y obtenido el título de doctor en medicina. “La señorita Montoya es la primera damita mexicana que ha concluido una carrera científica”, escribió un cronista.

Después de obtener su título, Matilde trabajó en su consulta privada hasta una edad avanzada. Mantuvo dos consultorios: uno en Mixcoac, donde vivía, y otro en Santa María la Ribera, donde atendía a todo tipo de pacientes, cobrándole a cada uno según sus posibilidades económicas.

Participó en asociaciones femeninas, como el Ateneo Mexicano de Mujeres y Las Hijas de Anáhuac, pero no fue invitada a ninguna academia médica exclusiva de los hombres.

En 1925, junto con la doctora Aurora Uribe, fundó la Asociación de Médicas Mexicanas.

A los 50 años de haberse graduado, en agosto de 1937, la Asociación de Médicas Mexicanas, la Asociación de Universitarias Mexicanas y el Ateneo de Mujeres le ofrecieron un homenaje en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.


Matilde murió cinco meses después, el 26 de enero de 1938, a los 79 años. Su legado, aunque poco conocido, sentó las bases para que las mujeres de México tuvieran acceso a la educación.


     Tomado de la Revista SIEMPRE! Presencia de México.