JORGE
CARRIÓN
Nació el 21 de abril de 1913 en San Andrés Tuxtla, Ver. y murió el 7 de octubre del 2005 en la ciudad de México. Fue un destacado
político de la izquierda mexicana. Médico cirujano por la UNAM; hizo estudios de posgrado en Argentina y se especializó en psiquiatría. El doctor Carrión
dirigió el Instituto Nacional de Pedagogía e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas. Ejerció el periodismo en diversos
medios y participó, con José Vasconcelos y Alfonso Junco, en el programa de televisión Charlas Mexicanas
el que ha sido rescatado en cinco CD´s por TV-UNAM. De su obra escrita
destacan: Mito y magia del mexicano (1952) y Pedro Santacilia, el hombre y su
obra (1983).
Su padre fue el poderoso agricultor y tabacalero Don. Luis Carrión.
Transcribo el artículo realizado por la investigadora titular del IIEc (Instituto de Investigaciones Económicas) UNAM
Su padre fue el poderoso agricultor y tabacalero Don. Luis Carrión.
Transcribo el artículo realizado por la investigadora titular del IIEc (Instituto de Investigaciones Económicas) UNAM
Jorge
Carrión Un periodista político, un intelectual comprometido
Josefina
Morales
Jorge Carrión fue un intelectual orgánico de
las luchas populares de México, militara donde militara, con una lucidez
apasionada respondía a la profunda convicción de la inevitable lucha contra el
capitalismo y la construcción de una utopía: la de una sociedad comunista.
Intelectual gramsciano, con una profunda formación cultural clásica,
cuestionaba el ejercicio del poder en México, el papel del régimen político, de
la cultura y la ideología en la lucha política y descubría las raíces
históricas y la vitalidad de la insurgencia popular.
Fue investigador del
Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM durante los últimos 20 años
de su trabajo profesional, cuya presencia puede comprenderse si recordamos que
si algo destacó de este Instituto desde su autonomía y muy probablemente desde
su fundación por don Jesús Silva Herzog, fue que la economía política era el
eje del trabajo de investigación en la que se entrecruzan las estructuras
económicas con las estructuras de clase, de poder, en esa contradicción
viviente que es la lucha de clases.
A lo largo de varias
décadas, Carrión ejerció su compromiso militante a través de diversas
expresiones: en la militancia partidaria, en el Partido Popular, en el
Movimiento de Liberación Nacional y en el proyecto político de la revista
Estrategia; con la pluma militante, en revistas como Política y diarios como
Excélsior, donde seguía el pulso de la situación política nacional, desnudaba
el carácter reaccionario de la política del poder, denunciaba la represión
contra los movimientos sociales y apreciaba los avances y contradicciones de la
resistencia popular en el país.
Perteneció al grupo de
intelectuales que preocupados por la especificidad del mexicano y su cultura,
publican, a partir de 1950, la serie de libros “México y lo mexicano” que edita
Porrúa; el tercer volumen de esa colección es Mito y magia del mexicano de
Jorge Carrión que se compone de ensayos sobre el tema que previamente habían
aparecido en Cuadernos Americanos y en la revista Bellas Artes, en 1947 y 1949.
Participa también en el Círculo de Estudios Mexicanos, A.C., organización
creada en 1954, en el marco de las luchas por la paz y la soberanía de los
pueblos.
Fue colaborador de
varias revistas, entre las que destacan, en un primer periodo, Cuadernos Americanos
(1947-1959), Problemas Agrícolas e Industriales de México (1951-1959), Revista
de Problemas Latinoamericanos (1952-1958); fue miembro del Comité Editor y
redactor de la revista Problemas de México, del Partido Popular, y director y
redactor de El Popular Socialista (1961-1962) del mismo partido.
En un segundo periodo,
destaca su participación en la revista quincenal Política -de la que fue, en
diversos momentos, director, editor, redactor y articulista- y en la revista
bimestral Estrategia. Revista de análisis político (1974-1988) de la que fue
miembro de su dirección. También fue colaborador en otras revistas de la UNAM,
Problemas del Desarrollo del Instituto de Investigaciones Económicas y Revista
de la Universidad, entre otras. Participó, también, en varios libros
colectivos.
Fue editorialista del
periódico Excélsior, donde escribió las columnas Editogramas y Equislogismos
(1955-1957) y las columnas Los recuerdos del porvenir y Mi vida es otra
(1974-1993).
El trabajo de Jorge
Carrión que recogimos en el segundo tomo de su antología, publicado a finales
del año pasado, cubre el análisis político de cuatro sexenios, ensayos que
realizó entre 1961 y 1993. Más de tres décadas, que van del inicio del fin del
milagro mexicano y la consolidación del poder de la oligarquía a la firma del
Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; sexenios en los que se
ejerció la represión contra los grandes movimientos sindicales de 1958-1961, el
movimiento campesino, el movimiento estudiantil y la resistencia armada; y el
periodo de la larga descomposición del sistema político mexicano y la
insurgencia popular por la democratización y la recuperación de la soberanía
popular.
Semana tras semana, de
1961 a 1967, denunciaba en Política, la revista de análisis político más
importante del siglo XX, los tejes y manejes del régimen y desnudaba los
entretelones del poder y de la ideología que exhibía el discurso del poder
frente a su realidad implacable. La lucha y represión del movimiento
estudiantil en 1968 fue analizada con lucidez, como lo mostramos en el primer
tomo de la antología. La larga crisis que exhibe la descomposición del sistema
político mexicano desde entonces fue objeto de su análisis en la revista
Estrategia, a lo largo de casi veinte años, al mismo tiempo que profundizaba su
análisis teórico en el Seminario de Teoría del Desarrollo del Instituto de
Investigaciones Económicas y reanudaba su columna semanal, Los recuerdos del
porvenir, en Excélsior, de 1981 a 1993.
Un pensamiento crítico,
lúcido, corrosivo del sistema político mexicano, elaborado desde una
comprensión totalizadora de la política como práctica del poder, armada de dos
vertientes analíticas, desde la historia y la cultura.
En Jorge Carrión
encontramos la presencia vital de los clásicos, de la cultura, la literatura
particularmente, y de la política. Las metáforas nos auxilian en este laberinto
del poder, para escuchar entre el sonido y la furia de Faulkner, descubrir la
ironía con los griegos o con Buster Keaton, recuperar la crítica de Flaubert,
Wilde, Beckett, Brecht, Sartre, Jack London, Unamuno, Lovecraft y los mitos y
personajes clásicos con Shakespeare, Cervantes, Thorton Wilder o Robert Graves.
Con los griegos, sus
tragedias y sus mitos recreados desde sus clásicos, nos acercamos al ejercicio
corrupto y espurio del poder, ya sea éste legítimo según las reglas electorales
o usurpador que viola sus propias reglas; con Dante descendemos hasta un nuevo
círculo imaginario de la corrupción donde la clase política mexicana sumergida
en su propia mierda gritaría no hagan olas; y desde Shakespeare podemos mirar
el alcance de la descomposición del régimen con Julio César, Hamlet, Macbeth,
Ricardo III y Tito Andronicus:
Las víctimas del horror
que impregna la vida del general romano Tito –señalaba Carrión- no lo son
únicamente para espeluznar al público que atestaba los teatros de aquel tiempo,
sino para mostrar de manera horripilante cómo el horror que impregna la escena
sirve para ver que la conservación del mando no se detiene ante ningún crimen.
Así como para convocar
al dolor más grave cuando los sentimientos toman la palabra:
La intuición estética
de William Shakespeare en los albores del tránsito histórico hacia la
dominación de la burguesía –recordaba Carrión- hace decir a uno de sus personajes
de El Rey Lear que la pesadumbre de los tiempos obliga a obedecer. Y agrega Shakespeare
en una obra que para mí devela la intuición del dramaturgo respecto a los
cambios sociales de su época que ‘decimos lo que sentimos no lo que deberíamos
decir´.[iv]
Al mismo tiempo que con
Gramsci, Marx, Engels, Maquiavelo, Lúkacs, Lenin, Montaigne, Rousseau o
nuestros revolucionarios, ya de la Independencia, ya de la Reforma o de la
Revolución, Jorge Carrión entreteje el análisis crítico de la política
nacional.
La vigencia de esta
totalidad crítica la descubrimos a lo largo de su obra y conviene subrayar la
importancia de un análisis con perspectiva histórica en estos momentos del
centenario de la Revolución Mexicana y del bicentenario de la Independencia,
para superar las celebraciones oficiales, huecas de hueso y sangre de la lucha
popular por la soberanía nacional y la construcción de una patria para todos.
En la obra de Carrión, encontramos la lucha histórica de nuestro pueblo en la
construcción de la nación y la defensa de la soberanía nacional; la riqueza de
la cultura política popular que se manifiesta lo mismo en la fiestas patrias y
la vida cotidiana que en la resistencia popular y en la lucha por los derechos
históricos del pueblo y la participación en el destino de la nación.
Los tema de Carrión
Múltiples y complejos
son los temas de análisis que en la coyuntura el autor revisaba
sistemáticamente: el Estado y el sistema político mexicano, las instituciones,
la corrupción y el control ideológico, el imperialismo y la política
internacional.
El Estado fue uno de
sus centros de análisis, con sus múltiples contradicciones de clase en las que
crece el poder de la oligarquía: “[…] el Estado no sólo es el gobierno o la
administración pública. Sus entrelazamientos con la oligarquía, el capital
monopolista –a su vez vinculado con el internacional- y la aparición de
sociedades en que el capital llega a través de formación tripartita (privado
nacional, extranjero y estatal) le dan una aura de poder, si bien no institucional,
sí vigoroso y decisivo.”
Los aparatos del Estado
que reproducen la ideología dominante y que van del PRI -partido de Estado- al
sistema educativo y al aparato sindical charro, pasando por la Iglesia y el
ejército, fueron objeto de su crítica acerada a partir de la perspectiva
teórica marxista y de la formación histórica del estado capitalista mexicano en
la fase imperialista. Las instituciones, el presidencialismo y la corrupción
fueron desnudados implacablemente.
El análisis sistemático
que realizaba del sistema político mexicano en su perspectiva totalizadora le
permitía exhibir el carácter estructural de la práctica política y explicar la
práctica de la hegemonía del bloque en el poder, que no sin contradicciones
internas, consolida la unidad y el poder de la fracción dominante al tiempo que
mantiene la dominación de las clases subalternas, y particularmente del
proletariado, a través del consenso y la coerción sin descartar la represión.
Nada tiene de pasajero,
aunque la palabra coyuntura algunas veces lo sugiera, ni de mera política
errónea lo que en buena conciencia científica debe atribuirse a la fase del CME
que transcurre el país. Ni las políticas y modelos del reciente o el viejo
pasado; ni la corrupción y el monopolio electoral que de ningún modo ha roto la
reforma política ni el charrismo ni las formas de control de las clases
trabajadoras y los campesinos son propiamente coyunturales.
[…] el proceso político
[…] se da en dos grandes líneas prospectivas: la del control, dominio de la
clase dominante y sumisión del proletariado, principalmente la clase obrera, y
las otras capas explotadas, y al mismo tiempo el de aglutinación política de
las diversas fracciones burguesas y pequeño burguesas en constante pugna de lo
que llama Lenin el botín de los puestos burocráticos y del poder político en
general.
Por el lado de la clase
proletarizada, los aparatos se hacen más notorios y de las organizaciones
sindicales mexicanas se puede hablar “como aparatos burgueses de dominación
orgánica e ideológica del proletariado.”
Especial atención
concentraba en su análisis respecto al partido de Estado, a la formación del
PRI, expresión de la unidad de la clase dominante, que desde su fundación fue
“un partido pluricorporativista, en el cual las clases se convertían en
sectores” y tiene una “condición de partido del Estado que utiliza todos los
recursos económicos, publicitarios y de empleo masivo y exclusivo de los medios
de prensa y propaganda, radiodifundidos y televisados.”
El partido
‘mayoritario’ […] creado no como un desarrollo autónomo de la clase obrera y
los movimientos de masas, sino como necesidad de controlar políticamente a
éstas separándolas del partido del proletariado natural, lo hace no como la
expresión o el reflejo de la estructura de clases en el país, sino de la
necesidad del capitalismo mexicano de reunir en un solo organismo político –con
sus contradicciones internas- acotadas las fracciones y partidos regionales y
nacionales que impedían su control absoluto. Es decir, México sigue en
apariencia un proceso inverso de la multiplicidad de partidos al de los países
capitalistas, en los que la concentración en uno mayoritario se da al último.
En nuestro país la clase dominante crea a posteriori la ficción del pluripartidismo
del que la última reforma política es el ejemplo más acabado.
En el ejercicio de la
dominación para Jorge Carrión, la incorporación mediatizada de demandas de los
trabajadores, la desorganización de las clases populares y el control de sus
organizaciones, eran un aspecto central.
El Partido
Revolucionario Institucional y el llamado ‘charrismo’ son las dos principales
columnas de ese control de la exangüe democracia de México, cada día más
sumergido en la dependencia estructural respecto al imperialismo y sin salida
posible dentro del sistema del subdesarrollo”
Jorge Carrión junto con Alonso Aguilar y Fernando Carmona dirigieron una de las mejores revistas de análisis político en México, la revista ESTRATEGIA en la década de los 80's; asimismo participaron en varios trabajos colectivos como el libro EL MILAGRO MEXICANO.
ResponderEliminarSin embargo su activismo político no se concretó a escribir, ya que iniciaron un movimiento llamado EL ESFUERZO el cual pretendía formar cuadros de lucha a través del estudio profundo de la fase social, política y económica del país para iniciar un movimiento armado que extirpara al corrupto y decadente sistema político mexicano e iniciar una nueva era, que permitiera construir un México sustentado sobre bases firmes de justicia social, educación y desarrollo; y no el México en el que vivimos en la actualidad sumido en la miseria económica y social, con un inmenso rezago alimentario y cultural, así como dirigido por una clase política que salvo muy contadas excepciones son unos delincuentes y una lacra que han hecho un verdadero escarnio de nuestro país.
Dragón gracias por tu aportación, ojalá aún siga viva la semilla sembrada por este gran político orgullo de nuestra región y de México. Y ojalá algún día se le reconozca al igual que a otro gran médico y político con el cual a mi manera de ver comparte muchas afinidades, hablo de Don Belisario Domínguez. Como siempre muy atinado y valioso con tus comentarios, saludos y un fraternal abrazo.
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