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lunes, 26 de octubre de 2015

LA FINCA DEL LAGO Antonio Fco. Rguez. A.

LA FINCA DEL LAGO
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO



Imagen de Internet

En medio del lago dejamos de remar. Nos miramos a los ojos y surgió la pregunta:

     - ¿Ahora, adónde vamos?,

     -a la otra orilla, dijo Félix,

     - pero si dicen que hoy es peligroso, comentó Lalo,

     -ok, no seamos supersticiosos, venimos de paseo a conocer este lago, no estaría nada mal un poco de emoción y misterio: ¿no les parece?

     - Quique, eso nos parece fabuloso.

     Los tres estudiábamos Filosofía y Letras en Xalapa, y nos encantaba viajar juntos en vacaciones.

     Al acercarnos a la orilla opuesta, vimos una parte de la montaña entre brumas, algo sorprendente porque era un  día soleado, y lo que más nos llamó la atención es que entre más nos acercábamos, la bruma iba desapareciendo.

     Dejamos de remar, y la lancha fue guiada por la corriente.

     Los tres nos sentíamos inmersos en una alucinación onírica, un déja vu, o un hecho olvidado cuando la lancha entró en una pequeña bahía en medio de la montaña que mojaba sus faldas en el lago, la pequeña playa era de roca volcánica, cuya piel era lisa y húmeda, probablemente por el paso del tiempo, las crecidas del lago y el continuo batir de sus olas; había rocas de un color negro brillante y otras  con iridiscentes grises azuláceos. La montaña estaba vestida de una exuberante vegetación con todas las gamas del verde y con árboles cuyas copas de color rojo, verde y amarillo hacían un bello contraste. De pronto, la sorpresa, al distinguir en plena pared montañosa una puerta de regio y vetusto nogal enmarcada de una mohosa cantera. No podíamos apartar la vista de la misteriosa puerta, y nos acercamos a ella. Tenía una aldaba, la curiosidad nos hizo golpearla con ella, cada aldabazo era respondido de un toquido de campana cuyo eco reverberaba en nuestro entorno. La puerta se abrió ante nosotros, nuestros corazones palpitaron con mayor ímpetu ante la emoción. Entramos a la sala de lo que se insinuaba ser una enorme y hermosa casa. Cada paso que dábamos era asombro tras asombro, la casa y su mobiliario se conservaban en buenas condiciones. A través de sus puertas y ventanas podíamos apreciar un mundo fuera de ella. En un momento dado nos quedamos estupefactos… había una iglesia, cuya elevada torre servía de mirador al lago.  




     Ya dentro de la iglesia, al igual que en la casa, todo se encontraba intacto y empolvado: un bello retablo, bancas, marcos, pinturas, candelabros, todo. Subimos a la torre, no había cabida en nuestro cerebro para tanta belleza. ¡Qué increíbles vistas estábamos presenciando! Por un lado, este enigmático lugar, cercado por montañas y elevados muros, en cuyo interior había hortalizas, silos, jardines, fuentes, cerca de 5 a 6 casas y la gran capilla. Más allá las montañas, los volcanes, la selva y el lago. 



     Bajamos de la torre y en lo que admirábamos el bello retablo, nos llamó la atención que una parte del suelo se hundía ante nuestros pies, checamos y vimos que era una cubierta de madera, la cual hicimos a un lado, descubriendo unos escalones, bajamos por ellos, abajo la  oscuridad era apenas rota por un haz de luz que se filtraba por el hueco de la tapa y alcanzamos a ver dos cavernas y en medio de ellas un atril que tenía pintado en la misma madera una leyenda: “En caso de peligro del exterior, salir por la caverna derecha”. En la oscuridad creímos ver unas siluetas fantasmales que se movían dentro de esta cueva, al parecer eran unos monjes, nos pusimos nerviosos, pensamos en cosas de aparecidos, y nos alejamos de inmediato de ahí. 


Imagen de Internet

     Regresamos nuevamente a la superficie, sorprendiéndonos un fuerte temblor de tierra. Nos espantamos y buscamos la gran sala por donde habíamos entrado. Vimos la sala, pero la puerta había desaparecido. Aumentó nuestro temor y nos dimos a la tarea de buscar otra salida. Un nuevo temblor, mayor que el precedente nos inquietó más. En nuestra desesperación tumbamos un librero y uno de sus libros cayó junto a nosotros, de él se desprendió una carta que nos llamó la atención, la levantamos y leímos su contenido: “Esta finca fue construida en 1589 como un lugar sagrado, por  un pequeño grupo de monjes que había sido expulsado de un monasterio al desobedecer  las déspotas y malvadas órdenes  de un obispo corrupto. Las montañas y sus altos muros, la aíslan y protegen del profano espacio exterior.

     Al enterarse el obispo de este lugar, mal informó  a toda la población circundante, diciéndole que era habitado por  monjes del demonio, y la azuzó para que lo destruyeran, junto con ellos.  Los monjes al ver que la turba humana se acercaba, subieron a la torre de la capilla y empezaron a tocar enérgicamente las campanas, al unísono la tierra empezó de manera  violenta a temblar.  Hubo varios relampagazos y al final de ellos la finca desapareció”.

     Desde entonces cada 100 años, en la misma fecha, 26 de octubre, la finca reaparece  por algunas horas y vuelve, posterior a tañidos de campanas y relampagazos, a  desaparecer. Se espera que tal maleficio se termine el día que los monjes regresen por la caverna por la cual huyeron para salvarse.



     Terminando de leer la carta, inmediatamente reparamos que esa fecha era la actual, un temblor aún más fuerte, nos tiró al suelo, y de inmediato se escuchó un desorbitante campanilleo, llegamos al clímax de la angustia y el pavor, nos levantamos y corrimos en dirección a la capilla, bajamos los escalones enfrente del retablo, y ya frente a las dos oscuras bocas vimos en la derecha los blanquísimos rostros implorantes llenos de ansiedad, de desesperación y de miedo de los monjes que nos miraban a través de una pared invisible con la que chocaban al querer traspasarla, apiadados de ellos levantamos el atril de madera el cual se hizo añicos al querer romper el cerco, todavía aún, nos hicimos de unos fuertes candelabros los cuales tampoco sirvieron, nos sentimos impotentes, y a la vez los temblores aumentaban, sentíamos que el tiempo se estaba terminando para nosotros y decidimos meternos en la gran boca izquierda. Ahora, el tiempo se nos hizo interminable, y  finalmente fuimos vomitados por una gran oquedad que se formó en una de las paredes de la montaña, cayendo y golpeando nuestros cuerpos contra las piedras volcánicas de la playa, en el mismo lugar, y podemos asegurar la misma hora, en donde habíamos iniciado nuestra mágica aventura.

     Aún se escuchaban los campanazos, y pudimos apreciar en lo alto la hermosa torre de la capilla, la cual, posterior a una serie de relampagazos, desapareció.

     E inmediatamente la montaña volvió a cubrirse de bruma como queriendo ocultar este terrible acontecimiento.

Foto de Lourdes Cervantes

     Ya a salvo y en aparente calma, recordamos la carta, hubo un propósito en que llegara a nuestras manos: el de salvarnos y el de pedirnos ayuda para romper el hechizo; por otro lado, no podíamos apartar de nuestras mentes las angustiantes caras de los monjes, así que, en lugar de regresar al pueblo, recorrimos parte de la montaña encontrando una cueva al ras del agua, todos pensamos lo mismo, era la salida de ellos.


Imagen de Internet

      Nos metimos en ella, a unos 5 metros estaba bloqueada por una pared de piedra llena de musgo y maleza, quitamos lo más que pudimos mostrándonos unos petroglifos en los cuales apenas se distinguían algunos trazos, y entre ellos, sobresalía uno el cual mostraba la siguiente escena: siete personajes vestidos con sotana, seis de ellos huyendo de otro mucho más corpulento, el cual portaba en una mano una cruz y en la otra la cabeza degollada de un macho cabrío.

     No fue difícil deducir que este cuadro representaba la escapatoria de los monjes de un jefe eclesiástico superior, el obispo,  el cual era además devoto de la magia negra.

     Eso nos explicaba también, la causa por la cual estuvieran secuestrados en “vida” los monjes dentro de la cueva, que de este lado estaba bloqueada por la roca y del lado de la finca por una pared invisible.

     El hallazgo nos reconfortó, ya no teníamos que esperar cien años para proceder a romper este centenario maleficio.

       Los monjes serían salvados.

     Saliendo de la cueva, tuvimos el raro presentimiento de que ya no éramos los mismos, ya afuera, quedamos aterrorizados al vernos: nuestros rostros mostraban una extrema palidez y una fina tonsura se esbozaba en nuestras cabezas.

  Ahora, definitivamente, ya no tan sólo estábamos preocupados por los monjes sino hasta de nosotros mismos. 

     


Xalapa, Ver.  26 de octubre del 2015








sábado, 24 de octubre de 2015

MICTLÁN Antonio Fco. Rguez. A.

MICTLÁN
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
  
    Pintura Mictlán por Tzibtah

     MICTLÁN,del náhuatl mic (qui), muerto + tlan, junto o cerca de donde abunda: “Lugar de los muertos”, estructura cósmica compuesta por nueve cielos verticales y descendentes debajo de la tierra y orientados hacia el norte, por lo que los conquistadores españoles identificaron este sitio con el infierno cristiano (del latín inferus, región inferior).  Con el Chichihuacuauhco, el Tlalocan y el Ilhuícatl Tonatiuh, es una de las cuatro mansiones de los muertos, de acuerdo con la mitología náhuatl, según la cual al Mictlán van quienes han muerto sin gloria, por enfermedad, sin importar su rango socioeconómico, este tipo de muerte era conocida como tlalmiquiliztli (“muerte terrestre”). En el Mictlán, no existe inmortalidad, la otra vida sólo es de corta duración, y termina en disolución, en desaparición total del ser. 


Mictlantecuhtli y Mictlancíhuatl. Imagen de Internet

Es un “tenebroso lugar sin puertas ni ventanas”, donde reinan el dios Mictlantecuhtli y la diosa Mictlancíhuatl y donde va el sol tras el ocaso. Según esa misma mitología, cuando una persona muere por enfermedad debe ser enterrada con un izcuintli (perro) bermejo, pues los de pelo blanco o negro no pasaban el río, porque el de pelo blanco decía: “yo me lavé”, y el de pelo negro: “estoy manchado”. Según algunos autores este izcuintli o techichi deberá ser enterrado vivo y de acuerdo con otros dicen tiene que incinerarse previamente.











El animal lo ayudará a cruzar los nueve planos (extendidos bajo tierra y orientados hacia el norte) de su camino:

1) El río Apanoayan (donde se pasa el río). Es llamado también Izcuintlan (Donde abundan los perros). Aquí el difunto tenía que cruzar el caudaloso río sobre el lomo del cánido. Se dice que si éste había sido maltratado en vida por su amo, podía negarse a pasarlo interrumpiendo su viaje al Mictlán.

2) El Tepeme Monamictia (paso entre dos montañas que chocan repetidamente entre sí y desde donde el personaje fallecido debe despojarse de toda su ropa).  El ser triturados los difuntos por los cerros significa la desintegración de la materia.

3)  El  Itztépetl (cerro erizado de pedernales), aquí las navajas seguían descarnando el cuerpo.  

4) El Itzehecayan (los ocho páramos donde el viento corta como navaja). Esto es, que corta como cuchillo. Aquí el viento se encarga de ir desmaterializando, cortando los cuerpos. Uno de los ámbitos de este vado es el Cehuecayan (los ocho cerros azotados eternamente por la nieve).  

5) El Paniecatacayan (lugar donde los cuerpos flotan como banderas), o más propiamente Paniecatocoyan: “Lugar donde el viento empuja como a bandera”. Aquí los muertos al estar algo desmaterializados  pierden gravedad levitando y siendo arrastrados por fuertes vientos.

6) El Temiminaloyan “Lugar donde flechan”. Aquí múltiples y veloces saetas acosan a los muertos para irlos desangrando.

7) El Teocoylehualoyan (donde un tigre le devora el corazón), para llegar aquí tenían que vadear los nueve ríos llamados Chiconahuapan (“En los nueve ríos”) .
En mi opinión el nombre debe ser Tecuanyolcualoyan del náhuatl tecuan o tecuani, animal feroz (tigre, etc.) + yol (ot), corazón + cua, comer + o, enlace fonético + yan, lugar donde se realiza la acción: “Donde come el corazón el tigre”.

8) El Apanhuiayo (lago de agua negra donde está sumergido el lagarto o lagartija  Xochitonal), y el Izmictlan Apochcaloca “Lugar donde se enceguece en el camino de la niebla”, estrato donde los muertos van perdiendo su visión del mundo terrenal para concientizar la otredad, la energía. Sitio en el que finalmente comparece ante la dualidad Mictlantecuhtli-Mictlancíhuatl y muere definitivamente.
     La lagartija Xochitonal (Alma florida) es la encargada de espiritualizar a los muertos, desmaterializarlos, volverlos energía pura.

9) y el Chiconauhmictlan. “Noveno y más profundo piso de la muerte, o del infierno”.


Mictlantecuhtli.Imagen de Internet

     Este último viaje de los muertos duraba 4 años, al fin de los cuales el tonalli (alma) se separaba del cuerpo e iba a su habitación final, sin puertas ni ventanas, en donde residían los dioses de la muerte.

     Los sacrificados y los guerreros, así como las mujeres que morían durante el parto iban al Ilhuícatl Tonatiuh; los ahogados o muertos en relación a enfermedades hídricas iban al Tlalocan; los niños que morían sin haber llegado a la edad de la razón, incluidos los que nacían muertos,  iban al Chichihuacuauhco.

     Los guerreros que han muerto luchando o sobre la piedra de los sacrificios se vuelven acompañantes del sol. Forman un cortejo alrededor del dios resplandeciente del Este al cenit, a lo largo del prolongado camino que él sigue en el cielo, en medio de hermosos árboles. A través de su rodela, llena de agujeros por las flechas de sus enemigos, pueden contemplar la faz luminosa del astro. Su vida gloriosa está hecha de cantos guerreros y de combates. Al cabo de cuatro años, son transformados en colibríes, y vuelven a la tierra para vivir allí entre las flores de las regiones cálidas.

     El destino de las mujeres muertas de parto es análogo al de los guerreros. Sabido es que son ellas las que se convierten en las Cihuateteo del Occidente. También ella forman un cortejo del sol, durante la segunda mitad de su curso diurno, y también ellas se deleitan con los cantos bélicos y los simulacros de combate. Bajo otro aspecto, sombrías divinidades que rondan a la hora del crepúsculo, siembran sobre la tierra, en ciertos días nefastos, las enfermedades y el terror. Soustelle (1983:139-141).


     Referencias de otras culturas:


     Refiere Williams (1972: 41, 142) que entre los Tepehuas las dacunín (muertas en parto) van al cielo, donde los viejos (truenos) las arrastran por el firmamento en forma de nubes y una vez llenas de agua las precipitan en gran aguacero, siendo el ruido precedente al fenómeno su arrastramiento por el cielo; son las nubes negras llevadas por el viento.

     Galinier (1987: 428, 487, 490) comenta que en toda la sierra otomí, el trueno simboliza a los difuntos que fueron criminales, los asesinados y los ahogados; ellos recorren el cielo haciendo ruido con sus armas (fusiles y machetes). El arcoíris simboliza las almas de los curanderos. Los rayos y la lluvia representan a las mujeres que mueren durante el parto, las cuales se convierten en diosas del fuego reuniéndose con la divinidad del fuego celeste, la Hmüspi (hmü sipi). Se dice que esta divinidad toca el teponaztle, porque su sonido evoca al trueno. En cuanto a los niños que mueren durante el parto, su alma encarna en un zopilote (el “padre caliente” o hpata), otra imagen de la divinidad del fuego en el panteón otomí. Se les identifica con el trueno (khwei, “cuchillo de obsidiana”). Según una metáfora poética, habitan la “casa de la oscuridad” (nkubešüi). El zopilote, al igual que el fuego –símbolo de la purificación realizada por el rito del temascal- limpia el mundo de su mancilla. Las únicas almas que no se divinizan son las de los “muertos por enfermedad”, su lugar de residencia es variable y pueden, en cualquier momento, “regresar a la tierra” para llevar a cabo alguna acción perturbadora.

     Beatriz Barba en Álvarez (1978). A la muerte se le llama “santísima muerte”; no se le teme, se familiariza a los niños con ella desde que nacen, y se le tiene sólo como un cambio de planos de vida. Sin embargo, un muerto en riña o violentamente, será siempre un espíritu tratando de hacer males, por lo cual se le evita, se le propicia y se le obliga a retirarse. Generalmente los entierros son alegres para que los muertos encuentren con facilidad el camino; si se les llora y se les llama no se van y se quedan haciendo daño. En el camposanto, los muertos que no se han ido andan buscando cuerpos y pueden tomar el de uno. También la tierra, acostumbrada a recibir los cuerpos, puede tragarse el alma de un hombre cuando pasa sobre ella.

     Álvarez (1978) comenta que es creencia de los chochos o chuchones que los muertos se transforman en animales que luego rondan sus casas.

     Álvarez (1978) refiere que al ocurrir la muerte de un tzotzil, un perro negro conducirá al alma a través del gran río hasta k´atin bak, el submundo, en el que habitará un período igual  al que vivió en el mundo y se convertirá a su término en un no-nacido, cambiará de sexo y volverá a encarnar entre los vivos. En algunos lugares, las mujeres que mueren al dar a luz y los hombres que fallecen ahogados, electrocutados o asesinados viajan directo al paraíso y los recién nacidos permanecen al lado de un árbol de leche materna.

     Furst (1972: 100-102) refiere entre los huicholes,  que al morir la gente ordinaria sus almas viajan hacia el inframundo a “el lugar donde la gente muerta vive”, mientras que las de los mará’akáte (chamanes) habitan en un círculo alrededor del Sol y lo acompañan a través de los cielos y del inframundo, ayudándolo a permanecer en el cielo y protegiéndolo de los animales peligrosos, incluyendo a Tāte’ Ipou la serpiente de doble cabeza que habita la región más baja que el astro debe atravesar cada noche desde el crepúsculo hasta el alba. Y después de cinco años, el espíritu del mará’akáme, reencarna en un cristal de roca, el ‘urukáme, el cual se consolidó de cinco partes de hueso de su esqueleto, en el transcurso de ese tiempo. Véase Tlalocan, Chichihuacuauhco, Micca, ‘Urukáme, Tāte’ Ipou, Mucchita.


Mictlantecuhtli. Tomado de Internet



GLOSARIO ETIMOLÓGICO


Apanoayan del náhuatl a(tl), agua + pano, pasar, vadear un río + yan, indica acción del verbo: “Donde se pasa el río”. Es llamado también Izcuintlan, de izcuin(tli), perro + tlan, donde abundan: “Donde abundan los perros”.

Monamictia Tepeme, del náhuatl monamictia, luchar, chocarse + tepeme, plural de tepetl, cerro, monte: “Cerros que luchan o se chocan”.

Itztépetl del náhuatl itz(tli), obsidiana, en s.f. navaja, cuchillo + tepetl, cerro: “Cerro de obsidiana”.

Cehuecayan del náhuatl cehue(tzi), helar + yan, lugar donde: “Lugar donde hiela”.

Itzehecayan, del náhuatl itz(tli), obsidiana + eheca(tl), viento + yan, donde: “Donde sopla el viento de obsidiana”, esto es, que corta como cuchillo.

Paniecatacayan o más propiamente Paniecatocoyan.  Del náhuatl pani(tl), bandera + ecatoco, ser empujado o llevado por el viento + yan, lugar donde se realiza la acción: “Lugar donde el viento empuja como a bandera”. Aquí los muertos al estar algo desmaterializados  pierden gravedad levitando y siendo arrastrados por fuertes vientos.

Teocoyolehualoyan.  Lugar en donde un tigre devora el corazón. En mi opinión el nombre debe ser Tecuanyolcualoyan del náhuatl tecuan o tecuani, animal feroz (tigre, etc.) + yol (ot), corazón + cua, comer + o, enlace fonético + yan, lugar donde se realiza la acción: “Donde come el corazón el tigre”.

Temiminaloyan. Del náhuatl temimina (ni), el que lanza flechas o dardos + o, enlace fonético + yan, lugar en donde se realiza la acción: “Lugar donde flechan”.

Apanhuiayo. En él se encuentra la lagartija Xochitonal (Alma florida) que es la encargada de espiritualizar a los muertos, desmaterializarlos, volverlos energía pura.

Chiconauhapan. Del náhuatl chiconau (i), nueve + a (tl), agua + pan, en, sobre: “En los nueve ríos”.

Izmictlan apochcaloca.   Del náhuatl  ixmic (tia), deslumbrar o cegar con una luz + tlan, donde abunda.  + a, privativo + poctli, humo + cal(li), casa + o, enlace fonético + can, lugar: “Lugar de la casa sin humo donde deslumbra o ciega la luz”. Octavo estrato del inframundo donde los muertos van perdiendo su visión del mundo terrenal para concientizar la otredad, la energía.

Chiconauhmictlan. Del náhuatl chiconahui, nueve + mictlan, lugar de los muertos, infierno: “Noveno y más profundo piso de la muerte, o del infierno”

Ilhuícatl Tonatiuh del náhuatl Ilhuícatl, cielo, y de Tonatiuh, “el que va dando luz o calor”. Dios sol: “El cielo de Huitzilopochtli”.




Tomado de mis libros:

Los Tuxtlas nombres geográficos pípil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas. 2007.


Diccionario de Dioses, Demonios y Enfermedades del México Prehispánico. Registrado e Inédito. 2008.

Y del 

Diccionario ritual de voces nahuas. Adela Fernández. Panorama Editorial. Primera reimpresión 1994. México, D. F. 




jueves, 15 de octubre de 2015

TABASALOYA CURTIDURÍA PREHISPÁNICA Antonio Fco. Rguez. A.

TABASALOYA CURTIDURÍA PREHISPÁNICA DE MATACAPAN
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
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     Existen algunas toponimias con nombres pipil, que no es nada fácil descifrar. Mi amigo y colega José Luis Herrera García me pregunta por la definición de este lugar prehispánico de Catemaco TABASALOYA, infiero que proviene de TAWATSALOYAN, del pipil Tawatsal, cosa secada o curtida + o, enlace fonético + yan, lugar donde se realiza la acción: “LUGAR DONDE SE SECA Y CURTE”. El nombre nos indica que existió en ese lugar, estaríamos hablando aproximadamente del año 300 d.C., una curtiduría de pieles de animales, y probablemente también hayan realizado la taxidermia, y obvio, aprovechamiento de la exquisita y poderosamente mágica carne del animal.


Imagen de Internet

     El lugar, se encuentra a espaldas y a las faldas del cerro MONO BLANCO, sobre la vera de un camino viejo, aproximadamente a 2 o 3 kilómetros del Colegio Rafael Guízar y Valencia.

Tabasaloya

     La ubicación fue ideal como medida sanitaria, y a la vez para no internarse con la pesada carga de los animales muertos en medio de la población.


Imagen de Internet

     Aunque definitivamente todo parece coincidir en que TABASALOYA, o si se prefiere la grafía TAWASALOYAN, fue un lugar o taller de curtido de pieles, al servicio de la ciudad prehispánica de MATLACAPAN o MATACAPAN (“En la red o trampa del río”), la cual fue un enclave o colonia teotihuacana sobre las costas del Golfo de México, fundada después del 300 d.C. y que duró al 800 d.C., la cual tenía intensa relación como ruta comercial que permitía que fluyeran hacia la gran metrópoli de TEOTIHUACAN (“Lugar en donde tienen el fuego de los dioses”) los productos tropicales provenientes del mar y de la región maya. Los límites urbanos y suburbanos de la ciudad de MATACAPAN se extendieron hasta COMOAPAN (“Río ruidoso, que se revuelve”) y CATEMACO (“Lugar de casas con temaxcal o esparcidas”), teniendo una población de 35 a 40 mil habitantes. Este enclave fundado en el Clásico Temprano (300-400 d.C.) alcanzó su apogeo en el Clásico Medio (450-550 d.C.).
  

     Al perder la hegemonía de TEOTIHUACAN y despoblarse MATACAPAN,  los pochtecas (comerciantes) se dirigieron directamente a la desembocadura del río JAMAPA ("Río de  los ladrillos o adobe"), a la actual ciudad de BOCA DEL RÍO cuyo nombre indígena de TLAPAQUITÁN* (“Dónde abundan los tiburones tintoreros”) fue puesto  entre los años 450 al 550 d. C.  por pochtecas nahuas y xicalancos (mayas-chontales) que enlazaban desde la enclave teotihuacana de Matacapan el comercio de XICALANCO (ciudad del Carmen, Campeche) y TEOTIHUACAN, de esta forma se siguió la comunicación del Golfo de México con la altiplanicie mexicana. Se comenta que habitaban tantos xicalancos alrededor de la desembocadura del río JAMAPA, por lo cual a este lugar también se le conoció como XICALANCO. El nombre de TLAPAMICYTLAN (“Donde abundan los envenenados o muertos por veneno”) fue impuesto en 1474 cuando el área quedó bajo la dominación mexica (azteca).

     *TLAPAQUITÁN, del náhuatl tlapaqui, tiburón, tintorera, cazón + tlan o tan, donde abunda. Por error los cronistas e historiadores le han dado el significado de TIERRA PARTIDA, el cual corresponde a la palabra TLAPANQUITLALCO. De Tlapanqui, roto, partido + tlal(li), tierra + co, lugar.


     Esta es mi nueva aportación para la historia  de nuestra región de Los Tuxtlas. 


lunes, 12 de octubre de 2015

EL HOMBRE EN AMÉRICA Antonio Fco. Rguez. A.

EL ORIGEN DEL HOMBRE EN EL CONTINENTE AMERICANO
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


     Trataré de manera sucinta las teorías más conocidas a este respecto: Mientras que la presencia del hombre en la tierra data por lo menos medio millón de años, su llegada al continente americano es mucho más reciente. Se dice que hace 45000 a 50000 años los grupos mongoles que vivían en el noreste de Asia empezaron a penetrar en América, a  través del Estrecho de Behring, el cual separa ambos continentes, y que tiene una anchura de 90 km, desde el Cabo Dezhnev-la parte más oriental de la Península de Chukotka-en Siberia y el Cabo Príncipe de Gales-la más occidental de la Península de Seward-en Alaska, con 2 islas rocosas situadas más o menos en su centro, la Gran Diómedes (29km²) y la Pequeña Diómedes (7km²), y tiene una profundidad de 40 metros. Durante las glaciaciones el agua de los mares se sustrajo para formar los grandes témpanos e iceberg, por lo que, el nivel del mar bajó hasta unos cien metros, formándose una gran llanura de la que sobresalían unas montañas-las islas Diómedes-, lo que propiciaría atravesar a pie este estrecho, no sólo por el hombre, sino también por algunos animales. La distancia entre las dos islas es apenas de 3 kilómetros. La isla Diómedes Mayor, al occidente, pertenece a Rusia, y la isla Diómedes Menor, al oriente es propiedad de E.E.U.U. 



 













Vitus Bering navegante danés al servicio de la Armada Rusa y el Estrecho de Bering. 



 Islas Diómedes

     Y que posteriormente, por muy lentos que hayan sido sus pasos, hace 9000 años ya había habitantes en Patagonia, y con fechas anteriores en varias partes del continente. En México las exploraciones del  Cedral, San Luis Potosí han demostrado la existencia del hombre en esta región desde hace unos 33000 años y en Tlapacoya, cerca de la ciudad de México, desde hace unos 21000 años. Hacia 7000 años a. C., vivió el llamado hombre de Tepexpan -cerca de las pirámides de Teotihuacan-, que resulta muy importante porque allí se encontró parte del esqueleto y no sólo implementos.



 










Hombre de Tepexpan

      Algunos pasajes de las crónicas escandinavas nos informan que, entre los siglos XI y XIV d. C., colonos noruegos de Groenlandia llevaron a cabo 5 expediciones al Nuevo Mundo, la más famosa de las cuales fue la de Leif Erikson. El descubrimiento en los años sesenta de un asentamiento vikingo en L’ Anse aux Meadows, Terranova, confirmó la autenticidad de por lo menos uno de dichos viajes.
  


     Existen posibilidades de que,  desde hace 2000 años a. C., hasta antes del viaje de Colon, se hayan arrastrado embarcaciones marinas por las corrientes oceánicas desde las costas noroccidentales de África o las Canarias hasta América.

     Una pregunta para reflexionar sería: ¿Así como se originó el hombre en el Viejo Continente, no sería posible haberlo hecho en América? De la misma manera de que el chino es chino (o asiático), el europeo es europeo, el africano es africano, no puede ser el americano… americano. Si partimos de la base de que los continentes eran uno solo, la Gran Pangea. ¿Le habrá tocado su germen de vida humana a América, al igual que a los otros continentes al separarse de esa única gran masa continental?  Como respuesta: Sabemos que América y el Viejo Continente han estado separados desde la Era Terciaria – cuando aún no había seres humanos-.




 Gran Pangea

      En la Era Cuaternaria el hombre pudo haber surgido al mismo tiempo en distintos sitios y ambientes y de acuerdo a su carga genética, sus necesidades, experiencias, razonamientos y habilidades lo llevaron a tomar soluciones idénticas o parecidas en todos. Esto explica que no toda coincidencia se deba considerar como difusión de un grupo determinado.

     Tomado de mi libro inédito Minidiccionario Enciclopédico Náhuatl. 2003.



domingo, 11 de octubre de 2015

12 DE OCTUBRE 1492 Antonio Fco. Rguez. A.

12 DE OCTUBRE 1492
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

    







     


     Lo que sucedió el 12 de octubre de 1492 no fue una gesta de la que puede congratularse la humanidad, sino, más bien,  el inicio de más de 500 años de iniquidades en Latinoamérica.

     Somos el producto final de un  pueblo colonizado durante 300 años, de 1521 a 1821,  por conquistadores que no vinieron a civilizar sino  a destruir una civilización que no era inferior ni superior sino completamente diferente con particularidades y características propias. Ellos vinieron a saquear, a  crear empresas económicas en provecho propio y de su “Corona”  usando para ello la fuerza de la  tiránica esclavitud de los vencidos.

       Y no sólo vencieron con la espada y con las desconocidas armas de fuego, sino que también utilizaron a la cruz, a la religión como arma de represión y conquista. Esta sinergia formó un frente casi imbatible y provocó que nuestras rebeldías fueran vulnerables, prolongando así el dominio de la “Corona”. Esta última fuerza o poder, la de la iglesia, es la que nos hizo más daño pues llegó para quedarse y seguir obnubilando la mentalidad ya caótica del pueblo al serle decapitada su filosofía,   su cultura y su libertad. Contra el pasado, nada queda por hacer; el tiempo no regresa. Étiam periere ruinae (Hasta las mismas ruinas perecieron).

     Pero las desgracias no llegan solas, faltaba lo peor de este genocidio, las guerras biológicas -las enfermedades europeas-, las cuales provocaron la mayor mortandad de los aborígenes. Nuestra nación estaba poblada en 1519 por cerca de 22 millones de habitantes; para 1532 la población había descendido a 16 millones y para 1570 sólo restaban 2 600 000.

Fray Antonio de Montesinos. Imagen Internet.

Fray Bartolomé de las Casas, relata la llegada en 1510, de cuatro misioneros dominicos en la Española, la isla que hoy se nombra Santo Domingo, cuando ya gobernaba Diego, el hijo de Cristóbal Colón. Dos de ellos varones extraordinarios, Pedro de Córdoba y Antón de Montesinos, primerísima presencia de lo mejor del humanismo hispánico y que influyeron en la futura historia del Nuevo Mundo y en el derecho de gentes en el orbe entero. El propio las Casas, que allí vivía desde el 15 de abril de 1502, durante el gobierno de Nicolás de Ovando, había participado en combates contra los indios y en recompensa había logrado pingües repartimientos.

Algún tiempo después de la llegada de los dominicos comenzó a estrechar relaciones con ellos. Éstos, se enteraron de la acelerada mortandad por obra de epidemias, hambre, agotamiento en el trabajo, trauma psíquico y aun suicidios y muerte dada a los propios hijos para librarlos de tan dura condición. Los conquistadores en menos de 20 años casi acabaron con los 600,000 nativos encontrados a su llegada. Lo que los obligó a cazar indios en las Bahamas, Cuba y las Lucayas. Mucho deliberaron entonces los dominicos. Convinieron al fin en que estaban comprometidos a denunciar públicamente en su predicación, y por todas las formas a su alcance, tantas maneras de detestable y tiránica injusticia.

Primer sermón,  30 de noviembre de 1511, Fray Antonio de Montesinos, hombre colérico y muy eficaz, hablo con aspereza en el púlpito delante del almirante y oficiales reales y otros letrados, personas principales y todo el pueblo, en la ciudad de Santo Domingo: 

Yo soy la voz de Cristo que clama en el desierto de esta isla y, por lo tanto, conviene que la oigáis con toda atención ( ) Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad con que tratáis a estas inocentes gentes. ¿Decid, con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los adoctrine y conozcan a su Dios y Creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y los domingos? ¿Estos no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que, en este estado en que estáis, no os podréis salvar más que los moros y turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo.

Hubo un segundo sermón el domingo siguiente, 7 de diciembre de 1511, en respuesta a las demandas de autoridades y encomenderos que exigían una retractación de lo expuesto por fray Antón, y él tomando una sentencia de Job, predicó: “Tornaré a referir desde su principio mi ciencia y verdad…”, añadiendo que “(lo) del domingo pasado os prediqué y aquellas mis palabras que así os amargaron, mostraré ser verdaderas…” Huelga añadir que la reafirmación de la denuncia, con nuevo acopio de argumentos, dejó a quienes lo escucharon “gruñendo y muy peor que antes indignados contra los frailes…”


     Pecado sería omitir las obras con documentación indígena y de sus códices de los historiadores misioneros como fray Bartolomé de las Casas, fray Toribio de Benavente o “Motolinía”, fray Bernardino de Sahagún, fray Diego Durán, fray Juan de Torquemada, fray Jerónimo de Mendieta. Aquí incluyo además a otros escritores indígenas,  mestizos o criollos como Hernando Alvarado Tezozómoc (1526-1610), Cristóbal del Castillo (1526-1604), Pedro Ponce de León (1546-¿?), Francisco de San Antón Muñón Chimalpáin Cuauhtlehuanitzin (1570-1640), Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1578-1650), Juan Bautista Pomar (3º. O 4º. Decenio del s. XVl - ¿?). Juan de Tovar (1540-1623)  y Diego Muñoz Camargo (¿?- 1614). Todos ellos contribuyeron de una forma principalísima a lo más valioso de un pueblo despojado de su herencia cultural, el rescate de la memoria, desde sus fuentes primigenias. Gracias al interés de estos indígenas, mestizos, criollos y españoles por nuestra cultura antigua, México cuenta con un acervo excepcional acerca de sus orígenes.


 

















Fray Bernardino de Sahagún     Bartolomé de   Las Casas

     Posteriormente, y entre otros, continuaron dos grandes historiadores veracruzanos Francisco Javier Clavijero (1731-1787) y Francisco del Paso y Troncoso (1842-1916). Y últimamente es muy notable la labor de rescate que emprendieron excelentes historiadores y nahuatlatas como Ángel María Garibay Quintanilla (1892-1967) y Miguel León-Portilla (1926).

  

 
  








Francisco Javier Clavijero               Francisco                                            del Paso y Troncoso

     Bartolomé de Las Casas, refiere que  Hatuey, era un cacique taíno que salió huyendo de la isla La Española (República Dominicana) rumbo a Cuba en donde se unió con los siboney, que eran los más antiguos habitantes de esta isla. Cuando los españoles emprendieron la conquista de Cuba, en 1511, reunió a su pueblo y habló de los extranjeros en estos términos: 

     “Son crueles y malos por naturaleza… porque tienen un Dios que adoran y veneran mucho, y para obligarnos a adorarlo, tratan de someternos y de matarnos”. 

     En su casa había un cesto lleno de oro y de joyas y dijo: 

“Ved, éste es el Dios de los cristianos”.  

     Entonces para escapar a la maldición, los indios arrojaron al río todo el oro que poseían. Pero cuando los españoles llegaron, bajo el mando de Diego Velázquez,  no respetaron a Hatuey. Las Casas agrega que a un religioso español que quiso ayudar al rey durante su suplicio, siempre y cuando se convirtiese al cristianismo, Hatuey le preguntó: 

“Y los españoles ¿van a ese cielo de que me hablas?”, al recibir una respuesta afirmativa del franciscano, el indio repuso

“Entonces, prefiero ir al infierno”

     Así pues, el 2 de febrero de 1512, murió en la hoguera por pagano.

     Regresando al daño ocasionado en nuestros esquemas mentales por la conquista,  los conquistadores, los de la “razón”, primero, con verdadera barbarie sacrificaron a los principales depositarios de nuestra cultura: a los reyes, nobles, sacerdotes y  guerreros, dejando sólo con vida a sus aliados y a rudos indígenas y después nos sobajaron, nos esclavizaron, nos consideraron indios ignorantes, atrasados, tercos. En Valladolid, España de 1540 a 1570 los “civilizados” españoles discutían si los indígenas de América eran seres humanos o animales. Es más, el naturista y explorador alemán Humboldt también estaba de acuerdo de que los indígenas eran seres “sin razón”.     En defensa de este atropello fray Bartolomé de las Casas y el indio caxcán, señor de Nochiztlán, Nueva Galicia (Xalisco), Francisco Tenamaxtle al expresar la insólita idea de que los indios al igual que los europeos eran seres humanos con almas inmortales   desafiaron con valor y energía los intereses declarados de los gobernantes de la “corona”  y qué decir de don José Vasconcelos quien afirma que no había cultura en América, que la cultura fue introducida por los conquistadores. Otro tanto fue manifestado, por ignorancia de nuestra historia, por don Justo Sierra. ¡Qué blasfemia! quien conozca a fondo nuestra historia, sabrá la verdad.

     Chakan,  fue un guerrero maya de Chablé, Quintana Roo, México, el cual en el año 1528 fue convocado junto con otros aguerridos indígenas mayas por Batab, cacique de Chetumal, a la población de Mazanahó, para resistir, y aún en caso dado, agredir a los españoles. En la contienda hubo un incidente que llamó la atención, y fue que en lo más reñido de ella, Treviño, un ballestero español que causaba numerosas bajas entre los naturales, se propuso tirar a Chakan que igualmente se distinguía por la precisión con que disparaba las flechas, ocasionando algún daño entre sus contrarios. Ambos valientes buscábanse en los combates, como deseando realizar un duelo concertado tácitamente. El indio permaneció como distraído esperando que se disparase la ballesta para lanzar la flecha; el español, creyó verdaderamente la distracción y disparó la jara; pero con suma rapidez le lanzó el indio la flecha incrustándosela en la mano, y a tiempo que se oyó decir al capitán Alonso Dávila: “Guardaos, Treviño, que estáis herido”, Chakan se arrancaba del pecho la jara castellana exclamando: “No moriré a tus manos, perro cristiano”; y alejándose algo y a la vista de los suyos se ahorcó con un bejuco.

     Como caso especial recordaré a Diego de Landa (1524-1579). Fraile franciscano y obispo de Yucatán (1573-79)   que el 12 de julio de 1562, en el pueblo de Maní, dirigió un acto de fe, en el que fueron quemados 5000 ídolos, 27 códices y caciques mayas. Su afán destructor acabó con estelas, imágenes de la antigua religión y edificios enteros. Manda edificar el convento de Izamal con uno de los atrios más grandes del mundo y construido con las piedras del templo dedicado a Zamná. Después de destruir tanta  cultura maya escribe  Relación de las cosas de Yucatán (1566). Algo tan nefastamente desproporcionado y ridículo como si Hitler después de su afán de destruir a todos los judíos del mundo conservara en refrigeración una pareja de éstos para que así la raza fuera conocida por las generaciones futuras.

  










Diego de Landa y Maní                    Convento de Izamal                                                                                


    

 El 22 de octubre de 1695, Cabnal, el cacique supremo del poblado lacandón de Sac- Bahlán, antes de ser capturado por los españoles pronunció sus últimas palabras: ¨No quiero ser cristiano, ni que mi gente lo sea¨.  Comenta Jan de Vos: ¨Ser cristianos para Cabnal no sólo significaba renegar a sus antiguos dioses y abrazar una nueva religión; significaba, además, perder su libertad, su autonomía, su cultura ancestral, y aceptar el pesado yugo de la vida colonial, con su inevitable secuencia de enfermedades desconocidas, tributos y repartimientos, trabajos forzosos, vigilancia militar, control eclesiástico y dominación política. En comparación con estas calamidades, los bienes ofrecidos por los nuevos amos eran pocos y de poca trascendencia: machetes y hachas de fierro, ropa de lana, perros de guardia y cacería, carne de puerco, legumbres y frutas de Castilla.

 

 





  
Lucha y Muerte de Canek. Imágenes de Internet.

    El héroe maya Jacinto Canek (1730-1761). Estudio latín e historia en Mérida, en el Convento Grande, de donde fue expulsado por los franciscanos,  por querer ser cura: "Los indios no pueden ser sacerdotes". Cambio sus apellidos Uc de los Santos por el nombre del último emperador de los itzáes que opuso resistencia a los conquistadores y a quien nunca lograron doblegar. El 20 de noviembre de 1761, durante una fiesta en Cisteil (en lengua maya se pronuncia Kisteil), a unos 50 Km. de Mérida, llamó a los mayas a la rebelión contra el blanco que los explotaba y azotaba. El gobierno envió un ejército de 2000 hombres que entró en la pequeña población, masacró a los moradores, persiguió a los sublevados y finalmente los capturó, y el 14 de diciembre de 1761 en la plaza principal de T-Hó (Mérida) se le mutiló y su cadáver fue incinerado y sus cenizas arrojadas al viento. Igual suerte corrieron sus lugartenientes y doscientos de sus seguidores fueron azotados y amputados de una oreja. Se dice que los jefes indígenas despreciaron, llevados de sus instintos animales, la fe, la razón y las buenas costumbres cristianas; y que por esto  debían de morir porque eran herejes. El gobierno, al año siguiente, ordenó consumar la destrucción del pueblo cubriéndolo con sal en grano a fin de esterilizar el lugar, para escarmiento de la población maya. Estos hechos han permanecido en las leyendas de los indios yucatecos. Ermilo Abreu Gómez, escritor yucateco escribió inspirado en este personaje, su obra Canek, de la cual extraemos un fragmento, titulado La Doctrina:

     Canek dijo: - Los blancos hicieron que estas tierras fueran extranjeras para el indio; hicieron que el indio comprara con su sangre el viento que respira. Por esto va el indio, por los caminos que no tienen fin, seguro de que la meta, la única meta posible, la que le libra y le permite encontrar la huella perdida, está donde está la muerte.

     También dijo: -¿Por qué nos enseñan a querer a un Dios que permite que los blancos nos peguen y nos maten? ¿Por qué hemos de cantar de rodillas un canto de contrición* que no sentimos? No lo digamos más porque, aun diciéndolo con los labios, cometemos falta en nuestro espíritu.

     *En el sacramento de la penitencia, arrepentimiento con dolor y pesar de haber pecado ofendiendo a Dios.


Primer Pueblo Libre De América Continental



Escultura de Yanga, foto de Anwar Vázquez

    Gaspar Yanga o Nyanga (Rey o Príncipe) fue un supuesto miembro de la familia real de Angola, África,  traído en 1579 como esclavo a México, huyendo de sus amos vino a ser durante 30 años el caudillo de una banda de esclavos negros conocidos como los cimarrones (de las cimas o montañas) quienes luchaban  por su libertad en la región de Córdoba, Veracruz. Acogió posteriormente a otros prófugos (indios y aun mestizos y españoles que por algún delito, o por otra causa, intentaban huir de la convivencia con los españoles). El Estado independiente de Yanga creció, adquirió poder e inició hostilidades contra los asentamientos españoles, por lo que el virrey Luis de Velasco envió una expedición compuesta de 100 soldados y 150 indios armados, más tarde se agregaron otros, comandada por Pedro González de Herrera, vecino de Puebla y con el concurso de los padres jesuitas Juan Laurencio y Juan Pérez. Laurencio dejó una relación de los hechos. Según ella se sabe que Yanga era corpulento y de gran inteligencia. Como ya estaba viejo y llevaba treinta años de haber constituido su dominio, tenía como lugarteniente a Francisco de la Matosa, negro también, originario de Angola.  Esta expedición llegó a la región en 1609, atacó la noche del 23 de febrero al poblado y alcanzó la rendición. Yanga había huido con varios hombres monte arriba. Lo siguió el ejército y al fin fue aprisionado. Yanga escribió al virrey pidiendo indulgencia. La dispensó Velasco, respetando la vida de Yanga y de sus seguidores, a condición de que quedasen confinados a su poblado. El próximo virrey don Rodrigo Pacheco y Osorio, marqués de Cerralvo,  decretó en 1632 El Estado Libre de San Lorenzo de los Negros o San Lorenzo Cerralvo, a 20 Km. Al SE de Córdoba, Veracruz. El 5 de noviembre de 1932, después de 300 años de ser declarado libre el pueblo de San Lorenzo cambiaría su nombre a Yanga,  como es conocido actualmente en honor al emancipador.

     Aún hay más, no deja de parecer una ironía el hecho de que los otomíes, quienes desde el siglo XVI habían estado entre los principales aliados de los españoles en la región para “pacificar” a los llamados chichimecas, pasaran a ser víctimas perseguidas por las mismas autoridades que tantos favores les debían.

     Es muy probable que la indefensión de los indios haya sido resultado de su muy temprano sometimiento a los españoles. Al aliarse a ellos contra los chichimecas, se sometieron a la legalidad colonial, a todas luces desigual y desfavorable, aunque, por otro lado, de haber procedido de modo diferente, quizás hubiesen sido exterminados, como tantos otros.

          Cuando Cortés recrimina a Moctezuma ll sobre los sacrificios humanos, éste le respondió: “Nosotros tenemos derecho de quitar la vida de nuestros enemigos; podemos matarlos con el poder de la acción como vosotros a los vuestros, y ¿por qué no podremos reservarlos para honrar a nuestros dioses con su muerte?”

     Los reyes de España habían declarado al principio esclavos a los indios, pero en la época de la conquista de Yucatán, 1541,  ya habían revocado esta inhumanitaria disposición que los conquistadores de Yucatán querían revivir. 4 años antes, en 1537, los dominicos mediante fray Bernardino de Minaya lograron que el papa Paulo lll emitiera la famosa bula Sublimis Dei para que se reconociera la racionalidad de los indios americanos y se declarara su igualdad natural con los españoles. Empero, el gobierno español tenía interés en dejar durante la Colonia a todas las masas indígenas en la ignorancia para mantenerlas dominadas en quieta y pacífica posesión bajo la “protección y paternalismo” de la encomienda, la cual era el nuevo estilo de esclavitud. Si no se dejaban bautizar eran colgados o ahogados; y, una vez bautizados eran flagelados si no atendían a misa y quemados si volvían a su idolatría. Estaban sujetos a la más densa ignorancia, por temor de que aprendieran lo suficiente para dudar. Su llamado cristianismo era por lo tanto su antiguo paganismo bajo un nuevo nombre que no les daba ni luz espiritual ni progreso intelectual. Se convirtieron de idólatras paganos a idólatras cristianos. Guerreros por carácter y por costumbre recibieron el pesado yugo de la servidumbre, y si algunos trataban de revelarse eran ahorcados o quemados vivos, con el resultado lógico de la degeneración de la raza otrora culta, altiva y noble. Este nuevo estilo de vida condicionó, en voz de Carrillo y Ancona, que abyecto y miserable, despreciado por su nuevo señor, y no siendo el fruto de su trabajo más que para enriquecer a éste, que el indígena se volviera considerado en general, holgazán, apático, astuto, cruel cuando hallara ocasión de serlo y estúpido cada vez más.



     Ilustración de Theodor de Bry (1528–1598) inspirada en el siguiente pasaje de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de fray Bartolomé de Las Casas.

     ¿No es más animal?... el que destruye razas y culturas humanas, el que mata a seres humanos cortando cabezas, manos, brazos y piernas y a las mujeres los pechos, el que los quema en carne viva,  el que los mata trabajando de sol a sol, el que los  lanza a la muerte a las fauces de los mastines, el que les  roba mujer, hijos y tierras y después de esto ahorca a las madres de las ramas de los árboles, y de los pies de ellas a sus propios hijos y por último el que los  trafica a cambio de vacas (Nuño Beltrán de Guzmán llegó a Pánuco al frente de los conquistadores en mayo de 1526. Como no encontrara las riquezas que esperaba, envió a los indios capturados a Cuba, en calidad de esclavos que canjeó por pies de cría que le dieron una enorme fortuna como ganadero).   ¡Qué el sentido común  nos dé la razón!



Nuño Beltrán de Guzmán

         Recordemos que los españoles, traídos por Cristóbal Colón,  llegaron a las islas del Caribe en 1492, en donde al igual que en las Islas Canarias, repitieron la barbarie, la masacre, el etnocidio de acabar con casi todos los nativos (en el caribe acabaron con todos), teniendo que repoblar importando esclavos negros del África. En 1519 encabezados por Hernán Cortés desembarcaron en San Juan de Ulúa y penetraron al territorio mexicano en plan de saqueo y conquista. Los nativos de acuerdo a la leyenda de Quetzalcóatl, que esperaban el regreso de éste,  confundieron a Cortés con dicha deidad y al bermejo Pedro de Alvarado con Tonatiuh (el Sol).  Es más hasta la jovencita de apenas 18 años de edad, Malina Tenépatl, por el hecho de acompañar a tales “deidades” salio favorecida con su trato reverencial de “Malitzin”. Cabe aquí aclarar que el término “Malinche” era aplicado a Cortés, pues significa el dueño de Malintzin. Doña Malitzin ni siquiera era nombrada como tal por Cortés, él en sus Cartas de Relación la denomina despersonalizadamente como “La Lengua”.

 
 











Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano       Pedro de Alvarado

          Dios les cobró este crimen a los españoles en su propia patria: la Inquisición y el Trono, seleccionaron y mataron a todos lo que pensaban, dejando apenas como residuo más que fanáticos, serviles y manipulables.

   España ha sido y es víctima de la superstición [...] Nada quedaba más que los españoles; es decir, indolencia, orgullo, crueldad y superstición infinita. Así España destruyó toda la libertad de pensamiento a través de la inquisición, y durante muchos años el cielo estuvo lívido con las llamas del auto de fe; España estaba ocupada llevando leña a los pies de la filosofía, ocupada quemando a gente por pensar, por investigar, por expresar opiniones honestas. El resultado fue que una gran oscuridad cubrió España, no atravesada por ninguna estrella ni iluminada por ningún sol naciente.
Robert Green Ingersoll, «Spain and the Spaniard»

     
     Comentan los kiliwa, de Baja California, que al ver que era necesario tener papeles de sus propias tierras, acudieron con el Presidente Lázaro Cárdenas, porque él era muy bueno, pero cuando se entrevistaron con él les dijo: 

´Ustedes no necesitan ningunos papeles de sus tierras, son los auténticos dueños de ellas y nadie deberá tocarles sus propiedades´. 

     Pero como es el caso de que no tenían papeles ni nada, cualquiera que les quiera quitar algo, pos nomás se las quita y ya… y en las oficinas del Departamento Agrario, nunca les hicieron caso para que no los invadieran. En 1938, el general Lázaro Cárdenas, visitó la región y los kiliwa lo entrevistaron nuevamente para quejarse de los despojos. En esa ocasión los kiliwa le pidieron papeles, y el general les respondió muy bonachonamente, con una nada convincente frase que todo el mundo debió aplaudir: 

“Los indígenas no necesitan papeles, cada uno de ustedes es un título”

     El resultado: Suicidio de los kiliwa. Debido a la discriminación de la que son objeto, los kiliwa han hecho un pacto de muerte dentro de su comunidad; este pacto declara que ninguna mujer kiliwa traerá un solo hijo más al mundo, acabando así esta etnia con su sufrimiento para siempre. Actualmente en este año 2010, ellos no pasan de un centenar de personas.

        El etnólogo  Carl Lumholtz rescata algunos comentarios huicholes en los cuales apreciamos el razonamiento de los mismos: “Si los cristianos rezan a los santos hechos por los carpinteros, ¿Por qué los huicholes no han de rezarle al sol, que ha sido hecho de mucho mejor modo?” o este otro: “¿Por qué ha de necesitar uno a los padres para casarse?”  “El asunto no tiene que ver sino con los dos interesados que se pueden reunir en la casa de sus padres y arreglar el casamiento.”

     Tal manipulación mental hecha por los conquistadores hasta no hace mucho tiempo era observada entre los indios popolocas de Puebla los cuales al ir a las ciudades y observar los maniquíes en las tiendas de ropa se preguntaban:
     ¿Qué dioses serían éstos?


    La pregunta ahora es: ¿Qué pasa? ¿Cómo estamos actualmente, a 200 años de la Independencia y 100 años de la Revolución, en nuestra sociedad multiétnica y pluricultural en pleno siglo XXl, en donde todo indica que seguimos padeciendo los mismos estigmas gubernamentalmente condicionados de desigualdad, pobreza, ignorancia e injusticia?

   Comenta la Dra. María Elisa Vásquez:

      Es obvio, que la sociedad mexicana exalta a los indígenas del México antiguo, a la vez que, desprecia e ignora a los que hoy en día viven las peores condiciones de pobreza y desigualdad…

     En el mismo tenor se encuentra el reclamo recogido por la etnóloga francesa Véronique Flanet ante la desigualdad que los indígenas mixtecos de la costa sienten y padecen ante los ladinos y demás mestizos:

“En este lugar maldito
donde reina la pobreza,
no se castiga el delito,


se castiga la pobreza”.


     “Los dioses se van porque su tiempo se ha acabado; pero regresa otro tiempo y con él otros dioses, otra era”

Octavio Paz.



Veracruz, Ver. México. Octubre 2010.