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lunes, 30 de enero de 2012

EL FETO AGRESIVO. Mito de los Andes

EL FETO AGRESIVO
Mito-historia en los Andes. Tristan Platt.
Dr. Antonio Fco. Rodríguez Alvarado.

     
     Las “supay” o almas  ancestrales precristianas son pensadas como pequeños “diablos” gentiles, que moran junto a las demás fuerzas oscuras en las profundidades  del interior de la tierra (ukhu pacha), gobernadas por la luna (Killa),  y deben entrar en los vientres de las mujeres para dar vida y energía a los embriones humanos en gestación. De tal modo que los antepasados paganos se reencarnan como bebés cristianos, proceso que se percibe como análogo a la conversión religiosa de la sociedad andina en el siglo XVI. La gestación del feto adquiere, de esta manera, asociaciones cósmicas. Lo que enfatiza la inevitable proximidad entre la vida y la muerte; las características agresivas y peligrosas del feto, con el que la mujer debe luchar, a riesgo de su vida, para poder expulsarlo durante el parto. Se considera una especie de exorcismo en el que la madre poseída por un pequeño diablo, fuente de dolor, peligro y a veces muerte, debe librar una esforzada lucha hasta parirlo o vomitarlo (rotura de la fuente, salida del líquido amniótico) para librarse y salvarse de esta amenaza mortal.

     Los aymará, del lago Titicaca, los indígenas del uma suyu (territorio o paisaje de agua) comparan al líquido amniótico con la chicha (cerveza de maíz) en fermentación. Por lo que llaman al líquido amniótico “la sagrada chicha”. Se echan gotas de chicha sobre la tierra antes de servirse, para alimentar a la Tierra Madre (Pachamama) y a las demás divinidades ctónicas.

     Según un mito ampliamente difundido, el tránsito desde la edad de los antepasados lunares o Chullpa a la edad del Sol inka (Inti) y cristiano (Jesucristo) fue un acontecimiento traumático en cuanto que el Sol naciente disecó a los antepasados, convirtiéndolos en momias, y sus casas en las tumbas funerarias que aún se agrupan en diferentes partes del paisaje alto andino. Los únicos Chullpa que escaparon de los rayos ardientes del Sol fueron aquéllos que vivían al lado de los ríos y lagos, en los cuales se hundieron para convertirse en los actuales Uru-Chipaya, o “gente del agua”.  Pero los antepasados chullpa conservan su posición como antepasados de los indios actuales, a través de la creencia de que sus almas paganas se reencarnan dentro del vientre de cada madre india, para transformarse a la cristiandad solar mediante ritos pos-natales de separación y bautismo. A veces se ven los Chullpa caminando por los campos baja la luz de la luna, como pequeños viejitos barbudos.

     Chullpas. Estás construcciones mortuorias, en Bolivia, Chile y Perú  eran erigidas para los difuntos más importantes de la comunidad, los cuales eran conservados en posición fetal (pensando en la reencarnación) y momificados, mientras más elaborado era la chullpa, de mayor jerarquía habría sido el difunto en vida. Debido al necroteísmo, eran consideradas objeto de culto.


Momia Chullpa
      
     Se dice que, como la mujer, el hombre también tiene un útero (makri, del castellano madre), que es la sede de su semilla (muju); la infertilidad puede reflejar un fallo en el aparato reproductivo de cualquier miembro de la pareja. La idea de un útero masculino tiene ciertos ecos de la covada (trabajo de parto masculino). El semen o “cuajo” del hombre se considera una forma complementaria de sangre, que se combina con la sangre menstrual en el momento de la concepción. El bebé se forma de los hilos de sangre que se van aglutinando dentro de los tejidos carnosos del vientre materno gracias a la introducción de una chispa vital (alma o supay), que se transmite como la emanación de una piedra local de concentración sagrada de poder y fertilidad llamada kamiri (infundidor de la vida”), que después  reencarnará en el nuevo ser.

     Se considera que las placentas y los fetos abortados después de tres meses de embarazo  se vuelven duendes, si han sido enterrados o quemados sin ser bautizados cristianamente. La hembra, se dice, emerge en grumos de sangre que todavía no se han solidificado, mientras que el macho aparece a los tres meses como “todo un hombrecito”. Siguen creciendo en sus tumbas inquietas (después de ser expulsados de su cómoda morada dentro del vientre) y salen en la noche, sobre todo en el período entre la luna llena y la nueva, momento en el que pueden verse bailando juntos, emitiendo una luz fantasmal (de ahí que también se les llame nina k´ara, “fuego pulsante”). Los fetos abortados son furiosos y vengativos, porque se les ha expulsado de su cómoda morada dentro del vientre, donde podían comer sangre materna en abundancia. Ansiosos por recuperar la nutrición perdida, salen a vagar por la noche, olfateando el lugar donde puede estar dando a luz una mujer, sobre todo si el parto va acompañado por una abundante pérdida de sangre. Visitan la casa, y empiezan a comer la sangre con la mirada de sus grandes ojos fetales, antes de entrar por su vagina para abrirse camino hacia arriba; si llegan a su corazón, la mujer muere. La madre es particularmente vulnerable si está sola y somnolienta; despierta con violentos dolores de estómago que le hacen crujir los dientes, mientras que los duendes “matan en la sangre”. Pero se les puede mantener alejados, a estos caníbales de parturientas, con la presencia tranquilizante de varios hombres mascando coca y vigilando, con el ordenamiento de elementos simbólicos en el umbral de la puerta: semillas de quinoa (que representan a mucha gente, y que era una de las  comidas favoritas de los Chullpa), un peine (que representa el monte espinoso, que no puede pasarse por los duendes), un espejo (que representa un “peñasco resbaloso”), o un látigo de piel de vaca (que inspira el miedo de los cuernos de las vaca). Se sienten también atraídos por los niños pequeños, con quienes juegan, y pueden comerlos si no se les ahuyenta con un rosario o con un pedazo de hierro. Les crecen barbas y se comportan de manera muy parecida a los Chullpa, hacia quienes parecen ir revirtiendo, lentamente, en una inversión extraña de la dirección del tiempo. Algunos indígenas conservan y disecan estos fetos, ofreciéndoles comidas rituales para adquirir riquezas y prosperidad.

     Al vomitar al feto, o sea, cuando el líquido amniótico cae al suelo, la mujer se viste con un viejo vestido y se peina cuidadosamente mientras yace, esperando, con un fajín en torno a la cintura, (tal como se lleva por los guerreros en las batallas) que se apretará inmediatamente después del parto para evitar que la placenta “flote” (phaway), “salte” (phinkiy)  o “se alce” (jikatay) dentro del cuerpo en busca del bebé perdido, llegando así a asfixiar a la madre.  Sólo entonces se corta el cordón (kururu) con un tiesto (k´analla), a veces recogido del suelo al instante fuera de la casa, augurando o garantizando que el niño tenga siempre buena ropa porque metonímicamente el tiesto está relacionado con las ollas y demás restos arqueológicos del tiempo de los Chullpa. Contrariamente, el uso de tijeras o instrumentos metálicos supone ropa escasa y andrajosa. El cordón se ata del lado del bebé con un hilo. Esta parte se va a caer y secar dentro de una semana, y puede usarse en forma de polvo como un remedio para la malaria. El recién nacido aún con huellas de sangre se lava en una fuente de orina espumosa proporcionada por todos los adultos presentes. La orina amarilla corta el flujo de sangre roja, mientras finaliza la cocción del bebé. Después de cortar el cordón, el cabo de la placenta se ata con un hilo doblado de lana roja (se considera de efectos mágicos), que después se amarra al dedo gordo del pie izquierdo de la mujer, lo que le permite ejercer su propia tracción controlada sobre la placenta para ayudarla a separarse de la pared uterina. La retención de la placenta se considera uno de los principales peligros del parto, y se asocia con el cocinar sobre el fogón o, sobre todo, con el tejer al sol: el calor sobre las espaldas de la mujer hace que la placenta se pegue a la pared uterina, como la comida que se quema en una olla o sartén. Otra técnica para expulsar la placenta consiste en que la mujer se atore hasta la garganta una botella verde: así se baja el diafragma y se produce una contracción. Después del alumbramiento la placenta se envuelve en harapos y se mantiene caliente cerca de la madre. Si se deja enfriar, la madre o el bebé pueden sufrir un dolor de estómago. Después de 3 días para que no se vuelva duende o q´ara wawa, como los fetos abortados, se entierra entera, rociada con agua salada y acompañada con platos de comida, o se reduce a cenizas, con rescoldo de estiércol animal, antes de enterrarla en el campo o debajo del umbral de la casa, donde los innumerables pies que lo pisan aseguran que no podrá salir para amenazar a la familia. En esta práctica puede considerarse a la placenta como el doble o “mellizo” del bebé el cual es sacrificado u ofrecido a una divinidad ctónica, para que el sobreviviente tenga mayor fuerza en la  vida. De 2 a 3 días previos a la lactancia el bebé recibe unas gotas de orina o tres cucharaditas de la misma, seguida a veces por gotas de infusión o chocolate. La orina es un antiséptico, neutraliza y limpia al bebé en un baño amarillo y salado, que constituye un “bautismo” ctónico, anterior al bautismo cristiano de sal blanca con agua, que se administrará pocos días después, para volverlo un wawa o bebé cristiano. Además el tratamiento con orina produce un efecto de curtido para prevenir hemorragias y heridas de la piel, aún tierna. Pero la postergación del pecho tiene un propósito muy importante: funciona para romper el hambre voraz y demoníaca del feto, y colocarlo bajo la disciplina de la práctica nutricional humana, con la nueva fuente cristiana de alimentación. En este corto periodo la madre domestica la voracidad del feto, al ordeñar de su pecho el calostro (kurta), si el bebé lo toma continuará con su hambre voraz; no sabrá “aguantar” como adulto los periodos de hambruna, y se mostrará tan goloso que avergonzará a sus padres por su mala crianza.

     Después del nacimiento, la madre se lava con agua caliente, y se le da un caldo de huesos también caliente. Se le administran infusiones de hierba hemostática, así como hollín (qhisi-ma), picante y negro, el cual también ayuda a contener el flujo excesivo de sangre. Cuando quiera lavarse las manos, debe hacerlo con agua donde se ha puesto a remojo el chuño (patata disecada), el cual es “caliente” y elimina la calidad “fresca” del agua pura. Antes de salir de casa, la mujer debe amarrarse los pies con andrajos teñidos, sacados de un viejo vestido (aymilla), por estar susceptibles de herirse y desangrarse. La puérpera no debe salir al aire libre si continúa con sangrado pospartum, podría atraer la atención fatal de los duendes. Aún está “abierta” y, por lo tanto, sujeta a la amenaza del frío; así, un viento chullpa podría soplar hacia sus adentros y provocarle la enfermedad de los Chullpa (chull-pa unquy o chullchu unquy), una sensación de debilidad y fatiga que paraliza a la víctima. Algunas mujeres llevan anillos de acero que los protegen, según sus creencias, de las enfermedades del aire.

     Los niños defectuosos y anormales los dejan morir sin excepción e inmediatamente después del parto. El cuidado de los lactantes es tan mínimo y negligente que solamente los niños más fuertes llegan hasta el segundo año. Por esto las familias de estos indios tienen tan pocos niños, aun cuando el número de partos sea relativamente bastante grande.

     El retorno de la madre a la vida normal de la comunidad pone fin y echa el telón a una dramática representación fisio-cósmica, que ha realizado las transformaciones del universo uterino en aras de la emergencia de una nueva vida y un nuevo tiempo.

     Nos enmarcamos nuevamente en la estructura cósmica de “este mundo” (kay pacha)  o vida terrena donde vivimos, nutridos por los poderes peligrosos de ambos extremos antagónicos.

     En los pueblos creyentes en la reencarnación, los vientos, equiparados a los espíritus de los antepasados o portadores de ellos, son temidos o buscados como causa de la generación humana. Así ocurre entre los indígenas australianos y lo mismo en ciertos pueblos indios de América.

     Así sucede con los vientos como con las lluvias y con el arco iris que las sigue en el cielo. Refiere Malinowsky que cierto pueblo de la Papúa, Nueva Guinea ignorante del hecho de que las mujeres son fecundadas mediante la penetración sexual, creen que la preñez puede ser causada por la lluvia que les caiga encima. Igualmente pasa con el arco iris. Según Karsten, “los indios canelos, emparentados con los jíbaros, tienen cierta superstición acerca del arco iris, de la que en parte participan los indios de la montañas, y en parte es peculiar a las tribus primitivas al este de los Andes. El arcoiris es un espíritu malévolo, particularmente peligroso para las mujeres jóvenes porque las puede preñar sobrenaturalmente. Para los indios peruanos el arcoiris (kurmi) era una achanchila (antecesor); los indios canelos y algunas otras tribus del Ecuador oriental imaginan que es una gran serpiente de agua o anaconda en el aire, o, como generalmente dicen, el arco iris es la ‘sombra de la serpiente anaconda amarum’… Cuando el arcoiris aparece, la mujer que está en su período menstrual no debe salir, pues el cuichi supay (el demonio del arcoiris) la puede fecundar, en cuyo caso daría a luz a un niño demoniaco (supay huahua). Parece probable que los indios canelos han tomado esta superstición de los indios de las montañas.

     Los jíbaros creía que sus hijos eran la reencarnación de sus antepasados, más esta idea sólo lo recuerdan hoy los ancianos; creen que si la mujer concibe es por la acción del marido y el influjo de la luna nueva; pero el papel del marido puede desempeñarlo un muerto o un espíritu; los hijos de los espíritus son generalmente niños monstruosos.  Las mujeres que durante la menstruación salen solas al bosque, se exponen a ser fecundadas por el demonio, que toma ya forma de un blanco, ya de un hermoso indio, con la cara pintada de achiote.   El arco iris “el cuilche”, es temido por las mujeres indias del callejón interandino y de las selvas amazónicas por sus fechorías.  Los gemelos, según los indios canelos, napos y zaparos, son tenidos como hijos de diferentes padres, el marido y el espíritu; para evitar esto los recién casados deben practicar ciertos ritos.   Los niños que juzgan ser hijos del demonio son matados, ya por los canelos que los entierran vivos, ya por los jíbaros que los aplastan pisándolos.                                                                                  

     El espacio era dividido en kay pacha o vida terrena, uku pacha o mundo de las profundidades y entrañas de los cerros y el hanan pacha o mundo de las estrellas. Todos los dioses, a excepción del Creador (Viracocha), moraban en el Hanan Pacha, adonde se dirigían igualmente las almas de los difuntos nobles. Qocha era la laguna, mama cocha el mar, qayqa el mar aire y aya el cadáver. Papay, padre mío.

     La tierra, la Pacha Mama, es la más importante divinidad  popular andina. Se personifica como a una mujer de poca altura y voz débil. Representa la fecundidad y es la madre de todos los productos agrícolas. Es deseable atraer sus favores…así cada vez que se bebe chicha se salpica la tierra con esa preciada bebida, para volverla fértil; y en agosto y en septiembre, al inicio de la siembra, el paqo (hechicero benéfico) presenta a la Pacha Mama ofrendas de alimentos y de chicha.

EL REY CANUTO

EL REY CANUTO
EL REY DE LAS MAREAS


                                                                   EFECTO PALACIO
NARRADORA Cuenta la leyenda que allá por el siglo once, en plena Edad Media, existió un rey llamado…
CANUTO Canuto.
NARRADORA El rey Canuto era muy poderoso. Reinaba sobre…Inglaterra, Dinamarca, Noruega y Escocia.

NARRADORA A pesar de su nombre, el rey Canuto no era tan bruto. Al contrario, tenía fama de gobernante sabio y prudente.
CANUTO Brutos son los que me rodean. Mejor dicho, no son brutos, sino adulones.
EFECTO TROMPETA
SIERVO 1 ¡Oh, rey, glorioso rey, recibe la obediencia de éste tu siervo!
SIERVA ¡Oh, rey, maravilloso rey, tus palabras serán órdenes para mí!
SIERVO 2 ¡Rey Canuto, habla y el mundo se arrodillará ante ti! ¡Hasta el Sol, la Luna y las estrellas se pondrán a tu servicio!
NARRADORA El rey Canuto recibía tantas reverencias, tantos elogios, tantos aplausos, que un día decidió deshacerse de aquella corte de adulones.
CANUTO (MEDIA VOZ) Serviles, sobones, babosos, quitamotas, lamefondillos… (CAMBIA) ¡Atiendan bien, mis súbditos!
VARIOS ¡Ordene, Su Majestad!
CANUTO Ustedes dicen, y con razón, que mi gloria y mi poder son tan grandes que nadie osaría desobedecerme. ¿No es así?
VARIOS Así es, Su Majestad.
CANUTO Muy bien. Pues llevarán mi trono a la orilla del mar.
VARIOS ¿A la orilla del mar?
CANUTO Sí, y ustedes vendrán conmigo.
VARIOS ¡Como ordene, Su Majestad!
CONTROL MUSICA DE ÉPOCA
EFECTO MAR
NARRADORA Los súbditos del rey Canuto cargaron el trono hasta la playa más cercana. (RUIDOS) Todavía la marea estaba baja cuando el rey, con voz de trueno, se dirigió al océano y le ordenó:
CANUTO Escúchame tú, mar océano. Yo soy el rey y debes obedecerme, igual que me obedecen todos estos que me rodean. Así pues, te ordeno que no subas ni invadas mis tierras con tus aguas. Ni se te ocurra mojar el ruedo de mi manto.

NARRADORA Dicho esto, el rey Canuto se sentó en el trono colocado a orillas del inmenso mar. Mientras, todos sus súbditos…
CANUTO (MEDIA VOZ) Serviles, sobones, babosos, quitamotas, lamefondillos…
NARRADORA …quedaron en silencio, expectantes. 




EFECTO MAR
NARRADORA Al rato, el mar, ignorando la orden del rey, comenzó a subir lentamente. La marea levantó las aguas y mojó las sandalias del rey… Pero los súbditos seguían guardando silencio…
EFECTO MAR
NARRADORA Subió más y empapó el manto de lino blanco y púrpura…
CANUTO ¡Tontos!... ¿No ven que me estoy mojando?SIERVO 1 Pero usted ordenó al mar que no subiera, Su Majestad…SIERVA 1 El océano tiene que obedecerle, Su Majestad.CANUTO Y ustedes tienen que largarse de aquí. Largarse por tontos. Por brutos. Quedan todos despedidos. VARIOS Pero, Su Majestad…
CANUTO Ustedes saben que la naturaleza no obedece órdenes humanas, aunque vengan del rey. Pero se quedaron callados por serviles,
sobones, babosos, quitamotas, lamefondillos…


VARIOS Ohhh…

CANUTO ¡Váyanse, y aprendan que ninguna autoridad necesita adulones! ¡Yo quiero colaboradores que critiquen lo que haya que criticar, que opinen, que señalen los errores, que discutan mis órdenes si son absurdas!... ¡Váyanse!CONTROL MÚSICA DRAMÁTICA
LOCUTOR Esta leyenda está dedicada a presidentes, gobernantes, diputadas y diputados, senadores, alcaldes y alcaldesas, y tantas autoridades que viven rodeados de adulones, y no siguen el sabio ejemplo del rey Canuto.BIBLIOGRAFÍA
http://www.enlabuhardilla.com/Sabiasque/ Una producción de RADIALISTAS APASIONADAS Y APASIONADOS / www.radialistas.net



EL DERECHO DE PERNADA


EL DERECHO DE PERNADA
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO




«Le Droit du seigneur» por Vasili Polénov
Un cuadro historicista que recrea de manera idealizada la escena de un anciano entregando sus jóvenes hijas al señor feudal.

     También llamado jus primae noctis, o "derecho de primera noche", derecho feudal en virtud del cual un señor podía acostarse con la esposa de un vasallo en su noche de bodas. En la Edad Media, tenían obligación los vasallos desposados de ofrecer a sus señores las primicias nupciales, presentándoles sus esposas para que hollasen la primera vez en su pudor virginal. Si, las clases bajas tenían a honor ser expoliadas por sus señores de las primeras pertenencias de la mujer.
     Existían muchos derechos feudales en relación con el matrimonio (por ejemplo, el señor podía elegir la novia de su vasallo), pero invariablemente se pagaban unos derechos para rescatarlos y probablemente el derecho de pernada era un impuesto de ese tipo.
     Se ha negado la existencia del derecho de pernada (empero, se encontraron registros en los que se hacen constar los pagos hechos por los vasallos para no someterse a él). Aunado a todo esto, el alemán Nicolás Popielovo, que viajó a España en el siglo XVl decía: “Los nobles duermen la primera noche con las mujeres de sus campesinos”, y la prueba más decisiva es el decreto aboliendo el derecho de pernada. 
     En Francia, el Parlamento promulgó una ley (11 de marzo de 1501) autorizando “a los esposos para que se acostaran juntos las tres primeras noches sin tapujos”. A la verdad, este derecho estaba rescatándose, y no fueron los eclesiásticos  los que de mejor grado abandonaron sus prerrogativas. En Lyon, los canónigos conservaron largo tiempo el derecho de meter una pierna desnuda en el lecho de los recién casados. Y el precio del rescate era tan humillante en un principio como lo que se rescataba. Por ejemplo: Los vasallos quedaban obligados a besar cierto día del año el cerrojo (emblema fálico) en la puerta de su señor. Un señor de Vexin normando juntaba en juicio a los siervos en edad de matrimoniarse, y después que recibían la bendición nupcial, les hacía sentar a su mesa y cuando estaban hartos les imponía condiciones tan extravagantes como éstas: Pasar la noche de bodas en la copa de un árbol y consumar allí el matrimonio, o dentro del riachuelo Andelle, o permanecer dos horas en camisa, o les uncía por parejas en carretas.
     Cuando la evolución de los tiempos trajo el rescate en metálico, el cura de Bourges reclamaba cierta suma de todos los contrayentes de su parroquia a cambio del derecho “al primer conocimiento carnal”.



Principal fuente de información tomada del libro: "Las bodas y sus ritos" de Henrich Hoffman.



DESPEDIDA Paul Geraldy




DESPEDIDA
PAUL GERALDY




Imagen Internet

Conque entonces, adiós. ¿No olvidas nada?
Bueno, vete... Podemos despedirnos.
¿Ya no tenemos nada qué decirnos?
Te dejo, pues irte... Aunque no, espera,
espera todavía
que pare de llover... Espera un rato.
Y sobre todo, ve bien abrigada,
pues ya sabes el frío que hace allí afuera.
Un abrigo de invierno es lo que habría
que ponerte... ¿De modo que te he devuelto todo?
¿No tengo tuyo nada?
¿Has tomado tus cartas, tu retrato?
Y bien, mírame ahora, amiga mía;
pues que en fin, ya va uno a despedirse.
¡Vaya! No hay que afligirse;
¡vamos!, ¡no hay que llorar, qué tontería!

¡Y qué esfuerzo tan grande
necesitan hacer nuestras cabezas,
para poder imaginar y vernos
otra vez los amantes
aquellos tan rendidos y tan tiernos
que habíamos sido antes!

Nos habíamos las vidas entregado
para siempre, uno al otro, eternamente,
y he aquí que ahora nos las devolvemos,
y tú vas a dejarme y yo voy a dejarte,
y pronto partiremos
cada quien con su nombre, por su lado...
Recomenzar... vagar...
vivir en otra parte...
Por supuesto, al principio sufriremos.
Pero luego vendrá piadoso olvido,
único amigo fiel que nos perdona;
y habrá otra vez en que tú y yo tornaremos
a ser como hemos sido,
entre todas las otras, dos personas.

Así es que vas a entrar a mi pasado.
Y he de verte en la calle desde lejos,
sin cruzar, para hablarte, a la otra acera,
y nos alejaremos distraídos
y pasarás ligera
con trajes para mí desconocidos.
Y estaremos sin vernos largos meses,
y olvidaré el sabor de tus caricias,
y mis amigos te darán noticias
de "aquel amigo tuyo".
Y yo a mi vez, con ansia reprimida
por el mal fingido orgullo,
preguntaré por la que fue mi estrella
y al referirme a ti, que eres mi vida,
a ti, que eras mi fuerza y mi dulzura,
diré: ¿cómo va aquella?

Nuestro gran corazón, ¡qué pequeño era!
Nuestros muchos propósitos, ¡qué pocos!;
y sin embargo, estábamos tan locos
al principio, en aquella primavera.
¡Te acuerdas? ¡La apoteosis! ¡El encanto!
¡Nos amábamos tanto!
¿Y esto era aquel amor? ¡Quién lo creyera!
De modo que nosotros -aún nosotros-,
cuando de amor hablamos
¿somos como los otros?
He aquí el valor que damos
a la frase de amor que nos conmueve.
¡Qué desgracia, Dios mío que seamos
lo mismo que son todos! ¡Cómo llueve!

Tú no puedes salir así lloviendo.
¡Vamos!, quédate, mira, te lo ruego,
ya trataremos de entendernos luego.
Haremos nuevos planes,
y aun cuando el corazón haya cambiado,
quizá revivirá el amor pasado
al encanto de viejos ademanes.

Haremos lo posible;
se portará uno bien. Tú, serás buena,
Y luego... es increíble,
tiene uno sus costumbres; la cadena
llega a veces a ser necesidad.
Siéntate aquí, bien mío:
recordarás junto de mí tu hastío,
y yo cerca de ti mi soledad.



LAS TEPAS DE LA HUASTECA Antonio Fco. Rguez.A.



TEPAS O TLALTEPAS

ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO






En la Huasteca, el N del estado de Veracruz -Álamo, Agua Fría, Castillo de Teayo y Tamiahua- especie de duendes o brujas. Existen malas y buenas: las primeras son mujeres muy altas, horripilantes, blancas, de pelo zacatudo como mecate que se deshebra; cabeza alborotada; cabeza china; las buenas son mujeres de cabello largo, negro y brillante, de cuerpo esbelto, pero con cara deforme –igual que el de las malas. Siempre portan un vestido blanco y ligero. Versión que se encadena con otra: son gente antigua convertida en piedra y pueden salir donde hay esculturas prehispánicas ocultas en el monte. Ambas coinciden en que salen a las doce del día (el mediodía es cuando el Sol toma su “siesta”, descansa un poco) en los cruces de caminos, en patios, en montes y a las orillas de los ríos, arroyos y pozas para bañarse. Se sabe, además, que a esta hora al internarse las mujeres en el monte, rumbo al arroyo distante, con su cántaro vacío, el sol las debilita, les causa sopor, haciéndoles escuchar murmullos y volviéndolas más temerosas e indefensas. 

      Las tepas buenas auxilian ocultas a las señoras en las tareas domésticas, en cambio, las tepas malas preparan su almuerzo a mitad del paso de los caminantes, éstos sólo huelen la comida pero no ven nada, y sin darse cuenta patean el invisible anafre, por lo que ellas muy enojadas malean al culpable provocándole dolores de cabeza, mareos y vómitos, que sólo las curanderas podrán quitar. Los hombres, principalmente borrachos, que las han visto en los caminos, al día siguiente se les encuentran desbarrancados o nunca aparecen, y en caso de sobrevivir, sólo es por muy corto tiempo, debido a que al ver su rostro, enferman gravemente y mueren al poco tiempo. A las Tepas malas no hay  algo que les cause tanto regocijo y diversión como mal aconsejar a las mujeres, ocasionándoles graves problemas familiares. Por eso se oyen con frecuencia frases como “se fue con la Tepa” o “la perdió una Tepa”. Se dice que las tepas malas son por lo general muy envidiosas pues por su misma fealdad aborrecen a las mujeres hermosas; para desquitarse las introducen a lagos o a bosques con el afán de desaparecerlas, logrando con frecuencia su objetivo. Se dice que para que no hagan daño se deben tomar ramas y torcerlas. Se dice también que algunas veces al perseguir un borracho a las tepas, éstas, girando como aire vertiginoso, se envuelven en una nube y  desaparecen de momento, apareciendo en su lugar una chiquilla de brazos, de cabeza muy china y aguada, que en cualquier momento lanzando un rutido puede salir corriendo por el aire. Apenas anochece las tepas salen por las orillas, causan temor, producen angustia, se dice que son aires que pueden capturar al hombre, apoderarse de su alma, de su sombra con peligro inminente de llevarlo a su seno: a la tierra, de donde proceden, de donde brotan estas manifestaciones vaporosas, estos espíritus de la Tierra. A estas personas  alguien  tiene que barrerlas (hacerles una limpia o ensalmo) para que recuperen su sombra y se alivien. Existe el tabú de no matar a las lechuzas que viven en los huecos de las hayas, porque son el alma de tepas buenas. A las tepas buenas les encanta jugar con los niños. Las tepas malas también aparecen en lugares donde juegan los niños, con el fin de internarlos en lo más profundo de los montes, y devolverlos sin espíritu.  Las tepas malas se enojan cuando los chiquillos traviesos arrojan al agua piedras o plantas que crecen a la vera del río. Se desata en ellas una ira incontenible y lanzan hechizos sobre ellos “robándoles el espíritu”, por lo que los chiquillos se enferman de vómitos y fiebre hasta quedar inconscientes, nombrando en sus desvaríos a las tepas. Es necesario que un brujo “barra” el cuerpo del niño con hierbas y flores y les de una “friega” con aguardiente, los envuelva en cobijas y los deje sudar. Quedando el brujo agotado por la lucha espiritual con la tepa para convencerla que le regrese el espíritu. Finalmente recomienda que al día siguiente muy temprano lleven una ofrenda y la arrojen al río, y que al regresar, a lo largo de todo el camino deben ir llamando al niño por su nombre: “Juanito, no te quedes, ven con nosotros”. Así el espíritu del niño volverá con ellos, y al llegar a la casa lo encontrarán sano. En Tempoal, Veracruz, en donde son llamadas “reinas del agua”, comentan que quien ve a una tepa le da salpullido, los adultos tienen que ir al  panteón municipal, tomar un puñado de tierra y echarlo para atrás sin voltear, a las pocas horas se le desaparece el salpullido. En tanto, cuando “los fregados por las tepas” son niños, las mamás de éstos tienen que partir una tortilla en 7 pedazos y llevarla al río, se dice que este alimento satisface a las tepas, por lo que el mal del niño desaparece. En el poblado nahua de Ixcatepec les llaman Tlaltepas. Posiblemente su nombre provenga de la misma raíz que el de Tlaltecuhtli, dios de la tierra. El cual, por cierto, también tiene el cabello encrespado.

     Tomado de mi libro: Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye un diccionario  de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas, 2007




BRUJA, SIGNIFICADOS. Antonio Fco. Rguez. A.

SIGNIFICADO DE LA PALABRA BRUJA  
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado



     Del griego strigx, strigghos; en latín strix, strigis, ave nocturna, pájaro funesto. Strix es un género de aves rapaces llamadas habitualmente cárabos, lechuzas o tecolotes. Pertenecen a la familia Strigidae (estrígida). Las hechiceras se podían convertir en animales, en pájaros ("striga", mitad ave y mujer, que lanza gritos estridentes y chillidos y  cantos aterradores con el fin de paralizar a sus víctimas) sobre todo, realizando vuelos nocturnos.  Etimológicamente, bruja parece derivar del término castellano antiguo “buxa” que puede tener relacion con la palabra buha (en árabe la palabra buha o buh  significa buho) o buja y que por último derivó en el íbero “bruixa” y más claramente del gallego antiguo ‘bruxa’ (bruja). La razón de peso de esta idea es la traducción de striga a buha, ya que nos referimos a una entidad femenina.  Y por otro lado es sabida la pronunciación antigua española de x por j, por ejemplo México por Méjico, Texas por Tejas, etc.  Es admisible la comparación de la cara de una lechuza con la de una bruja, además de los hábitos nocturnos y del miedo supersticioso y mortal que inspiran ambas. La imagen estereotipica de este personaje: mujer vieja y fea montada sobre una escoba, al parecer procede de antiguos rituales de fertilidad europeos. Un aguafuerte de Goya muestra un par de brujas, una vieja y la otra joven, volando montadas sobre una escoba y volando junto a ellas una lechuza (¿una tercera bruja?) Las personas promovían la fertilidad yendo a los campos con palos de escobas y horcas. Solían danzar alrededor de los cultivos, saltando muy alto para estimular un buen desarrollo de las cosechas. Este típico y antiguo acto de magia se conoció posteriormente como brujería, y obviamente como brujas a las antiguas sacerdotisas. Y la reunión nocturna  de brujos y brujas en algún lugar apartado o bien en el bosque con la intervención o no del demonio (en sustitución de Pan, dios de la fertilidad, o de sus sátiros) se conoce como aquelarre, del vascuence aque, cabrón + larre, prado: “Prado del cabrón o del macho cabrío”. Es también conocido con el nombre hebreo de  sabbath (por celebrarse la noche del viernes al sábado). Es sabido, además,  la costumbre del uso de alcaloides contenidos en algunos hongos, peyote (Lophophora williamsii), ruda (Ruta chalepensis y Ruta graveolens), toloache (Datura stramonium y Datura meteloides), etc.,  como vehículos naturales, debido a sus propiedades, de alcanzar estados de modificación de la conciencia, por lo que algunas chamanas utilizaban varas untadas con el alcaloide muscarina (principio psicoactivo del hongo Amanita muscaria) para frotárselas en la mucosa de la región anal y vaginal; de ahí la imagen de las “brujas” que vuelan montadas sobre palos de escoba: el vuelo metafórico de la conciencia. Por último, debo recordar la existencia del famoso “ungüento volador de los brujos” que se creía estaba compuesto de varias hierbas venenosas como la belladona (Atropa belladona), la cicuta (Conium maculatum) y el matalobos ó acónito (Aconitum napellus). La combinación de dichas drogas produce vértigo, altera el ritmo cardíaco y generalmente hace que las personas sientan que están volando.




El término inglés witch (brujo, bruja) se deriva de la palabra anglosajona wicca, que significa “el sabio”. Al comienzo esta palabra fue usada sólo para referenciar sacerdotes de la religión antigua, quienes también eran doctores, granjeros, abogados y cazadores. Despues, wicca se convirtió en el nombre dado a todos los creyentes y practicantes de la brujería y a la brujería misma.
Uno de los epitectos usados para la diosa griega de la sabiduría Atenea era glaucopis, de glaukos, blanco brillante, plateado + ôps, ojos: ojos brillantes o plateados, y de esta raíz  proviene  glaux, ‘mochuelo’ (buho). Por la asociación del  mochuelo con esta deidad figura como símbolo de la sabiduría.
Los shamanes tungús en Siberia no sólo consumen el hongo muscaria, sino  también beben la orina de quienes participan en los ritos para aprovechar el elemento enteógeno activo que se concentra en este líquido.
En la glándula parótida  de lo sapos se produce la sustancia psicoactiva Bufotenina.


ADONAY Antonio fco. Rguez. A.

ADONAY
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado



     Don Gonzalo Aguirre Pech, famoso brujo de Catemaco, Ver., era considerado un “Brujo Completo”, ya que en todos sus trabajos siempre invocaba a las dos potencias: “En el nombre del Ser Supremo (Dios) y del Adorable Adonai (Diablo)”. Igualmente, otorgaba dos tipos de tratamientos: “a lo blanco”, menos efectivo, para el cual tenía a la vista en su altar, escapularios religiosos e imágenes de Santos (Santiago, San Antonio de Padua, San Martín de Porres y San Martín Caballero) alrededor de un pequeño crucifijo a cuyo Cristo le faltaba una pierna. Y en otro lugar, escondido tras una cortina, tenía el altar para curar “a lo negro”, que es el infalible, en donde se encontraba la horrenda figura de Adonai, un diablo rojo tallado burdamente en madera de mangle, lanza en ristre. Y cuando Don Gonzalo se cansaba de atender a tanta clientela, decía: Para el amigo no hay imposibles; pero tampoco hay que cargarle la mano”. En la azotea de su domicilio particular en Catemaco se siguen viendo  estatuillas de tigres… ¿naguales vencidos y petrificados?



     Adonai palabra cabalística, del hebreo Adonay “Mis Señores”, plural de Adon  “Señor”, eufemismo  usado como “Divino” en los primeros libros de las Sagradas Escrituras por llegar a ser considerado el nombre de Yahvé demasiado sagrado como para que fuera posible expresarlo. La palabra Adonay es equivalente a la palabra Kyrios de los griegos. La misma palabra Adonis, la deidad  griega de la belleza varonil delicada, parte de la misma raíz; igualmente Adonis, el Demonio quemador que cumple su función en los incendios y que está relacionado con el Thamuz hebreo, demonio de segunda categoría, inventor de las armas de fuego y de la inquisición y que inicia a los hombres en la tortura. Sus dominios son las llamas y las hogueras; también dependen de él los ardores amorosos. Algunos demonólogos le atribuyen la invención de los brazaletes que los enamorados hacen con los cabellos de sus amadas.  Lo más probable es que don Gonzalo se estuviera refiriendo específicamente a este Demonio. Por otro lado, recordemos que los antiguos mexicanos desde la Colonia adoptaron muchas de las figuras y creencias cristianas, pero solo para ocultar a sus verdaderos dioses, de este modo, adoraban uno a uno a todos sus dioses bajo la fachada cristiana de la imagen del santo que tuviera más similitud con su dios. Gracias a este camuflaje pervivió parte del panteón de la religión prehispánica.

LA MULATA DE CÓRDOBA, LA TATUANA



LA MULATA DE CÓRDOBA

ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO






     La madre de ella era una negra esclava que había llegado a la Nueva España, procedente de las islas Visayas, de las Filipinas, en la Nao de la China, o “Galeón de Manila” como también se le conocía. Ella, la madre,  una mujer de grandes ojos negros y de exuberante e insaciable sensualidad con un ritmo cadencioso de caderas equiparable al vaivén de la hamaca. Viviendo en Córdoba, Veracruz, fue acosada sexualmente por su amo, un criollo, naciendo nueve meses después, una mulatita tan linda, y agraciada que sus amos intentaron quedarse con ella. Por lo que la negra llevándose a su hija, se refugió en Yanga, primer pueblo libre de América, en donde los negros vivían en completa libertad, pero preocupada por el ambiente sórdido del lugar y  deseando un mejor porvenir de su hija, huyó nuevamente, esta vez con destino a la Capitanía de Guatemala, viviendo escondidas y protegidas por algunos indígenas maya quiché. Los cuales enseñaron a la niña todos los secretos de su cosmovisión, hasta convertirla en una digna sacerdotisa maya, la cual desarrolló además el don de la ubicuidad. Ella disfrutaba pasear por la selva recolectando plantas y flores, escuchar y enterarse de la plática de los animales, y refrescarse en las aguas límpidas,  diáfanas de sus ríos y lagunas. Y en las noches de luna observar y estudiar los astros y las estrellas.  Cuando la mulata tenía alrededor de 18 años, fue sorprendida y robada por unos mercaderes españoles los cuales se dirigían a La Antigua, Guatemala.




     Cuentan que en la selva maya se encontraba un Ahau o sacerdote maya viviendo dentro de un almendro de flores rosadas, el cual  sabía el secreto de las plantas que lo curan todo, el vocabulario de la obsidiana –piedra que habla- y leer los jeroglíficos de las constelaciones. Un día, desnudándose en un riachuelo de la forma vegetal, tomó naturaleza humana nuevamente,  y encaminose a la ciudad para buscar comprarle a un mercader de La Antigua a la esclava más bella... la mulata. Al verse el maestro y la esclava, en silencio se miraron a la cara con los ojos del alma, al mismo tiempo, como dos amantes que han estado ausentes y se encuentran de pronto. La esclava iba desnuda. Sobre sus senos, hasta sus piernas, rodaba su cabellera negra envuelta en un solo manojo, como una serpiente tatoana. La escena fue turbada por ruidos insolentes. Venían a detenerlos en nombre de Dios y el Rey, por brujo a él y por endemoniada a ella. Entre cruces y espadas bajaron a la cárcel, el Maestro, y la esclava, luciendo ésta sus carnes que de tan firmes parecían de oro. Siete meses después, se les condenó a morir quemados en la Plaza Mayor. La víspera de la ejecución, el Maestro acercose a la esclava y con la uña le tatuó un barquito en el brazo, diciéndola: - Por virtud de este tatuaje. Tatuana, vas a huir siempre que te halles en peligro, como vas a huir hoy. Mi voluntad es que seas libre como mi pensamiento; traza este barquito en el muro, en el suelo, en el aire, donde quieras, cierra los ojos, entra en él y vete… ¡Vete, pues mi pensamiento hará de ti igual que Chimalmat (diosa que en la mitología quiché se torna invisible, por encantamiento)!  Sin perder un segundo la Tatoana hizo lo que el Maestro dijo: trazó el barquito, cerró los ojos y entrando en él – el barquito se puso en movimiento-, escapó de la prisión y de la muerte. Y a la mañana siguiente, la mañana de la ejecución, los alguaciles encontraron en la cárcel un árbol seco que tenia entre las ramas dos o tres florecitas de almendro, rosadas todavía.

      Años después se cuenta que vivía en Córdoba una mulata a quien se le acusó ante la Santa Inquisición de tener tratos con el diablo. Esta afirmación tenía como base la eterna juventud de la bella mujer; los años pasaban y su rostro no tenía ninguna arruga ni su pelo encanecía. Cada día era más bella. Algunas personas decían que era una bruja, pues sabía el secreto de las plantas que lo curan todo, adivinar con la obsidiana  y leer los jeroglíficos de las constelaciones, pero su comportamiento ponía esto en duda: socorría a los pobres y a los enfermos. Además de que había quienes juraban y perjuraban que este personaje mítico se manifestaba en los lugares costeños del centro y sur de Veracruz, presagiando buena suerte a los pescadores y a los enfermos. Casi todos estaban de acuerdo en que consistía en la aparición de una hermosa mulata, ojos verde castaño claro, con el pelo muy largo, que llevaba tatuado en uno de sus brazos un barco y rara vez logra vérsele el rostro;   este personaje sólo camina por la orilla de la playa y no causa ningún mal a quien la  vea. Sólo los asusta al desaparecer frente a ellos. Por su facilidad para esconderse o desaparecer, y por la encantadora e hipnotizante belleza reptilínea u ofidia esta mulata fue llamada La Tatoana (culebra Gobernadora).


     Y era verdad, la mulata era tan radiante y hermosa que pronto causó la admiración y codicia por parte de los caballeros y la envidia y, hasta cierto punto el repudio por las damas que se sentían aplastadas por su gran personalidad y carisma. En un momento dado se unieron los complejos de algunos caballeros rechazados por ella en sus proposiciones amorosas, con los celos y envidias de las damas confabulando en contra de la mulata la cual fue acremente acusada de bruja o hechicera ante las autoridades civiles y religiosas, las cuales optaron en común acuerdo por enviarla a las mazmorras del islote de San Juan de Ulúa.

     Estando reclusa en la fortaleza de San Juan de Ulúa, la noche anterior a la fecha de su ejecución, la mulata dibujó con un tizón un barco en la pared de su celda y le preguntó al guardián: -¿Qué crees que le hace falta? El hombre le contestó que sólo echarlo al mar. Acababa de decir esto el guardia cuando la mulata, desvaneciéndose, quedó plasmada en el barco; el cual se alejo atravesando la pared, bogando rumbo a Manila, su tierra materna, sin que el hombre pudiera hacer algo. En las Filipinas, se hizo de una confortable casa y en medio de su enorme huerto de plantas mágicas y medicinales plantó… un almendro de flores rosadas.










     Conjunté mi leyenda con parte de la leyenda de La Tatuana del gran escritor guatemalteco y premio Nóbel de Literatura Miguel Ángel Asturias.


BIOCHI O CACOMIZTLE

BIOCHI  (CACOMIZTLE)

Cacomiztle (Bassariscus sumichrasti). Conocido además como Goyo, wilo, mico rayado, wet (tzotzil), wuyúk (maya lacandón). Biochi, del pipil, mico de noche, cacomiztle (del náhuatl tlacomiztli, a su vez de tlaco, medio + miztli, león).     Es incorrecta la grafía cacomixtle, pues la raíz proviene de miztli, león, y no de mixtli, nube. Además, pudiera pensarse que la palabra cacomiztle fuera híbrida: del latín cacus, caco, ladrón que roba con destreza, y del náhuatl miztli, león y p. ext. gato (el gato fue introducido por los europeos): “Gato ladrón”.

     Extracto y arreglo de la compilación de Clemente Campos (2003: 59-68). En Los Tuxtlas aún sigue vigente la creencia en nahuales los cuales pueden transfigurarse en diferentes animales como son el biochi, tecolotes, perros, zopilotes, etc. En relación al biochi se comenta que llega a las casas muy noche o de madrugada y empieza a llorar como mujer y al salir el dueño de la casa a aventarle de plomazos, el biochi se burla de él, brinca y grita ay, ay, ay, ay y aunque lo hieran no es posible matarlo. La única forma de matarlo es ponerse la ropa interior al revés, hacerle siete cruces al cartucho y siete cruces al cañón de la carabina con agua bendita. El machete y la linterna también deben curarse.


 Una noche, escuché gritar al biochi, tomé mi linterna, mi machete y mi carabina, salí de la casa  y empecé a buscarlo, sus gritos de güilo, güilo, güilo me atemorizaron y me entraron escalofríos, pero agarré valor y comencé a linternearlo, estaba en un arbolito de  guayaba, con las manos tapándose la cara, estaba encogido, nomás le brillaba un ojo, que le pongo un tiro en la mera frente y se viene para abajo gritando de dolor ay, ay, ay, al caer sonó como un cristiano que hubiera caído de lo más alto, se quiso enderezar para arriba, pegó el último grito y volvió a caer. Lo agarré a lomazos de machete, lo llevé a la casa y lo abrí: sus tripas, eran hojitas de maíz, las tiré afuera. Apestaba mucho, un brujo apesta mucho, muy feo, que dan ganas de vomitar, entonces lo dejé abierto como estaba, me alejé y escuché que todavía se quejaba. Lo bueno fue que me acordé de los consejos de los abuelos y me regresé,  y lo arrastré 25 metros, de no haberlo hecho así, aunque lo hubiera matado, revive, se compone y escapa. Le eché sal, agua bendita, gasolina y lo quemé y nomás se encogió - dicen los ancianos, si es brujo nomás se va a encoger, si es normal se quema todo. Al otro día lo tiré al callejón. Horas después una bruja fue encontrada tendida y muerta… de un balazo en la frente.