TEPAS
O TLALTEPAS
ANTONIO
FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
En la Huasteca, el N del
estado de Veracruz -Álamo, Agua Fría, Castillo de Teayo y Tamiahua- especie de
duendes o brujas. Existen malas y buenas: las primeras son mujeres muy altas,
horripilantes, blancas, de pelo zacatudo como mecate que se deshebra; cabeza
alborotada; cabeza china; las buenas son mujeres de cabello largo, negro y
brillante, de cuerpo esbelto, pero con cara deforme –igual que el de las malas.
Siempre portan un vestido blanco y ligero. Versión que se encadena con otra:
son gente antigua convertida en piedra y pueden salir donde hay esculturas
prehispánicas ocultas en el monte. Ambas coinciden en que salen a las doce del
día (el mediodía es cuando el Sol toma su “siesta”, descansa un poco) en los
cruces de caminos, en patios, en montes y a las orillas de los ríos, arroyos y
pozas para bañarse. Se sabe, además, que a esta hora al internarse las mujeres
en el monte, rumbo al arroyo distante, con su cántaro vacío, el sol las
debilita, les causa sopor, haciéndoles escuchar murmullos y volviéndolas más
temerosas e indefensas.
Las tepas buenas auxilian ocultas a las señoras en las tareas domésticas, en cambio, las tepas malas preparan su almuerzo a mitad del paso de los caminantes, éstos sólo huelen la comida pero no ven nada, y sin darse cuenta patean el invisible anafre, por lo que ellas muy enojadas malean al culpable provocándole dolores de cabeza, mareos y vómitos, que sólo las curanderas podrán quitar. Los hombres, principalmente borrachos, que las han visto en los caminos, al día siguiente se les encuentran desbarrancados o nunca aparecen, y en caso de sobrevivir, sólo es por muy corto tiempo, debido a que al ver su rostro, enferman gravemente y mueren al poco tiempo. A las Tepas malas no hay algo que les cause tanto regocijo y diversión como mal aconsejar a las mujeres, ocasionándoles graves problemas familiares. Por eso se oyen con frecuencia frases como “se fue con la Tepa” o “la perdió una Tepa”. Se dice que las tepas malas son por lo general muy envidiosas pues por su misma fealdad aborrecen a las mujeres hermosas; para desquitarse las introducen a lagos o a bosques con el afán de desaparecerlas, logrando con frecuencia su objetivo. Se dice que para que no hagan daño se deben tomar ramas y torcerlas. Se dice también que algunas veces al perseguir un borracho a las tepas, éstas, girando como aire vertiginoso, se envuelven en una nube y desaparecen de momento, apareciendo en su lugar una chiquilla de brazos, de cabeza muy china y aguada, que en cualquier momento lanzando un rutido puede salir corriendo por el aire. Apenas anochece las tepas salen por las orillas, causan temor, producen angustia, se dice que son aires que pueden capturar al hombre, apoderarse de su alma, de su sombra con peligro inminente de llevarlo a su seno: a la tierra, de donde proceden, de donde brotan estas manifestaciones vaporosas, estos espíritus de la Tierra. A estas personas alguien tiene que barrerlas (hacerles una limpia o ensalmo) para que recuperen su sombra y se alivien. Existe el tabú de no matar a las lechuzas que viven en los huecos de las hayas, porque son el alma de tepas buenas. A las tepas buenas les encanta jugar con los niños. Las tepas malas también aparecen en lugares donde juegan los niños, con el fin de internarlos en lo más profundo de los montes, y devolverlos sin espíritu. Las tepas malas se enojan cuando los chiquillos traviesos arrojan al agua piedras o plantas que crecen a la vera del río. Se desata en ellas una ira incontenible y lanzan hechizos sobre ellos “robándoles el espíritu”, por lo que los chiquillos se enferman de vómitos y fiebre hasta quedar inconscientes, nombrando en sus desvaríos a las tepas. Es necesario que un brujo “barra” el cuerpo del niño con hierbas y flores y les de una “friega” con aguardiente, los envuelva en cobijas y los deje sudar. Quedando el brujo agotado por la lucha espiritual con la tepa para convencerla que le regrese el espíritu. Finalmente recomienda que al día siguiente muy temprano lleven una ofrenda y la arrojen al río, y que al regresar, a lo largo de todo el camino deben ir llamando al niño por su nombre: “Juanito, no te quedes, ven con nosotros”. Así el espíritu del niño volverá con ellos, y al llegar a la casa lo encontrarán sano. En Tempoal, Veracruz, en donde son llamadas “reinas del agua”, comentan que quien ve a una tepa le da salpullido, los adultos tienen que ir al panteón municipal, tomar un puñado de tierra y echarlo para atrás sin voltear, a las pocas horas se le desaparece el salpullido. En tanto, cuando “los fregados por las tepas” son niños, las mamás de éstos tienen que partir una tortilla en 7 pedazos y llevarla al río, se dice que este alimento satisface a las tepas, por lo que el mal del niño desaparece. En el poblado nahua de Ixcatepec les llaman Tlaltepas. Posiblemente su nombre provenga de la misma raíz que el de Tlaltecuhtli, dios de la tierra. El cual, por cierto, también tiene el cabello encrespado.Tomado de mi libro: Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye un diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas, 2007
A mi me gusto tanto este articulo que lo copie para reducir el tamaño de sus letras y publicarlo en mi pag;,
ResponderEliminarpara que mis amigos lo vean, gracias.
Gracias Dhayana, saludos cordiales.
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