Depresión
anaclítica (apoyarse en) o Síndrome de hospitalismo es un
término creado por el psicoanalista René Spitz, discípulo de Freud, en 1945 tras estudiar el desarrollo
psicoafectivo de 100 pequeños que vivían en un orfanato cercano a Nueva York,
durante la ll Guerra Mundial, para designar un síndrome depresivo sobrevenido durante
los 18 primeros meses de la vida, por la permanencia prolongada en una
institución hospitalaria, en donde los cuidados les son administrados en forma
anónima, impersonal o con total desdén,
sin que pueda establecerse un lazo afectivo, y en donde se encuentra
completamente privado de su madre. Alejamiento brutal y más o menos prolongado
de la madre tras haber tenido el niño una relación normal con ella. Este síndrome
fue comparado con niños criado en orfelinatos, y en guarderías con presencia
parcial de su madre.
Este efecto depresivo que producen las
separaciones bruscas y prolongadas de los niños y sus madres o la
falta de amor, dado que el síndrome se observa también en niños criados en sus
propios hogares por madres depresivas, por aquéllas que no deseaban tener un
hijo, o por madres incapaces para
arrullar, besar y hablar a sus hijos. Spitz observó una secuencia en el desarrollo
de la depresión profunda: El primer mes: el niño abandonado llora,
hace pucheros y busca el contacto con la gente. El segundo mes: el lloriqueo
continuo se torna en lamentos y gemidos. Hay pérdida de peso y se
detiene el desarrollo. El tercer mes: el niño rechaza el contacto humano, se
recuesta sobre su costado casi todo el tiempo, sufre insomnio, continúa la
pérdida de peso y hay tendencia a contraer enfermedades infecciosas, retardo
motriz generalizado y rigidez facial. Hasta este punto es muy fácil salvar al
niño afectado si vuelve a ver a su madre.
Es en este sentido que la depresión
anaclítica es producto de una privación afectiva parcial en el niño, pero si
esta privación sobrepasa las dieciocho semanas el niño probablemente pasaría al
estado de hospitalismo.
Cuadro
clínico
El cuadro clínico que presenta por esta carencia
afectiva parcial infantil es el siguiente: pérdida de la expresión mímica (de
la sonrisa) mutismo, anorexia, insomnio, pérdida de peso y retardo psicomotor
global, de la adaptación al medio ambiente, del lenguaje, disminución de la
resistencia a las enfermedades; en los casos más graves, marasmo y muerte. Sin
embargo, la depresión anaclítica es reversible: si la ausencia de la madre no
es muy prolongada, al restablecerse el vínculo, la depresión cesa muy
rápidamente.
En la literatura psicoanalítica inglesa y
norteamericana "anaclisis", voz de la que deriva el adjetivo
"anaclítico", es el equivalente de "apuntalamiento" o apoyo.
Ya existía documentación histórica en
relación a este fenómeno: se dice que un Faraón intrigado había intentado que
los infantes fueran criados separados de sus madres, y que los bebes habían
fallecido.
Documentación más concreta es la
procedente del experimento ordenado por Federico 11 de Prusia; éste, imbuido de
la tradición militarista que caracterizaba a su linaje, pretendió formar
perfectos soldados y para esto opinó que no debían tener ningún afeminamiento o
sentimiento de compasión; para prevenir tal afeminamiento creyó que la solución
era criar a los niños, desde el parto, sin ningún estímulo afectivo benigno.
Es
así que Federico II hizo construir una maternidad cuyo edificio parecía
perfecto en cuanto a la higiene material. En tal edificio un grupo de bebes fue
dado a cuidar a un conjunto de enfermeros y enfermeras que tenían la obligación
de alimentar, asear, etc., perfectamente, pero la orden absoluta era que nadie
diera la más mínima muestra de cariño (ni siquiera con el tono de voz) a las
criaturas. El resultado de tal experimento es que todos los bebés fallecieron
en pocas semanas. La explicación dada entonces para el deceso masivo fue la
existencia de una epidemia pese a la absoluta asepsia del lugar.
Más
de un siglo después Spitz descubrió el motivo real, que como ya se ha dicho era
la ausencia de estimulación benigna para los niños pequeños.
Los bebés eran internados por diferentes
motivos pero de manera inexplicable morían sin transcurrir ninguna evolución.
Primero se mostraban animados y graciosos, luego entraban en un período más
tranquilo y se convertían en muy demandantes de atención, y por ultimo entraban
en un tercer período donde se volvían pasivos y taciturnos, para entrar en un
período donde se negaban a comer y muchos morían.
Los hospitales donde sucedían estos casos
poseían toda la tecnología necesaria, personal era altamente capacitado y
no faltaba alimento, ni la medicación de última generación, sin
embargo estos bebés se negaban a vivir, demandando algo que les faltaba a tan
elevado bienestar social. Fue René Spitz quien descubrió que lo que falta era
la madre. Pero no sólo la madre física, sino el ámbito familiar, el afecto, el
cariño de todos los miembros de la familia hacia el pequeño.
Rene Spitz describe este síndrome
como:
"El deterioro progresivo que aparece
en los niños/as hospitalizados desde los primeros días de su vida y que no
puede atribuirse ni a infecciones ni a deficiencias higiénicas, sino a la
propia reclusión en el centro hospitalario".
Luna y colaboradores lo han definido
como:
" La serie de trastornos que sufre el
niño/a internado como consecuencia de la carencia más o menos larga del clima
familiar, que incluye la separación de la madre, la introducción en un ambiente
extraño y la carencia de las relaciones afectivas propias del
individuo"
Hay que tener en cuenta que por lo general
el personal sanitario no suele jugar con ellos/as, y dialoga casi
exclusivamente sobre los cambios en su enfermedad. Las caricias, el contacto
físico, en definitiva todos los signos y símbolos del lenguaje no verbal
están deficientemente presentes.
En los países desarrollados rara vez
observamos casos severos debidos fundamentalmente a la labor de pedagogos,
maestros, educadores y psicólogos, no es menos cierto, que pueden producirse, y
que es mejor conocer los problemas posibles anticipándose a ellos.
Pero… ¿Qué piensan los niños/as de los
Hospitales? En una pequeña encuesta que se llevó a cabo en un
Hospital, los pequeños ingresados/as manifestaron que no les gusta el
mobiliario porque es feo, tampoco los cuartos de baño, ni los pijamas porque
son todos iguales y normalmente no son de su talla, que huele raro, acostarse
pronto, la comida tampoco es de su agrado, que les pinchen etc.
Lo que es un hecho evidente es que la
hospitalización de un niño/a sólo debe realizarse cuando sea estrictamente
necesaria, ya que es una experiencia estresante con consecuencias sociales y
psicológicas tanto para el niño/a como para sus padres, pudiendo incluso,
llegar a ser más debilitante que la enfermedad misma.
ANACLISIS (anaclítico), del gr. anaklínein, inclinarse hacia atras. Decúbito, especialmente el supino. En psiquiatría, dependencia emocional, inclinación hacia el ser de quien se depende o que domina, en particular la primera relación objetal que establece el niño, caracterizado por la completa dependencia de éste respecto de su madre.
ANACLISIS (anaclítico), del gr. anaklínein, inclinarse hacia atras. Decúbito, especialmente el supino. En psiquiatría, dependencia emocional, inclinación hacia el ser de quien se depende o que domina, en particular la primera relación objetal que establece el niño, caracterizado por la completa dependencia de éste respecto de su madre.
DICCIONARIO
DE PSICOANALISIS. Jean Laplanche, Jean Bertrand Pontalis, bajo la dirección de
Daniel Lagache. Editorial Labor. Segunda edición 1968. España.
DICCIONARIO
DE PSIQUIATRÍA CLÍNICA Y TERAPÉUTICA. Dr. Antoine Porot. Editorial Labor. Primera
edición 1962. España.
DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. 13 Edición. Editorial Masson, S. A. 1999. Barcelona, España.
WIKIPEDIA,
Internet.DICCIONARIO TERMINOLÓGICO DE CIENCIAS MÉDICAS. 13 Edición. Editorial Masson, S. A. 1999. Barcelona, España.
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