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jueves, 3 de abril de 2014

JORGE CARRIÓN Josefina Morales

JORGE CARRIÓN
(San Andrés Tuxtla, Ver.  1913- Ciudad de México, 2005)

Nació el 21 de abril de 1913 en San Andrés Tuxtla, Ver. y murió el 7 de octubre del 2005 en la ciudad de México. Fue un destacado político de la izquierda mexicana. Médico cirujano por la UNAM; hizo estudios de posgrado en Argentina y se especializó en psiquiatría. El doctor Carrión dirigió el Instituto Nacional de Pedagogía e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas.  Ejerció el periodismo en diversos medios y participó, con José Vasconcelos y  Alfonso Junco,  en el programa de televisión Charlas Mexicanas el que ha sido rescatado en cinco CD´s por TV-UNAM. De su obra escrita destacan: Mito y magia del mexicano (1952) y Pedro Santacilia, el hombre y su obra (1983).
     Su padre fue el poderoso agricultor y tabacalero Don. Luis Carrión.

  Transcribo el artículo realizado por la investigadora titular del IIEc (Instituto de Investigaciones Económicas) UNAM

Jorge Carrión Un periodista político, un intelectual comprometido
Josefina Morales

 Jorge Carrión fue un intelectual orgánico de las luchas populares de México, militara donde militara, con una lucidez apasionada respondía a la profunda convicción de la inevitable lucha contra el capitalismo y la construcción de una utopía: la de una sociedad comunista. Intelectual gramsciano, con una profunda formación cultural clásica, cuestionaba el ejercicio del poder en México, el papel del régimen político, de la cultura y la ideología en la lucha política y descubría las raíces históricas y la vitalidad de la insurgencia popular.
Fue investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM durante los últimos 20 años de su trabajo profesional, cuya presencia puede comprenderse si recordamos que si algo destacó de este Instituto desde su autonomía y muy probablemente desde su fundación por don Jesús Silva Herzog, fue que la economía política era el eje del trabajo de investigación en la que se entrecruzan las estructuras económicas con las estructuras de clase, de poder, en esa contradicción viviente que es la lucha de clases.
A lo largo de varias décadas, Carrión ejerció su compromiso militante a través de diversas expresiones: en la militancia partidaria, en el Partido Popular, en el Movimiento de Liberación Nacional y en el proyecto político de la revista Estrategia; con la pluma militante, en revistas como Política y diarios como Excélsior, donde seguía el pulso de la situación política nacional, desnudaba el carácter reaccionario de la política del poder, denunciaba la represión contra los movimientos sociales y apreciaba los avances y contradicciones de la resistencia popular en el país.
Perteneció al grupo de intelectuales que preocupados por la especificidad del mexicano y su cultura, publican, a partir de 1950, la serie de libros “México y lo mexicano” que edita Porrúa; el tercer volumen de esa colección es Mito y magia del mexicano de Jorge Carrión que se compone de ensayos sobre el tema que previamente habían aparecido en Cuadernos Americanos y en la revista Bellas Artes, en 1947 y 1949. Participa también en el Círculo de Estudios Mexicanos, A.C., organización creada en 1954, en el marco de las luchas por la paz y la soberanía de los pueblos.
Fue colaborador de varias revistas, entre las que destacan, en un primer periodo, Cuadernos Americanos (1947-1959), Problemas Agrícolas e Industriales de México (1951-1959), Revista de Problemas Latinoamericanos (1952-1958); fue miembro del Comité Editor y redactor de la revista Problemas de México, del Partido Popular, y director y redactor de El Popular Socialista (1961-1962) del mismo partido.
En un segundo periodo, destaca su participación en la revista quincenal Política -de la que fue, en diversos momentos, director, editor, redactor y articulista- y en la revista bimestral Estrategia. Revista de análisis político (1974-1988) de la que fue miembro de su dirección. También fue colaborador en otras revistas de la UNAM, Problemas del Desarrollo del Instituto de Investigaciones Económicas y Revista de la Universidad, entre otras. Participó, también, en varios libros colectivos.
Fue editorialista del periódico Excélsior, donde escribió las columnas Editogramas y Equislogismos (1955-1957) y las columnas Los recuerdos del porvenir y Mi vida es otra (1974-1993).
El trabajo de Jorge Carrión que recogimos en el segundo tomo de su antología, publicado a finales del año pasado, cubre el análisis político de cuatro sexenios, ensayos que realizó entre 1961 y 1993. Más de tres décadas, que van del inicio del fin del milagro mexicano y la consolidación del poder de la oligarquía a la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; sexenios en los que se ejerció la represión contra los grandes movimientos sindicales de 1958-1961, el movimiento campesino, el movimiento estudiantil y la resistencia armada; y el periodo de la larga descomposición del sistema político mexicano y la insurgencia popular por la democratización y la recuperación de la soberanía popular.
Semana tras semana, de 1961 a 1967, denunciaba en Política, la revista de análisis político más importante del siglo XX, los tejes y manejes del régimen y desnudaba los entretelones del poder y de la ideología que exhibía el discurso del poder frente a su realidad implacable. La lucha y represión del movimiento estudiantil en 1968 fue analizada con lucidez, como lo mostramos en el primer tomo de la antología. La larga crisis que exhibe la descomposición del sistema político mexicano desde entonces fue objeto de su análisis en la revista Estrategia, a lo largo de casi veinte años, al mismo tiempo que profundizaba su análisis teórico en el Seminario de Teoría del Desarrollo del Instituto de Investigaciones Económicas y reanudaba su columna semanal, Los recuerdos del porvenir, en Excélsior, de 1981 a 1993.
Un pensamiento crítico, lúcido, corrosivo del sistema político mexicano, elaborado desde una comprensión totalizadora de la política como práctica del poder, armada de dos vertientes analíticas, desde la historia y la cultura.
En Jorge Carrión encontramos la presencia vital de los clásicos, de la cultura, la literatura particularmente, y de la política. Las metáforas nos auxilian en este laberinto del poder, para escuchar entre el sonido y la furia de Faulkner, descubrir la ironía con los griegos o con Buster Keaton, recuperar la crítica de Flaubert, Wilde, Beckett, Brecht, Sartre, Jack London, Unamuno, Lovecraft y los mitos y personajes clásicos con Shakespeare, Cervantes, Thorton Wilder o Robert Graves.
Con los griegos, sus tragedias y sus mitos recreados desde sus clásicos, nos acercamos al ejercicio corrupto y espurio del poder, ya sea éste legítimo según las reglas electorales o usurpador que viola sus propias reglas; con Dante descendemos hasta un nuevo círculo imaginario de la corrupción donde la clase política mexicana sumergida en su propia mierda gritaría no hagan olas; y desde Shakespeare podemos mirar el alcance de la descomposición del régimen con Julio César, Hamlet, Macbeth, Ricardo III y Tito Andronicus:
Las víctimas del horror que impregna la vida del general romano Tito –señalaba Carrión- no lo son únicamente para espeluznar al público que atestaba los teatros de aquel tiempo, sino para mostrar de manera horripilante cómo el horror que impregna la escena sirve para ver que la conservación del mando no se detiene ante ningún crimen.
Así como para convocar al dolor más grave cuando los sentimientos toman la palabra:
La intuición estética de William Shakespeare en los albores del tránsito histórico hacia la dominación de la burguesía –recordaba Carrión- hace decir a uno de sus personajes de El Rey Lear que la pesadumbre de los tiempos obliga a obedecer. Y agrega Shakespeare en una obra que para mí devela la intuición del dramaturgo respecto a los cambios sociales de su época que ‘decimos lo que sentimos no lo que deberíamos decir´.[iv]
Al mismo tiempo que con Gramsci, Marx, Engels, Maquiavelo, Lúkacs, Lenin, Montaigne, Rousseau o nuestros revolucionarios, ya de la Independencia, ya de la Reforma o de la Revolución, Jorge Carrión entreteje el análisis crítico de la política nacional.
La vigencia de esta totalidad crítica la descubrimos a lo largo de su obra y conviene subrayar la importancia de un análisis con perspectiva histórica en estos momentos del centenario de la Revolución Mexicana y del bicentenario de la Independencia, para superar las celebraciones oficiales, huecas de hueso y sangre de la lucha popular por la soberanía nacional y la construcción de una patria para todos. En la obra de Carrión, encontramos la lucha histórica de nuestro pueblo en la construcción de la nación y la defensa de la soberanía nacional; la riqueza de la cultura política popular que se manifiesta lo mismo en la fiestas patrias y la vida cotidiana que en la resistencia popular y en la lucha por los derechos históricos del pueblo y la participación en el destino de la nación.
Los tema de Carrión
Múltiples y complejos son los temas de análisis que en la coyuntura el autor revisaba sistemáticamente: el Estado y el sistema político mexicano, las instituciones, la corrupción y el control ideológico, el imperialismo y la política internacional.
El Estado fue uno de sus centros de análisis, con sus múltiples contradicciones de clase en las que crece el poder de la oligarquía: “[…] el Estado no sólo es el gobierno o la administración pública. Sus entrelazamientos con la oligarquía, el capital monopolista –a su vez vinculado con el internacional- y la aparición de sociedades en que el capital llega a través de formación tripartita (privado nacional, extranjero y estatal) le dan una aura de poder, si bien no institucional, sí vigoroso y decisivo.”
Los aparatos del Estado que reproducen la ideología dominante y que van del PRI -partido de Estado- al sistema educativo y al aparato sindical charro, pasando por la Iglesia y el ejército, fueron objeto de su crítica acerada a partir de la perspectiva teórica marxista y de la formación histórica del estado capitalista mexicano en la fase imperialista. Las instituciones, el presidencialismo y la corrupción fueron desnudados implacablemente.
El análisis sistemático que realizaba del sistema político mexicano en su perspectiva totalizadora le permitía exhibir el carácter estructural de la práctica política y explicar la práctica de la hegemonía del bloque en el poder, que no sin contradicciones internas, consolida la unidad y el poder de la fracción dominante al tiempo que mantiene la dominación de las clases subalternas, y particularmente del proletariado, a través del consenso y la coerción sin descartar la represión.
Nada tiene de pasajero, aunque la palabra coyuntura algunas veces lo sugiera, ni de mera política errónea lo que en buena conciencia científica debe atribuirse a la fase del CME que transcurre el país. Ni las políticas y modelos del reciente o el viejo pasado; ni la corrupción y el monopolio electoral que de ningún modo ha roto la reforma política ni el charrismo ni las formas de control de las clases trabajadoras y los campesinos son propiamente coyunturales.
[…] el proceso político […] se da en dos grandes líneas prospectivas: la del control, dominio de la clase dominante y sumisión del proletariado, principalmente la clase obrera, y las otras capas explotadas, y al mismo tiempo el de aglutinación política de las diversas fracciones burguesas y pequeño burguesas en constante pugna de lo que llama Lenin el botín de los puestos burocráticos y del poder político en general.
Por el lado de la clase proletarizada, los aparatos se hacen más notorios y de las organizaciones sindicales mexicanas se puede hablar “como aparatos burgueses de dominación orgánica e ideológica del proletariado.”
Especial atención concentraba en su análisis respecto al partido de Estado, a la formación del PRI, expresión de la unidad de la clase dominante, que desde su fundación fue “un partido pluricorporativista, en el cual las clases se convertían en sectores” y tiene una “condición de partido del Estado que utiliza todos los recursos económicos, publicitarios y de empleo masivo y exclusivo de los medios de prensa y propaganda, radiodifundidos y televisados.”
El partido ‘mayoritario’ […] creado no como un desarrollo autónomo de la clase obrera y los movimientos de masas, sino como necesidad de controlar políticamente a éstas separándolas del partido del proletariado natural, lo hace no como la expresión o el reflejo de la estructura de clases en el país, sino de la necesidad del capitalismo mexicano de reunir en un solo organismo político –con sus contradicciones internas- acotadas las fracciones y partidos regionales y nacionales que impedían su control absoluto. Es decir, México sigue en apariencia un proceso inverso de la multiplicidad de partidos al de los países capitalistas, en los que la concentración en uno mayoritario se da al último. En nuestro país la clase dominante crea a posteriori la ficción del pluripartidismo del que la última reforma política es el ejemplo más acabado.
En el ejercicio de la dominación para Jorge Carrión, la incorporación mediatizada de demandas de los trabajadores, la desorganización de las clases populares y el control de sus organizaciones, eran un aspecto central.

El Partido Revolucionario Institucional y el llamado ‘charrismo’ son las dos principales columnas de ese control de la exangüe democracia de México, cada día más sumergido en la dependencia estructural respecto al imperialismo y sin salida posible dentro del sistema del subdesarrollo”


2 comentarios:

  1. Jorge Carrión junto con Alonso Aguilar y Fernando Carmona dirigieron una de las mejores revistas de análisis político en México, la revista ESTRATEGIA en la década de los 80's; asimismo participaron en varios trabajos colectivos como el libro EL MILAGRO MEXICANO.
    Sin embargo su activismo político no se concretó a escribir, ya que iniciaron un movimiento llamado EL ESFUERZO el cual pretendía formar cuadros de lucha a través del estudio profundo de la fase social, política y económica del país para iniciar un movimiento armado que extirpara al corrupto y decadente sistema político mexicano e iniciar una nueva era, que permitiera construir un México sustentado sobre bases firmes de justicia social, educación y desarrollo; y no el México en el que vivimos en la actualidad sumido en la miseria económica y social, con un inmenso rezago alimentario y cultural, así como dirigido por una clase política que salvo muy contadas excepciones son unos delincuentes y una lacra que han hecho un verdadero escarnio de nuestro país.

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  2. Dragón gracias por tu aportación, ojalá aún siga viva la semilla sembrada por este gran político orgullo de nuestra región y de México. Y ojalá algún día se le reconozca al igual que a otro gran médico y político con el cual a mi manera de ver comparte muchas afinidades, hablo de Don Belisario Domínguez. Como siempre muy atinado y valioso con tus comentarios, saludos y un fraternal abrazo.

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