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jueves, 3 de septiembre de 2015

FRAGANCIA DE MUJER Antonio Fco. Rguez. A.

¡FRAGANCIA  DE MUJER!
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

      
   Parque Alameda Gutiérrez Zamora. Imagen de Internet

  Era estudiante del tercer año en la Facultad de Medicina “Miguel Alemán Valdés” en la ciudad y puerto de Veracruz,  vivía en el departamento 801 del “Edificio Galdi”, casi enfrente del Parque Manuel Gutiérrez  Zamora (aun no sé por qué le quitaron la paternidad y solo lo llaman Zamora). Una noche llegó a buscarme mi amigo Carlos Aguilar, quien vivía en el mismo edificio, pidiéndome que lo acompañara a una pensión para señoritas en la avenida Díaz Mirón a buscar a su novia. Llegamos y nos recibió una muchacha de lentes, alta, morena, la cual pese a traer una fea bata, se le adivinaba  muy buen cuerpo. Le comentó a Carlos que su novia, estaba cubriendo guardia de enfermería en el Hospital General  de 20 de Noviembre.

Edificio Parque y atrás el Edificio Galdi. Imagen de Internet

     Al día siguiente regresó Carlos a verme para decirme que la morena le preguntó por mí, diciéndole que le gusté. Y que esa misma tarde las invitó a su departamento para platicar los 4 juntos. Cuando ellas llegaron las hicimos pasar y nos sentamos en unas camitas individuales frente a frente, ellas y nosotros. Al rato, Carlos y su novia se disculparon y se dirigieron a la planta alta. 

     ¡Quedamos solos frente a frente la morena y yo, y solo entonces la pude apreciar mejor: traía una minifalda oscura,  entallada, que al estar cruzando las piernas dejaba ver unos voluptuosos y bien torneados muslos de un color moreno claro, empecé a sudar, sentí que la sangre me hervía, que me faltaba la respiración, nuestras miradas pasaban del nerviosismo, a la  ansiedad, y de ahí a la  lujuria,  el ambiente se cargó de un denso erotismo. No pude más, me paré y la atraje hacía mí, su cuerpo despedía una afrodisíaca fragancia, nos abrazamos con fuerza, nos cubrimos de besos, pero no hubo más…  ella temía ser descubierta por su amiga! 

     Las acompañamos a su pensión, y antes de despedirnos me dio un beso fugaz y me pidió la llevara a nadar a “Villa del Mar”.

Tranvía. Imagen de Internet

     Pasé por ella a la pensión y caminamos unas  4 cuadras para subirnos al tranvía que nos dejaría en la playa. Colocó una gran toalla sobre la arena y se quitó el vestido, quedando en traje de baño, al verla no pude evitar la gran impresión que me sacudió por entero, ¡Wau toda una anatomía de fuego! Corrimos al mar, y en ese momento se nubló el cielo, se escucharon fuertes tronidos y se desató un gran chubasco, nos apresuramos a recoger la ropa, a buscar un tejado donde guarecernos, y al pasar el siguiente tranvía corrimos bajo la lluvia hacía él y llegamos a mi departamento.

Imagen de Internet

     Estábamos empapados, pasé primero al baño, no quiso que lo hiciéramos juntos; estaba yo acostado dentro de mi recamara cuando entró ella desnuda tapándose sensualmente con una toalla.


     ¡Afuera seguía lloviendo, los tronidos y el ruido de la lluvia creaban una atmósfera de calidez, de acercamiento, de intimidad, la cual era reforzada por la sensual fragancia que exhalaba su cuerpo! 

     Entonces me preguntó: ¿Eres prejuicioso? En menos de un segundo entendí el mensaje, e inmediatamente le respondí que no. ¡No iba a perder esta oportunidad! Y ella continuó: ¡Quiero que sepas que ya no soy virgen… el que era mi novio murió atropellado hace 2 meses!

     Por toda respuesta y mostrándole la cama le dije: ¡Ven conmigo!


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     Volvimos a estar juntos en dos ocasiones más y dejamos de vernos.


     Una tarde entrando al departamento se me acercaron muy preocupados mis amigos, diciéndome que una señora que se identificó como tía de la morena, les dijo que quería hablar conmigo de un caso muy delicado pues había embarazado a su sobrina y que en caso de negarme me acusaría ante las autoridades. Sinceramente me dio miedo pues en lo primero que pensé fue en mis estudios. Salí a la calle y me puse a caminar tratando de calmar mi miedoso nerviosismo. Pasaba cerca de la “Zapatería Andrés” cuando vi a mi querido amigo y maestro el Lic. Gabriel C. E. el cual me invito al antiguo Café “La Parroquia” en Independencia, y le conté mi pesar. Después de escucharme me dijo muy paternalmente: ¡Acompáñame unos días a Acayucan en lo que analizamos bien tu caso!  Esos 4 días en Acayucan, calmaron mi nerviosismo y me infundieron valor, máxime al analizar, ya sin el "trauma" nervioso, junto con  mi amigo Gabriel, que ese niño no podía ser mío, pues recordé que yo tenía acaso el  mes de haber iniciado relaciones con ella y según la tía tenía de 2 a tres meses de embarazo. 

Acayucan, imagen de Internet

    Regresé a Veracruz, al departamento, y ese mismo día al escuchar  toquidos intuí que era la tía, fui a abrir la puerta, nos presentamos muy educadamente, y ella me pidió que platicáramos en su casa, así que salimos del edificio,  nos fuimos en su auto, y pasamos a la sala de la casa,  muy amable me invitó un café, lo cual acepté.


     La señora tomó la palabra y empezó diciendo: 

     ¡Joven, créame que estoy muy preocupada por mi sobrina, me hice responsable ante sus padres de cuidarla mientras estuviera conmigo aquí en Veracruz!


     Hace un par de semanas la noté rara, con nauseas, cefalea,  mareos, vómitos, soy una mujer de experiencia, además soy química. Lo primero que hice fue preguntarle si estaba embaraza, y ella categóricamente lo negó, entonces la amenacé con realizarle  una prueba de embarazo, se puso muy nerviosa y comenzó a decirme que tenía relaciones sexuales con usted.


     ¡En lo que escuchaba a la tía, noté que escondida detrás de unas cortinas había una persona escuchando, estaba seguro que era ella, la morena!


     Dejé que la tía terminara de hablar, ya para entonces mis conceptos y mi apreciación sobre la morena habían cambiado rotundamente.  Así que le respondí:


     ¡Señora, me da mucha pena porque sé que no es de caballeros pero tengo que decirle que yo a su sobrina apenas tengo un mes de conocerla, y antes de estar con ella me comentó que tuvo una pareja sexual la cual había muerto atropellada dos meses antes! Y terminé diciendo:


     ¡Créame que lamento mucho que nos haya querido engañar tanto a usted como a mí!


     En ese momento irrumpió como un demonio la morena diciendo a gritos: ¡No es cierto! ¡No es cierto! Se me quedó viendo con furia, y a punto de agredirme, le habló fuertemente la tía ordenándole: ¡Retírate de aquí, al rato tengo que hablar contigo! Y dirigiéndose a mí me dijo:

     ¡Joven me siento demasiado apenada con usted! ¿Lo puedo llevar a su casa?

     ¡Gracias, es usted muy amable, pero esta vez prefiero caminar!


     ¡Qué tranquilidad se goza al caminar después de haber   resuelto un conflicto!


     ¡Cinco a seis años después, estaba con un grupo de amigos en el Café la Merced, cuando una mujer al salir de él, me dio tremendo bolsazo en la cabeza, no alcancé a verla bien, empero, dejo una fragancia que ya creía olvidada!





2 comentarios:

  1. Buena narrativa paisano, excelente escritor pero que mal ginecólogo.

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    1. Gracias Mauro. Estaba panicado y obnubilado de los nervios que no sabía ni cómo me llamaba jajaja. Saludos.

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