KAKASBAL
Del maya ka, dos, segundo, otra vez + k´aas, feo, ruin, malo, maldito + bal, esconder o encubrir debajo o detrás de algo: “Cosa dos veces mala, ruin, horrible, que espanta escondida detrás de algo”. En el inframundo nació; en las tinieblas vio la luz; era el espíritu del mal a quien los mayas llamaban Kakasbal. Del centro de la tierra a la superficie subió. Sombra de sombras, su silueta se confundía con la noche, su voz con los vientos. A veces podía hablarle a una persona y hacerle creer que era su voz interna, su voz humana, cuando en realidad era una fuerza implacable que buscaba el sufrimiento y la separación de los hombres. Voz que se apoderaba de los hombres y los volvía violentos, malos, codiciosos, ambiciosos, imposibles de satisfacer. Kakasbal no tenía otra ocupación que ensombrecer corazones. Quien miraba su sombra moría. || Peniche (1982: 44-45) comenta que el Kakasbal, acaso el más horripilante de los monstruos mayas, tiene ilimitado poder de transfiguración y así puede tomar la forma de cualquiera de los monstruos que atemorizan al hombre maya, incluso de un ser humano perfectamente dotado. Nadie ha podido abarcar su estatura prodigiosa con una mirada; hirsutos pelos le nacen por todo su cuerpo deforme y repugnante. Tiene muchos pies y muchos brazos, y garras de cuervo y testículos de mono arracimados por todo el cuerpo. Posee órganos de distintos animales y sus llameantes ojos nadie ha podido mirarlos sin desplomarse muerto. Pero hay quien dice que es una sombra y que nadie puede verdaderamente verlo. No camina, más bien se desliza por la tierra dejando un rastro de árboles destrozados y animales muertos a su paso. Su voz (que la tiene) es un grave sonido gutural y monocorde que deja sordos o paralizados a los hombres. Sale en las noches para descuartizar a los hombres, cuya carne devora, y para beberse la sangre de los niños. Tanto su presencia aterradora como su aliento son mortíferos, ponzoñosos que inficionan las plantas, convierten en polvo las cosechas y provocan las pestes y la desolación. ¿Existe algún elemento de inteligente sarcasmo en la desquiciada personalidad del Kakasbal, cuanto que, devoradas ya las carnes de sus víctimas, acude a la casa de éstas, sólo para dejar a las puertas y para horror de los familiares, la constancia de su carnicería, es decir los huesos sobrantes del banquete?
Se cuenta que un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor y así no perdía la ocasión de maltratar a un infeliz perro que tenía. Kakasbal (espíritu del mal), que está en todo, vio que podía sacar partido de la inquina que seguramente el perro sentía contra su amo y así se le apareció y le dijo: -Ven acá y dime que te pasa, pues te veo triste. –Cómo no he de estarlo si mi amo me pega cada vez que quiere –respondió el perro. –Yo sé que es de malos sentimientos. ¿Por qué no lo abandonas? –Es mi amo y debo serle fiel. –Yo podría ayudarte a escapar. –Por nada le dejaré. –Nunca agradecerá tu fidelidad. –No importa le seré fiel. Pero tanto insistió Kakasbal que el perro por quitárselo de encima, le dijo: -Creo que me has convencido; dime, ¿qué debo hacer? –Entrégame tu alma. -¿Y qué me darás a cambio? –Lo que quieras. –Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo. –Acepto. –Cuenta, pues… Y Kakasbal se puso a contar los pelos del perro; pero cuando sus dedos llegaban a la cola, éste se acordó de la fidelidad que debía a su amo y pegó un salto y la cuenta se perdió. -¿Por qué te mueves? –le preguntó Kakasbal. –No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve a empezar. Cien veces Kakasbal empezó la cuenta y cien veces tuvo que interrumpirla porque el perro saltaba. Al fin Kakasbal dijo: -No cuento más. Me has engañado; pero me has dado una lección. Ahora sé que es más fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.
Extraído de mi libro "Los Tuxtlas, nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca". Analogía de las cosmologías de las culturas mesoamericanas. El cual incluye un diccionario de localismos y mexicanismos.
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Se cuenta que un hombre era tan pobre que siempre estaba de mal humor y así no perdía la ocasión de maltratar a un infeliz perro que tenía. Kakasbal (espíritu del mal), que está en todo, vio que podía sacar partido de la inquina que seguramente el perro sentía contra su amo y así se le apareció y le dijo: -Ven acá y dime que te pasa, pues te veo triste. –Cómo no he de estarlo si mi amo me pega cada vez que quiere –respondió el perro. –Yo sé que es de malos sentimientos. ¿Por qué no lo abandonas? –Es mi amo y debo serle fiel. –Yo podría ayudarte a escapar. –Por nada le dejaré. –Nunca agradecerá tu fidelidad. –No importa le seré fiel. Pero tanto insistió Kakasbal que el perro por quitárselo de encima, le dijo: -Creo que me has convencido; dime, ¿qué debo hacer? –Entrégame tu alma. -¿Y qué me darás a cambio? –Lo que quieras. –Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo. –Acepto. –Cuenta, pues… Y Kakasbal se puso a contar los pelos del perro; pero cuando sus dedos llegaban a la cola, éste se acordó de la fidelidad que debía a su amo y pegó un salto y la cuenta se perdió. -¿Por qué te mueves? –le preguntó Kakasbal. –No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve a empezar. Cien veces Kakasbal empezó la cuenta y cien veces tuvo que interrumpirla porque el perro saltaba. Al fin Kakasbal dijo: -No cuento más. Me has engañado; pero me has dado una lección. Ahora sé que es más fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.
Extraído de mi libro "Los Tuxtlas, nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca". Analogía de las cosmologías de las culturas mesoamericanas. El cual incluye un diccionario de localismos y mexicanismos.
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