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lunes, 19 de marzo de 2012

CANEK, HÉROE MAYA

 
JACINTO CANEK 
Héroe maya (1730-1761)
Novela de Ermilo Abreu Gómez



     Nació en  Campeche y m. En Mérida, Yucatán. Estudio latín e historia en Mérida, en el Convento Grande, de donde fue expulsado. Cambio sus apellidos Uc de los Santos por el nombre del último emperador de los itzáes que opuso resistencia a los conquistadores y a quien nunca lograron doblegar. Después de trabajar como panadero y desempeñar otros oficios. El 20 de noviembre de 1761, durante una fiesta en Quisteil (a unos 50 km de Mérida) llamó a los mayas a la rebelión contra el blanco que los explotaba y azotaba. Enterado el capitán Tiburcio Cosgaya, comandante de Sotuta, los atacó con un reducido pelotón de soldados, todos los cuales murieron, junto con Cosgaya, salvo uno. El gobierno colonial mandó refuerzos para combatirlo y al cabo de unas semanas fue derrotado y aprehendido. El 14 de diciembre de ese mismo año en la plaza principal de Mérida se le mutiló y su cadáver fue incinerado. Igual suerte corrieron sus lugartenientes y doscientos de sus seguidores fueron azotados y amputados de una oreja. Ha permanecido en las leyendas de los indios yucatecos. 



Ermilo Abreu Gómez, escritor yucateco escribió inspirado en este héroe maya, su obra Canek, de la cual extraemos un fragmento, titulado La Doctrina:
 
1.- Canek dijo:
     -Hoy día los blancos celebran la fiesta de la fundación de
su ciudad edificada entre los cerros de la antigua T-Hó (actual Mérida). Nosotros debemos recordar también también las historias de nuestras ciudades ocultas. Así debemos recordar, en la intimidad de nuestro corazón, que cuando vino el tiempo bueno fue revelado el misterio de la ciudad de Chichén Itzá; abandonada después de muchos soles.
 
2.- Canek dijo:
     -Los hombres blancos no saben de la tierra ni del mar ni 
del viento de estos lugares. ¿Qué saben ellos si noviembre es bueno para quemar los maizales? ¿Qué saben si los peces ovan en octubre y las tortugas en marzo? ¿Qué saben si en febrero hay que librar a los hijos y a las cosas buenas de los vientos del sur? Ellos gozan, sin embargo, de todo lo que producen la tierra y el mar y el viento de estos lugares. Ahora nos toca entender, cómo y en qué tiempo debemos de librarnos de este mal.
 
3.- Canek dijo:
      -Los blancos hicieron que estas tierras fueran extranjeras
para el indio; hicieron que el indio comprara con su sangre el viento que respira. Por esto va el indio, por los caminos que no tienen fin, seguro de que la meta, la única meta posible, la que le libra y le permite encontrar la huella perdida, está donde está la muerte.
 
4.- Canek dijo:
      -Es bueno saber cuan diferente es la necesidad del indio 
y la necesidad del blanco. Al indio le basta para su sustento un cuartillo de maíz; al blanco no le basta un almud. Se debe esto a que el indio come y bendice su tranquilidad, mientras el blanco come y, desasosegado, guarda todo lo que puede para mañana. El blanco no sabe que una jícara no lleva más agua que el agua que señalan sus bordes. La demás se derrama y desperdicia.
 
5.- Canek dijo:
      -Si te fijas puedes conocer la naturaleza y la intención de
los caminantes. El blanco parece que marcha; el indio parece que duerme. El blanco husmea; el indio respira. El blanco avanza; el indio se aleja. El blanco quiere poder; el indio, descanso.
 
6.- Canek dijo:
      -Nosotros somos la tierra; ellos son el viento. En nosotros
maduran las semillas; en ellos se orean las ramas. Nosotros alimentamos las raíces; ellos alimentan las hojas. Bajo nuestras plantas caminan las aguas de los cenotes, olorosas a las manos de las vírgenes muertas. Sobre ellas se despeñan las voces de los guerreros que las ganaron. Nosotros somos la tierra. Ellos son el viento.
 
7.- Canek dijo:
      -El futuro de estas tierras depende de la unión de aquello
que está dormido en nuestras manos y de aquello  que está despierto en las de ellos. Mira a ese niño: tiene sangre india y cara española. Míralo bien: fíjate que habla maya y escribe castellano. En él viven las voces que se dicen y las palabras que se escriben. No es ni de la tierra ni del viento. En él, la eazón y el sentimiento se trenzan. No es de abajo ni de arriba. Está donde debe estar. Es como el eco que funde con nuevo nombre, en la altura del espíritu, las voces que se dicen y las voces que se callan.
 
8.- Canek dijo:
      -Los señores son rojos. Ellos dicen que son blancos. Los
señores son rojos. Son rojos como la mancha del Oriente que los trajo; como el fuego que brota de sus manos; como el oro que se enciende y se arisca en sus barbas; como la palabra que estalla en sus bocas; como las llagas de sus dioses; y como el grito de las vírgenes que desgarran, sin advertir que son avecillas ciegas. Los señores son rojos.

     Extraído del Minidiccionario Enciclopédico Náhuatl (2003) Inédito, de mi autoria

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