YOBALTABAN
Y EL SOMBRERÓN
Y EL SOMBRERÓN
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
Yobaltavan.
Del pipil yobal, noche + taba, comer + ni, sufijo agentivo: “La que comía de
noche”. Según los informantes existen 3 versiones sobre este ser. La muerte vestida de mujer que todas las noches de calle en calle y
casa por casa espantaba a la gente, hasta que ésta dejó de temerle y la despreció,
dejando de aparecerse. || Se comenta que en Santiago Tuxtla, esta persona
extraña, de baja estatura y piernas corvas, supuestamente un chaneco negro,
sigue asustando y persiguiendo a los trasnochadores, caminando con pasos
rápidos y sonoros detrás de ellos. Es conocido, además, como “El charro negro”.
La hora “mala” para sus maldades es a las 12 de la noche, contrariamente a la
hora “pesada” de los chaneques blancos que es a las 12 del día. || Espejo (1994:45) comenta que Yobaltaban, al igual que los chaneques, "roban" a las jóvenes, solteras o casadas cuando están dormidas y las llevan con ellos a jugar en las playas todas las noches. Al otro día las cansadas muchachas se dan cuenta que estuvieron capturadas por estas criaturas porque encuentran las sábanas llenas de arena húmeda.|| García de
León, aclara que en Jáltipan se conoce como el yowaltawan (el borracho nocturno), la w es una b fricativa en Los Tuxtlas, y es una manifestación del demonio. El mismo que los aztecas llamaban Yohuallahuana. Y
en efecto, Herrera (2007: 135) comenta que en Catemaco este semisalvaje
representado como un viejito enjuto y encorvado, y también como un gigantón de
cuerpo peludo y aspecto tenebroso vivía en las honduras de una cueva, en la
poza de Nixtamalapan. Tenía el don de hacerse invisible por lo que pardeando la
tarde, burlando el olfato de perros y la mirada de la gente, llegaba al poblado
y se metía en las casas buscando su gran vicio, el aguardiente de caña y, una
vez colmada su sed se regresaba al monte. Algunos comentan que también
enamoraba a las mujeres y raptaba niños para venderlos a la Chichima. La manera de evitarlo
era trancando bien puertas y ventanas y regando semillas de mostaza alrededor
de la casa.
La Dra. Isabel
Kelly (1956: 120) recabó en Santiago Tuxtla el siguiente relato:
“Una noche venía yo del rezo; ya eran más de las 12 de la noche. En
aquel entonces, no había luz eléctrica, sólo unos farolitos tristes. Venía yo
por donde ahora está el Palacio Municipal, cuando empecé a oír pisadas atrás de
mí, como de una persona que trajera botines. Me detuve y volteé a ver quién
era. Era un tipo bajito, pero con sombrerote y las piernas de charrito, muy
corvas.
Empecé a caminar más aprisa, y él también. Por fin corrí, y sentí que él
también venía corriendo. En lo oscuro de la vuelta me le perdí. Entré volando a
la casa y cerré la puerta, y me fui a acostar. Pero durante un buen rato estuve
oyendo sus pisadas dándole vuelta a la casa. Ese era el Yobaltavan”.
En relación a lo recabado por la Dra. Kelly, debo aclarar que la descripción que se hace de este ente más bien corresponde al personaje conocido en México y Centroamérica como "El Sombrerón" o "Duende". Barnoya (1992: 9-15), comenta: es otra de las manifestaciones del "Cachudo". Mide medio metro d´ialto. Usa un sombrero que no está en proporción con su estatura, al cual debe su nombre; y calza zapatos de charol con tacón cubano, con los cuales hace un ruidito musical que es el que atrae y embruja a sus víctimas. Es muy buen jinete, pero, como es tan chico, monta a las yeguas en la nuca, y en las crines les hace, con sus mesmas manos, estribitos, que yo mesmo se los he vide a las yeguas después de que las ha montado. ¡Es galante seductor y enamorado empedernido! Tiene una voz aguda y meliflua. Entra a las piezas sin abrir las puertas y li´adivina a uno el pensamiento. Le gusta enamorar, debajo de árboles frondosos como las ceibas y las higueras, a sus víctimas hasta bien entrada la noche. Sus enamoradas víctimas se tornan flacas y pálidas como si tuvieran el paludis. Y las pobres madres de ellas se angustian del temor de que su hija llegue a quedar embarazada, y tengan hijos de este cachudo.
En la ciudad de Antigua, Guatemala, las muchachas para poder librarse de este espiritu burlon, gracioso y cortés, deben cortarse el pelo y mencionar la palabra "gloria".
La víctima al inicio del enamoramiento, antes de que la consuma el Sombrerón.
EXTRAÍDO DE MI LIBRO LOS TUXTLAS NOMBRES GEOGRÁFICOS PIPIL, NÁHUATL, TAÍNO Y POPOLUCA.ANALOGÍA CON
MUY BUENOS RELATOS EXCELENTES!!! EN DONDE PUEDE UNO CONSEGUIR SUS LIBROS?
ResponderEliminarMuchas gracias Luis Antonio, mira en San Andrés Tuxtla en Deportes Suarez y Librería Didáctica, en Xalapa en La Rueca de Gandhi y Vinci y en el puerto de Veracruz en la librería Educal que está a un lado del Zócalo. Saludos.
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