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viernes, 29 de septiembre de 2017

EL LOBIZÓN Roberto Vera

EL LOBIZÓN
Roberto Vera



La canción en su mente tenía un dejo de melancolía. Sus ojos estaban distantes y sus pensamientos atravesaban días, meses y años. “Qué tal Juancho, cómo te fue en la pesca”. Mientras la marejada crecía en fuerza y sugerencias. “La Florencia debe estar cansada de esperarme, pobre”. Comenzó a guardar los anzuelos; a su alrededor, la oscuridad y el agua; a lo lejos, el brillo de la ciudad dormida.

Terminó de acomodar sus trastos en medio de la canoa y empezó a remar.

A esa hora de la madrugada neblinosa, ya algunos gallos cantaban en las islas cercanas. “El acordeón del Roque sonaba lindo el domingo, ¡cómo hará para aprender tantas piezas, caracho!”

Llegó a su rancho, abrió el portón, entró en el patio y, en un costado, próximo a una pila de adobes, vio a sus perros destrozados, muertos, en medio de un charco de sangre. “¡Che Yara!, ¿mbaé pa coa?” Corrió para verlos más de cerca, cuando distinguió a un animal de ojos endemoniados, que se le abalanzaba dando furiosas dentelladas.

Manoteó el machete, mientras se hacía a un lado para esquivar al enorme perro que se le había tirado encima. Las babas quedaron prendidas en su cara y en sus cabellos. “Guacho de mierda”, masculló, mientras se daba vuelta para enfrentarlo. Volvió a atacarlo. Esta vez lo agarró del brazo izquierdo. “¡Puto de mierda, yaguá né!” El quejido saltó de su garganta, mientras comenzaba a tironear para tratar de zafarse del animal. Lo logró, pero a costa de perder tiras de su piel. Desesperado, comenzó a macheterar a diestra y a siniestra, mientras pegaba fuertes sapucay, que se mezclaban con los terribles gruñidos del lobizón. “¡Añá membí!“, sentenció, mientras descargaba un terrible cantazo sobre la cabeza del endiablado animal, que cada vez se encolerizaba más.

–¡Juancho! ¡¿Mbaé pa coa?!

La voz chillona de Florencia hizo que la bestia se detuviera, aturdida de rabia y extrañeza. Y enseguida se escabulló entre las sombras de los naranjos.

–¡Juancho! ¿Qué pasa, Juancho? ¡¿Qué era ese animal?!

–¡Un luizón!

–¡Qué pa he, chamigo!

–¡El lobizón!, ningó te digo.

–¡Añá menbí! ¿Qué hacemos ahora, Juancho?

–Me voy, manté. Me mordió. Seré yaguá para siempre...

–No, Juancho, ¡no! ¡No es así...!

–Sí, te digo... Me voy, che cambá.

Y diciendo esto se tiró a su canoa y comenzó a remar con fuerza, mientras rezaba a Santa Librada. Al rato su figura se perdía en medio del río.


28.09.17 B.A. Argentina


VOCABULARIO GUARANÍ:
Yaguá: Perro.
Avá: Hombre. Yaguá avá: Hombre perro.
Caracho: Carajo.
Che Yara: Mi Dios.
Mbaé pa coa: Qué es esto; qué está pasando.
Yaguá né: Perro hediondo, despreciable.
Sapucay: Grito.
Lobizón: Hombre transformado en perro. Generalmente el séptimo hijo varón. Se suele decir que la persona que fue mordida también pasa a ser lobizón.
Ningó te digo: Ya te dije.
Añá membí: Hijo del diablo; hijo de puta.
Luizón: Deformación de lobizón.
Me voy manté: Me voy, no me queda otra salida.
Che: Mi.
Cambá: Morocha. Por extensión, compañera.

Santa Librada: Santa muy popular en el Litoral, a quien se suele recurrir para que ayude en las peleas o para sortear otros peligros.


TUS OJOS Antonio Fco. Rguez. A.

TUS OJOS
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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¡A tus bellos ojos de Venus

Correspondo con mirada de Marte

Pues mi deseo es amarte

Porque te echo de menos!





Xalapa, Ver. 29.09.16


ANHELOS Antonio Fco. Rguez. A.

ANHELOS
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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Y yo he visto…

El cielo en tu mirada

Y el placer en tu boca

Y sueño contigo

En mi fantasía loca.





Xalapa, Ver. 29.09.16



CUANDO ESTÉS VIEJA Y CANSADA, Y VENCIDA POR EL SUEÑOWilliam Butler Yeats

CUANDO ESTÉS VIEJA Y CANSADA, Y VENCIDA POR EL SUEÑO
William Butler Yeats

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Cuando estés vieja y cansada, y vencida por el sueño,

Y dormitando junto al fuego tomes este papel,

Y lentamente leas, y sueñes con la dulce belleza

Que tus ojos tuvieron antaño, y también con sus sombras profundas.

Cuántos amaron tus momentos de alegre dulzura,

Y amaron tu belleza con amor sincero o falso,

Pero sólo un hombre amó en ti tu alma peregrina

Y también las tristezas de tu rostro cambiante.

Y cuando, inclinada junto a las barras candentes,

Murmures, con cierta tristeza, cómo el amor huyó

Y escapó allí arriba por los montes,


Y escondió su rostro entre un tropel de estrellas.



miércoles, 27 de septiembre de 2017

PRESENCIA Gloria Echeagaray B. GREB

PRESENCIA
Gloria Echeagaray Blancarte
GREB


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Llegaste cuando no te esperaba

Y hoy eres motivo de mis anhelos

Causa de mis desvelos

Te metiste en mis ojos

Te metiste en mi piel

Cómo quitarte de mi mente

Cómo dejar de añorarte

Cómo acortar distancias

Si llegaste a mi vida

Y  te quedaste... en ella.






Mazatlán, Sin. México 18.09.16 

A TI AMIGA Gloria Echeagaray B. GREB

A TI AMIGA
Gloria Echeagaray Blancarte
GREB

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Ella es la que sonríe por las calles
Se tropezó en cada amanecer
Encendió la luz y aprendió de sus pasos
Todas las respuestas las lleva dentro.

No le teme a las tormentas, conoce sus heridas, ha caído y se ha levantado
Se tragó sus miedos y devoró cadenas
Se cansó de maquillajes.

Siguió caminando sin mirar atrás
Eligió distancias y también las enlazó
Renunció a todo para no renunciar a ella
Sus ojos se llenaron de alas y apostó por sus sueños.

Y de pronto aquí parada con sus brazos extendidos es la dueña de sus días y deseos.

Para ti, Sonia Lorena, mi amiga, mi hermana.

Con toda mi admiración.

Gracias por estar en mi vida.




Mazatlán, Sin. México 16.09.17

TERREMOTOS O HURACANES Ruyman Gilbert/Carlos Galindo

TERREMOTOS O HURACANES
Ruyman Gilbert/Carlos Galindo



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"Terremotos o huracanes. Ninguno de ellos son castigos de la naturaleza contra la humanidad. La naturaleza no es un Dios vengativo y rencoroso buscando repartir justicia a todos por igual. La naturaleza simplemente es naturaleza. El planeta se mueve, se renueva, se transforma radicalmente mucho antes de que el hombre caminara sobre ella. Fuimos nosotros los humanos quienes decidimos construir ciudades sobre lagunas, edificios sobre tierras arenosas, pueblos en islas en medio de rutas de huracanes. Pretender que la naturaleza decide castigar a la humanidad es un acto de puro egocentrismo. Somos apenas una especie más en un planeta lleno de vida desde hace millones de años. La naturaleza no se calma con rezos u oraciones. La naturaleza se honra y se respeta. Respeta el cauce del río, observa bien donde te mudas o vives. Presta atención a tu entorno. Escucha su voz, acepta sus procesos, honra su fuerza y entiende una gran verdad. La naturaleza no es ni buena ni mala, ella simplemente es como siempre ha sido".


martes, 26 de septiembre de 2017

ROMPECABEZAS Gabriel García Márquez

ROMPECABEZAS
Gabriel García Márquez

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Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos.

Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.

Cierto día, su hijo de 6 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.

Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera entretenerlo. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recorto el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:

'Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie'.

Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así.

Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.

'Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo'. 

Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad haya conseguido componer un mapa que jamás había visto antes.

Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.

¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?

- Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?

- Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre.

Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.


'Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo'



Y TODAVÍA ME DUELE Efrén Velázquez

Y TODAVÍA ME DUELE
Efrén Velázquez


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Pase una noche terrible. Las imágenes en  mi cabeza no paraban de dar vueltas. Los sonidos de sirenas, gritos, rupturas, permanecían latentes. El mareo continuaba esparcido en todo mi cuerpo, a pesar que habían pasado 9 horas. No paraba de observar los focos colgados en el techo. Decidí caminar un  poco.

Hace un rato ayude a los rescatistas, me sirvió para liberar la tensión. Los escombros no solo sepultaban casas, edificios, recuerdos, sino personas que estaban con un aliento de vida. Era grato cuando alguien era rescatado, por un lado me sentí afortunado, de estar del otro lado.

El dolor en mis brazos y el cansancio que se notaba en mi semblante ocasionó que fuera relevado. Mi espíritu quería continuar, pero me aconsejaron que era mejor que reposara. Los sándwiches que comí sabían a gloria junto con el agua de jamaica. Sabía que hoy no comería en un restaurante de gourmet y quien sabe cuándo…

Es verdad que tan solo en cuestión de segundos, tu vida puede cambiar. Por más tranquila y rutinaria que sea, llega un acontecimiento que te la cambia para siempre.

Unas horas atrás estaba redactando unos artículos de tecnología, para los medios de comunicación que trabajo. Me encontraba en el departamento que rentaba—no paro de trabajar ni en mis días de descanso—sumergido en esos textos cuando de pronto sentí un mareo, coloque las manos sobre mi escritorio y vi que la pantalla de mi laptop se comenzaba a mover. Las cosas sobre la mesa empezaron a vibrar. Sentía que unas manos gigantes me mecían. Puse mis manos sobre el borde del escritorio. En un movimiento fugaz  me impulse para levantarme. La silla cayó al piso. Gire y avance hacia la puerta de la salida. Antes de abrir la puerta, vi claramente que surgían grietas de las paredes. Comencé a sudar, abrí la portezuela y observé que la gente salía despavorida de sus apartamentos hacia las escaleras.

El lapso en que las baje fue eterno— yo me encontraba en el tercer piso— y cada escalón que pisaba era una proeza junto con evadir los empujones de la gente. El pasillo daba la impresión que se alargaba y no tenía fin. Los gritos de pánico retumbaban en este. Cuatro escalones faltaban para la salida principal y un oportuno empujón me hizo llegar hasta el suelo.

Entre la oscilación del piso, me levante como pude. Salí hacia la calle, algunas personas corrían, otras se pegaban a los muros. Observé como un poste aplastó mi carro recién sacado de la agencia. La confusión y el caos nublaron mis sentidos. No tenía idea de nada. El instinto me llevo a apoyarme en una de las paredes que estaban enfrente del edificio. Mi peor miedo era que se abriera la tierra. Cerré los ojos y todo se detuvo en ese momento. Un silencio se escabulló. Voces lejanas y cercanas se conjuntaban con mezcla de alivio y tensión.

Me dirigí al edificio, sin embargo no llegue a la mitad de la calle, cuando los demás inquilinos y yo miramos aquella construcción venirse abajo. La histeria nos plagó de nuevo. <<Ahora si me llevo la chingada>>, pensé.

Historias, anécdotas, vivencias, muebles, quedaron en estos restos y mi vida nueva también. El único consuelo fue que al parecer no hubo pérdidas humanas. Tomé el celular para comunicarme con el único familiar que tenía, pero se fue la señal.

La situación que vivíamos se asemejaba a un hormiguero que lleva su vida cotidiana y que por capricho de una amenaza externa llega a derrumbarlo sin misericordia y todas sus habitantes se mueven despavoridas, sin rumbo ni objetivo preciso. Es una espeluznante sensación estar bajo la perplejidad de una situación fuera de control.

Las caras de frustración dibujadas en los rostros, por no poderse comunicar a través de los celulares. La desesperación se sentía en la piel. El olor a incertidumbre se aspiraba. El aire frio producido por el desenvaine de la guadaña que carga la muerte, se filtraba por los poros del alma.

El ruido de las sirenas de las ambulancias se comenzó a escuchar, las alarmas de los carros se prendieron al unísono, su sonido perturbador ejecutaba una sinfonía ácida que quemaba los oídos. Me encerré en mí por un momento, busque un aislamiento instantáneo que los empujones me daban igual. Yo también era una hormiga dispersa más bien éramos…

Una voz exclamando ayuda me saco del trance. Volteé a la izquierda, unos hombres jalaban con una cuerda unas vigas, que estaban encima de unos escombros. Una voz salía de entre ese montón de piedras, me acerque y me coloque donde pude para ayudar a jalar. Fue una proeza que duro algo pero valió la pena el esfuerzo, porque fue emocionante escuchar esa voz que se quebraba ahora en llanto, al ser liberada.

Sentí el vibrador de mi celular, lo tomé, exhalé de alivio cuando vi que se trataba de mi tío.

— ¡Max! ¡¿Cómo estas, muchacho?! —

—Bien tío, afortunadamente dentro de lo que cabe, estoy entero. —

—Me da gusto escucharte muchacho. Estuvo cabrón este temblor, pero ya sabes, cualquier cosa que ocupes, cuentas conmigo. —

—Lo sé, seguimos en contacto, cuídese.

Después de mi tío, la segunda llamada que tuve fue de mi jefe, para avisarme que mañana no trabajaríamos hasta nuevo aviso. Sin embargo no tenía a donde ir, solo tenía 3 meses en esta ciudad. Por el momento me dedique ayudar en las labores de rescate, no quería pensar en el mañana, por primera vez en mi vida.

Mientras caminaba por el rededor para calmar lo vivido hace unas horas, me topé con un parque. Estaba intrigado, el lugar se encontraba intacto. No tenía absolutamente nada fuera de lugar. A pesar de lo acontecido ningún alma reposaba en este. Daba la impresión de que era un tesoro reservado únicamente para mí. Un árbol enorme y frondoso me coqueteó para reposar en él. Me recosté sobre su corteza, el aroma a hoja fresca, el  sereno que acaricio mi fleco algo empolvado, provocaron que cayera un rato.

Un quejido me trajo de vuelta, desconozco cuanto dormí. Me levante extrañado por ese lamento, parecía venir de todas partes, como si el parque se quejara, camine entre los demás árboles. El sonido se acentuaba más pero no hallaba el origen. La extrañeza del lugar y el enigma de no encontrar a la persona que originaba esa molestia, me apartó de la sensación de miedo que estaba drogada por la curiosidad.

De forma increíble, me topé con un  árbol que desprendía una de sus ramas en forma de un brazo que señalaba. Dios casi vomité cuando mire lo que estaba de frente. Varios bebes, recién nacidos, tirados en el piso sin vida, rodeaban a una mujer sentada sobre un árbol. Su rostro golpeado y demacrado reflejaba fatiga. Las ojeras prominentes resaltaban el turquesa de sus ojos.

La impresión de lo que veía, podía borrar fácilmente, lo que presencié hace un rato. Caminé entre aquellos cuerpecitos sin quitarles la mirada. Sentía que salía de una película de terror para entrar en otra. Me acerque a esa mujer, Su cara —a pesar de los moretones—era hermosa, sus labios perfectamente delineados mostraban sequedad. Sus cabellos eran color miel brillaban a la luz de la luna.

— ¡No pude salvarlos, ni a ellos, ni a ustedes!— dijo la mujer con una voz agitada.

— ¿Perdón, como dijo? —

— ¡No pude! ¡No pude…salvarlos! ¡Aggghhhhh!—dijo mientras apretaba los puños y se quejaba de nuevo.

— ¿Cómo puedo ayudarla? No comprendo, dígame, ¿qué hago? —

—Ustedes nunca comprenden, ni comprenderán, ¡están sordos espiritualmente!— exclamó oprimiendo su estómago con las manos— Quisiera darle voz a todo lo que los rodea pero aun así, no entenderían.

Una mezcla de emociones me rodeó. Sentí un vacío en mi estómago. La voz se me quebró, me sentía impotente de nuevo.

—Ven, acércate. Déjame tocarte con mis manos.

Seguí sus instrucciones. A pesar de que sus manos parecían rasguñadas y quemadas, se percibía una suavidad. Una calidez que solo un niño siente cuando reposa en el pecho de su madre. Entonces comencé a ver algo que el ojo humano jamás concebiría en su imaginación: Vi a los mares hablar y cantar, a sus habitantes corear sus canticos. Escuché la poesía de las aves. La prosa de los árboles. La serenata de las luciérnagas. Sentí el latido de la tierra que llevaba una sinfonía que ni la de Vivaldi se acercaba una milésima. Era lo más hermoso que percibí en toda mi vida.

—No tienes palabras, ¿verdad? Estas asombrado. — dijo sin quitarme esa mirada tan azul como la de los mares que vi. — Ahora déjame tocarte de nuevo.

Si lo que aprecié al mediodía me dejó un sabor amargo. Lo que a continuación presencie no tenía comparación. Todo lo bello que me mostro ella. Era ahora horrible: Escuche el llanto de los mares, el quejido de los cielos, el dolor de los arboles cuando son rebanados, el lamento de la tierra es perturbador, la vi sangrar junto con todos los que somos parte de ella, pero los gemidos de aquellos que no tienen voz es escalofriante.

Cuando retiró sus manos de mí. Su rostro reflejaba dolor, sus cabellos se volvieron raíces secas como la de los arbustos, Aquellos cuerpecitos se secaron hasta volverse polvo. Ella lanzó un alarido desquiciante. La tierra comenzó a temblar de nuevo. Me arroje al piso y me puse en posición fetal. Pensé que era el fin. Sin embargo el movimiento acabó. Solo quedaba el parque y yo. No había nadie más.

Los días pasaron. Todo volvió a la normalidad. Muchos quedaron con secuelas. A mí a veces me da la impresión que el piso se mueve, pero aquello que vivencie esa noche me duele todavía y quizás me dolerá toda la vida…



Veracruz, Ver. México 26.09.17


BENDITA NATURALEZA Antonio Fco. Rguez. A.

¡BENDITA NATURALEZA!
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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Anoche, con la tormenta, me senté a escribir:
¡Bendita naturaleza! no sólo expresas tu plácida belleza, sino también, tu encono, tu ira. Eres más humana de lo que creí, por eso eres polifacética, versátil, creíble e inverosímil. ¿Cuánto diera por verte en cuerpo de mujer? para así agradecerte con un beso y un abrazo lo magnánima que eres.      En lo que escribía, mí rostro esbozaba una sonrisa de gratitud y no pude contener que algunas lágrimas escaparan de mis ojos. ¡Qué mágica belleza es la vida! y que afortunado me siento  al disfrutar y agradecer por ella.

¡Bendita Naturaleza!

¡Bendito Dios…!

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Xalapa, Ver. México 26.09.17

domingo, 24 de septiembre de 2017

OJOS VERDES Antonio Fco. Rguez. A.

OJOS VERDES
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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Como un par de enamorados
Vimos por primera vez juntos
Surgir la mágica alborada
Suspirando de emoción
Nos arropamos en ese momento
De calidez, belleza y ternura.


Ella volteó a verme
Con una linda mirada
Vertiginosamente  sus verdes ojos
Me atrajeron como a un abismo
Insondable el cual me atrapó
Y caí... besándola en los labios.




Xalapa, Ver. 24.05.17

sábado, 23 de septiembre de 2017

DIFUMINOS Gloria Echeagaray B. GREB

DIFUMINOS
Gloria Echeagaray Blancarte
GREB


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Mar de infinitos silencios,

donde disuelvo mis versos,

esos caminos donde

jamás nos conocimos

y cuyo destino fue

arrebatarme tus besos.





Mazatlán, Sin. México 22.09.17


A OSCURAS Antonio Fco. Rguez. A.

A OSCURAS
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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La luna al esconderse... obscurece. Los amantes se aman a oscuras, sin testigos. No tienen miedo de licantropías, ni de partos vesánicos. Saben que están los dos solamente, el uno para el otro. En la oscuridad ni sus sombras los acompañan, los dejan solos, solos para entregarse y recibirse. Cuando el amor y la pasión son ciegas, se expanden los demás sentidos hasta el infinito.

¿Se puede morir de amor... sin verse?

¡Claro que sí! 

La piel... lo sabe




Veracruz, Ver. México 23.09.12 

NUBLOS Antonio Fco. Rodríguez A.

NUBLOS
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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No sé, quizá: Cuando Dios está tan molesto con el comportamiento del ser humano, para no hacer explotar un volcán de azufre como en Sodoma y Gomorra (2 de las 5 ciudades de la pentápolis), prefiere ahora ocultar con una densa neblina a la Tierra en lo que pasa su malestar. Ya no habrá estatuas de sal, pues sobran las estatuas humanas, de aquellos hombres que no tienen vida ni sentimientos. Nosotros los que queremos a la Humanidad, de vez en cuando lloramos para que las lágrimas nublen nuestros ojos e impidan ver tanta miseria humana.




Xalapa, Ver. México 23.09.13

ROMANCE Antonio Fco. Rguez. A.

ROMANCE
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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En momentos como estos

Pido que lo irrepetible

Se torne eternamente

Inolvidable




Xalapa, Ver. México 23.09.16