HASTA
NUNCA SOLEDAD
Antonia
Aviles
Aquí me ando peleando
una vez más con la soledad.
-Me estás echando un pulso que no te
dejaré ganar. ¿Pero por qué no te vas?
-¿Ahora me culpas a mí? Recuerda..., fuiste
tú quien me dejo pasar.
-¡Me engañaste! Llegaste disfrazada de
tranquilidad para quedarte.
-Pensé que éramos amigas, ¡quién lo iba a
imaginar?
-¿Amigas? ¡Ni hablar!, yo te quiero pero a
ratos, no hasta la eternidad.
-Pues tenemos un problema, ¿quién lo va a
solucionar?
-Yo lo haré, voy a cambiar las zapatillas
por tacones de puntillas.
Quiero que en adelante, mis poemas los
escriba la alegría, y no la melancolía.
Tengo la mismita edad para trabajar que
para disfrutar.
-Entonces..., ¿voy haciendo las maletas,
verdad?
-Sí, yo fui quien te abrió la puerta y yo,
de un portazo la voy a cerrar.
- Verás..., tengo una duda, ¿qué ha
cambiado?, parecía todo normal...
-¡Yo cambié! Tú lo has dicho, parecía,
pero vivir no es ver pasar días, es mucho más.
Así que date la vuelta, mete el letargo en
tu maleta y deja la ventana abierta.
-¡Buena suerte amiga mía!
-¡Hasta nunca soledad!
7 de junio de 2014
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