LA
LEY DEL KARMA
Fechorias infantiles
Antonio
Francisco Rodríguez Alvarado
Imagen Internet
Recuerdo que cierta tarde,
hace unos 3 años, me encontré en Catemaco, a mi amigo el Ingeniero Sergio Emilio
Brizuela Absalón, él me invitó a platicar en su Café. Y dentro de la conversación hablamos de
nuestra infancia, entre tantos temas le comenté que, en el pequeño hotel, ya
desaparecido que estaba ubicado en el callejón que baja de su casa al malecón. Yo, a mis 8 o 9 años, llevaba ocasionalmente clientes y nos recibía el dueño, un señor de unos
cincuenta a sesenta años de edad, relativamente alto, de tez morena clara, que
vestía ropa color caqui, tipo militar. Él, en agradecimiento, me compensaba con
un billete de un peso en cada ocasión.
Debo confesar, que
algunas veces se le caía del bolsillo algún billete de a peso, el cual yo
recogía sin devolvérselo. Pero, la vida me estaba cobrando mis fechorías, pues
ahora, continuamente al que se le caen billetes, sin darse cuenta, es a mí. Sergio,
ponía cara de incredulidad a mí relato, y al término de éste, sonriendo, me
dijo: - ¡Cabrón, él era mi papa!
Anverso y reverso
El billete de un peso se
utilizó en el periodo de 1936 a 1970, era realizado con papel algodón y sus
dimensiones eran de 15.7 cm (centímetros) de ancho por 6.7 cm de alto. Era
conocido como Calendario Azteca debido a que al frente se puede observar la
conocida Piedra de los Soles.
Xalapa, Ver. México. 11.02.23