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lunes, 31 de octubre de 2016

LA SONRISA DE LA MUERTE Antonio Fco. Rguez. A.

LA SONRISA DE LA MUERTE
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

Mictlancihuatl. Imagen de Internet


Anoche morí un rato en mis sueños.
Antes de acostarme a dormir
Vi la sonrisa de la muerte,
¡Era hermosa…!



Platiqué con ella,
Le dediqué versos de amor
Me dijo estar encantada…
Pero el encantado fui yo.



Me despedí de ella
Le robé la sonrisa,
Deseándole
Una linda noche.



¿No sé si ella
Haya soñado conmigo?
Pero ella de mis sueños
¡No salió jamás…!





Xalapa, Ver. 31.10.16

domingo, 30 de octubre de 2016

ALTAR Antonio Fco. Rguez. A.

ALTAR
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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     Oscura y bella tarde xalapeña con neblina y lluvia, iniciando tronidos, y un agradable frío.


     En espera de mis seres queridos, un año ya sin vernos tanto ellos como yo mantenemos vivos el cariño y el recuerdo.


     ¡Nos hace tanta falta vernos...
es muy difícil aguantar todo un año para ello!


     Descansaremos de esta ansiedad y angustia cuando estemos juntos.


     La lluvia sigue arreciando afuera de casa y en mis ojos también.


     El incensario despide volutas aromáticas que se cuelan entre las rosas, acariciándolas antes de remontar las alturas. Las flamas en las velas del altar, pese al aire que penetra, apenas se mueven en serena paz, iluminando las fantasmales siluetas. Las frutas, los panes y las bebidas han sido tocados y consagrados por nuestras queridas almas, y ya están listas para que comulguemos con ellas.



     Xalapa, Ver. 31.10.15


sábado, 29 de octubre de 2016

VIVIRÉ SI QUIERO Antonio Fco. Rguez. A.

VIVIRÉ SI QUIERO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


Imagen de Internet

Una mañana, solo una mañana, quisiera despertar, y sentir que… vivo, sentir que no existen cadenas, oposiciones, o trabas para sentir que vivo, libre sin ataduras. Solo quisiera despertar y encontrarme conmigo mismo, verme, preguntarme si sigo siendo yo, si sigo siendo esa persona que alguna vez admiré y amé, por su alegría de vivir, y por sus ansias de amar.


Imagen de Internet


     Quisiera despertar y reencontrarme con el niño de la sonrisa al amanecer, de la sorpresa por las sombras del ocaso, y del miedo y la nostalgia por la lluvia, quiero volver a mí mismo, ser yo nuevamente, como me imagino ahora que  antes era, libre, acaso solo atado a mis miedos al futuro, al hoy de ahora, cuánto deseo volver a  vivir con esa sorpresa a la vida, con esa mirada atónita a mi entorno al mundo, al universo.


Imagen de Internet

     Si vieras que agradable es recordar esos momentos de paz, de tranquilidad, de ensueños y sueños, de desasosiegos, de sentirme yo, yo dueño de mí mismo, yo como amigo de mi ser, como arcoíris entre dos mundos opuestos, la lluvia y el sol, o como el viento que corre sin frenarse, sin detenerse, que siempre busca una salida para seguir en libertad.


Imagen de Internet

     Así me recuerdo, así me quiero, así deseo volver a ser. Yo amigo de mi mismo, y amigo de mí ser, siempre en libertad, siempre conmigo mismo.



H. Veracruz, Ver. Mayo/2002.


viernes, 28 de octubre de 2016

LA MANO PELUDA Antonio Fco. Rguez. A.

LA MANO PELUDA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
  

 Imagen de Internet

Tenía mucho miedo de bajarme de la cama. Ya pasaba de las 12 de la noche. Todas las luces estaban apagadas. La oscuridad era total. Había mucho frío, necesitaba ir al baño y traer un cobertor. Sentía paralizado el cuerpo, no sé si de miedo, de frío o de ambas cosas. No quería bajar los pies pensando en que la mano peluda me jalara de ellos y me estrangulara, o que, algún monstruo debajo de la cama igual me jalara y me comiera poco a poco y por completo. Pensé en gritar, pero me acordé que estaba solo esa noche. Pocas veces he tenido pesadillas estando despierto y esta era una de ellas. Todo mi cuerpo empezó a temblar. La cama se zarandeaba con los bruscos movimientos de mi cuerpo y eso me llenó más de pavor. Sonó el teléfono, no pude pararme e ir por él. Volvió a sonar en dos o tres ocasiones más y yo seguía acostado arriba de la cama, temblando y hecho un ovillo en posición fetal.

     
     De niños, casi todas las noches antes de dormir, mis hermanos y yo acostumbrábamos a saltar y a escondernos debajo de la cama. Hasta que una de esas noches mí abuela nos advirtió sobre la mano peluda: -"es muy mala, siempre se aparece debajo de la cama, tiene forma de una gran tarántula, negra y peluda, y se mueve para todos lados como los cangrejos, pero en lugar de patas está llena de garras con uñas bien largas, filosas y cortantes, y le gusta lanzarse al cuello de las personas para estrangularlas y cortárselo al mismo tiempo hasta matarlas". Con este relato me traumó por todo el resto de mi vida. Nunca pude olvidar su explicación.
  

 Imagen de Internet

     Escuché duros toquidos en la puerta de la calle, me daba miedo contestar, y al escuchar que gritaban mi nombre reconocí la voz, me armé de valor y salté de la cama corriendo velozmente hacia la puerta, era mi vecino que al escuchar los ruidos de la cama se preocupó, habló por TF y al no contestarle vino a tocarme para saber si yo estaba bien. Le di las gracias, a propósito, lo invité a pasar a tomar un café, así aproveché a encender todas las luces, a buscar el cobertor e ir al baño. Cuando él se fue, yo ya estaba más tranquilo. Aun así, para calmar mis nervios y mis miedos, me tomé un diazepam, procurando quedarme profundamente dormido, cuando un ruido me hizo voltear la vista hacia él. Descubrí gracias a la luz de la luna, que la mano peluda rascaba el cristal de la ventana queriendo entrar...




Xalapa, Ver. 28.10.16


MI JARDÍN Antonio Fco. Rguez. A.

MI JARDÍN
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

Imagen de Internet

No es miedo a la hoja en blanco, es surmenage, cansancio mental, después de mucho leer e investigar, se dificulta ponerse a escribir algo coherente, que lleve la idea que queremos plasmar. Cuantas veces, hemos querido escribir algo en particular y nuestros dedos se conectan a nuestro subconsciente y los últimos en enterarnos del resultado final somos nosotros. Claro que nos agrada, pero no nos deja ser nosotros mismos…


     Hace un momento… me senté en los escalones que bajan de la casa al jardín. La impresión general me es muy agradable, me encanta mi jardín. Aprecié la bella y luminosa lagartija verde, que inmóvil, estaba tendida al sol. El vuelo sistemático de las abejas y las mariposas libando el divino néctar sobre las flores de albahaca y de jazmín. Una que otra oruga y saltamontes con su voraz  apetito, parecían ignorarme. El arbolito de chile piquín, saturado de verdes y rojos “mira pa´rriba” semeja un arbolito de navidad. Mis rojas buganvilias parecen brasas de un rojo sol, encarnándose en el muro para trepar a él. Un par de rosas anaranjadas y amarillas, tan juntas una de la otra, parecen dialogar entre sí. Debajo de la ventana mi hermosa gardenia blanca colaba su fragancia al interior.  Rodeando casi todo el jardín, mis verdes y amados helechos proyectan su fuerza y belleza de selva y candor. Una sombrilla de nube permitió circular el aire a mí alrededor, el cual meció las plantas y flores y me hizo disfrutar además la fresca esencia del pachulí, de la citronela y del romero. La lagartija se desperezó y buscó otro lado de sol. Pasó la nube y el verdor se observó aún más verde y húmedo, como si a su paso hubiera caído sobre él una lluvia... invisible.



     Permanecí extasiado unos instantes más, llenándome de aromas y apreciando mi pequeño y querido jardín. Entré a casa tomé un café y me puse a escribir…


Xalapa, Ver. 28.10.16


CAMILITA Antonio Fco. Rguez. A.

CAMILITA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


Imagen de Internet

Ese día, Camilita, al estar felizmente jugando en la sala de su casa, por primera vez ponía atención a una plática de su padre con amigos de éste. Ellos no se dieron cuenta que la niña los estaba oyendo. En un momento de la conversación, uno de los adultos dijo: - Por ejemplo, vean a esta chilpayata, ella está feliz de la vida, sin necesidades que no se les puedan cubrir, ni preocupaciones que la enfermen. ¡Ah! Pero ya llegará a ser toda una mujer y entonces sabrá que el mundo no es tan noble y sencillo, aquí se viene a vivir, pero también a sufrir. Otro de los adultos intervino diciendo: -¡Pobre escuincla, quién como ella! ¡Cada cosa a su tiempo...que disfrute su niñez!


     Un rato después, al quedarse sola, Camilita trató de comprender lo escuchado, sin mucho éxito. Sacó uno de sus muñecos, y tratando de remedar la reciente plática de los adultos se puso muy seriamente a dialogar con él, El muñeco, a través de sus grandes ojos cafés, la observaba, la escuchaba, parecía estar sintiendo en carne propia la inquietud de la niña, y se angustiaba de no poder responderle.


     Camilita, luego que externó su impresión a su muñeco preferido, al que consideraba su confidente y amigo mayor, no pudo evitar que algunas de sus lagrimitas cayeran sobre el muñeco el cual empezó a vibrar en sus manos.


     Esa vibración viajó por todas las venas de su cuerpo dándole las respuestas que ella requería saber. Así Camilita, para poder soportar las amarguras y las pesadumbres en su futura adultez, optó por resguardar muy bien todos sus juguetes, incluido su gran amigo, en una vieja maleta de la cual nunca se separó, y que de ahí en adelante, sería su mayor tesoro, y su gran amuleto en la vida.



Xalapa, Ver. 03/09/16


martes, 25 de octubre de 2016

ENCANTADO Antonio Fco. Rguez. A.

ENCANTADO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


Imagen Internet

Mi cerebro se desquició al comprender que me había perdido en ese nubloso bosque. Tenía horas caminando sin poder salir de él. Siguieron pasando las manecillas del tiempo y mi desesperación se exacerbaba hasta sofocarme. La bruma me obligó a caminar a ciegas, mis pies resbalaban con las escarchas de hielo que tapizaban el suelo. Pese a haber frío, mi cuerpo sudaba copiosamente y una serie de escalofríos me agredió como toques eléctricos. Era tal mi miedo a quedar atrapado en esta montaña boscosa. Que sentí que mi cuerpo se había automatizado, perdiendo sus sentidos. Un lejano murmullo de agua venía y desaparecía a mis oídos. Mi vista cuando creía enfocar esa cascada, la perdía con mis cansados parpadeos. Una hilera infinita de árboles como pelos en la piel de la tierra, la difuminaban hasta borrarla por entero. Mis dedos no discriminaban las texturas que tocaban. Quise gritar, pidiendo auxilio, y mi voz se negó a salir. Estaba preso entre la bruma y el silencio. Ya no había senderos en la arboleda. La alta maleza crecía como un verde muro. Al caminar tenía que empujarla con las rodillas. Hubo momentos en que detenía mi marcha para hacer reposar a mi cansado cuerpo. No podía estar del todo quieto, sentía que la maleza me abrazaría devorándome como a un insecto. No pude más, mis fuerzas habían llegado al límite. Exhausto me rendí, y me quedé dormido. Ignoro cuánto tiempo después, sentí una claridad por fuera de mis ojos, y a mis oídos regresó nuevamente ese rumor de río, acompañado de risas cantarinas. Abajo de este cerro estaba el campamento…

Imagen Internet


domingo, 23 de octubre de 2016

LA CHANECA Antonio Fco. Rguez. A.

LA CHANECA
Del lago de Catemaco
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
  

 Lago de Catemaco, pescador. AFRA

Aparecían tímidamente los polícromos rayos solares encima de las montañas que circundaban el lago, irradiando de luz y colores selváticos todo el paisaje montañoso y lacustre. El fresco de la noche se retiraba con ella. A lo lejos, sobre las pocas casas de la villa, las luces de las farolas se apagaban, para dar turno a la luz del sol.

     En esta forma, los habitantes de la noche, se iban a refugiar a sus  cuevas o madrigueras. Y los de la luz, despertaban ante el fulgor y el calor del sol.

     El ruido del par de remos que parecían caminar sobre la  superficie del agua, empujaban al pescador y a su lancha en una rítmica placidez hacia la orilla del lago.

     Rufino, saltó de la embarcación y la arrastró un par de metros de la playa. Terminó de limpiar bien su chinchorro, guardando los topotes y mojarras en un par de cubetas con agua.

Apompo. Lago Catemaco. Alvaroromeropelaez.

     Antes de dirigirse a su hogar se dirigió a un pequeño apompal, sacando entre las raíces acuáticas de los árboles los ategogolos y una que otra somnolienta anguila.
  

     Esperó que Rosita, su mujer, viniera a ayudarlo a cargar sus herramientas y el producto de su trabajo. Y al no verla, caminó con gran preocupación a casa. Al llegar a ella, vio salir a doña María, la curandera. Rosita, lo esperaba con el rostro lleno de lágrimas, Carmelita, su hija, estaba enferma, con fiebre. Doña María había dicho que era un empacho y que con unos ungüentos y un té estaría fuera de peligro.

     La mujer le preparó el desayuno a su marido. Sentada junto a él esperó, sin probar bocado, a que él terminara. Le dio un café con bastante azúcar, y canela, antes de que éste se fuera a descansar a su hamaca.

     Rosita salió a vender la pesca de esa mañana. De regreso traía lo recetado por la curandera, despertó a su marido y le dio el dinero de la venta.

     Rufino, como era su costumbre, salió de su casa y se encaminó a la cantina. Le dio una bolsa con ategogolos al dueño, y se sentó en una de las mesas con dos o tres amigos suyos. Entre tragos de vinos y cervezas corrió la tarde.

     Esta vez no regresaría solo a casa. Rosita, al no ver mejoría de la niña, fue por él. Doña María, les dijo que ya no había más nada que hacer por la pequeña Carmelita, que su empacho se había enconado e iba para mal. La madre nuevamente rompió a llorar, ante la impotencia y preocupación de Rufino. Hacia un par de años que no llegaban médicos a la villa, por la preferencia de la población hacia los curanderos. El médico más cercano estaba en una población distante, y por otro lado, no había dinero. En ese momento, dentro de su dolor, él se sintió culpable.

     Ni las plegarias ni los ruegos a la Santa Virgen del Carmen, fueron suficientes. La pequeña alma de su Carmelita, había abandonado su cuerpo.

Lago Catemaco. AFRA.

      Rufino dejo de tomar. Rosita, comprendiendo su dolor, lo apoyó en todo. Una semana después, él retomó su trabajo. Alejándose de la costa más de lo acostumbrado para que ningún otro pescador lo viera o escuchara llorando. Cada una de sus lágrimas bajaba  intacta hasta el fondo del lago, golpeando y removiendo su sedimento de frío lodo volcánico, despertando a los entes del lugar. Fue en estos sitios donde él creyó escuchar una pequeña voz de mujer y de ahí un chapoteo, que se repetían en dos o tres ocasiones. Intrigado le comentó ésta experiencia a su mujer, quien después de escucharlo le sugirió que fueran a ver a don Juan, el más anciano pescador. Don Juan, no cabía de júbilo en sí mismo. No podía creerlo. Lo que él siempre supuso, era real. Él sabía que el lago era un lugar encantado. ¡La chaneca, la chaneca! ¡Es la chaneca! Gritaba todo emocionado.

     Después del gran momento de felicidad, don Juan, le ofreció a Rufino decirle un gran secreto, el cual no tendría que ser escuchado por ninguna mujer.

     A las 12 de la noche de los días martes y viernes, Rufino rezaba, en ese lugar encantado, las oraciones enseñadas por don Juan, y a la vez, echaba al agua pedazos de copal, alimento muy apreciado por la chaneca.

     A la séptima noche Rufino escuchó claramente la pequeña voz. Volteó la cabeza para todos lados tratando de ver a la chaneca, lo que nunca consiguió porque ella era de aire igual que su voz. Supo que ella se acercaba a él al escucharla mejor. Y ella le dijo: - Veo que eres un buen hombre, y noto que tienes un gran dolor dentro del pecho, tu corazón que debe ser de rosas y flores, lo tienes hecho de piedra. Gracias por propiciarme, por traerme el divino copal. A partir de este momento tu corazón volverá a ser de rosas y flores. Podrás adivinar el futuro, y sobre todo tendrás EL PODER DE CURAR, pero quiero que sepas que ante lo inevitable no tenemos ninguna solución. Cuida mucho este poder, que solo puedes perder ante la soberbia y la avaricia. Por cada favor te será dado recibir, más nunca pedir.

     Un chapoteo lo regreso a sí mismo.

     El destino había cumplido su función. Ahora él, tenía el poder, el conocimiento. La experiencia la obtendría día tras día. Él era joven aún... le quedaba mucho camino por recorrer.

     Rufino se sintió liberado de la pesadumbre que lo acongojaba, y con renovados bríos bogó hacia la orilla.
    
     Él no sabía que...


   Rosita, acariciándose el vientre,  desesperada aguardaba en la playa para darle una magnífica noticia.


jueves, 20 de octubre de 2016

NO MÁS Antonio Fco. Rguez. A.

¡NO MÁS!
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

Imagen de Internet

Si te preguntan por mí
Diles que no te importo.
Que soy un desgraciado
Qué he perdido tu amor
Por no valorarte.

Que ya no quieres
Saber más de mí
Pues nunca
Estuve a tu altura
Que solo migajas te di.

Dilo con coraje
Grítalo
Que todos se enteren
Que te perdí.


lunes, 17 de octubre de 2016

QUIERO Antonio Fco. Rguez. A.

¡QUIERO!
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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Quiero estar contigo en tus noches de desvelos. No dejarte nunca sola. Acompañarte de principio a fin. Y cuando el sueño te venza, estrecharte con ternura y pedirte que te acurruques junto a mí. Quiero que tus sueños los tengas cuando estés conmigo. En los míos siempre te tengo a ti. Quiero que tus lamentos, tus suspiros y tus ansías quepan entre mis brazos y mi pecho. Quiero prolongar la madrugada. Quiero que al final de mis sueños… no te separes de mí.


domingo, 16 de octubre de 2016

BAÑO DE LUNA Antonio Fco. Rguez. A.

BAÑO DE LUNA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

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Te observé a través de las sombras de la noche dándote un baño con luces plateadas que iluminaban tu voluptuoso cuerpo como si fueras una vestal de la Luna. No pude disimular ni mi asombro, ni mis ansías por estrecharte entre mis brazos. Las oraciones que como susurro escapaban de tus labios formaban una barrera que me impedían acercarme a ti. Te miraba reflejada por los haces plateados de luz que rasgaban las sombras de la noche para encontrarse con tu cuerpo.

     Tu rostro denotaba la mística dualidad de la posesión y entrega a las deidades astrales. En un supremo éxtasis tus ojos se abrieron, y su luz sacralizó todo tu ser.


     Cada vez que vertías el agua del ánfora en tu anatomía, las gotas se convertían en perlas que inundando el suelo chapoteaban y se movían como las olas del mar.


     La Luna, el agua y el mar enmarcaban tu cuerpo, siempre iluminado por ese opalescente sol nocturno.


     Los haces de luz relampaguearon, soltando entre agudos chillidos chispas que llegaron a cegarme. Cuando pude nuevamente abrir mis ojos, sólo había una densa negrura, y un fino halo de luz se apreciaba en la ventana. Tú ya no estabas...



     Corrí al lugar en donde te encontrabas. En el suelo ya no había olas de mar, ni perlas, sólo escarchas plateadas que brillaban como luciérnagas cansadas. Miré por la ventana, y vi tu faz en la misma faz... de la Luna.


viernes, 14 de octubre de 2016

SUEÑO Antonio Fco. Rguez. A.

SUEÑO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

Imagen de Internet


Anoche te llevé en la mente hasta la cama y soñé contigo de forma por demás agradable y trascendente. Recuerdo en mi sueño que solos existíamos tú y yo en este mundo. Me desperté al sentir tus besos en mí rostro, y me regocijé de verte a mí lado, esbozando una linda sonrisa y una cariñosa mirada. Estiré mi cuerpo, al tiempo que exclamaba:


     ¡Hola mi amor! -¡Gracias por quedarte, y hacer que te sueñe… aún despierto!


     Tú me dijiste: -¡Gracias a ti por traerme en tus sueños, yo también soñaba contigo, y aquí estoy para quererte…!


     Sonreímos… largo tiempo nuestros cuerpos quedaron enlazado en un fuerte abrazo. Nos dimos mil y un besos.  Hondos suspiros, nacidos de nuestros deseos,  escapaban en una espiral que ascendía al cielo.


     Nos miramos, reímos y lloramos por la dicha de estar juntos frente a frente.


     Sí, solos tú y yo. Nuestras voces se quedaron momentáneamente mudas, y nuestros cuerpos descubrieron un lenguaje de sensaciones nuevas y crecientes.


     Lo nuestro fue un rito de paso, dejamos morir nuestra vida anterior para renacer juntos en una vida nueva. Ahora, éramos el uno del otro.


     Nuestros escarceos y caricias, por ratos tiernos y pasionales, nos transformaron en una sola alma y un solo cuerpo.


     Nos levantamos de la cama, abrimos las ventanas y del otro lado asomaron el rumor de las olas del mar y los candentes rayos del sol.



     Alucinados y desnudos, quemándonos los pies,  corrimos a la playa…


LA TRISTEZA José Joaquín Rincón Chaves

LA TRISTEZA
(Para mi amigo Rafael Osorio Peña)
JOSE JOAQUIN RINCON CHAVES

Imagen de Internet


Anoche conocí,
conocí la tristeza
estaba sentada frente a mí,
en la mesa del bar.


Por la sórdida calle pasaban los muertos vivos
y por entre las batientes de las puertas
la luz perdida de una farola
iluminaba pobremente a mujeres sin nombre
casi yertas.


Anoche conocí,
conocí la tristeza,
hablaba de Jean Paul,
de Simon de Beavoir y de su voz
con aliento de ron y cerveza, brotaban palabras,
que desnudaban al hombre y la mujer,
que desde Paris pretendían cosificar a los humanos
como si el amor fuese una cosa simple y material,
solo deseo y loca, loca entrega.


Anoche conocí,
conocí la tristeza,
cuando una dama flaca, asidua del porteño,
con caminar cansino penetró al antro
y aquel gran filósofo calló de pronto y de sus ojos,
llenos de humo de tabaco y de licor se desprendió,
un raro mirar, casi tierno, medio lastimero,
era la amada perdida que desde la sombras de la calle,
regresaba sin haber cautivado a un muerto vivo,
al amado que siempre la esperaba,
en la mesa del bar con sus amigos.

Anoche conocí,
conocí la tristeza.



Bogotá D. C. Septiembre de 2013


jueves, 13 de octubre de 2016

ACRÓSTICO CATEMACO Antonio Fco. Rguez. A.

ACRÓSTICO CATEMACO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

Imagen de Internet. Apompo en el agua

Catemaco, lugar de casas con temaxcales

Arroyo Agrio, es uno de tus veneros minerales

Tebanca, lugar de fieras salvajes

Expagoya, multiplica tu alegría

Mono Blanco, templo de magia y sabiduría

Ategogolos, topotes y anguilas en tus aguas

Coyame, lugar de jabalíes


Olmecas, popolucas y nahuas son tus raíces.


martes, 11 de octubre de 2016

ENAMORADO DE TI Antonio Fco. Rguez. A.

ENAMORADO DE TI
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

Pintura de Fulvio de Marinis

Me dejas embelesado
viendo tu revuelto peinado
que discurre entre tus hombros
y siguen los asombros
al ver esa linda sonrisa
que tu belleza armoniza.


Y tus ojos…
esos ojos…
que paladean tu lectura
reflejando su dulzura.


Tus labios... musitan en voz baja
la frase que te agasaja
y parecen dar un beso
enamorado y travieso
al novio de la novela…
que te flechó como mozuela.


Te veo, sigue mi embeleso
sin celarme de ese beso
producto de un desvarío.
es tu amor sólo mío.

Te abrazo con ternura
te beso con dulzura
y al oído te murmuro
eres mi presente... 
y mi futuro. 


Xalapa, Ver. 17.09.16