LA
MANO PELUDA
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen de Internet
Tenía mucho miedo de
bajarme de la cama. Ya pasaba de las 12 de la noche. Todas las luces estaban
apagadas. La oscuridad era total. Había mucho frío, necesitaba ir al baño y
traer un cobertor. Sentía paralizado el cuerpo, no sé si de miedo, de frío o de
ambas cosas. No quería bajar los pies pensando en que la mano peluda me jalara
de ellos y me estrangulara, o que, algún monstruo debajo de la cama igual me jalara
y me comiera poco a poco y por completo. Pensé en gritar, pero me acordé que
estaba solo esa noche. Pocas veces he tenido pesadillas estando despierto y
esta era una de ellas. Todo mi cuerpo empezó a temblar. La cama se zarandeaba
con los bruscos movimientos de mi cuerpo y eso me llenó más de pavor. Sonó el
teléfono, no pude pararme e ir por él. Volvió a sonar en dos o tres ocasiones
más y yo seguía acostado arriba de la cama, temblando y hecho un ovillo en
posición fetal.
De niños, casi todas las noches antes de dormir, mis hermanos y yo acostumbrábamos a saltar y a escondernos debajo de la cama. Hasta que una de esas noches mí abuela nos advirtió sobre la mano peluda: -"es muy mala, siempre se aparece debajo de la cama, tiene forma de una gran tarántula, negra y peluda, y se mueve para todos lados como los cangrejos, pero en lugar de patas está llena de garras con uñas bien largas, filosas y cortantes, y le gusta lanzarse al cuello de las personas para estrangularlas y cortárselo al mismo tiempo hasta matarlas". Con este relato me traumó por todo el resto de mi vida. Nunca pude olvidar su explicación.
De niños, casi todas las noches antes de dormir, mis hermanos y yo acostumbrábamos a saltar y a escondernos debajo de la cama. Hasta que una de esas noches mí abuela nos advirtió sobre la mano peluda: -"es muy mala, siempre se aparece debajo de la cama, tiene forma de una gran tarántula, negra y peluda, y se mueve para todos lados como los cangrejos, pero en lugar de patas está llena de garras con uñas bien largas, filosas y cortantes, y le gusta lanzarse al cuello de las personas para estrangularlas y cortárselo al mismo tiempo hasta matarlas". Con este relato me traumó por todo el resto de mi vida. Nunca pude olvidar su explicación.
Imagen de Internet
Escuché duros toquidos en la puerta de la
calle, me daba miedo contestar, y al escuchar que gritaban mi nombre reconocí
la voz, me armé de valor y salté de la cama corriendo velozmente hacia la
puerta, era mi vecino que al escuchar los ruidos de la cama se preocupó, habló
por TF y al no contestarle vino a tocarme para saber si yo estaba bien. Le di
las gracias, a propósito, lo invité a pasar a tomar un café, así aproveché a
encender todas las luces, a buscar el cobertor e ir al baño. Cuando él se fue,
yo ya estaba más tranquilo. Aun así, para calmar mis nervios y mis miedos, me
tomé un diazepam, procurando quedarme profundamente dormido, cuando un ruido me hizo voltear la vista hacia él. Descubrí gracias a la luz de la luna, que la mano peluda rascaba el cristal de la ventana queriendo entrar...
Xalapa, Ver. 28.10.16
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