EL
RITUAL DE VENUS
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen Internet
Tardeaba ese día de abril, yo me
encontraba caminando sobre la playa del mar, disfrutando de la placidez de la
fina arena bajo mis pies descalzos, y de la suave brisa que refrescaba todo mí ser.
Mis pensamientos se relajaban en el
hedonismo de ese instante.
Volteé la cara al firmamento y vi aparecer
el brillo resplandeciente en el cielo crepuscular. Siempre me entusiasma ver la
Estrella de Venus.
Minutos después, un breve resplandor me
sacó de mi ensimismamiento. Era Venus, que como estrella fugaz se precipitó al
océano y vino a emerger cerca de donde yo estaba. De momento, pensé que era un
cisne pero al disminuir el brillo vi a la diosa, que al sentirse observada arrancó
unas yerbas y encorvando el cuerpo bajó la mano izquierda para cubrir su desnudez.
De pronto, surgió de la nada una túnica
tan transparente, como tejida por el mismo viento, que arropó todo sus cuerpo
como una segunda piel. Apreciándose sus torneados
hombros, brazos, senos, vientre, muslos y piernas como una voluptuosa tentación.
Parecía surgida del más hermoso sueño,
ella era bella y elegante de cuerpo entero. Su rostro, sus ojos azules, sus largas y arqueadas
cejas, sus labios de rosa intensamente rojos, sus rubios cabellos que se
desparramaban sobre sus hombros y realzaban su espigado cuello, el color rosado
de su tez y la blancura de su piel.
Su andar,
su contoneo sensual, y el aroma de sus cabellos encantaban peligrosamente,
encendiendo el deseo de la pasión.
Semejante a un ritual, ella alzó los
brazos al cielo, y musitó poéticamente una melodiosa oración. Inmediatamente,
se metió al mar chapoteando las olas, hasta formar una espuma sobre la cual
nadó un largo tiempo. Para de nuevo retornar a la playa y haciendo girar su
cuerpo se convirtió en algo semejante a una
blanca paloma. Tan brillante como el cristal que refleja la luz dorada y
plateada de las estrellas y la luna. Antes de irse, pasó volando sobre mí y me
impregnó del néctar de su cuerpo, que es el mejor amuleto que pueda recibir alguien
para poder enamorar a la persona amada.
Me quedó muy claro, que todas las
estrellas son dioses o soles de otros mundos. Muy, pero muy remotos al mundo en que vivimos.
Xalapa, Ver. México. 13.10.2021