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domingo, 30 de abril de 2017

RUDA Nilda Macías

RUDA
Nilda Macías
 
Ruta graveolens (hembra)

     Es una de las plantas de los dioses.
    Fue muy utilizada desde Asia menor hasta la India. Tenía aparentemente un significado religioso, aunque antiguamente fue muy utilizada como alucinógeno.


     Desde tiempos remotos la ruda ha sido una de las plantas de mayor popularidad. Se caracteriza por su olor penetrante y su sabor marcadamente amargo. Se le atribuyen propiedades mágicas y terapéuticas. Su mayor poder es el de alejar la mala suerte.


     Fue una de las plantas preferidas de reyes, faraones y brujos.

Ruta chalepensis (macho)

     Magos y adivinos preparaban esencias de ruda y confiaban en ella para purificar la mente, aumentar el control mental, alcanzar la clarividencia, romper los hechizos, defenderse contra el mal de ojo y deshacer cualquier hechicería.


     Como amuleto es el más popular para transmutar la energía en positiva. Un gajito de ruda en el bolsillo se transforma en amuleto protector de espíritus maléficos.


     Una hoja dentro del zapato protege ante situaciones o personas difíciles.

     En la medicina antigua, Galeno, ilustre médico griego, y Plinio, escritor y naturalista latino, le dieron reputación para calmar fiebres de picaduras de avispas. El zumo de las hojas machacadas previene picaduras de arañas, alacranes, en caso de mordedura de serpiente demoraban el efecto del veneno. Además, el zumo de sus hojas con un pequeño agregado de alcohol sirve para frotar los músculos y aliviar calambres, en caso de gripes se fricciona la espalda, el masaje alrededor del ombligo calma el dolor de estómago.


     En infusión es un buen purificador de la sangre. Para el acné pasar un algodón embebido de la infusión por el rostro, es astringente. Un té de ruda es remedio para las anginas.


     La caña con ruda ahuyenta los males, así cuenta la tradición incaica cuya costumbre de honrar a la Pachamama o la madre tierra perdura hasta nuestros días. Tomando una copita en ayunas el primero de agosto es rito propiciatorio de buena salud para todo el año. El macerado se debe preparar vertiendo en la botella de caña un gajo de ruda al menos un mes antes de ese día, otros dicen que se guarda el año entero.


     En cuanto a la superstición se destaca por su poder de planta protectora del hogar, ya que actúa como un boomerang, neutralizando la energía negativa para devolver a quien la envía. Es una planta cuyas hojas perciben las vibraciones adversas y expelen su olor, es decir, da el aviso cuando a nuestro hogar entró alguien cuya carga energética es negativa.


     Limpieza de la casa: si vivimos un periodo de nerviosismo, irritación, preocupaciones, de seguidilla de situaciones adversas, es momento de limpiar la casa. En este acto, a la vez que saneamos nuestra vivienda de todo lo negativo desinfectamos, especialmente si atravesamos una etapa de enfermedad. También ahuyentamos posibles maleficios y transmutamos la energía, atrayendo todo lo positivo.


     Para realizar la limpieza, prender unos carboncitos y agregar las hojas de ruda secas, cuando empieza a largar el humo distribuir la emanación en toda la casa, especialmente en los lugares donde recibimos las visitas. Esas hojas pueden ser de nuestra propia planta, todas aquellas que se hayan secado se guardan para realizar la limpieza.


     La ruda es también conocida como la planta del perdón, por lo cual al aromatizar estamos relegando rencores, olvidando enojos y buscando que afloren nuestros sentimientos más positivos. Recordemos que una mente positiva genera pensamientos positivos.


     El lugar de la planta en la casa: debe estar colocada en la parte posterior. Si es ruda macho de hojas ovaladas y grandes debe estar en el lado izquierdo. En el lado derecho, si es ruda hembra de hojas pequeñas.

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      Cuando la ruda empieza a secarse lo mejor es dejarla, no sirve tratar de salvarla pensando que nos seguirá protegiendo. Si se seca es que la absorción de vibraciones negativas fue muy fuerte, y en este caso no queda más remedio que tirarla y reemplazarla por una nueva.


     Es importante expresar el deseo por el cual estamos convocando el poder de la ruda aun si lo único que hacemos es elegirla entre las plantas y flores que forman parte de la energía que nos rodea.





     

Hembra y macho

Bibliografía:


     SUPERSTICIONES. Cómo cambiar tu suerte. Nilda Macías. 2008 Editorial Diana, S. A. de C. V. México, D. F.


sábado, 29 de abril de 2017

TU MIRADA Gloria Echeagaray B.

TU MIRADA
Gloria Echeagaray Blancarte
GREB

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Nunca me cansaré de preguntarme
De qué mundo emergían esos ojos
Que observaban extasiados el alma mía.


Mientras lo hacíamos
Se detuvo el tiempo en un instante
En ese paso estrecho y eterno
De mil silencios profanos.


Tu mirada...que no cesa
Hace temblar mí alma
Y  tu aliento es un regalo
Que da vida a mis noches
Y a mis madrugadas…




Mazatlán, Sinaloa, México 28.04.2017


viernes, 28 de abril de 2017

DILEMA Antonio Fco. Rguez. A.

DILEMA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
 
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Quisiera escribirte un poema
Pero veo tu cara,
Tu sonrisa
Y tu mirada


Y por contemplarte…
No se me ocurre nada
Más que amarte...
Hasta el final de la jornada.



Xalapa, Ver. 28.04.2017


jueves, 27 de abril de 2017

CASADO CON UNA BRUJA Antonio Fco. Rguez. A.

CASADO CON UNA BRUJA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
  

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El campesino regresaba cansado después de haber trabajado su milpa casi todo el día. Le alcanzó la noche y las sombras de la oscuridad se hicieron tan densas que el pobre hombre más bien caminaba a ciegas,  orientándolo su instinto desarrollado después de haber andado miles de veces el mismo sendero que lo regresaba a casa. Ensimismado en sus pensamientos por querer llegar a tumbarse en su hamaca, no supo de dónde salió esa bola de fuego,  que pasó rozando su cuerpo, espantándolo y haciéndole perder el equilibrio, cayendo  sobre su espalda. La bola vino a estrellarse contras unos árboles de cópite, o siricote, provocando una gran llamarada cuyo resplandor hizo relumbrar el color ígneo de sus flores y quemó algunas de sus hojas de lija las cuales convertidas en cenizas se desprendían de las ramas.


     Absorto, se quedó mirando como el fuego crecía y decrecía, y se asombró que, surgiendo del corazón de las llamas, apareció ante él la mujer más hermosa que haya visto en toda su vida. Ella se dirigió hacia él, diciéndole palabras cariñosas, con una melosa voz, que lo subyugaba de amor. Él, incitado de deseos la abrazó con todas sus fuerzas, entonces ella convirtiéndose en una gran guajolota se escurrió debajo de ese abrazo y velozmente huyó hacia la negra espesura del monte. Él, espantado quedó inmóvil  un par de minutos y cuando salió de ese trance, lo primero que hizo fue correr golpeándose en esa negrura contra un árbol, perdiendo el conocimiento.  Al día siguiente, despertó con todo el cuerpo arañado y adolorido y la ropa destrozada. Y al borde de una inmensa cueva que dejaba ver debajo una profunda cañada.


     Pasaron alrededor de tres días para que él pudiera reencontrar el camino a casa. Sus amigos y parientes, al verlo en tan lastimosas condiciones lo llevaron con un curandero que le quitó el espanto, regresándole el ánima a su cuerpo. Dos semanas después él, se hallaba completamente restablecido. Pero, cada vez que miraba a una mujer hermosa se llenaba de pavor, recordando su horrible experiencia. Años después, buscó entre las mujeres físicamente menos agraciadas, a una para casarse con ella.


     Al comienzo todo era dicha, ella era muy hacendosa y excelente cocinera, llegando él a enamorarse de esta mujer. Al paso del tiempo, empezó a notarle, preferentemente al despertar, que despedía de su boca un aroma a sangre, y presentaba restos de carbón en su dentadura. Y el colmo fue esa mañana en que dormida le vio en lugar de piernas, unas patas de guajolote. Preocupado, consultó al más anciano de la aldea, el cual le dijo que tuviera mucho cuidado pues su esposa era una bruja. Antes de despedirse, el anciano le explicó cómo podía acabar con ella. Muy decepcionado, al ver que se había equivocado en elegirla como esposa,  regresó con cierto temor a su casa.


     Desde entonces, se puso a vigilarla. Y se dio cuenta de que al igual que todos los nahuales, ella no ingería sal en sus comidas. Y finalmente, una medianoche, oscura y sin luna, la sintió salirse muy cautelosamente de su hamaca y dirigirse hacia el patio de la casa, en donde quemó unos trozos de leña, saltó tres veces sobre el fuego, apartó un poco de carbón y dejó que el resto se redujera a cenizas. Una vez que se enfriaron las llamas, ella se botó al suelo revolcándose en las cenizas. Se jaló una larga hebra de sus negros cabellos, y con la misma rodeó y cortó desde la altura de sus muslos las dos piernas las cuales escondió, poniéndose en lugar de ellas un par de patas de guajolote. Guardó un par de carbones en sus ropas, que en caso de cansancio los ingeriría para recobrar las fuerzas. Tomó dos pequeños petates y los usó como si fueran alas  y pegando grandes brincos se marchó de ahí, para empezar a realizar sus fechorías, robar y comerse las gallinas, pero su alimento preferido es la sangre de los niños recién nacidos. Chupar la sangre prolonga la vida de los nahuales.
  

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     Así en forma de una gran ave; revoloteando se para en el techo de una casa, y lanzando un silbido largo y tenue, suelta un hilo largo hasta el corazón de la víctima y le chupa la sangre, varias noches consecutivas, mostrándose sus pequeñas víctimas pálidas y llorosas. Los niños son frecuentes víctimas de estos y otros naguales. Los pobladores en defensa contra las brujas  ponen tijeras y cuchillos debajo de la cama o la estera, o frente a la puerta de la choza para evitar que ellas puedan adormecer a los perros y a las personas que vigilan a los niños.


     Pueden ser también vistas como relámpagos o bolas de fuego, porque traen una luz encendida dentro del abdomen.


     El marido, recuperado de la fuerte impresión de ver como se transformó su mujer, buscó las piernas que ésta había dejado escondidas y les puso una sal tratada o embrujada dada por el curandero y finalmente las tiró a la lumbre para que se consumieran. Al momento que lo hacía recordaba las palabras del viejo curandero: -Si alguien encuentra las piernas humanas que fueron separadas del cuerpo y las destruye, produce la muerte de la hechicera, que es incapaz de recuperar su verdadera forma.


     Días después fue a buscar a su mujer y encontró su cadáver sin piernas. Las patas de guajolota se le salieron al irse muriendo. El resto de su cuerpo estaba intacto, pese a la presencia de algunos zopilotes, pues éstos no digieren la carne de nahual.



     El pobre viudo, nunca más volvió a casarse…


EL SUEÑO Y LA PASIÓN Gloria Echeagaray B.

EL SUEÑO Y LA PASIÓN
Gloria Echeagaray Blancarte
GREB

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El amor y la pasión
Son esencias de vida
Que laten en el corazón,
Esperando tu llegada…
En silencio,
En soledad.


Cuando el sueño
Tiene escrito tu nombre,
Busca escapar
Con los delirios de la noche.


Bendito sueño
Que libera barreras…
Para estar junto a ti.



Mazatlán, Sinaloa, México 27.04.2017


ELECTRIZADO Antonio Fco. Rguez. A.

ELECTRIZADO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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Hoy Eros me ha flechado
No es necesario volar
Cuando puedes soñar
Y en sueños aspirar
El amor deseado.


Hoy la he visto
No tuve que usar mi imaginación
Desperté de ese hermoso sueño
Para ver lo que hoy he visto
Y me ha llenado.


Mis ojos ni parpadeaban
Mi mirada estaba cautiva
Y mi mente fantaseaba
Pensando en mil cosas
Que hacer contigo.


Tu estatuaria figura
Se movía en erótico vaivén
Electrizándome como un rayo
Y me quedé prendido
Deseoso de ti.


Hoy el tiempo será largo
Esperando que regreses
Más, ahí estaré
Pendiente de verte…
Nervioso y apasionado



Xalapa, Ver. 27.04.2017


domingo, 23 de abril de 2017

QUERENCIAS Antonio Fco. Rguez. A.

QUERENCIAS
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
  

Columba Domínguez. Imagen de Internet

A usté le falta cariño,
y yo tengo de sobra
para qué rezongar,
si todo es tan sencillo
usté es una buena mujer
y pos yo, no soy ningún pillo.


Juntemos nuestras querencias
se dice que el amor se da
con el sudor de nuestros cuerpos,
pues éstos se calientan,
se juntan y empiezan a sudar,
y después...cuando el sudor se enfría
las pieles quedan
pegajosamente unidas
que no dan ganas de dejarnos,
dicen que eso es amor...
y pos yo también así lo entiendo.


¡Y ese olor que queda...!
pos como que adormece,
quedando tan atarantados
que no dan ganas de dejar la cama
para seguir abrazados.


Y así la vida,
cada mañana
nos amanece...



Veracruz, Ver. 23.04.17


jueves, 20 de abril de 2017

EL VIGILANTE Antonio Fco. Rguez. A.

EL VIGILANTE
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


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Esa mañana me encontraba a punto de subirme al tren que me llevaría a un pequeño poblado de la sierra chiapaneca. Una semana antes me habían dado mi nombramiento para ejercer mi pasantía médica en ese lugar. Mi madre me había acompañado a la estación para despedirme y no dejaba de repetirme: -Hijo, llegando busca a tu tío Pedro, él es el cacique del lugar. Recuerda que es un sitio muy peligroso, nunca dudes en ir a verlo, y darle mis saludos a mi hermano. Mi madre no había querido que me fuera a esa parte de la sierra y procuró tenerme a su lado diciéndome: -Hijo, no vayas a ese lugar, quédate aquí, no sé cómo pero yo conseguiré darte lo que te paguen ahí.  

     Le agradecí sus amorosas palabras y le contesté: -Madre, hoy siento que te quiero más que nunca, pero quiero que sepas que ya soy todo un hombre, y que si terminé esta profesión es gracias a tu gran apoyo y a la enorme vocación que tengo por ella. Hay gente que necesita que yo esté ahí para prevenirla y curarla de todos sus males. Nos dimos un gran abrazo lleno de amor. Nuestros ojos se anegaron en llanto, como temiendo no volver a vernos jamás.  El pitido del tren me hizo correr hacia los vagones, de un brinco subí en ellos. Volteé a despedirme de mi madre la cual entre sollozos trató de sonreírme, infundiéndome valor. Me sentí culpable de su llanto y de su dolor, pero no podía dar marcha atrás.


     Ya instalado en mi asiento, empecé a recordar todo lo mal que  había escuchado sobre el destino final de varios médicos pasantes que habían estado antes que yo. Uno de ellos fue encontrado ahogado en una laguna, sospechándose que fue por celos del comisario ejidal, al sorprender a una muchacha del pueblo sonriéndole al galeno. Otro caso fue el del ranchero que fue a buscar al médico para que atendiera el parto de una de sus vacas, y al negarse el médico, por no ser veterinario, fue muerto a tiros.  Se sabe también de doctoras que fueron ultrajadas por machos del pueblo. Traté de bloquear todos estos recuerdos, que sólo me llenaban de nerviosismo y temor. Me quedé dormido y vine a despertar al llegar al poblado.


     Lo primero que hice fue preguntar por la clínica. Ya en ella fui recibido por el médico saliente, el cual amablemente me explicó todo lo relativo a las principales patologías del lugar. Recomendándome con una familia para mi lavado de ropa y alimentación. Al día siguiente mi colega se despidió, y yo quedé como único responsable de la salud de la comunidad.


     Los primeros días fueron de mucha consulta. Varios  pacientes por llegar a conocer al nuevo médico acudían por molestias banales. Casi a la semana, empecé a sentir una presencia que me vigilaba. Desde la ventana del consultorio se divisaba un pequeño cerro y vi en él a un tipo armado de un rifle. Cuando salía a comer o a consultar en algún domicilio, miraba de reojo que me perseguía el mismo individuo del cerro. Una de tantas noches, al regresar de una consulta escuché pasos que corrían detrás de mí y unas voces que me amenazaban. De súbito sonaron dos balazos y los que me perseguían cayeron muertos al suelo. Asustado corrí hasta la clínica, me encerré a piedra y lodo, y lleno de temor no sabía si acostarme sobre la cama, o debajo de ella. Esa noche, tuve mi peor pesadilla, vi que este tipo forzaba la puerta y se metía a la clínica dispuesto a matarme. No sé en qué forma yo me armé de valor y luché contra él, el ruido de grandes toquidos a la puerta me despertó jadeante y sudoroso. Abrí la puerta para atender a un paciente con cólico renal. Di gracias de que solo fuera un mal sueño.


     Los días siguientes, nada cambió, seguí con mis pesadillas, él seguía vigilándome desde lo alto del cerro y a la hora de salir a comer me seguía de cerca. Una vez aminoré mis pasos, volteé a verlo y logré apreciar mejor su fisonomía: era de tez morena oscura, alto, delgado, pero de brazos musculosos, tenía una fea cicatriz la cual le deformaba la cara al gesticular. Tomé una arriesgada decisión. Pensé… si ya lo había enfrentado en sueños, por qué no hacerlo ahora en mis cinco sentidos. Así que, retorné sobre  mis pasos en dirección a él. Esta vez, él fue el sorprendido. Mirándole a los ojos lo encaré diciéndole: -¿Por qué razón me vigilas?, él, turbado y nervioso, me contestó tartamudeando: -No es nada personal. Su tío… don Pedro,  me ha encargado que lo cuidara, sin que usted se entere. Por favor, no vaya a decirle que ya sabe usted esto. Y añadió: -Créame que lo hago con agrado, usted ha curado a mi esposa y a mis hijos.

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     Al escucharlo, sentí que me quitaba una gran preocupación de encima. La mala impresión que me causaba, ahora se había convertido en afecto. Pero, acorde a lo planeado por mí tío, le pedí a este trabajador que hiciéramos como si nada hubiera pasado, que podíamos  seguir como si nunca hubiéramos hablado. Le di un fuerte apretón de manos como muestra de gratitud. Y cada quién siguió su camino como dos perfectos desconocidos.


     Iría una mañana de estas a visitar a mi tío para llevarle los saludos de mi madre.




    Add. Hace unos 15 años leí el cuento de una escritora, y al no poder rescatarlo, tuve que hacer mi versión sobre el mismo tema.



Veracruz, Ver. 08.04.2017


miércoles, 19 de abril de 2017

JEAN DAVID NAU “EL OLONÉS” Antonio Fco. Rguez. A.

JEAN DAVID NAU “EL OLONÉS”
El más despiadado de los Piratas del Caribe
  
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Capitán Jean David Nau, alias Francis L’Ollonais. Francés nacido en Les Sables d’Ollone.  En su juventud fue deportado a la isla francesa de Dominica con un contrato de aprendiz. Habiendo cumplido su servicio L’Ollonais partió a la Isla de La Española y se unió a los bucaneros que vivían allí dedicados a la caza de ganado salvaje y a secar su carne o boucan.


     Posteriormente realizó varios viajes como marinero de trinquete y se desempeñó con tal destreza y arrojo que el Gobernador de la Isla de Tortuga, Monsieur de la Place, le entregó el mando de un barco y lo envió a buscar fortuna.


     Al comienzo el joven bucanero obtuvo grandes éxitos y apresó muchos barcos españoles, pero a causa del bárbaro tratamiento que daba a los prisioneros pronto se extendió la fama de una crueldad que nunca se ha visto superada. En la cumbre de su fortuna su nave naufragó durante una tormenta y, aunque la mayoría de los piratas ganaron tierra, enseguida fueron atacados por una partida de españoles que los mató a todos excepto a L’Ollonais. El capitán se salvó, tras ser herido, embadurnándose la cara con sangre y arena y ocultándose entre sus compañeros muertos. Cuando quedó solo se internó en el monte y esperó a que sanaran sus heridas. Disfrazado de español entró en la ciudad de Campeche, donde ardían hogueras y tenían lugar otras manifestaciones de público alivio con las que los ciudadanos festejaban la noticia de la muerte de aquella peste de L’Ollonais.


     El fugitivo encontró a varios esclavos franceses con los que planeó escapar aquella noche en una canoa, lo que lograron, regresando finalmente a Tortuga, la plaza fuerte de los piratas. Allí el emprendedor capitán robó una pequeña embarcación y salió de nuevo a cuenta, pillando los principales productos de tabaco, azúcar y pieles de un pueblo llamado De los Cayos, en Cuba. Cuando el Gobernador de La Habana tuvo noticia de la llegada del famoso y, en apariencia, resucitado pirata, envió un navío bien armado para capturarlo, agregando a la tripulación un verdugo negro con instrucciones de ahorcar a todos los piratas excepto a L’Ollonais, que debía ser llevado a La Habana vivo y encadenado.


     Sin embargo no fueron los españoles quienes apresaron a los franceses, sino lo contrario, y todos fueron asesinados decapitándolos, incluido el matarife negro, salvo un hombre que fue enviado con una carta al Gobernador en la que L´Ollonais le comunicaba que en adelante mataría a todo español que cayera en sus manos.


   En breve L´Ollonais organizó una expedición más ambiciosa, asociándose con el célebre filibustero Michael de Basco y reuniendo ocho barcos y unos cuatrocientos hombres. En 1667 navegó hasta el Golfo de Venezuela, se internó en el lago y destruyó el fuerte que custodiaba la embocadura. Desde allí se dirigieron a la ciudad de Maracaibo, donde encontraron que todos sus habitantes habían huido aterrorizados. Los filibusteros atraparon a muchos de los pobladores que se ocultaban en los bosques vecinos y mataron a muchos con la idea de hacer confesar al resto dónde se encontraba escondido el tesoro. Luego marcharon, hacia la otra orilla del lago, sobre la ciudad de Gibraltar y la atacaron. Los españoles se defendieron denodadamente hasta la noche, cuando, tras sumar quinientas bajas, capitularon. La ciudad fue metida a saco durante cuatro semanas y sus habitantes masacrados, mientras la tortura y la violación se sucedían día tras día. Por fin, para alivio de los desdichados habitantes, los bucaneros zarparon hacia la Isla de Corso, lugar de cita de los bucaneros franceses, con un enorme botín. Allí repartieron los despojos, que ascendieron a la cifra de doscientas sesenta mil piezas de a ocho, de las que correspondieron cien a cada hombre, además de vajilla, seda y joyas.

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     También se asignaron lotes para los allegados de los caídos y recompensas extraordinarias para los que habían perdido un ojo o un miembro. L´Ollonais era ya extremadamente famoso entre La Cofradía de los Hermanos de la Costa, y comenzó los preparativos de una expedición aún más osada contra la costa de Nicaragua, en la que rapiñó e incendió sin compasión, cometiendo las más repulsivas atrocidades con los pobladores españoles. Bastará con poner un ejemplo de los actos inhumanos de este monstruo. Sucedió que después de asaltar y masacrar a los habitantes de Puerto Caballos, se internaron tierra adentro y atacaron a la ciudad de San Pedro, los bucaneros habían caído en una emboscada en la que habían muerto muchos, si bien los españoles acabaron retirándose y huyendo. Los piratas mataron a la mayoría de sus prisioneros pero dejaron algunos con vida para que L´Ollonais los interrogara sobre otra vía para alcanzar la ciudad. Como no lograba obtener ninguna información de estos hombres, el francés desenvainó su sable y abrió de un tajo el pecho de uno de los españoles, le sacó el corazón palpitante y comenzó a darle dentelladas y a roerlo como un lobo hambriento, mientras decía a los otros prisioneros: “Otro tanto os he de hacer si no me mostráis el camino”.


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     Poco después de esto muchos de los bucaneros se separaron de L´Ollonais y se hicieron a la vela al mando de Moses van Vin, el segundo de la flota. L´Ollonais se dirigió a la costa de Honduras y llegó al cabo Gracias a Dios. Navegó hacia el sur en su gran barco para la Isla de Las Perlas, en donde desembarcó en busca de alimentos y agua. Su aventura iba de mal en peor. La ínsula carecía del preciado líquido en abundancia y por habitantes tenía a unos indios que si por algo se distinguían era por su ferocidad. De uno de los piratas que se internó en busca de caza, al día siguiente sus compañeros encontraron únicamente las manos y los pies mal asados: la víspera los indios se lo habían comido.


     Cuando El Olonés cargó con los víveres y con el agua que difícilmente pudo conseguir, levó anclas, pero su nave, al alejarse de la isla, chocó contra unos arrecifes. La embarcación quedó tan maltrecha que decidieron abandonarla, no sin antes quitar de ella los clavos y demás objetos que pudieran servirles para fabricar una barca.


     Pese a la ferocidad de los indios y al recuerdo del pirata que sirvió de almuerzo, los náufragos se refugiaron en la isla. Diez meses permanecieron en ella viviendo de la caza, de la pesca y de los alimentos vegetales que pudieron conseguir, en tanto que construían la lancha, y cuando estuvo acabada no podía trasportar más que a la mitad de los bucaneros sobrevivientes, pues las enfermedades y los ataques de los indios que gustaban de carne humana, iban en aumento. Se echó a suertes quién partiría y quién se quedaría.



     Los piratas  se alejaron de la isla con la idea de atacar a Cartagena.  El clima y el tiempo que tuvieron por vecinos a los caníbales de la isla, seguramente que turbaron la mente del Olonés y sus secuaces. ¿Cómo fue que intentaron atacar a Cartagena, si tan sólo disponían de unas armas y una barca? Cuando llegaron a la costa del Darién, la sed y el hambre los obligó a desembarcar. Encontraron en la playa a los indios Kuna, los más salvajes de todo Centro América. Cuando los nativos tuvieron cerca a los piratas, los atacaron. Unos lograron regresar a la barca, pero otros quedaron prisioneros, entre ellos El Olonés que se defendió como nunca, pues sabía el fin que le esperaba. Cuando los indios lograron dominarlo, lo amarraron a un tronco y lo acercaron a una hoguera en tanto que el rufián gritaba cuantas maldiciones sabía.


     Cuando estuvo bien asado los indios se lo comieron. “No quedó rastro ni memoria de tan infame e inhumana criatura”. Así murió este monstruo de crueldad. Semanas más tarde hicieron lo mismo con los otros prisioneros, no sin antes ponerlos en engorda, pues les parecieron demasiado delgados para calmar su apetito.


     Los piratas que huyeron en la barca, en el cabo Gracias a Dios recibieron auxilio de otros malhechores.


      Por su odio y crueldad hacia los hispanos fue nombrado “The Flail of the Spanish” (El Flagelo de los Españoles).



BIBLIOGRAFÍA
Quién es quién en la Piratería. Philip Gosse. Primera edición en español: Editorial Renacimiento (Sevilla, España), 2003.

Piratas de la América. Alexander O. Exquemelin. Primera Edición y prólogo de Manuel Sol. CONACULTA, México, D. F. 2012.


Los Piratas del Golfo de México. Francisco Santiago Cruz. Editorial Jus, S. A. México, D. F. 1962.


domingo, 16 de abril de 2017

ABASBÁBI Antonio Fco. Rguez. A.

ABASBÁBI
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

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ABASBÁBI. Poulsenia armata (Miq.) Standl. (Moráceas).

Nombre común: Masamorro, carne de pescado (Chis.); abasbábi, ababábite, chagane, huichilama  (Ver.); chirimoya (costa de Oax.); carnero, carnero blanco, chichicaste (Oax.); en Veracruz y Chiapas: abasbábi, agabasgabi, chirimoya.

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     Estos árboles, los cuales llegan a ser centenarios, alcanzan la parte más alta del dosel de la selva, con copas entre los 25 metros o más de alto. En Los Tuxtlas eran muy asediados por animales frugívoros como la martucha o mico de noche; omnívoros como los jabalíes o las ardillas; y los venados que consumían sus plántulas. Florecen de abril a junio y fructifica de mayo a junio.

Corteza árbol joven. Internet

     Árbol que alcanza una altura hasta de 30  a 40 m y un diámetro hasta de 0.80 m. Tronco cónico, cubierto de aguijones cortos en la base. La corteza externa es de color blanco con bastantes fisuras, con aguijones en las partes jóvenes, se desprende fácilmente. Se emplea para fabricar hamacas, esteras, mantas, ropas y elementos folclóricos. La corteza interna es de color crema amarillenta, exuda un látex de color blanco o rosado de sabor dulce, que se torna de color pardo al contacto con el aire. Las hojas son grandes, ovadas a elípticas, ápice cortamente acuminado, base redondeada a cordada, dos estípulas largas, terminales, cubiertas de espinas. Las flores dispuestas en cabezuelas. El fruto es una drupa comestible.

Corteza árbol maduro. Internet

      La madera se utiliza en carpintería, obras interiores, piezas torneadas, muebles, encofrados, cajonería, chapas, embalaje y elaboración de juguetería; por su bajo peso y alta porosidad se puede utilizar como aislante de ruidos y de calor. Los campesinos mexicanos usan la madera para mangos de herramientas del campo.

Usos no maderables
Su corteza interior se ha usado para hacer cobertores, limpiapiés y ropa. En Panamá, los indios ponen a remojar la gruesa y fibrosa corteza y la machacan luego para formar una especie de tejido basto que usan para hacer hamacas, mantas y vestidos.

     Fruto y semilla: el fruto, es comestible, de sabor dulce y aromático,   lo conforman pequeñas drupas agregadas, mide de 2 hasta 4 cm de diámetro, parecido a una pequeña chirimoya, y es de color verde oscuro a naranja cuando madura.  Contiene numerosas semillas de forma ovoide de 1cm de largo.

Foto P Villegas Taxilaga

Síndrome de dispersión: zoocoria.


Distribución: en el Golfo de México se extiende desde la Región de los Tuxtlas, Veracruz, hasta el noreste de Chiapas (Selva Lacandona) y Península de Yucatán.  En la vertiente del Pacifico, en la costa de Oaxaca hasta Chiapas; además de Belice a Bolivia. Presente en selvas altas o medianas perennifolias y subperennifolias en zonas con clima muy húmedo, y crece sobre suelos derivados de material volcánico (Los Tuxtlas y costa de Oax.) o bien derivados de material calizo a metamórfico (norte de Chis. y zona lacandona); su amplitud altitudinal va desde el nivel del mar hasta los 300- 500 m. Está asociado con especies como Brosimum alicastrum (ojite o Ramón), Pseudolmedia oxyphyllaria (Ojoche colorado, Ramón colorado), Guatteria anomala (palo de zopo, palo de chombo), Terminalia amazonia (Tepesúchil, suchil amarillo).

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