LA
TAPACAMINOS
Rubén
Hernández
Imagen Internet
En la carretera que va
a Xalapa rumbo a Perote, a la altura del antiguo rastro de esta capital, cuando
es de noche, ya muy tarde, y hay neblina o llueve, a los choferes de los
camiones o a cualquier persona que vaya manejando sola un coche, se le aparece
al borde de la carretera una muchacha muy guapa y arreglada, pidiendo aventón.
Si no se lo dan, vuelve a aparecer más adelante, haciendo señas con las manos y
con el cuerpo para que la recojan y la lleven a donde ella quiere ir. Y a todo
aquél que no se lo da, se le aparece una calavera dentro de su vehículo o en la
parte de atrás, que el chófer puede ver por el espejo retrovisor. Cuando el
conductor aterrorizado voltea la cabeza, aquélla ya no está, y no se la ve por
ningún lado. Muchos de los que han vivido la experiencia se van a confesar
porque se les remueve un sentimiento de culpa, y creen que es algún castigo.
Otros piensan que se debe a que en esa carretera asustan y no es bueno manejar
de noche. Algunos más dicen que es una tentación y sirve como prueba, ya que
aquéllos que suben a sus autos a “la tapacaminos” son los que sufren los
accidentes.
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