EL
GENIO DE LA BOTELLA
CARLOS
ANGULO DE FEX
Todo sucedió en el
remoto Castillo de la Imaginación, en un País sin vejez ni enfermedades, de
gente muy hermosa, demasiado rica, allí no había un solo pobre, allí todo era
felicidad.
Todos sus habitantes sabían que en el
Castillo vivía un Genio encerrado en una botella encantada, rodando de un lado
a otro, pero como no necesitaban y lo tenían todo, el hecho carecía de
importancia por eso con burla retiraban el corcho y cuando salía el enorme
Genio de los Deseos.
Entre risas le decían: Son nuestros deseos
que te metas de nuevo en la botella y la tapaban con el corcho, quedando el
Genio prisionero en cada festejo.
Al Genio, en una de esas tantas gracias,
se le ocurre salir diciendo, les daré a cada uno un ojo de cerradura mágico, para
que observen lo que sucede en el mundo real, ese que ustedes no conocen, solo
si hacemos un único trato.
Sorprendidos por las palabras del Genio y
urgidos por una curiosidad que nunca habían sentido, aceptaron precipitadamente
y el Genio concediendo el deseo, le dio a cada uno un ojo de cerradura de
cristal parecido a una lupa y todos corrieron a mirar por la hendija, viendo
cada cual claramente lo más recóndito de su intimidad y la de los demás.
Luego, cansados de mirar, apenados rehuían
mirarse a los ojos, se sentían tan perversos, deshonestos y culpables en medio
de tanta riqueza, que cuando pensaron que la solución estaba en el poder del
Genio de la botella y corrieron a buscarla, en ella solo encontraron un papel
que decía:
“Bienvenidos a la realidad”
y en ese preciso instante
recordaron con tristeza las últimas palabras del genio:
!Si me dejan libre!
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