ENVIDIA
ANTONIO
FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
En casi todas
las culturas estudiadas he notado que la envidia, este lastre de la
sociedad, es una de las causas evidentes
de enfermedad, manifestada cuando es sobre el individuo, usualmente por pérdida
progresiva del apetito y del vigor, impidiendo trabajar la milpa, postrando en
el lecho y agravando pronto el estado general. Cuando el maleficio es hacia la milpa,
ésta empobrece, se llena de roedores y demás plagas; cuando es a la cría de
animales, éstos se enferman, muriendo o son comidos por supuestos naguales;
cuando es hacia la armonía familiar, esta se rompe. La causa más notable de
envidia es el enriquecimiento porque se cree que éste es debido a pactos
diabólicos o con el señor del monte, etc., y es la causa más reprobable,
incluso por toda la comunidad, la cual considera que el común denominador debe
ser la pobreza. ¿Tendrán algo que ver en todo esto las enseñanzas de
conformismo, abulia o apatía de los misioneros para mantener obnubiladas las
mentes indígenas?..Con eso de que ¡los pobres irán al cielo! Esas mentiras ni Dios las perdona. Por ende,
la salida de estas frustraciones acumuladas (la envidia) hace blanco en -las
personas más envidiadas que son- los indígenas progresistas y los mestizos.
Mientras exista la cerrazón mental, la mentalidad negativa nunca aceptará
trocar a la envidia por la admiración. Ésta es el motor o acelerador, la otra
el freno del desarrollo de la sociedad. “Quien envidia destruye y se destruye a
sí mismo. Quien admira construye al querer igualar o superar”.
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