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martes, 7 de enero de 2014

EL CASTIGO DEL JEFE Cuento popular africano

EL CASTIGO DEL JEFE
CUENTO POPULAR AFRICANO

Había una vez un joven que decidió ir a recorrer mundo. Entró al servicio de un comerciante de tejidos, y al cabo de un año había ganado tanto dinero, que era un hombre rico. El comerciante tenía una hija muy bella y el joven decidió tomarla por esposa.
    -Puedes casarte con ella- dijo el comerciante-. Sé que eres rico y que tienes dinero suficiente para pagármela.
     El joven se puso contentísimo, aunque el comerciante exigía mucho dinero, en realidad todo el dinero que poseía. Pero la muchacha era tan hermosa, que pagó la suma pedida y se fue con ella a su aldea natal.
     Al jefe de la aldea le gustó mucho y decidió apropiársela.
     Entonces llamó al joven y le dijo:
     -Mientras te fuiste a ganar dinero, los demás tuvieron que hacer tu trabajo, y ahora debes recuperar el tiempo perdido. Antes de que acabe el día, tienes que talar los árboles de este bosque, quemarlos y hacer el suelo fértil con las cenizas. Si no lo haces, ¡la muerte te espera!
     El joven volvió triste y abatido y contó a su mujer la dura tarea que el jefe le había encargado.
     -¡No podría hacerlo ni en una semana! –exclamó.
     Pero su esposa era tan inteligente como bella.
     -Es fácil- dijo-. Coge una gran cantidad de termitas, pon unas cuantas al pie de cada árbol y ya verás.
     Siguió su consejo y, antes de que el día hubiera terminado, las termitas se habían comido el bosque entero. Entonces el joven hizo un gran fuego, y el jefe no pudo sino preguntarse cómo había podido terminar en tan poco tiempo.
     Unos días más tarde, el jefe convocó de nuevo al joven y le dijo:
     -He escrito una carta a nuestros antepasados que están en el infierno: “¡Mis saludos, venerables antepasados que estáis en el infierno! ¿Cómo os encontráis? Nosotros muy bien. Saludos a todos”. Tú se la llevarás.
     -¡Pero no conozco el camino!
     -Vamos a cavar un gran agujero y meterte en él. Luego lo llenaremos y encontrarás el camino, de un modo u otro.
     El joven volvió a su casa todavía más triste que antes y dijo a su mujer la difícil misión que el jefe le había encomendado.
     -Me ahogaré bajo tierra- gritó.
     -Es fácil de remediar- dijo su esposa-. Lleva un topo contigo. Excavará un camino hacia el exterior y sólo tendrás que seguirlo.
     Entonces el joven cogió un topo en el campo y se lo metió en el bolsillo y éste excavó rápidamente un camino hacia el exterior. El hombre le siguió y pronto estuvo al aire libre. Se escondió entre la maleza hasta que todos hubieron vuelto a la aldea y regresó a su casa.
     -¿Has visto qué consejo tan bueno te di?- dijo su esposa.
     -Estupendo- respondió el joven-. Pero ahora, ¿qué voy a hacer?
     -Vamos a escribir una carta con la firma de los antepasados que están en el infierno y se la llevarás al jefe.
     Y la joven esposa se sentó y escribió en un trozo de papel: “¡Saludos, oh, jefe! Nosotros que estamos en el infierno, te enviamos millones de saludos. Nos encontramos muy bien y seríamos dichosos si vinieras a visitarnos”.
     Al día siguiente el hombre llevó la carta al jefe:
     -Ya estoy de vuelta –dijo-, y te traigo esta carta de parte de nuestros antepasados.
     El jefe le escuchó sorprendido y, al leer el mensaje, frunció el ceño. No tenía ninguna gana de ir al infierno, pero no le quedaba más remedio que obedecer.
     Los habitantes de la aldea le hicieron bajar al agujero, lo cubrieron con tierra y esperaron para ver lo que iba a pasar. Esperaron una semana, un mes, pero no volvió a haber noticia alguna del jefe.
     -Probablemente ha debido de quedarse allí- decidieron al fin, y convirtieron al hombre que tenía una bella esposa en su nuevo jefe.


EL CÍRCULO DE LA CHOZA. Cuentos populares africanos. EDICIONES GAVIOTA, S.A. 1990. León, España.

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