MIRMIDONES
Eran hombres nacidos de las hormigas de
la isla de Egina. El suceso ocurrió bajo el reinado de Eaco, abuelo de Aquiles
y siguieron a éste en la guerra de Troya. No sólo se mostraban ahorradores y
laboriosos, como su origen daba a entender, sino incluso valerosos.
Egina era una ninfa hija del Dios-río Asopo y Metope. Zeus convertido en fuego, la amó. En esta
isla del mar Egeo se dice que fueron labradas las primeras monedas, en el siglo
Vll antes de Jesucristo. Pero la moneda tiene mucha mayor antigüedad.
A raíz de
una crisis de celos de Hera fueron transformados los hombres en hormigas. Quería
ella apartar a Zeus del amor de Egina, la joven que dio nombre a la isla. Las veces que Zeus la miraba convertida en hormiga, él mismo tomaba la forma de una hormiga para seguir amándola. Su hijo,
Eaco, fue nombrado rey de la misma. Hera envió la peste a aquel lugar y sus
habitantes murieron a millares. Parecía que ninguno quedaría vivo. Eaco subió
entonces al templo de Zeus, imploró al dios y le recordó que era hijo suyo y de
una mujer a la que él había amado en otro tiempo. Mientras así hablaba, vio una
hilera de hormigas y dijo: “Padre, forma con estas criaturas el pueblo que debo
gobernar y repuebla así mi despoblada ciudad”. Un trueno se le antojó la
respuesta adecuada a su súplica y aquella noche soñó que unas hormigas
adoptaban forma humana. Al amanecer, su hijo Telamón le despertó y le anunció
que un ejército de hombres se acercaba al palacio. Eaco salió a su encuentro y
vio una muchedumbre tan numerosa como las hormigas de los sueños, que se
proclamaban sus fieles servidores. Así fue cómo Egina se repobló, gracias a un
hormiguero, y sus habitantes tomaron el nombre de Mirmidones, de la palabra griega Myrmex, que quiere decir hormiga.
Zeus recurrió
al mismo truco de convertir hormigas en hombres cuando su nieto Peleo (hijo de Eaco) le suplicó una
escolta para presentarse ante el rey de Ftía, Euritón quien le dio al joven en matrimonio a su hija Antígona y, como dote, la tercera parte
de su reino.
De este
amorío de Zeus, surge la tragedia de Sísifo, el rey de Corinto o Efira, que tal era su nombre primitivo,
fue, según la leyenda, Sísifo, hijo de Eolo. Éste, un día vio un águila más
grande y hermosa que cualquier otra ave mortal que transportaba una joven, desde
Fliunte, donde residía, hacia una isla vecina (la isla de Enone, que después se llamaría de Egina). Poco después, llegó el dios-río
Asopo y le dijo que su hija Egina había sido raptada, según suponía por Zeus, y
suplicó a Sísifo que le ayudara a encontrarla. El rey contó entonces lo que había
visto, granjeándose con ello la cólera de Zeus. Precipitado en el Hades
(infierno griego), fue condenado a arrastrar sin descanso una enorme piedra
hasta la cima de una montaña; de allí, por su propio peso, volvía a bajar. Sísifo
no pudo ayudar a Asopo; el dios-río llegó hasta la isla, pero Zeus le rechazó
con un rayo, devolviéndolo a su cauce. La isla se llamó desde entonces Egina, en honor de la joven. Su
hijo Eaco fue el abuelo de Aquiles.
Otra versión
le achaca a Sísifo el dedicarse a atacar a los desprevenidos viajeros y
matarlos alevosamente aplastándolos bajo pesadas piedras. Y no paran aquí las
fechorías atribuidas al Héroe. Siendo los corintios unos comerciantes astutos y
taimados, se atribuyó a su mítico fundador, como rasgo característico, una
astucia refinada y exagerada como delincuente de los comerciantes marinos. Entre
las fábulas, la más conocida, es que él con sus mañas y taimadas artes, consiguió
encadenar a la propia muerte, con lo que produjo un tal desconcierto en el
mundo, que los dioses tuvieron que enviar a Ares,
dios de la guerra, para que liberase a
la prisionera.
Aun hoy se
aplica este nombre de mirmidones a
los serviles y audaces seguidores de un caudillo político.
felicitaciones,estupenda información sobre mitologia poco conocida.
ResponderEliminarGracias Jaime Salcedo, celebro que te guste y haya sido de interés de para ti.Un cordial abrazo amigo.
Eliminar