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lunes, 13 de febrero de 2012

NADIE VIVE ETERNAMENTE


NADIE VIVE ETERNAMENTE

Leyenda de los indios de Norteamérica



Érase una vez una mujer que temía a la muerte.

   -  Si pudiera encontrar la forma de vivir eternamente – decía - .

Si no tuviera que morir…

     -  La muerte llega – le decía todo el mundo -. Nadie vive eternamente.

Me gustaría encontrar una forma – contestaba.

Un día dejó su pueblo y viajó hasta encontrar a la anciana de los bosques, de la que había oído hablar. Cuando llegó, le preguntó:

     -  ¿Puedes decirme cómo vivir eternamente?

      -  ¡Oh no! – contestó la vieja -. Nadie vive eternamente. Yo te puedo decir sólo  cómo vivir quinientos años, cosa que creo que es suficiente. Si quieres vivir más, has de ir al hombre que vive en la cima de la montaña. Es más viejo que yo y es posible que sepa.

      Así, la mujer partió y después de muchos días llegó a lo alto de la montaña, donde un hombre, con aspecto muy, muy viejo, estaba sentado, completamente inmóvil. Al principio, la mujer pensó que estaba muerto, pero al fin se volvió y la miró.

     ¿Puedes decirme cómo vivir eternamente? – preguntó la mujer.

       - No sé – contestó el viejo -. No creo que nadie viva eternamente, pero yo vivo desde hace muchos, muchos años, y tienes que quedarte aquí si quieres aprender lo que yo sé. – Así pues, la mujer se quedó con él cientos de años. Un día decidió que quería volver a su pueblo, sólo para echar un vistazo. El viejo le aconsejó que no fuera, pero estaba tan decidida que al final le dio un caballo para el viaje.

        - No bajes del caballo – le advirtió -. Cabalga hasta el pueblo, echa un vistazo y después vuelve directamente. Tienes que estar de vuelta antes de la puesta del sol.

     La mujer prometió hacerlo así y partió. Cuando llegó a su pueblo no reconoció nada, de tantos años como habían pasado. Dio unas vueltas a caballo y después partió para volver a la montaña.

     En el camino, la detuvo una carreta cuyo contenido se había volcado. Esparcidos por el camino había pilas y pilas de zapatos usados. Era imposible pasar por ningún lado. La mujer con el aspecto más viejo que ella había visto en su vida estaba recogiendo los zapatos, uno a uno. Se movía muy lentamente porque estaba claro que le dolía la espalda cuando se inclinaba a recoger un zapato. También tenía dificultad en levantar los brazos para colocarlos en la carreta.

      - Date prisa, por favor – decía la mujer -. Tengo que volver a  mi casa de la montaña.

       -  No puedo ir más de prisa – dijo la vieja –.  A lo mejor puedes ayudarme.

La mujer miró las enormes pilas y pensó: “Pasaran días antes de que lo haya recogido todo”. Miró a la vieja luchando con su tarea y pensó: “Pobre vieja”.

     Así, empezó a desmontar del caballo, preguntando mientras lo hacía:

     -   ¿De dónde has sacado todos esos zapatos tan gastados?

      -   Yo misma los he llevado – dijo la vieja -. He estado caminando por toda la tierra, año tras año, buscándote. Yo soy la Muerte.

      Y cuando tocó tierra con el pie, la mujer se deshizo en huesos. La Muerte recogió con cuidado sus restos. “Nadie vive eternamente”, musitó suavemente, mientras se la llevaba.


Esa mujer en que nos convertimos: Mitos, cuentos y leyendas sobre las enseñanzas de la edad / Thomas, Ann G. - Paidós.- 1999.
367 p. Resumen: En este libro la psicoterapeuta Ann G. Thomas explica como la mujer se va transformando física, emocional y psicológicamente hacia la edad de la vejez. Reflexiona sobre educar para la vejez, es decir, concebir el tránsito de la menopausia a la ancianidad como un proceso cargado de dificultades y satisfacciones. La autora presenta una serie de historias o cuentos populares colmados de conocimientos psicológicos modernos acerca del envejecimiento y la muerte. Mediante narraciones y metáforas expone seis tareas o senderos del viaje hacia la última edad. Las seis tareas son las siguientes: 1. Aceptar emocionalmente la realidad de la muerte personal y espiritual como parte del desarrollo humano, pues "nadie vive eternamente", 2. Aceptar las limitaciones de la vida, ello implica explorar, comprender, lo que se ha realizado a lo largo de la vida y aceptar fracasos y decepciones, 3. Penetrar en los más profundo e interno de nuestras vidas. El inconsciente colectivo, la sombra o la psique es el arquetipo al que queremos llegar a ser o queremos que influya directamente, 4. Explorar el obscuro femenino, es decir, qué papel va adoptar frente a la sociedad, o en que se quiere convertir, en una hechicera malévola o en una mujer sabia, 5. Propone descubrir el arquetipo de la "buena madre" para sí mismas, 6. Evitar caer en el arquetipo de lo masculino, más bien integrar la energía del "animus", es "ser una misma".





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