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sábado, 18 de febrero de 2012

EL CLIS DE SOL

EL CLIS DE SOL 
Manuel González Magón
Costa Rica (1866-1936)



     No es cuento es una historia que sale de mi pluma como ha ido brotando de los labios de ñor Cornelio Cacheda, que es un buen amigo de tantos como tengo por esos campos de Dios. Me la refirió hará cinco meses, y tanto me sorprendió la maravilla el no comunicarla para que los sabios y los observadores estudien el caso con detenimiento que se merece.
     Podría tal vez entrar en un análisis serio del asunto pero me reservo para cuando haya oído las opiniones de mis lectores. Va, pues, monda y lironda, la consabida maravilla.
     Ñor Cornelio vino a verme y trajo consigo un par de niñas de dos años y medio de edad, como  nacidas de una sola “camada” como él dice, llamadas María de los Dolores y María del Pilar, ambas rubias como una espiga, blancas y rosadas como durazno maduro y lindas como si fueran “imágenes”, según la expresión de ñor Cornelio. Contrastaban la belleza infantil de las gemelas con la sincera incorrección de los rasgos fisonómicos de ñor Cornelio, feo si los hay, moreno subido y tosco hasta lo sucio de las uñas y lo rajado de los talones. Naturalmente se me ocurrió en el acto preguntarle por el progenitor feliz de aquel par de boquirrubias. El viejo se chilló de orgullo, retorció la jetaza de pejibaye rayado, se limpió las babas con el revés de la peluda mano y contestó:
     - ¡Pos yo soy el tata, más que sea feo el decirlo! No se parecen a yo, pero es que la mamá no es tan pior y pal gran poder de mi Dios no hay nada imposible.
     - Pero dígame ñor Cornelio, ¿su mujer es rubia, o alguno de los abuelos era así como las chiquitas?
     - No, señor, en toda la familia no ha habido ninguno gato ni canelo, todos hemos sido acholaos.
      - Y entonces, ¿cómo se explica usted que las niñas hayan nacido con esos pelos y esos colores?
     El viejo soltó una estrepitosa carcajada, se enjarró y me lanzó una mirada de soberano desdén.
     - ¿De qué se ríe ñor Cornelio?
     - ¿Pos no había de rirme, don Magón, cuando veo que un probe inorante como yo, un campiruso pión sabe más que un hombre como usté que todos dicen qu´es tan sabido, tan leído y hasta hace leyes onde el Presidente con los ministros?
      - A ver, explíqueme eso.
      - Hora verá lo que jue.
     Ñor Cornelio sacó de las alforjas un buen pedazo de sobado, dio un trozo a cada chiquilla, arrimó un taburete, en el que se dejó caer satisfecho de su próximo triunfo, se sonó estrepitosamente las narices, tapando cada una de las ventanas con el índice respectivo, restregó con la planta de la pataza limpiando el piso, se enjugó con el revés de la chaqueta y principió su explicación en estos términos.
     - Usté sabe que hora en marzo hizo tres años que hubo un clis de sol en que se oscureció el sol en todo el medio; bueno, pues como unos veinte días antes Lina, mi mujer, salió habilitada de esas chiquillas. Dende ese entonces le cogió un desasociego tan grande que aquello era cajeta: no había como atajala, se salía de la casa de día y de noche siempre ispiando pal cielo, se iba al solar, a la quebrada, al charalillo del cerco, y siempre con aquel capricho y aquel mal que no había descanso ni más remedio que dejala a gusto. Ella había sido siempre muy antojada en todos los partos. Vea, cuando nació el mayor jue lo mesmo, con que una noche me dispertó tarde de la noche y m´hizo ir a buscarle cojoyos de ciruelo macho. Pior era que juera a nacer la criatura con la boca abierta. Le truje los cojoyos, endespués otros antojos, pero nunca la llegué a ver tan desasosegada como con estas chiquitas. Pos hora verá, como l´iba diciendo, le cogió por ver pal cielo día y noche, y el día del clis de sol, qu´estaba yo en la montaña apiando un palo para un eleje, es qu´estuvo ispiando el sol en el brenalillo del cerco dende buena mañana.
      Pa no cansalo con el cuento, así siguió hasta que nacieron las muchachitas estas. No le niego que a yo se m´hizo cuesta arriba el velas tan canelas y tan gatas pero dende entonces parece que hubieran traído la bendición de Dios. La mestra me las quiere y les cuece la ropa, el Político les da sus cincos, el Cura me las pide pa paralas con naguas de puros linoses y antejuelas en el altar pal Corpus y, pa los días de la Semana Santa, las sacan en la procesión arrimadas al Nazareno y al Santo Sepulcro, pa la Nochebuena las mudan con muy bonitos vestidos y las ponen en el portal junto a las Tres Divinas. Y todos los costos son de bolsa de los mantenedores, y siempre les dan su medio escudo, gu bien su papel de a peso gu otra buena regalía. ¡Bendito sea mi Dios que las jue a sacar pa su servicio de un tata tan feo como yo…! Lina hasta que está culeca con sus chiquillas, y dionde que aguanta que no se las alabancén. Ya ha tenido sus buenos pleitos con curtidas del vecindario por las malvadas gatas.
Interrumpí a ñor Cornelio temeroso de que el panegírico no tuviera fin, y lo hice volver al carril abandonado.
     - Bien, ¿pero idiái?
     - ¿Idiái qué? ¿Pos no ve que por haber ispiao la mamá el clis de sol por lo que son canelas? ¿Usté no sabía eso?
     - No lo sabía, y me sorprende que usted lo hubiera adivinado sin tener ninguna instrucción.
     - Pa qué engañalo, don Magón. Yo no jui el que adivinó el busiles. ¿Usté conoce a un mestro italiano que hizo la torre de la iglesia de la villa: un hombre gato, pelo colorao, muy blanco y muy macizo que come en casa dende hace cuatro años?
     - No, ñor Cornelio.
     - Pos él jue el que m´explicó la cosa del clis de sol.

2 comentarios:

  1. Ni qué decir, Antonio, el ciego más beneficiado es el que se empeña en divulgar que no ve y que encima logra que los demás le crean. La dádiva, la limosna, desgraciadamente, es una actividad muy prolífica y redituable en nuestros días, aquí ñor Cornelio, en su comodidad, recibe todas las dádivas contemplativamente y se lo atañe a la gracia divina, pero en el fondo, creo que es su recompensa por guardar silencio y no hacer más preguntas ni escuchar a sus amigos.
    Saludos desde Mexicali, Baja California, México.

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  2. Muy acertada reflexión amigo, un completo abrazo (sin clis).

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