APUNTES
SOBRE EL PLATILLO TUXTLECO CONOCIDO COMO CARNE DE CHANGO
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
En nuestra actual
Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas compuesta por buena parte de la Sierra de
Santa Marta y de la región de Los Tuxtlas.
La cual mantiene todavía unas 50,000 hectáreas de selvas y bosques
tropicales, o sea, apenas 20% de la vegetación original. La destrucción de ese
80% (200,000 hectáreas) obedece a las compañías deslindadoras, la explotación
forestal, el reparto agrario, la colonización sobre tierras de los indígenas,
etc., etc.
Era común apreciar el mono araña Ateles
geoffroyi, al igual que otros animales como
El jabalí Pecari tajacu, el mazate Mazama americana y el venado
Odocoileus virginianus; los tlacuaches Chironectes minimus y Caluromys
derbianus; el oso hormiguero Tamandua
mexicana y el brazo fuerte Cyclopes didactylus, etc. La carne de estos animales
eran desde tiempos ancestrales la carne predilecta por las primigenias culturas
olmeca, popoluca, zoque-popoluca y mixe-popoluca. Inclusive por varios de
nuestros tatarabuelos, algunos de los cuales se iban a montear, de cacería o de
caza, en busca de estos apreciados platillos.
Dentro de la demanda de estas carnes
imperaba la de la especie más prolífica, el mono araña. El cual incluso no sólo
era buscado como alimento, sino cómo mascota. Era bastante común, casi igual
que ver pericos o loros, ver colgados,
jugando a estos changuitos en los patios o en los corredores de las casas. Me
tocó ver además changos “abuelos”, seniles y canosos, caminando de las manos de
sus dueños. Llegaban personas de otros pueblos, a comprar estos especímenes. Se
dice que otros usos además de mascotas, eran ser utilizados como animales de
experimentación en laboratorios, o incluso como amuletos de varios hechiceros o
brujos.
Recordemos que el principal centro rector
de rituales iniciáticos, lugar de adoración de los brujos o hechiceros, es el
cerro del Mono Blanco a 640 msnm., situado al este de la cuenca del lago de
Catemaco. Se adoraba a “Ochilobos” (Huitzilopochtli), deidad mexica que
representaban pintada en piedras o en esculturas de barro. Y que
posteriormente, por sincretismo con la brujería africana, traída por los
primeros negros cortadores de caña a los ingenios de la región, lo convirtieron
en el Monozambo, el Gran Brujo o Rey de todos los brujos y nahuales.
Aún más, estos personajes esotéricos
pensaban que consumiendo cierto tipo de animales podían adquirir sus
potencialidades.
Para atrapar a estos animalitos, los
cazadores localizan su refugio y tienen que matar a la madre la cual sale a
defender a sus críos.
Una de las últimas partes de la sierra o
selva en dónde fueron exterminados fue en la sierra de San Pedro Soteapan.
Baste recordar que una de las últimas
épocas en que se diezmaron un alto porcentaje de todas estas especies animales
fue durante la Revolución, en donde los rebeldes tenían que andar escondidos y
comiendo lo que la selva misma les proporcionaba. Historiadores revolucionarios
comentan que los soldados para no aburrirse disparaban a cualquier animal que
se moviese. O cómo pasó en Mata Canela, congregación de Catemaco, que los
soldados se entretenían dándole balazos, a manera de diana, a las esculturas o vestigios
prehispánicos de influencia teotihuacana.
En relación a lo que nos ocupa, puede
pensarse que los habitantes en añoranza al sabor de la carne de chango, la cual
ya no era fácil conseguir, usaron como sucedáneo la carne de puerco preparada
en tal forma que simulara mucho el sabor de aquella. Acompañaban tan rico platillo de unas "peñiscadas", frijoles refritos y salsa verde en molcajete. Como dirían nuestros abuelos:
¡Ellos mismos se dieron gato por liebre!
Exquisito guiso probado
en la casa de la familia Villegas Hernández.
Preparado por la Sra. Juana
(Juanita) Hernández Rojas, quien nos regala su receta:
Proceso de la carne de
chango;
Se utiliza carne de
cerdo, preferentemente el lomo, que es más suave.
Se marina únicamente
con sal.
Se cuelga en alambre o
parrilla (en otros tiempos era en tapeixtes) sobre las brasas a una distancia
de altura, se ocupa para generar humo HOJAS DE GUAYABO (algunas gentes usan hojas de pimienta),
esperar hasta que la carne adquiera un color rojizo.
Lleva un tiempo como
una hora o un poco más.
Para degustarla puede
ser frita o asada, acompañada de frijolitos de la olla o secos.
La salsa de preferencia
verde, acompañada de unas ricas pellizcadas.
La clave son las hojas
de guayabo.
Y el punto del ahumado,
no debe quedar muy reseca.
SI ES MUY TRISTE VER QUE EN CATEMACO YA NO EXISTEN LA CANTIDAD QUE ANTES SE VEIAN Y LA EXPLOTACION DE LAS TIERRA HAN TERMINADO CON SU TERRITORIO TODO ES ORRUPCION Y PORQUERIA CON LA GENTE DE UNA AMBICION DESMEDIDA LOS GOBERNANTES LOS EMPRESARIOS SON DE ESAS ESPECIES QUE DEVERIAN DEEXTINGUIRSE NO LOS ANIMALES SALUDOS
ResponderEliminarMuy acertado comentario amiga silvia avila. Saludos cordiales.
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