PASMO
(Etnología
cubana)
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Pasmo o corriente seca de aire, sucede
por exposición rápida a un cambio brusco de temperatura. El calor del cuerpo se
corta con el aire. Por ejemplo: abrir una puerta y/o salir de pronto, o
quitarse una prenda de abrigo en pleno viento, o estar uno arrebujado en la
cama y salir de ella sin abrigarse; hasta quitarse el sombrero teniendo la
cabeza acalorada. En realidad, puede suceder que nos pegue un catarro o
pasmarnos. En el pasmo, sentimos un
escalofrío, la mitad de abajo de la cara y parte del cuello se paraliza y la boca
se vira para un lado quedando media cerrada. Cuesta trabajo hablar porque la voz
se medio enreda. Se puede caer un brazo
o una pierna de tal modo que casi no
pueda moverse. Puede caer también una gran flojera general. El efecto del aire puede llegar hasta el estómago haciendo que se
recoja y se tranque o retranque (se medio paraliza). A veces estos efectos se
corrigen con el tiempo, pudiendo durar toda la vida.
El pasmo más malo que hay es el que deja
el coger aire con sereno después de haber estado uno planchando por largo rato;
se debe a que el cuerpo a cogido arriba todo el calor de la plancha y por abajo
el calor del anafe, que no es poco decir. Para curarse hay que tomar cocimiento
doble de cogollitos de mejorana (Majorana hortensis) y de malambo (Canela winterana). La mejorana o cúrbana actúa sobre el efecto que el pasmo hace en
el estómago y el malambo actúa sobre la cara y el cuello.
Remedios:
Ponerse en la nunca (nuca) un parcho de
copal. Tomar cocimiento bien caliente y fuerte de hojas de salvia, de corteza
de almácigo (Bursera simaruba) o
fuerte y amargo de hojas de naranja
agria (Citrus aureantum) cada dos horas, y quitar la colchoneta a la cama y acostarse bocarriba bien
tapado con una colcha para sudar bastante. La cura se debe a que el frío del
pasmo sale por la parte de atrás del cuerpo, porque no hay colchoneta que lo
detenga, empujado por el calor del cocimiento y el de la colcha. El paciente no
debe de levantar para evitar que el calor se vaya. Se prohíbe el lavado y el
bañado por tres días; pasado ese tiempo, se puede uno bañar con agua tibia.
La salvia (Salvia officinalis L.) es buena porque el aroma que
tiene saca el frío, que es el que da el pasmo. El término Salvia proviene de la
palabra latina “salvare”, que
significa “curar”, en referencia a las propiedades curativas de la hierba.
Se quema un tarro de res, se recoge el
polvo prieto, y con un poquitito de él se hace un café aguado, que se toma en
taza grande y endulzada al gusto, o una taza de cocimiento caliente de guairo (Aegiphila elata Sw.). Como
el pasmo es traicionero y se le puede ocurrir recular, es bueno repetir cada hora, durante todo el día. Si el cuerpo
queda tieso en alguna parte, se le da un masaje tibio con manteca de majá (Epicrates angulifer Bibron).
Ponerse en el pecho y en la espalda un par
de parchos de resina de manajú (Rheedia aristata Griseb) o de copal: el del pecho, encima de los senos, y
el de la espalda, casi en la nuca.
Manajú (Voz indígena). [En Cuba] Árbol silvestre,
perteneciente a la familia de las gutíferas, del cual se extrae una resina
amarilla usada para curar heridas.
Freír hojas de ruda (Ruta chalepensis L.) en aceite, ponerlas dentro de una franela doblada,
mojar la franela en el aceite y ponerla en el pecho, como un guataplasma
caliente. Claro está que hay que estar acostado.
Para el pasmo de estómago. Batir tres
huevos de gallina en un plato hondo, añadir un poco de vino seco y echar todo en un sartén para hacer una
tortilla grande y bien seca; se espera a que se enfríe un poco, se acuesta uno
boca arriba y se pone la tortilla en la boca del estómago, tapándola con una
toalla para que el calor le dure más. Cuando se enfríe, se vuelva a calentar. Hay
que hacerlo por 12 horas seguidas, por lo menos, y el pasmo estomacal se quita.
También se puede tomar cada 3 horas el cocimiento de la cáscara de la yaya (Oxandra
lanceolada Sw.).
Se coge nuez moscada rallada, bejucubí (Cissus sicyoides L.), hojas de naranja y raíz de anamú (Petiveria alliacea L.), se
echa todo en un cubo con agua y se pone a hervir. Cuando ya está hirviendo, se
quita de la candela y se echa, sin colar, en una palangana grande y se añade
una taza de alcohol de bodega y otra de luz brillante. Entonces se quita la
colchoneta de la cama, se acuesta al pasmado sin ropa, pero tapado con una
sábana, y se mete la palangana debajo de la cama, para que el enfermo coja el
vaho. Se hace tres veces al día.
Por muy retorcido que esté el pasmo, la
retorcedura se quita metiéndose dentro de una tina de agua bien caliente
hervida con hojas de siguaraya (Trichilia glaba L.) y de naranja cajela o amarga (Citrus vulgaris Risso). Una señora tenía la boca tan virada que la tenía casi pegada
a una oreja. Y así se curó.
Prevención:
Salir abrigado ante corrientes de aire, preferentemente
tapándose la nariz y la boca.
Tomar un cocimiento caliente de cogollo de
sasafrás (Bursera graveolens Triana) al acabar
de planchar.
Bañarse antes de planchar.
Amuletos:
Traer siempre una sortija de acero
niquelado puesta en un dedo.
A una nuez moscada, se le abre un
agujerito, se le pasa un cordelito, se le hace un nudo y se lleva colgada del
cuello. El cordelito debe ser largo para evitar que la nuez se vea, porque no
hace buen efecto al bien mirar. Se piensa que el frío del pasmo es atrapado y destruido
por la nuez.
Bibliografía.
El Folclor médico de Cuba. José Seoane Gallo. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba. 1987.
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