Hermosa playa del Golfo
de México, en el municipio de San Andrés Tuxtla. Cuenta con largas y anchas
playas, las cuales son atravesadas por los ríos Col y Máquinas o Montepío, el
primero de los cuales baja del volcán de San Martín y el segundo de la Laguna
Escondida, desembocando sus transparentes aguas, frías del primero y tibias del
segundo, muy cerca unas de las otras en el mar. Comenta Medel y Alvarado (1993:
287) que el nombre del Col fue cambiado por el de Cold por los administradores
norteamericanos de Mr. Clark. Comenta Ramírez Rodríguez (2003: 63-69) este
puerto fue refugio del pirata francés, el mulato Laurens de Graff
(“Lorenzillo”), del cual se dice que junto con su ayudante negro enterró sus
muebles de oro en la costa de Sontecomapan, y que naufragó alrededor de 1683,
durante una tormenta frente a las costas de Montepío, entre el cerro del
Borrego y Roca Partida. Desde Sontecomapan a Montepío las tierras eran
propiedad de una familia francesa, de apellido Lebranc, la cual se dedicaba a
la industria del azúcar, y era administrada por Benito Roetlz, checoslovaco de
origen. En 1852 sus tierras fueron compradas por el acaudalado yucateco Don
Simón Pérez, el cual junto con su esposa Eduviges, fundó ahí un importante
ingenio azucarero, trayendo para su funcionamiento a cientos de trabajadores
yucatecos y campechanos. Más tarde la hacienda la cual contaba con casas,
iglesia, casino, fábrica, etc., fue vendida por cien mil dólares al millonario norteamericano “Rey del Cobre”
William F. Clark, poseyéndola de 1898 a 1906, éste pensaba sembrar más de un
millón de matas de hule. Posteriormente la hacienda pasó a dominios del
Gobierno del Estado de Veracruz.
Al dejar de funcionar como ingenio
azucarero, los peones campechanos y yucatecos quedaron desempleados y un gran
número de ellos solicitaron apoyo económico al Ayuntamiento de San Andrés
Tuxtla, el cual, según comenta Medel y Alvarado (1993: 285-286), en la Semana
Santa de 1879, les facilitó empleos a los hombres en las pequeñas fábricas de
materiales, y en hortalizas, y a las mujeres como vendedoras ambulantes de
frutas y legumbres y en servicio doméstico, dándoles además albergue en dos
galerones semi-abandonados que había en la meseta contigua al Cementerio viejo
del lado norte, en donde hoy es el Barrio Lerdo, que por antonomasia se sigue
nombrando Barrio de Campeche.
Extraído de mi libro “Los Tuxtlas, nombres
geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de
las Culturas Mesoamericanas. Incluye Diccionario de localismos y mexicanismos. 2007.
Ediciones Culturales Exclusivas, Boca del Río, Veracruz, México.
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