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miércoles, 13 de junio de 2012

MONTEPÍO, PLAYA DE LOS TUXTLAS


MONTEPÍO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


Imagen de Internet

Hermosa playa del Golfo de México, en el municipio de San Andrés Tuxtla. Cuenta con largas y anchas playas, las cuales son atravesadas por los ríos Col y Máquinas o Montepío, el primero de los cuales baja del volcán de San Martín y el segundo de la Laguna Escondida, desembocando sus transparentes aguas, frías del primero y tibias del segundo, muy cerca unas de las otras en el mar. Comenta Medel y Alvarado (1993: 287) que el nombre del Col fue cambiado por el de Cold por los administradores norteamericanos de Mr. Clark. Comenta Ramírez Rodríguez (2003: 63-69) este puerto fue refugio del pirata francés, el mulato Laurens de Graff (“Lorenzillo”), del cual se dice que junto con su ayudante negro enterró sus muebles de oro en la costa de Sontecomapan, y que naufragó alrededor de 1683, durante una tormenta frente a las costas de Montepío, entre el cerro del Borrego y Roca Partida. Desde Sontecomapan a Montepío las tierras eran propiedad de una familia francesa, de apellido Lebranc, la cual se dedicaba a la industria del azúcar, y era administrada por Benito Roetlz, checoslovaco de origen. En 1852 sus tierras fueron compradas por el acaudalado yucateco Don Simón Pérez, el cual junto con su esposa Eduviges, fundó ahí un importante ingenio azucarero, trayendo para su funcionamiento a cientos de trabajadores yucatecos y campechanos. Más tarde la hacienda la cual contaba con casas, iglesia, casino, fábrica, etc., fue vendida por cien mil dólares al  millonario norteamericano “Rey del Cobre” William F. Clark, poseyéndola de 1898 a 1906, éste pensaba sembrar más de un millón de matas de hule. Posteriormente la hacienda pasó a dominios del Gobierno del Estado de Veracruz.


     Al dejar de funcionar como ingenio azucarero, los peones campechanos y yucatecos quedaron desempleados y un gran número de ellos solicitaron apoyo económico al Ayuntamiento de San Andrés Tuxtla, el cual, según comenta Medel y Alvarado (1993: 285-286), en la Semana Santa de 1879, les facilitó empleos a los hombres en las pequeñas fábricas de materiales, y en hortalizas, y a las mujeres como vendedoras ambulantes de frutas y legumbres y en servicio doméstico, dándoles además albergue en dos galerones semi-abandonados que había en la meseta contigua al Cementerio viejo del lado norte, en donde hoy es el Barrio Lerdo, que por antonomasia se sigue nombrando Barrio de Campeche.




     Extraído de mi libro “Los Tuxtlas, nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de las Culturas Mesoamericanas. Incluye Diccionario de localismos y mexicanismos. 2007. Ediciones Culturales Exclusivas, Boca del Río, Veracruz, México.





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