EL
JUEGO DE AJEDREZ
(Educando
a Arturo)
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen Internet
Creo que en todas las
escuelas hay compañeros presumidos que se convierten en detestables. A mí me
tocó uno de ellos cuando estudié en la ESBIO de San Andrés Tuxtla. Arturo, todo
el tiempo se afanaba de ser el mejor alumno en Ciencias Exactas y se mofaba de
los que no eran como él.
Como se enteró que yo jugaba ajedrez, con sorna me
retaba a jugar. Yo trataba de mantener mi distancia de él, pero su insistencia
rebasó mi resistencia. Así que, nos dirigimos a la biblioteca de la escuela y
le pedimos prestado a nuestra linda y atractiva amiga Lupita el ajedrez.
Él no
dejaba de vociferar, Le tocaron las blancas, abrió con el clásico P4R mientras
yo le contesté con una apertura siciliana. El continúo con su apertura clásica
y yo liberaba mis caballos y un alfil, y reforzaba con peones su línea de
ataque. Mis caballos y mí alfil empezaron a destrozar sus avances, nunca lo vi
más callado que en ese momento, estaba sorprendido y asustado. Realmente pude
darle el jaque mate, pero me engolosiné disfrutando su tortura, lo dejé sin
peones, sin su reina y sin sus caballos. Varios de nuestros amigos, al igual
que yo, disfrutamos su martirio. Arturo, después de más de veinte minutos, al
fin alzó la cabeza y sólo fue para dirigirme una odiosa mirada, se levantó y
con gran furia azotó el ajedrez, y se fue…
Xalapa, Ver. México
15.06.16
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