DE
LA PESADILLA AL SISMO
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen Internet
Amparadas por el manto luctuoso de la noche, tres brujas tomando sus escobas se hicieron a la mar estelar. Rasgaron los negros cúmulos dejándolos en jirones y con estridentes voces y risas hicieron que el mismo cielo, cubriéndose los oídos, temblara ensordecido de pavor. El aire norte imperaba en este puerto, y con su vendaval y sus lúgubres gemidos obligó a despertarme.
La noche seguía aún sumergida en tinieblas.
Volví a cerrar los ojos y regresé a ese túnel oscuro que nos conduce a los más
dulces sueños y, también, a las más horrendas pesadillas. Fue entonces que,
dentro de mis sueños, visualicé a las tres brujas, ellas rodearon mi cama,
sonrieron con desusada ternura y con caricias toscas me arrullaron, con gran
fuerza, encima de ella. Era tan vigoroso el “arrullo” que me despertó en medio
de una cinetosis. En ese momento dejé de soñar, me di cuenta que toda la
recámara temblaba, la puerta de la misma crujió con gran fuerza y sobre la
cochera se disparó la alarma del carro. Temblaba, temblaba y con gran
preocupación me percaté que había un temblor de tierra.
Veracruz, Ver. México 15.02.2017
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