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lunes, 22 de octubre de 2012

QUERIDO ESPEJO. Giorgio Mascarutty Saligny


QUERIDO ESPEJO
Giorgio Mascarutty Saligny
En una cristalería         Mes 13     Año 2055




                      - Tal es la terquedad en estar  hablando  contigo que ahora la gente que me mira, primero con curiosidad, luego con extrañeza y a lo último  creo que pensando hirientemente  que estoy loco porque hablo y gesticulo frente a ti y por lo tanto, consigo comunicarme con  un ser inanimado.   ¡LOCO! me dice abiertamente al pasar junto a mí y si van, las personas en parejas, entablan un diálogo entre ellos:
               -  ¡Amigo! ¡Sólo eso le faltaba!, ¡Hablar  con un espejo!
               Y el otro contesta:
               - Antes, cuando había luna llena, se ponía a aullar como lobo, espantando con sus aullidos a los niños del barrio.  Dejó de hacerlo cuando los padres le reclamaron directamente y le dijeron que estaba estropeando de fea manera, la salud mental de sus hijos.
               -  Bueno, espejito,   recuerdo haberles contestado: 
               -   Nací normal. Crecí igual de  que todos.  Sólo que  he tenido más imaginación y mayores fantasías que  ustedes. Soy diferente porque la brisa refrescante no  enfría el calor que me quema el alma, la luz de la luna me traslada de la obscuridad mundana a un mundo donde brilla el pensamiento y la ilusión. Hablo con las estrellas, lejanas, centellantes y siento, más que oír,  que me contestan todas mis incógnitas siderales.  Soy igual pero diferente a Uds.  No vivo  con las paredes obscuras que los convencionalismos mundanos  les obligan a hacerlo. Soy libre y la luz es  mi amiga. No experimento soledad. Siempre soy acompañado por los recuerdos del futuro y mis laberintos, donde siempre habrá un final como etapa terminal  y estoy seguro que será  de felicidad.
               -   Si mi cuerpo pide comida pues lo que hago es  comer  hasta  quedar satisfecho. Trabajo en lo que me place, con la imaginación y con mis fantasías. Duermo tranquilo, sin pesadillas, con la beatitud y la sonrisa de un niño. No deseo maldad para nadie. Vivo plenamente y dejo que los demás hagan también lo mismo, aunque con sorna me griten  Loco o eviten mi presencia.
              -   Mi cuerpo es sano porque lo he determinado así, con el ejercicio. Todas mis toxinas y mis malos espíritus huyen y me dejan  en paz.  Camino por veredas desconocidas por otros pies que  no los han hollado aún o bien, hago veredas donde sólo observo hojas resecas que jamás sintieron el calor del sol, que yacen pudriéndose en la inmensidad de su ciclo vital.  Soy  el dueño absoluto de mi vida y teológicamente sé que he sido creado por un invisible Dios que no se equivoca, ni siquiera con la maldad que está dentro del alma humana.
              -   Espejo, hoy te hablo y te miro contento porque sé que reflejas mi alegría de estar consciente y que no me contestarás  con voces, pero entenderás lo que te estoy diciendo. Por eso, Yo mismo me digo loco.



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