EN
POS DE UNA ILUSIÓN
Martha
Elsa Durazzo M.
Imagen de Internet
Isabel corre en la playa tras el balón multicolorido que adquiere mayor velocidad al impulso del viento del Norte que, sorprendiendo a los bañistas, inició hace unos momentos.
Sus esbeltas piernas aumentan el ritmo…
Ella se da cuenta que, cada vez, está más lejos del área en qué se encontraba y
ya incursionando en una zona solitaria; alcanza a ver a una familia que se
retira y ella, sigue corriendo… Va a dar alcance a la pelota, cuando una ráfaga
le aleja… Toma impulso y reinicia la carrera… La arena se estampa en su rostro,
los grandes ojos cafés, por instantes han de cerrarse porque la arena les penetra
provocando escozor y lágrimas, una y otra vez… En otras ocasiones la melena
castaña, casi le golpea.
—Parece que será un norte huracanado –piensa.
Detiene un momento la carrera y comprueba
que resulta significativa la distancia recorrida.
Con la respiración jadeante mira
apesadumbrada aquella pelota que lamenta perder…
Vuelve a mirar el balón que sigue su
ligera carrera; ve nuevamente la distancia que ha recorrido, la soledad que le
rodea y, con pesar, determina abandonarlo.
Comienza a girar, voltea, por última vez
hacia donde el balón sigue su loca carrera y, entonces ve que se ha detenido en
un tronco, de esos que la marea nocturna o las fuertes marejadas de los nortes,
lanzan a reposar de su viaje a las playas. Comienzan a aumentar de velocidad
las ráfagas, el volátil esférico comienza a vibrar y se agita en el tronco…
Ella no emprende una nueva carrera… A través
del camino recorrido, aprendió que no ha de engañarse… Cualquiera de esas
ráfagas impulsará la pelota…
Sonríe y al hacerlo, sabe que es una
despedida…
—Gracias por el tiempo. Gracias. Disfruta tu
carrera; será bueno que otros gocen tu colorido –pronuncia en voz queda.
Imagen de Internet
Con una mano retira la melena que, otra
vez, se vino sobre su rostro.
Emprende ligera la carrera, de regreso,
por la orillita del mar, cuyas olas, al reventar, besan las torneadas piernas,
salpican la espléndida figura de Isabel que abre los brazos y eleva el vuelo,
convertida en blanca gaviota.
Imagen de Internet
Boca del Río, Veracruz,
14 de agosto de 2007
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