LA
VISITA DEL DIABLO
(ESTADO
DE TERROR)
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
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Esta tarde, en que estaba trabajando y escuchando música, de pronto se hizo un silencio total, y
oscureció pues la noche se introdujo en la habitación, y sin saber de dónde, se
coló una corriente de aire frío que se adhirió a todo mí cuerpo, llenándome de
nerviosismo y miedo, que temí voltear la vista al descubrir que una sombra,
cada vez más cercana, se movía a mí alrededor, parándose detrás de mí, podía
sentir su respiración y su aliento en mis cabellos y en la nuca.
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Y aún, sin salir de este terrible momento,
sentí que unos ojos rojos, como brazas de carbón, parpadeaban sin perderme de
vista.
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Pero lo peor del caso, es qué quise
moverme y salir corriendo de ahí y cuando lo intenté me di cuenta que tenía el
cuerpo paralizado, como si unos brazos surgidos de la misma sombra me
mantuvieran quieto al asiento en que me hallaba. Y ese negro abrazo se fue
haciendo más fuerte que llegó al grado de impedirme respirar, y mi corazón
empezó a acelerar golpeando fuertemente con sus latidos a mi pecho, y unas
gotas frías de sudor perlaron mi frente, y para colmo mis ojos se cegaron por
completo.
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Mi cerebro alucinó y convulsionó de terror, y no pude hacer nada para
librarme de este horrible trance. Estuve a punto de perder la conciencia, y
noté que desapareció el silencio porque empecé a escuchar unos roncos y fuertes
quejidos que provenían del mismo lugar en donde se encontraban los ojos de fuego. Llegué al límite del pavor y de la
locura, y hasta entonces se me ocurrió gritar, gritar con todas mis fuerzas: ¡Basta,
basta…! fue tanto el sobreesfuerzo realizado que caí dentro de este laberinto
de horror hasta golpear con el suelo, sintiendo una gelidez que me llenó todo
el cuerpo de húmedos escalofríos, y perdí el conocimiento.
Y horas después, me despertó el sonido de la música, la gran intensidad de la luz en mis pupilas y un desagradable olor… a azufre. Y me di cuenta de qué estaba sólo… sin encontrar explicación a todo lo ocurrido.
Y horas después, me despertó el sonido de la música, la gran intensidad de la luz en mis pupilas y un desagradable olor… a azufre. Y me di cuenta de qué estaba sólo… sin encontrar explicación a todo lo ocurrido.
Xalapa, Ver. 09.05.17
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