FLIRT
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Esa noche estaba yo
parado en una esquina cerca de tu casa, cuando tú te apareciste a lo lejos y, entonces
decidí esperarte hasta verte junto a mí. Llegaste sonriendo, saludando con un
cariñoso ¡Hola! ¿Cómo estás? Estabas
radiante, nunca había visto tanto brillo en tu mirada, me gustaste como nunca.
Dejé de verte como una simple amiga. Me envolvió el torbellino de tu mirada, de
tu sonrisa, ver como movías los labios al hablar, como modulabas cada palabra,
cada frase, cada oración. En ese instante sentí que me mostraste parte de tu
alma y sentí como ella se enlazaba con
la mía. En ese preciso momento, dejamos de ser amigos. Te di un beso y te abrace,
y así llegamos a la puerta de tu casa, y tú, toda sonrojada te metiste
corriendo despidiéndote con un ¡Adiós!
y antes de perderte de vista volteaste para decirme: ¿Te veré mañana…?
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