MICTLÁN
ANTONIO
FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
Pintura Mictlán por Tzibtah
MICTLÁN,del náhuatl mic (qui), muerto + tlan,
junto o cerca de donde abunda: “Lugar de
los muertos”, estructura cósmica compuesta por nueve cielos verticales y
descendentes debajo de la tierra y orientados hacia el norte, por lo que los
conquistadores españoles identificaron este sitio con el infierno cristiano
(del latín inferus, región
inferior). Con el Chichihuacuauhco, el Tlalocan
y el Ilhuícatl Tonatiuh, es una de
las cuatro mansiones de los muertos, de acuerdo con la mitología náhuatl, según
la cual al Mictlán van quienes han muerto sin gloria, por enfermedad, sin
importar su rango socioeconómico, este tipo de muerte era conocida como tlalmiquiliztli (“muerte terrestre”). En el Mictlán, no existe inmortalidad, la otra
vida sólo es de corta duración, y termina en disolución, en desaparición total
del ser.
Es un “tenebroso lugar sin puertas ni ventanas”, donde reinan el dios Mictlantecuhtli y la diosa Mictlancíhuatl y donde va el sol tras el ocaso. Según esa misma mitología, cuando una persona muere por enfermedad debe ser enterrada con un izcuintli (perro) bermejo, pues los de pelo blanco o negro no pasaban el río, porque el de pelo blanco decía: “yo me lavé”, y el de pelo negro: “estoy manchado”. Según algunos autores este izcuintli o techichi deberá ser enterrado vivo y de acuerdo con otros dicen tiene que incinerarse previamente.
El animal lo ayudará a cruzar los nueve planos (extendidos bajo tierra y orientados hacia el norte) de su camino:
Mictlantecuhtli y Mictlancíhuatl. Imagen de Internet
Es un “tenebroso lugar sin puertas ni ventanas”, donde reinan el dios Mictlantecuhtli y la diosa Mictlancíhuatl y donde va el sol tras el ocaso. Según esa misma mitología, cuando una persona muere por enfermedad debe ser enterrada con un izcuintli (perro) bermejo, pues los de pelo blanco o negro no pasaban el río, porque el de pelo blanco decía: “yo me lavé”, y el de pelo negro: “estoy manchado”. Según algunos autores este izcuintli o techichi deberá ser enterrado vivo y de acuerdo con otros dicen tiene que incinerarse previamente.
El animal lo ayudará a cruzar los nueve planos (extendidos bajo tierra y orientados hacia el norte) de su camino:
1) El río Apanoayan (donde se pasa el río). Es
llamado también Izcuintlan (Donde
abundan los perros). Aquí el difunto tenía que cruzar el caudaloso río sobre el lomo del cánido. Se dice que si éste había sido maltratado en vida por su amo, podía negarse a pasarlo interrumpiendo su viaje al Mictlán.
2) El Tepeme Monamictia (paso entre dos
montañas que chocan repetidamente entre sí y desde donde el personaje fallecido
debe despojarse de toda su ropa). El ser
triturados los difuntos por los cerros significa la desintegración de la
materia.
3) El Itztépetl (cerro erizado de pedernales), aquí las navajas seguían descarnando el cuerpo.
4) El Itzehecayan (los ocho páramos donde el
viento corta como navaja). Esto es, que corta como cuchillo. Aquí el viento se
encarga de ir desmaterializando, cortando los cuerpos. Uno de los ámbitos de
este vado es el Cehuecayan (los ocho
cerros azotados eternamente por la nieve).
5) El Paniecatacayan (lugar donde los cuerpos
flotan como banderas), o más propiamente Paniecatocoyan:
“Lugar donde el viento empuja como a bandera”. Aquí los muertos al estar algo
desmaterializados pierden gravedad
levitando y siendo arrastrados por fuertes vientos.
6) El Temiminaloyan “Lugar donde flechan”.
Aquí múltiples y veloces saetas acosan a los muertos para irlos desangrando.
7) El Teocoylehualoyan (donde un tigre le
devora el corazón), para llegar aquí tenían que vadear los nueve ríos llamados Chiconahuapan
(“En los nueve ríos”) .
En mi opinión el nombre
debe ser Tecuanyolcualoyan del
náhuatl tecuan o tecuani, animal feroz (tigre, etc.) + yol (ot), corazón + cua,
comer + o, enlace fonético + yan, lugar donde se realiza la acción: “Donde come el corazón el tigre”.
8) El Apanhuiayo (lago de agua negra donde
está sumergido el lagarto o lagartija Xochitonal), y el Izmictlan Apochcaloca “Lugar
donde se enceguece en el camino de la niebla”, estrato donde los muertos
van perdiendo su visión del mundo terrenal para concientizar la otredad, la
energía. Sitio en el que finalmente comparece ante la dualidad Mictlantecuhtli-Mictlancíhuatl y muere
definitivamente.
La lagartija Xochitonal (Alma florida) es la encargada de espiritualizar a los
muertos, desmaterializarlos, volverlos energía pura.
9) y el Chiconauhmictlan. “Noveno y más profundo piso de la muerte, o del infierno”.
Mictlantecuhtli.Imagen de Internet
Este último viaje de los muertos duraba 4 años, al fin de los cuales el tonalli (alma) se separaba del cuerpo e iba a su habitación final, sin puertas ni ventanas, en donde residían los dioses de la muerte.
Los sacrificados y los guerreros, así como
las mujeres que morían durante el parto iban al Ilhuícatl Tonatiuh; los ahogados o muertos en relación a
enfermedades hídricas iban al Tlalocan;
los niños que morían sin haber llegado a la edad de la razón, incluidos los que
nacían muertos, iban al Chichihuacuauhco.
Los guerreros que han muerto luchando o
sobre la piedra de los sacrificios se vuelven acompañantes del sol. Forman un
cortejo alrededor del dios resplandeciente del Este al cenit, a lo largo del prolongado
camino que él sigue en el cielo, en medio de hermosos árboles. A través de su
rodela, llena de agujeros por las flechas de sus enemigos, pueden contemplar la
faz luminosa del astro. Su vida gloriosa está hecha de cantos guerreros y de
combates. Al cabo de cuatro años, son transformados en colibríes, y vuelven a
la tierra para vivir allí entre las flores de las regiones cálidas.
El destino de las mujeres muertas de parto
es análogo al de los guerreros. Sabido es que son ellas las que se convierten
en las Cihuateteo del Occidente.
También ella forman un cortejo del sol, durante la segunda mitad de su curso
diurno, y también ellas se deleitan con los cantos bélicos y los simulacros de
combate. Bajo otro aspecto, sombrías divinidades que rondan a la hora del
crepúsculo, siembran sobre la tierra, en ciertos días nefastos, las
enfermedades y el terror. Soustelle (1983:139-141).
Referencias de otras culturas:
Referencias de otras culturas:
Refiere Williams (1972: 41, 142) que entre
los Tepehuas las dacunín (muertas en parto) van al cielo, donde los viejos (truenos)
las arrastran por el firmamento en forma de nubes y una vez llenas de agua las
precipitan en gran aguacero, siendo el ruido precedente al fenómeno su
arrastramiento por el cielo; son las nubes negras llevadas por el viento.
Galinier (1987: 428, 487, 490) comenta que
en toda la sierra otomí, el trueno
simboliza a los difuntos que fueron criminales, los asesinados y los ahogados;
ellos recorren el cielo haciendo ruido con sus armas (fusiles y machetes). El arcoíris
simboliza las almas de los curanderos. Los rayos y la lluvia representan a las
mujeres que mueren durante el parto, las cuales se convierten en diosas del
fuego reuniéndose con la divinidad del fuego celeste, la Hmüspi (hmü sipi). Se
dice que esta divinidad toca el teponaztle, porque su sonido evoca al trueno.
En cuanto a los niños que mueren durante el parto, su alma encarna en un
zopilote (el “padre caliente” o hpata), otra imagen de la divinidad del
fuego en el panteón otomí. Se les identifica con el trueno (khwei, “cuchillo de obsidiana”). Según una metáfora poética, habitan la “casa de la oscuridad” (nkubešüi). El zopilote, al igual que el
fuego –símbolo de la purificación realizada por el rito del temascal- limpia el
mundo de su mancilla. Las únicas almas que no se divinizan son las de los “muertos por enfermedad”, su lugar de
residencia es variable y pueden, en cualquier momento, “regresar a la tierra” para llevar a cabo alguna acción
perturbadora.
Beatriz Barba en Álvarez (1978). A la
muerte se le llama “santísima muerte”;
no se le teme, se familiariza a los niños con ella desde que nacen, y se le
tiene sólo como un cambio de planos de vida. Sin embargo, un muerto en riña o
violentamente, será siempre un espíritu tratando de hacer males, por lo cual se
le evita, se le propicia y se le obliga a retirarse. Generalmente los entierros
son alegres para que los muertos encuentren con facilidad el camino; si se les
llora y se les llama no se van y se quedan haciendo daño. En el camposanto, los
muertos que no se han ido andan buscando cuerpos y pueden tomar el de uno.
También la tierra, acostumbrada a recibir los cuerpos, puede tragarse el alma
de un hombre cuando pasa sobre ella.
Álvarez (1978) comenta que es creencia de
los chochos o chuchones que los muertos se transforman en animales que luego
rondan sus casas.
Álvarez (1978) refiere que al ocurrir la
muerte de un tzotzil, un perro negro
conducirá al alma a través del gran río hasta k´atin bak, el submundo, en el que habitará un período igual al que vivió en el mundo y se convertirá a su
término en un no-nacido, cambiará de sexo y volverá a encarnar entre los vivos.
En algunos lugares, las mujeres que mueren al dar a luz y los hombres que
fallecen ahogados, electrocutados o asesinados viajan directo al paraíso y los
recién nacidos permanecen al lado de un árbol de leche materna.
Furst (1972: 100-102) refiere entre los
huicholes, que al morir la gente
ordinaria sus almas viajan hacia el inframundo a “el lugar donde la gente muerta vive”, mientras que las de los mará’akáte (chamanes) habitan en un
círculo alrededor del Sol y lo acompañan a través de los cielos y del
inframundo, ayudándolo a permanecer en el cielo y protegiéndolo de los animales
peligrosos, incluyendo a Tāte’ Ipou
la serpiente de doble cabeza que habita la región más baja que el astro debe
atravesar cada noche desde el crepúsculo hasta el alba. Y después de cinco
años, el espíritu del mará’akáme,
reencarna en un cristal de roca, el ‘urukáme,
el cual se consolidó de cinco partes de hueso de su esqueleto, en el transcurso
de ese tiempo. Véase Tlalocan, Chichihuacuauhco, Micca, ‘Urukáme, Tāte’ Ipou,
Mucchita.
GLOSARIO ETIMOLÓGICO
Apanoayan del náhuatl
a(tl), agua + pano, pasar, vadear un río + yan, indica acción del verbo: “Donde
se pasa el río”. Es llamado también Izcuintlan, de izcuin(tli), perro + tlan,
donde abundan: “Donde abundan los perros”.
Monamictia Tepeme, del
náhuatl monamictia, luchar, chocarse + tepeme, plural de tepetl, cerro, monte:
“Cerros que luchan o se chocan”.
Itztépetl del náhuatl
itz(tli), obsidiana, en s.f. navaja, cuchillo + tepetl, cerro: “Cerro de
obsidiana”.
Cehuecayan del náhuatl
cehue(tzi), helar + yan, lugar donde: “Lugar donde hiela”.
Itzehecayan, del
náhuatl itz(tli), obsidiana + eheca(tl), viento + yan, donde: “Donde sopla el
viento de obsidiana”, esto es, que corta como cuchillo.
Paniecatacayan o más
propiamente Paniecatocoyan. Del náhuatl
pani(tl), bandera + ecatoco, ser empujado o llevado por el viento + yan, lugar
donde se realiza la acción: “Lugar donde el viento empuja como a bandera”. Aquí
los muertos al estar algo desmaterializados
pierden gravedad levitando y siendo arrastrados por fuertes vientos.
Teocoyolehualoyan. Lugar en donde un tigre devora el corazón. En
mi opinión el nombre debe ser Tecuanyolcualoyan del náhuatl tecuan o tecuani,
animal feroz (tigre, etc.) + yol (ot), corazón + cua, comer + o, enlace
fonético + yan, lugar donde se realiza la acción: “Donde come el corazón el
tigre”.
Temiminaloyan. Del
náhuatl temimina (ni), el que lanza flechas o dardos + o, enlace fonético +
yan, lugar en donde se realiza la acción: “Lugar donde flechan”.
Apanhuiayo. En él se
encuentra la lagartija Xochitonal (Alma florida) que es la encargada de
espiritualizar a los muertos, desmaterializarlos, volverlos energía pura.
Chiconauhapan. Del
náhuatl chiconau (i), nueve + a (tl), agua + pan, en, sobre: “En los nueve
ríos”.
Izmictlan
apochcaloca. Del náhuatl ixmic (tia), deslumbrar o cegar con una luz +
tlan, donde abunda. + a, privativo +
poctli, humo + cal(li), casa + o, enlace fonético + can, lugar: “Lugar de la
casa sin humo donde deslumbra o ciega la luz”. Octavo estrato del inframundo
donde los muertos van perdiendo su visión del mundo terrenal para concientizar
la otredad, la energía.
Chiconauhmictlan. Del
náhuatl chiconahui, nueve + mictlan, lugar de los muertos, infierno: “Noveno y
más profundo piso de la muerte, o del infierno”
Ilhuícatl Tonatiuh del
náhuatl Ilhuícatl, cielo, y de Tonatiuh, “el que va dando luz o calor”. Dios
sol: “El cielo de Huitzilopochtli”.
Tomado de mis libros:
Los
Tuxtlas nombres geográficos pípil, náhuatl, taíno y popoluca.
Analogía con las cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye
diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas.
2007.
Diccionario
de Dioses, Demonios y Enfermedades del México Prehispánico.
Registrado e Inédito. 2008.
Y del
Diccionario ritual de voces nahuas. Adela Fernández. Panorama Editorial. Primera reimpresión 1994. México, D. F.
Y del
Diccionario ritual de voces nahuas. Adela Fernández. Panorama Editorial. Primera reimpresión 1994. México, D. F.
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