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domingo, 11 de octubre de 2015

12 DE OCTUBRE 1492 Antonio Fco. Rguez. A.

12 DE OCTUBRE 1492
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

    







     


     Lo que sucedió el 12 de octubre de 1492 no fue una gesta de la que puede congratularse la humanidad, sino, más bien,  el inicio de más de 500 años de iniquidades en Latinoamérica.

     Somos el producto final de un  pueblo colonizado durante 300 años, de 1521 a 1821,  por conquistadores que no vinieron a civilizar sino  a destruir una civilización que no era inferior ni superior sino completamente diferente con particularidades y características propias. Ellos vinieron a saquear, a  crear empresas económicas en provecho propio y de su “Corona”  usando para ello la fuerza de la  tiránica esclavitud de los vencidos.

       Y no sólo vencieron con la espada y con las desconocidas armas de fuego, sino que también utilizaron a la cruz, a la religión como arma de represión y conquista. Esta sinergia formó un frente casi imbatible y provocó que nuestras rebeldías fueran vulnerables, prolongando así el dominio de la “Corona”. Esta última fuerza o poder, la de la iglesia, es la que nos hizo más daño pues llegó para quedarse y seguir obnubilando la mentalidad ya caótica del pueblo al serle decapitada su filosofía,   su cultura y su libertad. Contra el pasado, nada queda por hacer; el tiempo no regresa. Étiam periere ruinae (Hasta las mismas ruinas perecieron).

     Pero las desgracias no llegan solas, faltaba lo peor de este genocidio, las guerras biológicas -las enfermedades europeas-, las cuales provocaron la mayor mortandad de los aborígenes. Nuestra nación estaba poblada en 1519 por cerca de 22 millones de habitantes; para 1532 la población había descendido a 16 millones y para 1570 sólo restaban 2 600 000.

Fray Antonio de Montesinos. Imagen Internet.

Fray Bartolomé de las Casas, relata la llegada en 1510, de cuatro misioneros dominicos en la Española, la isla que hoy se nombra Santo Domingo, cuando ya gobernaba Diego, el hijo de Cristóbal Colón. Dos de ellos varones extraordinarios, Pedro de Córdoba y Antón de Montesinos, primerísima presencia de lo mejor del humanismo hispánico y que influyeron en la futura historia del Nuevo Mundo y en el derecho de gentes en el orbe entero. El propio las Casas, que allí vivía desde el 15 de abril de 1502, durante el gobierno de Nicolás de Ovando, había participado en combates contra los indios y en recompensa había logrado pingües repartimientos.

Algún tiempo después de la llegada de los dominicos comenzó a estrechar relaciones con ellos. Éstos, se enteraron de la acelerada mortandad por obra de epidemias, hambre, agotamiento en el trabajo, trauma psíquico y aun suicidios y muerte dada a los propios hijos para librarlos de tan dura condición. Los conquistadores en menos de 20 años casi acabaron con los 600,000 nativos encontrados a su llegada. Lo que los obligó a cazar indios en las Bahamas, Cuba y las Lucayas. Mucho deliberaron entonces los dominicos. Convinieron al fin en que estaban comprometidos a denunciar públicamente en su predicación, y por todas las formas a su alcance, tantas maneras de detestable y tiránica injusticia.

Primer sermón,  30 de noviembre de 1511, Fray Antonio de Montesinos, hombre colérico y muy eficaz, hablo con aspereza en el púlpito delante del almirante y oficiales reales y otros letrados, personas principales y todo el pueblo, en la ciudad de Santo Domingo: 

Yo soy la voz de Cristo que clama en el desierto de esta isla y, por lo tanto, conviene que la oigáis con toda atención ( ) Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís por la crueldad con que tratáis a estas inocentes gentes. ¿Decid, con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los adoctrine y conozcan a su Dios y Creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y los domingos? ¿Estos no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que, en este estado en que estáis, no os podréis salvar más que los moros y turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo.

Hubo un segundo sermón el domingo siguiente, 7 de diciembre de 1511, en respuesta a las demandas de autoridades y encomenderos que exigían una retractación de lo expuesto por fray Antón, y él tomando una sentencia de Job, predicó: “Tornaré a referir desde su principio mi ciencia y verdad…”, añadiendo que “(lo) del domingo pasado os prediqué y aquellas mis palabras que así os amargaron, mostraré ser verdaderas…” Huelga añadir que la reafirmación de la denuncia, con nuevo acopio de argumentos, dejó a quienes lo escucharon “gruñendo y muy peor que antes indignados contra los frailes…”


     Pecado sería omitir las obras con documentación indígena y de sus códices de los historiadores misioneros como fray Bartolomé de las Casas, fray Toribio de Benavente o “Motolinía”, fray Bernardino de Sahagún, fray Diego Durán, fray Juan de Torquemada, fray Jerónimo de Mendieta. Aquí incluyo además a otros escritores indígenas,  mestizos o criollos como Hernando Alvarado Tezozómoc (1526-1610), Cristóbal del Castillo (1526-1604), Pedro Ponce de León (1546-¿?), Francisco de San Antón Muñón Chimalpáin Cuauhtlehuanitzin (1570-1640), Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1578-1650), Juan Bautista Pomar (3º. O 4º. Decenio del s. XVl - ¿?). Juan de Tovar (1540-1623)  y Diego Muñoz Camargo (¿?- 1614). Todos ellos contribuyeron de una forma principalísima a lo más valioso de un pueblo despojado de su herencia cultural, el rescate de la memoria, desde sus fuentes primigenias. Gracias al interés de estos indígenas, mestizos, criollos y españoles por nuestra cultura antigua, México cuenta con un acervo excepcional acerca de sus orígenes.


 

















Fray Bernardino de Sahagún     Bartolomé de   Las Casas

     Posteriormente, y entre otros, continuaron dos grandes historiadores veracruzanos Francisco Javier Clavijero (1731-1787) y Francisco del Paso y Troncoso (1842-1916). Y últimamente es muy notable la labor de rescate que emprendieron excelentes historiadores y nahuatlatas como Ángel María Garibay Quintanilla (1892-1967) y Miguel León-Portilla (1926).

  

 
  








Francisco Javier Clavijero               Francisco                                            del Paso y Troncoso

     Bartolomé de Las Casas, refiere que  Hatuey, era un cacique taíno que salió huyendo de la isla La Española (República Dominicana) rumbo a Cuba en donde se unió con los siboney, que eran los más antiguos habitantes de esta isla. Cuando los españoles emprendieron la conquista de Cuba, en 1511, reunió a su pueblo y habló de los extranjeros en estos términos: 

     “Son crueles y malos por naturaleza… porque tienen un Dios que adoran y veneran mucho, y para obligarnos a adorarlo, tratan de someternos y de matarnos”. 

     En su casa había un cesto lleno de oro y de joyas y dijo: 

“Ved, éste es el Dios de los cristianos”.  

     Entonces para escapar a la maldición, los indios arrojaron al río todo el oro que poseían. Pero cuando los españoles llegaron, bajo el mando de Diego Velázquez,  no respetaron a Hatuey. Las Casas agrega que a un religioso español que quiso ayudar al rey durante su suplicio, siempre y cuando se convirtiese al cristianismo, Hatuey le preguntó: 

“Y los españoles ¿van a ese cielo de que me hablas?”, al recibir una respuesta afirmativa del franciscano, el indio repuso

“Entonces, prefiero ir al infierno”

     Así pues, el 2 de febrero de 1512, murió en la hoguera por pagano.

     Regresando al daño ocasionado en nuestros esquemas mentales por la conquista,  los conquistadores, los de la “razón”, primero, con verdadera barbarie sacrificaron a los principales depositarios de nuestra cultura: a los reyes, nobles, sacerdotes y  guerreros, dejando sólo con vida a sus aliados y a rudos indígenas y después nos sobajaron, nos esclavizaron, nos consideraron indios ignorantes, atrasados, tercos. En Valladolid, España de 1540 a 1570 los “civilizados” españoles discutían si los indígenas de América eran seres humanos o animales. Es más, el naturista y explorador alemán Humboldt también estaba de acuerdo de que los indígenas eran seres “sin razón”.     En defensa de este atropello fray Bartolomé de las Casas y el indio caxcán, señor de Nochiztlán, Nueva Galicia (Xalisco), Francisco Tenamaxtle al expresar la insólita idea de que los indios al igual que los europeos eran seres humanos con almas inmortales   desafiaron con valor y energía los intereses declarados de los gobernantes de la “corona”  y qué decir de don José Vasconcelos quien afirma que no había cultura en América, que la cultura fue introducida por los conquistadores. Otro tanto fue manifestado, por ignorancia de nuestra historia, por don Justo Sierra. ¡Qué blasfemia! quien conozca a fondo nuestra historia, sabrá la verdad.

     Chakan,  fue un guerrero maya de Chablé, Quintana Roo, México, el cual en el año 1528 fue convocado junto con otros aguerridos indígenas mayas por Batab, cacique de Chetumal, a la población de Mazanahó, para resistir, y aún en caso dado, agredir a los españoles. En la contienda hubo un incidente que llamó la atención, y fue que en lo más reñido de ella, Treviño, un ballestero español que causaba numerosas bajas entre los naturales, se propuso tirar a Chakan que igualmente se distinguía por la precisión con que disparaba las flechas, ocasionando algún daño entre sus contrarios. Ambos valientes buscábanse en los combates, como deseando realizar un duelo concertado tácitamente. El indio permaneció como distraído esperando que se disparase la ballesta para lanzar la flecha; el español, creyó verdaderamente la distracción y disparó la jara; pero con suma rapidez le lanzó el indio la flecha incrustándosela en la mano, y a tiempo que se oyó decir al capitán Alonso Dávila: “Guardaos, Treviño, que estáis herido”, Chakan se arrancaba del pecho la jara castellana exclamando: “No moriré a tus manos, perro cristiano”; y alejándose algo y a la vista de los suyos se ahorcó con un bejuco.

     Como caso especial recordaré a Diego de Landa (1524-1579). Fraile franciscano y obispo de Yucatán (1573-79)   que el 12 de julio de 1562, en el pueblo de Maní, dirigió un acto de fe, en el que fueron quemados 5000 ídolos, 27 códices y caciques mayas. Su afán destructor acabó con estelas, imágenes de la antigua religión y edificios enteros. Manda edificar el convento de Izamal con uno de los atrios más grandes del mundo y construido con las piedras del templo dedicado a Zamná. Después de destruir tanta  cultura maya escribe  Relación de las cosas de Yucatán (1566). Algo tan nefastamente desproporcionado y ridículo como si Hitler después de su afán de destruir a todos los judíos del mundo conservara en refrigeración una pareja de éstos para que así la raza fuera conocida por las generaciones futuras.

  










Diego de Landa y Maní                    Convento de Izamal                                                                                


    

 El 22 de octubre de 1695, Cabnal, el cacique supremo del poblado lacandón de Sac- Bahlán, antes de ser capturado por los españoles pronunció sus últimas palabras: ¨No quiero ser cristiano, ni que mi gente lo sea¨.  Comenta Jan de Vos: ¨Ser cristianos para Cabnal no sólo significaba renegar a sus antiguos dioses y abrazar una nueva religión; significaba, además, perder su libertad, su autonomía, su cultura ancestral, y aceptar el pesado yugo de la vida colonial, con su inevitable secuencia de enfermedades desconocidas, tributos y repartimientos, trabajos forzosos, vigilancia militar, control eclesiástico y dominación política. En comparación con estas calamidades, los bienes ofrecidos por los nuevos amos eran pocos y de poca trascendencia: machetes y hachas de fierro, ropa de lana, perros de guardia y cacería, carne de puerco, legumbres y frutas de Castilla.

 

 





  
Lucha y Muerte de Canek. Imágenes de Internet.

    El héroe maya Jacinto Canek (1730-1761). Estudio latín e historia en Mérida, en el Convento Grande, de donde fue expulsado por los franciscanos,  por querer ser cura: "Los indios no pueden ser sacerdotes". Cambio sus apellidos Uc de los Santos por el nombre del último emperador de los itzáes que opuso resistencia a los conquistadores y a quien nunca lograron doblegar. El 20 de noviembre de 1761, durante una fiesta en Cisteil (en lengua maya se pronuncia Kisteil), a unos 50 Km. de Mérida, llamó a los mayas a la rebelión contra el blanco que los explotaba y azotaba. El gobierno envió un ejército de 2000 hombres que entró en la pequeña población, masacró a los moradores, persiguió a los sublevados y finalmente los capturó, y el 14 de diciembre de 1761 en la plaza principal de T-Hó (Mérida) se le mutiló y su cadáver fue incinerado y sus cenizas arrojadas al viento. Igual suerte corrieron sus lugartenientes y doscientos de sus seguidores fueron azotados y amputados de una oreja. Se dice que los jefes indígenas despreciaron, llevados de sus instintos animales, la fe, la razón y las buenas costumbres cristianas; y que por esto  debían de morir porque eran herejes. El gobierno, al año siguiente, ordenó consumar la destrucción del pueblo cubriéndolo con sal en grano a fin de esterilizar el lugar, para escarmiento de la población maya. Estos hechos han permanecido en las leyendas de los indios yucatecos. Ermilo Abreu Gómez, escritor yucateco escribió inspirado en este personaje, su obra Canek, de la cual extraemos un fragmento, titulado La Doctrina:

     Canek dijo: - Los blancos hicieron que estas tierras fueran extranjeras para el indio; hicieron que el indio comprara con su sangre el viento que respira. Por esto va el indio, por los caminos que no tienen fin, seguro de que la meta, la única meta posible, la que le libra y le permite encontrar la huella perdida, está donde está la muerte.

     También dijo: -¿Por qué nos enseñan a querer a un Dios que permite que los blancos nos peguen y nos maten? ¿Por qué hemos de cantar de rodillas un canto de contrición* que no sentimos? No lo digamos más porque, aun diciéndolo con los labios, cometemos falta en nuestro espíritu.

     *En el sacramento de la penitencia, arrepentimiento con dolor y pesar de haber pecado ofendiendo a Dios.


Primer Pueblo Libre De América Continental



Escultura de Yanga, foto de Anwar Vázquez

    Gaspar Yanga o Nyanga (Rey o Príncipe) fue un supuesto miembro de la familia real de Angola, África,  traído en 1579 como esclavo a México, huyendo de sus amos vino a ser durante 30 años el caudillo de una banda de esclavos negros conocidos como los cimarrones (de las cimas o montañas) quienes luchaban  por su libertad en la región de Córdoba, Veracruz. Acogió posteriormente a otros prófugos (indios y aun mestizos y españoles que por algún delito, o por otra causa, intentaban huir de la convivencia con los españoles). El Estado independiente de Yanga creció, adquirió poder e inició hostilidades contra los asentamientos españoles, por lo que el virrey Luis de Velasco envió una expedición compuesta de 100 soldados y 150 indios armados, más tarde se agregaron otros, comandada por Pedro González de Herrera, vecino de Puebla y con el concurso de los padres jesuitas Juan Laurencio y Juan Pérez. Laurencio dejó una relación de los hechos. Según ella se sabe que Yanga era corpulento y de gran inteligencia. Como ya estaba viejo y llevaba treinta años de haber constituido su dominio, tenía como lugarteniente a Francisco de la Matosa, negro también, originario de Angola.  Esta expedición llegó a la región en 1609, atacó la noche del 23 de febrero al poblado y alcanzó la rendición. Yanga había huido con varios hombres monte arriba. Lo siguió el ejército y al fin fue aprisionado. Yanga escribió al virrey pidiendo indulgencia. La dispensó Velasco, respetando la vida de Yanga y de sus seguidores, a condición de que quedasen confinados a su poblado. El próximo virrey don Rodrigo Pacheco y Osorio, marqués de Cerralvo,  decretó en 1632 El Estado Libre de San Lorenzo de los Negros o San Lorenzo Cerralvo, a 20 Km. Al SE de Córdoba, Veracruz. El 5 de noviembre de 1932, después de 300 años de ser declarado libre el pueblo de San Lorenzo cambiaría su nombre a Yanga,  como es conocido actualmente en honor al emancipador.

     Aún hay más, no deja de parecer una ironía el hecho de que los otomíes, quienes desde el siglo XVI habían estado entre los principales aliados de los españoles en la región para “pacificar” a los llamados chichimecas, pasaran a ser víctimas perseguidas por las mismas autoridades que tantos favores les debían.

     Es muy probable que la indefensión de los indios haya sido resultado de su muy temprano sometimiento a los españoles. Al aliarse a ellos contra los chichimecas, se sometieron a la legalidad colonial, a todas luces desigual y desfavorable, aunque, por otro lado, de haber procedido de modo diferente, quizás hubiesen sido exterminados, como tantos otros.

          Cuando Cortés recrimina a Moctezuma ll sobre los sacrificios humanos, éste le respondió: “Nosotros tenemos derecho de quitar la vida de nuestros enemigos; podemos matarlos con el poder de la acción como vosotros a los vuestros, y ¿por qué no podremos reservarlos para honrar a nuestros dioses con su muerte?”

     Los reyes de España habían declarado al principio esclavos a los indios, pero en la época de la conquista de Yucatán, 1541,  ya habían revocado esta inhumanitaria disposición que los conquistadores de Yucatán querían revivir. 4 años antes, en 1537, los dominicos mediante fray Bernardino de Minaya lograron que el papa Paulo lll emitiera la famosa bula Sublimis Dei para que se reconociera la racionalidad de los indios americanos y se declarara su igualdad natural con los españoles. Empero, el gobierno español tenía interés en dejar durante la Colonia a todas las masas indígenas en la ignorancia para mantenerlas dominadas en quieta y pacífica posesión bajo la “protección y paternalismo” de la encomienda, la cual era el nuevo estilo de esclavitud. Si no se dejaban bautizar eran colgados o ahogados; y, una vez bautizados eran flagelados si no atendían a misa y quemados si volvían a su idolatría. Estaban sujetos a la más densa ignorancia, por temor de que aprendieran lo suficiente para dudar. Su llamado cristianismo era por lo tanto su antiguo paganismo bajo un nuevo nombre que no les daba ni luz espiritual ni progreso intelectual. Se convirtieron de idólatras paganos a idólatras cristianos. Guerreros por carácter y por costumbre recibieron el pesado yugo de la servidumbre, y si algunos trataban de revelarse eran ahorcados o quemados vivos, con el resultado lógico de la degeneración de la raza otrora culta, altiva y noble. Este nuevo estilo de vida condicionó, en voz de Carrillo y Ancona, que abyecto y miserable, despreciado por su nuevo señor, y no siendo el fruto de su trabajo más que para enriquecer a éste, que el indígena se volviera considerado en general, holgazán, apático, astuto, cruel cuando hallara ocasión de serlo y estúpido cada vez más.



     Ilustración de Theodor de Bry (1528–1598) inspirada en el siguiente pasaje de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de fray Bartolomé de Las Casas.

     ¿No es más animal?... el que destruye razas y culturas humanas, el que mata a seres humanos cortando cabezas, manos, brazos y piernas y a las mujeres los pechos, el que los quema en carne viva,  el que los mata trabajando de sol a sol, el que los  lanza a la muerte a las fauces de los mastines, el que les  roba mujer, hijos y tierras y después de esto ahorca a las madres de las ramas de los árboles, y de los pies de ellas a sus propios hijos y por último el que los  trafica a cambio de vacas (Nuño Beltrán de Guzmán llegó a Pánuco al frente de los conquistadores en mayo de 1526. Como no encontrara las riquezas que esperaba, envió a los indios capturados a Cuba, en calidad de esclavos que canjeó por pies de cría que le dieron una enorme fortuna como ganadero).   ¡Qué el sentido común  nos dé la razón!



Nuño Beltrán de Guzmán

         Recordemos que los españoles, traídos por Cristóbal Colón,  llegaron a las islas del Caribe en 1492, en donde al igual que en las Islas Canarias, repitieron la barbarie, la masacre, el etnocidio de acabar con casi todos los nativos (en el caribe acabaron con todos), teniendo que repoblar importando esclavos negros del África. En 1519 encabezados por Hernán Cortés desembarcaron en San Juan de Ulúa y penetraron al territorio mexicano en plan de saqueo y conquista. Los nativos de acuerdo a la leyenda de Quetzalcóatl, que esperaban el regreso de éste,  confundieron a Cortés con dicha deidad y al bermejo Pedro de Alvarado con Tonatiuh (el Sol).  Es más hasta la jovencita de apenas 18 años de edad, Malina Tenépatl, por el hecho de acompañar a tales “deidades” salio favorecida con su trato reverencial de “Malitzin”. Cabe aquí aclarar que el término “Malinche” era aplicado a Cortés, pues significa el dueño de Malintzin. Doña Malitzin ni siquiera era nombrada como tal por Cortés, él en sus Cartas de Relación la denomina despersonalizadamente como “La Lengua”.

 
 











Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano       Pedro de Alvarado

          Dios les cobró este crimen a los españoles en su propia patria: la Inquisición y el Trono, seleccionaron y mataron a todos lo que pensaban, dejando apenas como residuo más que fanáticos, serviles y manipulables.

   España ha sido y es víctima de la superstición [...] Nada quedaba más que los españoles; es decir, indolencia, orgullo, crueldad y superstición infinita. Así España destruyó toda la libertad de pensamiento a través de la inquisición, y durante muchos años el cielo estuvo lívido con las llamas del auto de fe; España estaba ocupada llevando leña a los pies de la filosofía, ocupada quemando a gente por pensar, por investigar, por expresar opiniones honestas. El resultado fue que una gran oscuridad cubrió España, no atravesada por ninguna estrella ni iluminada por ningún sol naciente.
Robert Green Ingersoll, «Spain and the Spaniard»

     
     Comentan los kiliwa, de Baja California, que al ver que era necesario tener papeles de sus propias tierras, acudieron con el Presidente Lázaro Cárdenas, porque él era muy bueno, pero cuando se entrevistaron con él les dijo: 

´Ustedes no necesitan ningunos papeles de sus tierras, son los auténticos dueños de ellas y nadie deberá tocarles sus propiedades´. 

     Pero como es el caso de que no tenían papeles ni nada, cualquiera que les quiera quitar algo, pos nomás se las quita y ya… y en las oficinas del Departamento Agrario, nunca les hicieron caso para que no los invadieran. En 1938, el general Lázaro Cárdenas, visitó la región y los kiliwa lo entrevistaron nuevamente para quejarse de los despojos. En esa ocasión los kiliwa le pidieron papeles, y el general les respondió muy bonachonamente, con una nada convincente frase que todo el mundo debió aplaudir: 

“Los indígenas no necesitan papeles, cada uno de ustedes es un título”

     El resultado: Suicidio de los kiliwa. Debido a la discriminación de la que son objeto, los kiliwa han hecho un pacto de muerte dentro de su comunidad; este pacto declara que ninguna mujer kiliwa traerá un solo hijo más al mundo, acabando así esta etnia con su sufrimiento para siempre. Actualmente en este año 2010, ellos no pasan de un centenar de personas.

        El etnólogo  Carl Lumholtz rescata algunos comentarios huicholes en los cuales apreciamos el razonamiento de los mismos: “Si los cristianos rezan a los santos hechos por los carpinteros, ¿Por qué los huicholes no han de rezarle al sol, que ha sido hecho de mucho mejor modo?” o este otro: “¿Por qué ha de necesitar uno a los padres para casarse?”  “El asunto no tiene que ver sino con los dos interesados que se pueden reunir en la casa de sus padres y arreglar el casamiento.”

     Tal manipulación mental hecha por los conquistadores hasta no hace mucho tiempo era observada entre los indios popolocas de Puebla los cuales al ir a las ciudades y observar los maniquíes en las tiendas de ropa se preguntaban:
     ¿Qué dioses serían éstos?


    La pregunta ahora es: ¿Qué pasa? ¿Cómo estamos actualmente, a 200 años de la Independencia y 100 años de la Revolución, en nuestra sociedad multiétnica y pluricultural en pleno siglo XXl, en donde todo indica que seguimos padeciendo los mismos estigmas gubernamentalmente condicionados de desigualdad, pobreza, ignorancia e injusticia?

   Comenta la Dra. María Elisa Vásquez:

      Es obvio, que la sociedad mexicana exalta a los indígenas del México antiguo, a la vez que, desprecia e ignora a los que hoy en día viven las peores condiciones de pobreza y desigualdad…

     En el mismo tenor se encuentra el reclamo recogido por la etnóloga francesa Véronique Flanet ante la desigualdad que los indígenas mixtecos de la costa sienten y padecen ante los ladinos y demás mestizos:

“En este lugar maldito
donde reina la pobreza,
no se castiga el delito,


se castiga la pobreza”.


     “Los dioses se van porque su tiempo se ha acabado; pero regresa otro tiempo y con él otros dioses, otra era”

Octavio Paz.



Veracruz, Ver. México. Octubre 2010.


4 comentarios:

  1. Ha sido de una gran tristeza y de una gran alegría leer tu artículo. Tristeza por la desgracia de lo que sucedió y sigue sucediendo, y alegría porque de manera sucinta has escrito y resumido importantes momentos de la historia de explotación, sumisión y miseria que fue la conquista. Mil gracias. Me has abierto los ojos y aclarado muchas cosas que no conocía.

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  2. Gracias por externar tu sentir, comulgo con él, un solidario abrazo amigo Tatehuari.

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  3. el catolicismo romano pagano es el que poder religioso que se y se propago mediante estos hombres, y que hoy día adquirirá también el poder civil para dominar al mundo. de todos los imperios el único que no fue vencido fue el romano... trasferido por Constantino al papado en el siglo tercero, sometiendo a todos y confiscando sus bienes si no se tenían las mismas carencias religiosas. Los jesuitas son los encargados de matar y desterrar a quien se oponga al papado, en mi opinión el catolicismo no es cristianismo, Jesucristo no mataría a nadie y el echo por tierra la ley del ojo por ojo y diente por diente, antes enseño a sus discípulos a amar a sus enemigos y hacerles el bien. saludos.

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    1. Gracias amigo Mikepc por tu comentario. Además de que al papado le urgía tener adeptos, por la gran deserción presentada, después de las grandes reformas de Lutero y Calvino entre otras.

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