CARPAS DORADAS DE HENRY MATISSE Y PECES ROJOS DE
SERGIO PITOL
Sergio
Pitol, 80 años, pasión intacta.
Lee "Peces rojos" y únete a la celebración:
Lee "Peces rojos" y únete a la celebración:
Estaba en segundo año de secundaria. Mi abuela me había regalado un pequeño
portafolio rígido de cuero para guardar libros, cuadernos y demás utensilios escolares,
con la esperanza de que dejase de perderlos a cada rato. A mi casa llegaba
regularmente una revista médica muy bien ilustrada, de cuyo interior se podía
desprender la reproducción de una obra maestra del arte. Yo recortaba esas
páginas para guardarlas en una caja de tesoros personales.
Un día, al abrir la revista me quedé aturdido. Nada había visto tan deslumbrador como aquella página colorida. Un cuadro bañado de luz, iluminado desde arriba, pero también desde el interior de la tela. En una pecera nadaban unos cuantos peces rojos cuyo reflejo se mecía en la superficie del agua. Era el triunfo absoluto del color. El cubo que contenía a los peces formaba parte del eje vertical del cuadro y se apoyaba en una mesa redonda sostenida por un solo pie. Estaba, claro, en el centro. Todo el resto de la tela era una selva de hojas hermosas y de flores; estaban en el primer plano, en el fondo, se las veía a través del cristal del recipiente, enardecidas, arracimadas, luminosas, perfectas. Si hubiese vivido enla
Antártida , o en el corazón de Sonora, o del Sahara, donde
nadie nunca ve flores ni peces ni agua, podría comprender que aquella
precipitación florida me hiciera enloquecer. Pero vivía en Córdoba, al lado de
Fortín de las Flores, en medio de jardines suculentos, y aun así aquello me
parecía un milagro. Fijé la página con pegamento en la parte interior dura de
mi maletín. Algunos compañeros colocaban allí fotos de Lucha Reyes, de Toña la Negra , las grandes voces del
momento, o de boxeadores, escenas de películas, perros, vírgenes y santos,
modelos de aviones o automóviles flamantes; otros, nada. Conviví con mis peces
rojos y su entorno fascinante durante tres años. Fue mi mejor amuleto; una
señal, una promesa. Vi después reproducciones de obras de su autor, pero no
ésa. En el Museo Moderno de Nueva York me detuve con asombro ante formidables
óleos suyos.
Años después, al entrar en una sala del museo Pushkin de Moscú, la que alberga algunos de los óleos más extraordinarios de Matisse, me encontré de golpe con el original de aquellos Peces rojos míos. Más que una experiencia estética fue un trance místico, una revaloración instantánea del mundo, de la continuidad del mundo.
Addendum.
Hoy, 12 de abril del 2018 acaba de fallecer en la ciudad de Xalapa, Veracruz, este excelente escritor galardonado con el Premio Cervantes.
Se le recuerda en la foto con dos grandes amigos: José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis.
Un día, al abrir la revista me quedé aturdido. Nada había visto tan deslumbrador como aquella página colorida. Un cuadro bañado de luz, iluminado desde arriba, pero también desde el interior de la tela. En una pecera nadaban unos cuantos peces rojos cuyo reflejo se mecía en la superficie del agua. Era el triunfo absoluto del color. El cubo que contenía a los peces formaba parte del eje vertical del cuadro y se apoyaba en una mesa redonda sostenida por un solo pie. Estaba, claro, en el centro. Todo el resto de la tela era una selva de hojas hermosas y de flores; estaban en el primer plano, en el fondo, se las veía a través del cristal del recipiente, enardecidas, arracimadas, luminosas, perfectas. Si hubiese vivido en
Años después, al entrar en una sala del museo Pushkin de Moscú, la que alberga algunos de los óleos más extraordinarios de Matisse, me encontré de golpe con el original de aquellos Peces rojos míos. Más que una experiencia estética fue un trance místico, una revaloración instantánea del mundo, de la continuidad del mundo.
Addendum.
Hoy, 12 de abril del 2018 acaba de fallecer en la ciudad de Xalapa, Veracruz, este excelente escritor galardonado con el Premio Cervantes.
Se le recuerda en la foto con dos grandes amigos: José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario