ELISABETH KÜBLER-ROSS Y LA TANATOLOGÍA
Arnoldo Kraus y Ruiz Pérez Tamayo
Elisabeth
Kübler-Ross nació el 8 de julio de 1926 en Zurich, Suiza, y murió el 24 de
agosto de 2004 en Estados Unidos, donde residía desde 1958. Estudió medicina en
Zurich y psiquiatría en Colorado. Desde el inicio de su educación clínica se
interesó por los pacientes terminales, debido sobre todo a la poca e inadecuada
atención que se les brindaba. Su libro Sobre la muerte y el morir (On Death and
Dying) es considerado un parteaguas en relación con los pacientes y
enfermos terminales. En él denuncia el silencio que hacia ellos se tiene, tanto
por parte del personal médico y paramédico como de los familiares; la publicación
de ese libro (1969) la convirtió en una autora conocida internacionalmente. Kübler-Ross
dedicó su vida a entender los vericuetos de la muerte y los intentos por medio
de los cuales la sociedad occidental busca alejarse del tema de la muerte. En sus
últimos años adoptó una posición esotérica.
A partir de sus reflexiones describió las etapas
por las que pasan los pacientes cuando se enteran que su enfermedad es
probablemente letal a corto plazo. Éstas son:
1. Negación. Es la primera respuesta que tiene el afectado cuando
se le informa que tiene una enfermedad terminal. En esta etapa usualmente el
paciente sufre ansiedad.
2. Enojo. “¿Por qué yo?”, suelen preguntarse los enfermos. Rabia
y resentimiento son parte de esta etapa. Enojo hacia Dios o contra los seres
cercanos son también parte de este proceso.
3. Regateo. En esta etapa el enfermo acepta su diagnóstico pero
intenta modificar un poco su realidad por medio del regateo, prometiéndole, por
ejemplo, a Dios o a los seres cercanos, que si le otorgan algunos años más de
vida modificará su estilo de comportamiento, su personalidad, sus actitudes. De
obtenerse esa recompensa ofrecerá “algo” a cambio.
4. Depresión. Las mermas que produce la enfermedad como fatiga,
dolor, dependencia, miedo y pérdida de algunas funciones suelen devenir depresión.
5. Aceptación. La última etapa del proceso se denomina aceptación,
aunque no necesariamente implica que se acompañe de serenidad.
Estas
etapas pueden traslaparse y no es infrecuente que los enfermos experimenten dos
de ellas al mismo tiempo. Ese esquema sigue siendo vigente y no pocos médicos
lo utilizan para apoyar y explicar a sus enfermos lo que significa “el proceso
de morir”. La descripción de esos estados y de lo que se vive antes de fallecer
son unas de sus mayores aportaciones.
Kübler-Ross gozó de más simpatía y aprecio
en la opinión pública que en la médica. Intuyó la necesidad de imbuir al lego
en los temas que a ella le preocupaban y de discutir “abiertamente” el problema
de la muerte. Con frecuencia enardecía a sus colegas cuando hablaba acerca de
las enormes distancias que existen entre las necesidades de los pacientes
terminales y las preocupaciones de los médicos. Buena parte de sus escritos
fueron consagrados al entendimiento de los sufrimientos de los moribundos, a lo
que piensan los familiares de quienes van a morir y lo que representa para los
médicos la muerte. Se interesó en las vivencias de los niños y niñas con cáncer
y en los avatares de personas afectadas por SIDA (infección por VIH), sobre
todo niños.
Publicó
nueve libros relacionados con el tema de la muerte. Destacan La muerte. Las etapas finales del
crecimiento (1975), Los niños y la
muerte (1983), La rueda de la vida
(1997), El túnel y la luz (1999). Fue
reconocida con veinticinco doctorados internacionales honoris causa.
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