LOS ÁNGELES DEL CONOCIMIENTO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
Todos los días del año,
en casi todas las casas del mundo,
no hay niño que no quiera satisfacer su curiosidad
y sus ansias de conocimientos.
E inician la edad de los:
¿Por qué?
- Mamá,
- Papá,
- ¿qué es eso?
- ¿para qué es eso?
- ¿por qué eso es así?
- ¿por qué quema el sol?
- ¿por qué brilla de noche la luna?
- ¿por qué los pececitos no se ahogan en el agua?
- ¿por qué vuelan los pajaritos?
- ¿por qué mi papá te besa al salir y al regresar a
casa?
- Mamá, papá - ¿por qué me quieren tanto?
- Bueno, yo también los quiero - ¿pero no sé porqué?
Un rato de silencio,
y de nuevo a la carga...
- ¿Diosito es bueno?
- ¿nos quiere mucho a todos?
- ¿y nos envía angelitos para cuidarnos, a nosotros
los niños?
- ¡Si, yo tengo a mi ángel de la guarda, y platico mucho con él!
- ¡Ah, y le rezo, cómo ustedes me han enseñado!
- ¡cómo me gustaría, que mi angelito me prestara
alitas para volar con él!
- ¡Así volaría con él para ir a visitar a Diosito!
- ¡Sé que se puede, porqué me he portado muy bien!
- ¡No, es así… mamá, papá!
- ¡Digan que sí!
Diosito, que está en todo lugar y en todo momento.
Admirado de todos estos angelitos terrestres
y compadecido de la falta de entendimiento
y paciencia de algunos padres.
Formó a los educadores y a los maestros y
mandó un ejército especial de ángeles
para satisfacer a sus pequeños hijos.
Todo esto ¡Gracias a Dios!
Estupendo. Pregunto ¿Porqué? Tu lo sabes pero como ya soy anciano, no me quieres responder.
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