ATRAPADO
EN EL INFRAMUNDO
Era una noche de miedo,
entre fantasmas y casas encantadas, en donde no podías estar seguro en lado
alguno, pues hasta la misma iglesia tenía sus demonios, y hacía años que ningún
cura llegaba al pueblo. El último salió despavorido y blasfemando en contra de
sus propios santos y dioses. Imperaba una densa oscuridad desde el mediodía,
como si hasta el mismo sol tuviera miedo de estar presente en ese lugar. Impenetrables
nubes bloqueaban la nocturnal luz de la luna. Era la invisibilidad de todo
concepto material y humano. Era un reino donde el color dejó de existir, poblándose
de penumbras y sombras.
Las palabras y los gemidos, se apagaban,
morían… en ese silencioso sepulcral del sonido, de la luz y de la vida misma.
Imagen de Internet
La acrómica alborada era un halo de luz
mortecina, rodeada de neblina que daba paso a las tinieblas.
Mi cuerpo era abrazado por un gélido aire,
que dificultaba mi respiración y mi andar.
Además de ciego, sordo, mudo y aterido de
frío, me embargó el miedo, el temor ante lo inexplicable. No estaba leyendo una
novela de Dante ni de Rulfo, era yo el protagonista de una de ellas…
Pero siento que me abandonaron y dejaron
olvidado a “mi propia suerte” a expensas de lo mucho, poco o nada que yo había
aprendido de ellos.
No escuchaba ladrar a los perros, y hasta
en el caso de que los hubiera, el silencio apagaría sus furiosos o lastimeros ladridos.
Imagen de Internet
Virgilio, pienso que, nunca guiaría a un
completo desconocido. Así que tenía que valerme por mis propios medios para
salir de este mundo aberrante y poder sobrevivir.
Imagen de Internet
Empecé a idear una estrategia maniqueísta.
Le prendí fuego a varias casas, y junté todos los troncos, ramas y material
combustible que había a mi alrededor y, situándome en medio de un gran círculo,
incendié todo. Las grandes y potentes llamaradas de fuego consumían, además, la
densa oscuridad, la cual chispeaba y se quejaba como si tuviera vida propia. Seres
alados que osaban atravesar el círculo en donde me encontraba, eran igualmente destruidos
por las llamas. Con el calor y la luz de
las flamas regresaron el color y el sonido, y desapareció el frío glaciar. El sol
hizo como nunca su aparición, corrí desesperadamente hacia él, hasta caer exhausto.
Había regresado a mi mundo, volteé la vista atrás, todo estaba espléndidamente iluminado por el astro…
Imagen de Internet
No hay comentarios:
Publicar un comentario