CHALCHIUHNÉNETZIN Y MOQUIHUIX
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
Chalchiuhnénetzin. De chalchiu (itl), jade, piedra
preciosa + nene (tl), Vulva, ídolo, muñeca + tzin, reverencial: “Muñeca de
jade”. Hija del célebre Tezozomoctli y hermana de Axayácatl. Esposa de
Moquihua, monarca de Tlatelolco. Se sabe de ella que padecía de halitosis (mal aliento),
que era endeble, de feo rostro, delgaducha y sin carnes, por lo que el soberano
prefería no retozar con ella y darse gusto con sus concubinas.
Moquíhua
o Moquihuixtli. (¿-1473). “Cara sucia o manchada”. Cuarto rey de Tlatelolco de 1460 a 1473. Sucesor de
Cuauhtlatoa. Estaba casado con Chalchiuhnénetzin, hermana del rey Axayácatl.
Reunió a varios pueblos para sublevarse en contra de Axayácatl, el cual acudió
en 1473, con su ejército a combatirlo a Tlatelolco. Los tlatelolcas se
disfrazaron de ranas y de patos a manera
de camuflaje para confundir a los mexicas. El capitán mexica Quetzalhua, le dio
un empujón en lo alto del templo donde se encontraba en compañía de su
lugarteniente Tecónal, haciendolo rodar todas las escaleras, Axayácatl tomó el
cadáver y le sacó el corazón, y obligó a las tropas vencidas a croar y a
graznar hundidas hasta el cuello en el lago. De esta forma acabó la pequeña
monarquía de Tlatelolco que gobernaron cuatro reyes por espacio de 118 años, y dejó
de considerase ciudad distinta para quedar conformada como un barrio más de la
ciudad de México. El rey de México mantuvo allí siempre un gobernador. Moquíhuix
Fue también poeta y se conservan algunos de sus poemas en el manuscrito de Cantares
Mexicanos.
Hubo
otra Chalchiuhnénetzin, hija del rey Axayácatl entregada a Netzahualpiltzintli
para esposarla:
Chalchiuhnénetzin,
hija legítima del rey Axayácatl el cual la entregó a Netzahualpiltzintli para esposarse
con ella. Como aún era menor de edad la dejó criarse en uno de sus palacios
volviéndose con el tiempo en una ninfómana. En una de sus visitas al palacio el
rey la sorprendió fornicando con tres caballeros muy principales de la corte
por lo que ordenó apresar a todos, incluida la princesa y la servidumbre por
alcahueta, para posteriormente ejecutarlos a todos a garrotazos a la vista de
todo el pueblo. Y finalmente por ser gente de calidad quemar el cuerpo de la
princesa y de los tres amantes. Alva Ixtlilxóchitl (1985: 164-165).
Extraído de mi libro El Matrimonio Azteca, inédito.
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