VERACRUZ
José Río Espejo
Tú tienes tu vida regada en la arena
y si te conjugas con mi vida en pena
es porque evitas lágrimas de azar
cual la arena absorbe la fimbria del mar.
Presentí tus vientos más cosmopolitas
y tu norte loco por donde nos gritas
que es la hora cero de admirar las piernas
jarochas, rotundas, sensualmente eternas…
Y ya he penetrado – para mi fortuna –
el romance antiguo y final de la luna
que a las olas baja, se destroza en perlas
y aguarda al
poeta que llegue a cogerlas…
Ese tu silencio casi conventual,
reacción peligrosa en la centuria actual,
es parcela yerma de tristeza mía:
por eso es que siempre querré a Andalucía
perdida en las rúas de tu corazón;
y que es carcajada que sale en danzón
a la historia bufa de tu carnaval
o a tu aristocracia tan municipal.
Las antenas teóricas de tus palmeras
han captado el dedo de brisas viajeras
que con la cruz juegan de alguna gaviota,
turista al momento de región ignota.
Tú fuiste ideado por algún artista
y tienes la gloria de ser vanguardista:
Veracruz de Huelga, Veracruz de Risa,
que suda y que marcha en mangas de camisa.
Grande eres por Díaz Mirón, el poeta,
por tus espontáneos Uribe y Azueta;
por todos los tuyos elevo mi hosanna
y hasta por el mismo López de Santa Anna…
y no te he raptado, no obstante mi amor,
porque en todo el mundo no hay lugar mejor
para colocarte: Vida horizontal
de tu gente ignata que canta en jacal;
varonil tu acento que gusta del lío
ya sea en Alvarado o en Boca del Río;
utópica casi tu tierra de fe
que huele a canela y que sabe a café.
Enferma tu ausencia… lacera tu olvido…
cual una paloma que abandona el nido
portando un mensaje para los chilangos
de paz y bondad, ilusión y huapangos,
Cumplí el cometido, y vuelvo de nuevo
a ahogar en tu seno los males que llevo:
la urbe de México está neurasténica
y me ha contagiado su sonrisa escénica.
Por eso regreso a gozar de tu fiesta,
a plagiar tus lunas, a dormir la siesta
imitando al nopo que es todo un sofisma:
parece que piensa y se rompe la crisma
posado de luto en cualquier azotea.
por eso regreso y afilo la idea,
de un paseo verde y asiduo en tu mar,
hasta confundirme y jamás regresar,
trenzando en sargazo mis remordimientos,
vagando sin rumbo por los cuatro vientos;
y en el claro insólito de mi abandono
llorar y reírme en un mismo tono;
reír de la muerte, llorar de la vida,
paradoja estéril de mente transida…
estoy en tus playas… por eso regreso
por una jarocha, por tu azul ileso,
por tus recios sones, que me iré cantando…
en vísperas voy de la muerte, y cuando
me tilden tus playas, dejaré en posdata
- legado de joven -
mi fiel serenata…
Nació
en Mérida, Yuc., en 1920. Sus padres se avecindaron en Veracruz a partir de
1923, ciudad en la que radicaron hasta su muerte. Cursó Pepe la primaria en la Escuela “Justo Sierra” que
dirigía el profesor Benito Fentanes y la Secundaria y el Bachillerato en el hoy Ilustre
Instituto Veracruzano. Después estudio en la UNAM titulándose como Licenciado en Derecho. En
ese tiempo a la vez que surgían sus cualidades de poeta, aparecía también su
inadaptación a un medio que le era adverso. “La urbe de México está
neurasténica y me ha contagiado su sonrisa escénica”. Ni su regreso a Veracruz
logra consolar su alma lastimada. Decide terminar con su existencia,
anunciándola en su último poema.
“En
vísperas voy de la muerte y cuando me tilden tus playas, dejaré en posdata
–Regalo de joven- mi fiel serenata”.
Cerró su ciclo en el mismo lugar que lo
vio nacer. Murió en la ciudad de Mérida
a los 25 años de edad en el año de 1945. El Parnaso pierde un poeta.
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