Periódico New York Time:
Muere el Hombre Invisible: el día de ayer dentro de un departamento propiedad
de Marvilla, la Mujer Maravilla, situado en céntrico edificio del Central Park,
murió el Hombre Invisible, según los peritos en criminalística, debido a las
circunstancias y el lugar en que fue encontrado, se presume que fue asesinado
por uno de los superhéroes.
El mismo día del supuesto asesinato los
agentes del FBI acudieron de inmediato a investigar a la Liga de la Justicia,
llegados ahí procedieron a entrevistar
por separado a sus miembros, y a otros héroes que se encontraban de invitados
en esa ocasión, y cuyas declaraciones fueron las siguientes:
Mister Aquaman - ¿Conoció usted a la
víctima? Juro por todos los peces del océano que no. No, nunca la vi.
Mister Batman - ¿Conoció usted a la
víctima? Juro por todos los entes de la noche que no. No, nunca la vi.
Mister Flash - ¿Conoció usted a la
víctima? Juro por todos los relámpagos, rayos y centellas que no. No, nunca la
vi.
Mister Capitán América -¿Conoció usted a la
víctima? Juro por Norte, Centro y Sudamérica que no. No, nunca la vi.
Mister Thor - ¿Conoció usted a la víctima?
Juro por mi padre Odín y por todo el reino de Asgard que no. No, nunca la vi.
Mister Spiderman - ¿Conoció usted a la
víctima? Juro por todos los arácnidos radiactivos del mundo que no. No, nunca
la vi.
Pasaban las horas y los agentes del FBI,
al no encontrar elementos incriminatorios entre los interrogados empezaron a
desesperarse y a pensar que las sospechas de los criminalistas hacia los
súper héroes eran erróneas.
Siguieron los agentes del FBI
entrevistando a una decena más de los miembros de la Súper Liga de la Justicia
cuando hace su presentación la hasta entonces desaparecida Marvilla. Llegó
ella, toda vestida de negro, con caminar cansado, triste, demacrada, llorosa,
con hondas ojeras. Todos los que la vieron, no daban crédito a semejante
visión, su estado era lamentable, lastimoso, de pena y de dolor.
Uno de los agentes tosió para tragar
saliva y le espetó la conocida pregunta: Miss Marvilla - ¿Conoció usted a la
víctima? Marvilla, no pudo contestarle, con el rostro transido de dolor y con
ojos llorosos volteó a ver a su interlocutor, quiso articular palabras y no, no
pudo, de repente se había quedado muda, solamente exclamaciones y ayes de dolor
se escapaban por su boca, tal cuadro acabó por enmudecer también al agente del
FBI el cual tardó un par de minutos para salir de su mutismo, y reiterarle la misma pregunta.
No había aún terminado de formularla cuando se escuchó una potente voz
diciendo: - ¡Déjenla en paz!, - ¡Yo les diré todo lo que quieran saber sobre la
muerte del Hombre Invisible! - ¡Pero déjenla en paz! La voz era del hombre de
Kripton, Superman. Todos se quedaron estupefactos, era imponente ver la figura
colosal del inmortal e indestructible, hombre invencible. La primera en
reaccionar fue Marvilla quien corrió y se abrazó de él pidiéndole entre
súplicas: - ¡No, no, por favor, no digas nada!
- ¡Vuela, huye de aquí, no te comprometas, no digas nada, no fue tu
culpa! - ¡Huye… o quédate callado! Superman, caballerosamente levantó a su
amiga que estaba abrazada a sus piernas, le dio un beso en la frente y con
suavidad la sentó en una silla. De ahí se dirigió juntando las muñecas con los
brazos al frente hacia los agentes, diciéndoles: - ¡Yo lo maté, yo maté al
Hombre Invisible! Los agentes del FBI aún sin salir del todo de su estupor, de
su sorpresa, de manera mecanizada esposaron al caballeroso héroe invencible y se
lo llevaron detenido.
Llegado el día de su comparecencia ante el
juez, éste le preguntó:
- Mister Superman, ¿Por qué no trajo abogado defensor?
- Señor juez, ¡Porque no vine a
defenderme!, ¡vine a entregarme!
- Mister Superman, ¿Está usted conciente
de lo que está diciendo?
- Señor juez, toda mi vida he
representado y defendido lo que es justo
para el hombre, no tengo ahora por qué renegar o claudicar a estos principios
de justicia, no me corresponde, no soy capaz
de hacerlo. Reitero, va en contra
de mis principios.
- Mister Superman, pero… es que usted, no
es cualquier hombre. La humanidad mucho le debe.
- Señor juez, es más lo que la humanidad
me ha otorgado: Un hogar, una familia, amigos y amor.
- Señor juez, aplique su justicia… me
considero tan hombre como cualquier mortal
de este planeta.
- Mister Superman, ¡Ah, nunca, nunca en
mi larga trayectoria jurídica, había pensado, ni en sueños, en ajusticiar a un hombre tan justo como lo
es usted.
- Muy bien, pasemos a los hechos: -
Mister Superman, de favor ponga su mano sobre esta Biblia y jure que va a
contestar solamente con la verdad a mis preguntas.
- Señor juez. ¡Lo juro por Dios!
- Mister Superman, puede usted empezar a
relatar su historia, en esta sala todos lo escuchamos.
- Señor juez, señores y señoras, he
jurado ante el libro de la palabra divina de Dios y ante todos ustedes como
testigos decir solamente la verdad.
Pues bien, como no debo ocultar nada
empezaré diciendo que en la vida ciudadana me llamo Clark Kent, de profesión
comunicólogo, siempre entregado a la verdad y rechazando obviamente todo lo que
apeste a manipulación y a mentira. Hace
una semana ocupado en una investigación sobre Lex Luthor, salí de mi oficina del Periódico “El Planeta” más
tarde de lo acostumbrado y como es usual, casi un rito, me quité mi traje de
ciudadano y al grito de “To fly for the sky” me convertí en Superman. Volaba
por Manhattan Center vigilando sus edificios, sus parques y sus avenidas,
cuando de pronto, a través de mi supervista, enfoqué dentro de un departamento
a una mujer que se hallaba desnuda, acostada boca arriba sobre la cama,
moviéndose en forma lúbrica, espasmódica, creo que al punto del clímax, a mis superoídos llegaban sus gemidos de
placer, y aumentó mi sorpresa al
descubrir que se trataba de mi amiga Marvilla, sentí correr por todo mi cuerpo
una corriente desconocida que me enervaba, por más que pensé en Louise Lane, el
amor de mi vida, no podía apartar de mi cerebro la imagen de mi hermosa
amiga, de su cuerpo sensual, sudoroso,
que pedía entre gemidos y sollozos la presencia de un amante. Recordé en
segundos, tal como si fuera a morir,
todas las etapas de mi vida. Debo reconocer que vivir en este planeta ha
humanizado mis sentimientos y mis emociones. Me atacó una crisis de pasión, de
lujuria y de locura y sin pensarlo dos veces volé hacia ella, y previo al
momento de tomarla, sentí que chocaba contra una barrera de la cual salió un
quejido de agonía, un grito de muerte, era el Hombre Invisible, él era su
amante, y yo acababa de matarlo.
Momentos antes de que Superman terminara
de relatar su trágica historia, se escuchó en la sala un clamor general el cual
se tornó posteriormente en un silencio sepulcral como significativo de que no
había poder o razón humana ni divina
para condenar al acusado.
Al día siguiente en los diarios de todo el
mundo: El Planeta, El País, The Times, Le Monde, La Nación, Aftonbladet, New
York Time, Washington Post, etc. apareció a primera plana: ¡CONDONADO! La
sociedad mundial celebra con júbilo el veredicto final de la Corte Americana.
Terminaba la nota periodística explicando: -
Nada de fusilarlo en el paredón, con balas de kriptonita como piden los rusos.
Veracruz, Ver. 4 de
septiembre de 2012.
Excelente narrativa, te atrapa desde el principio hasta el fin.
ResponderEliminarNo se porque tengo la sensacion de que en tu infancia y juventud te la pasabas leyendo comics.