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lunes, 30 de enero de 2012

ADONAY Antonio fco. Rguez. A.

ADONAY
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado



     Don Gonzalo Aguirre Pech, famoso brujo de Catemaco, Ver., era considerado un “Brujo Completo”, ya que en todos sus trabajos siempre invocaba a las dos potencias: “En el nombre del Ser Supremo (Dios) y del Adorable Adonai (Diablo)”. Igualmente, otorgaba dos tipos de tratamientos: “a lo blanco”, menos efectivo, para el cual tenía a la vista en su altar, escapularios religiosos e imágenes de Santos (Santiago, San Antonio de Padua, San Martín de Porres y San Martín Caballero) alrededor de un pequeño crucifijo a cuyo Cristo le faltaba una pierna. Y en otro lugar, escondido tras una cortina, tenía el altar para curar “a lo negro”, que es el infalible, en donde se encontraba la horrenda figura de Adonai, un diablo rojo tallado burdamente en madera de mangle, lanza en ristre. Y cuando Don Gonzalo se cansaba de atender a tanta clientela, decía: Para el amigo no hay imposibles; pero tampoco hay que cargarle la mano”. En la azotea de su domicilio particular en Catemaco se siguen viendo  estatuillas de tigres… ¿naguales vencidos y petrificados?



     Adonai palabra cabalística, del hebreo Adonay “Mis Señores”, plural de Adon  “Señor”, eufemismo  usado como “Divino” en los primeros libros de las Sagradas Escrituras por llegar a ser considerado el nombre de Yahvé demasiado sagrado como para que fuera posible expresarlo. La palabra Adonay es equivalente a la palabra Kyrios de los griegos. La misma palabra Adonis, la deidad  griega de la belleza varonil delicada, parte de la misma raíz; igualmente Adonis, el Demonio quemador que cumple su función en los incendios y que está relacionado con el Thamuz hebreo, demonio de segunda categoría, inventor de las armas de fuego y de la inquisición y que inicia a los hombres en la tortura. Sus dominios son las llamas y las hogueras; también dependen de él los ardores amorosos. Algunos demonólogos le atribuyen la invención de los brazaletes que los enamorados hacen con los cabellos de sus amadas.  Lo más probable es que don Gonzalo se estuviera refiriendo específicamente a este Demonio. Por otro lado, recordemos que los antiguos mexicanos desde la Colonia adoptaron muchas de las figuras y creencias cristianas, pero solo para ocultar a sus verdaderos dioses, de este modo, adoraban uno a uno a todos sus dioses bajo la fachada cristiana de la imagen del santo que tuviera más similitud con su dios. Gracias a este camuflaje pervivió parte del panteón de la religión prehispánica.

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