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viernes, 4 de marzo de 2016

LA ESCLAVA REMEDIOS Eduardo Turrent Rozas

LA ESCLAVA REMEDIOS
Eduardo Turrent Rozas


     
     Allá está la esclava Remedios. Como siempre, vestida de amarillo; con su sombrero de palma a la cabeza i su joloche entre los labios. Vino de Cuba traída por su amo don Damián González. Ignora o quiere ignorar que en México no existe la esclavitud.  Su misión en la vida es querer, servir i obedecer. Amo llama a don Damián, ama a la esposa i amitas a las hijas de ese matrimonio.

     Con cuánto celo cuida de estas muchachas. Hemos llegado a los lindes de la casa i damos los buenos días. Apenas si contesta. -¿Está don Damián, Remedios? –Bien saben utede, -contesta de mala gana- que el amo no se halla en casa a esta hora. –El amo sale muy de mañanica a su trabajo. –Lo que bucan utede no e al amo, sino a la niña; pero ay de utede si se atreven a acercarse. No lleva armas remedios; pero a la mano tiene adosados a la pared, garabatos para la roza, espeques, chahuastles, machetes. No hay que insistir. A este cancerbero no se le domeña ni con mimos, ni menos con dinero. Se ha puesto en jarras a la puerta de la casa. En su semblante negro se mueven dos ojos más negros todavía que miran de frente i a los lados en actitud amenazadora. Por la ventana de la casa asoma una de las bellas cubanitas, escoba en mano. Nos sonríe; pero no se atrevería a salir. La negra le ha ordenado retirarse. Otra de las muchachas se oye que canta. Es Amparo. Por ojos lleva dos soles i un jilguero en la garganta.

     Los horrores de la guerra civil de Cuba, trajeron a Los Tuxtlas a cubanos distinguidos i laboriosos. Fue semilla regada a todo lo largo del sur del Estado de Veracruz. Médico i pedagogos quedaron en Veracruz i Alvarado. A San Andrés Tuxtla fue un Manuel P. García, caballero distinguido, de educación esmerada i trabajador incansable que incrementó la industria del tabaco labrado que dio renombre a la región, i por el campo se diseminaron los agricultores: los guajiros. Damián González, hombre hecho a la agricultura, se instaló en Matacanela, kilómetros arriba de la finca La Victoria pertenecientes al municipio de Catemaco. Tierra inhóspita la de Matacanela, tierra brava; pero tierra que sólo necesitaba del trabajo para producir. Pronto se alinean casas de mayor o menor tamaño. Son los guajiros que las construyen. Dinámicos i trabajadores, se levantan con el alba i no descansan en las faenas del campo o en los quehaceres domésticos. Quisieran alargar los días. Los ayudan en todo la mujer i los hijos, todos hablan a gritos.

     Pronto viene la roza de las tierras i el abrir sus pulpas con el arado. Traen métodos modernos de cultivo. Al año, Matacanela es centro de trabajo i de dinero. La primera cosecha de tabaco es abundantísima. No hay guajiro que no tenga sus ahorros en las casas de comercio de San Andrés Tuxtla o Catemaco, i en el rancho, sus caballos, sus bueyes para las faenas del campo, su chiquero con sus marranos i las gallinas, por cientos en los corrales. Quien pasara a las once de la mañana por cualquiera de las casas, era bajado de la cabalgadura, a la fuerza si había resistencia. Que el cubano consideraba un honor compartir su mesa. El café nunca faltaba. A toda hora hervía entre las brasas. En la casa de don Damián era donde nunca faltaban los invitados. Por su mayor edad i conocimiento, era el más querido i respetado entre los exiliados. Sus sembradíos fueron siempre los mayores. ¡Oh manera de molestar a Remedios cuando se acercaba a servir la mesa! –“Remedios, dile a tu amita fulana que me gusta…” A Remedios se le salían los ojos como queriendo azotar con ellos al intruso. -¡Mielda, mielda!, era lo único que decía a media voz respetuosa de la presencia del amo.
    

     1902. Consumada la independencia de la hermana República, los cubanos en su mayoría lían sus maletas para regresar a su amada patria. En Matacanela hay movimiento inusitado. Todo se remata: carretas, bueyes, aperos de labranza, caballos, puercos, aves de corral. Asomamos a la casa de don Damián i le preguntamos: ¿I usted también se va? –No muchachos,- contesta enternecido-. Damián González i su familia se quedan en esta tierra hermana. –Ahora que no sé si me quedo aquí o emigro a otra parte; pero no saldré de Los Tuxtlas. Esta tierra me ha abierto sus brazos i en su seno quedará mi cuerpo cuando muera-. Lo ha dicho sentado en un butaque forrado con piel de jabalí i con un vaso ochavado en la mano en cuyo fondo se ven las verdes hojas de la yerbabuena. ¡Es la hora de tomar la mañana, las once horas, hora de saborear el machucado!

     Remedios nos ha sonreído al oír al amo. Es que también siente querer a la región. Las amitas han crecido a su lado i bajo su cuidado en Matacanela. Las quiere más que si fueran sus propias hijas. También morirá en tierra veracruzana. Ella no ha necesitado de la libertad para ser feliz, que su esclavitud ha sido dogal de amor, porque ha vivido en familia, entre don Damián i los suyos a quienes ha querido con verdadera pasión.
    

     Remedios, negra esclava: nuestras almas se sienten abatidas al pensar que a tu raza se la consideró no como a semejantes, sino como a mercancía vil; mercancía de ébano con la que tanto traficó la perversidad humana. Brasil, Haití, Belice, Cuba, Colombia, Venezuela, Estados Unidos, México. Ébano resistente echado a los pantanos; al infierno de los trópicos i a los tiros de las minas porque el ébano es resistente, brutalmente resistente i brutalmente despreciado. Cunde por el orbe entero el dolor del negro hacinado ayer en las fétidas bodegas de crujientes bajeles en travesías de semanas i meses para ser entregado al infamante látigo de la esclavitud. Raza de color: algún día tu negro acharolado brillará con esplendor de soles mostrando que bajo tu negra piel se oculta un corazón blanco, contrariamente al negro que llevan quienes aún hoy te discriminan i desprecian.



lunes, 29 de febrero de 2016

BALAM EL BUZO DE LAS PENUMBRAS Antonio Fco. Rguez. A.

BALAM
EL BUZO DE LAS PENUMBRAS
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado


¡Ahí estaba él, otra vez!

Parado en la noche, del otro lado de la puerta, dejándose ver a través del miriñaque (mosquitero), nunca habló, ni tocó para anunciarse, simplemente se paraba ahí, siempre de noche, esperando ser visto o, en caso contrario, regresarse por las mismas sombras de la noche por las cuales él había llegado.

     Ocasionalmente yo lo detectaba, le abría la puerta y lo invitaba a pasar. -¡Hola Balam, buenas noches, pasa!-

     -¿Cómo estás?

     -Penumbras, el ciclón, la virgen- eran las palabras que emitidas ininteligiblemente lograba yo comprender.

     Aún sabiendo que estaba alcoholizado, lo miraba con afecto, con paciencia, sabía de su parquedad de palabras. Esperaba un momento más y le volvía a preguntar, esta vez en su idioma, el maya:

     ¿K´inam? (Te duele algo) y me contestaba  -Yan puksík´al- (me duele el corazón).

     Puksík´al, es corazón, pero ellos lo ubican a nivel del estómago (tsuk), dando entender que lo que les duele es este último.
     Balam, aparte de significar jaguar, es un apellido maya.

     Me dirigí a la pequeña farmacia de mi clínica y le di dos frascos de Melox Plus y unas tabletas de Buscapina compositum, anotándole con pluma como debía tomar el medicamento.

     Guardó en un sabucán (morral) la medicina, y sin voltear a verme, lacónicamente se despidió: -¡Me voy!

     ¡Cuídate, no dejes de venir…!

     Éste era Balam…

     Un señor cuarentón, aunque aparentaba ser mucho mayor. De piel morena, de baja estatura, y que, desde que lo conocí ya era enfermo alcohólico, estaba considerado como uno de los mejores buzos del Mar Caribe, entre Akumal y Xel-há.  Muy de mañana se metía a bucear en las cristalinas aguas, azul turquesas,  sacando langostas y caracoles y uno que otro pez, como la lisa o  liseta, las cuales vendía para poder seguir ingiriendo sus copas. Al parecer vivía en casa de una hermana de él.



     En relación a su monólogo, se dice que durante uno de los frecuentes ciclones que han asolado la región, una noche perdió a su mujer y a sus dos hijos, no pudiendo salvarlos de la muerte. Nunca pudo desprenderse de esos  dolorosos recuerdos, que lo dejaron marcado el resto de sus días, y desde entonces trata de mitigar su pena, su aflicción, en el único consuelo que halló… el alcohol.


     Balam, es una persona noble, respetuosa, y formal cuando tiene que cumplir con algún compromiso. Y además, es muy agradecido con las atenciones que pudiera recibir.

     Siempre me llamó la atención su noctívaga manía, caminando en la oscuridad más completa de la selva. Su excelente orientación, para ubicar los sitios a los cuales se dirigía. Y sobre todo, el que nunca haya sido atacado por serpientes, las cuales abundan en estos lugares. Solamente una ocasión me tocó suturarle una herida contusa en cara por caída al suelo. 

     Una de esas noches en que llegaba por su medicina, le dije que lechará o encalará el muro de piedras alrededor de la clínica. Para que no se metieran al patio tantas culebras, alacranes y tarántulas. Unos días después se presentó, terminándola en dos días de  trabajo. Cuando le pregunté cuanto le debía, me dijo que 20 pesos, no pude creerlo y mucho menos obligarlo a recibir más que eso. Se negó rotundamente a que le pagara más.

     Ese fue el Balam que yo conocí y que dejé de ver.


     Son personajes que te provocan una grata impresión y te dejan agradables recuerdos.





viernes, 26 de febrero de 2016

ÁNIMO POETA Melba Al/Antonio Fco. Rguez. A.

ÁNIMO POETA
Melba Al/ AFRA



Ya no voy a escribir poesías...
Me parten el alma y el corazón,
Y me dejan todo triste.
Lleno de melancolía.


No estoy de acuerdo contigo…
¡Escribir es caminar en el tiempo,
Dejar que el corazón
Suelte las palabras
A través del pensamiento
Y la poesía
Es un bello sentimiento! 



Muy amable linda y dulce amiga,
Me encanta tu forma de decir.
Y el aliciente que me das. 


Seguiré caminando…
No sé aún qué tiempo,
Aunque mi camino se llene
De abrojos y espinas
Y me atormente el sufrir,
No por ello callará mi corazón,
No por ello dejará de latir.


Mientras exista amor…
Qué me importa el dolor.
Si la sangre del amor…
Embriaga como el licor.


Debo dejar aflorar
Mis sentimientos,
Y que mis emociones
Puedan escapar.
Debo seguir…
Pensando en el amor.


Amiga mía…

Gracias te doy.




martes, 23 de febrero de 2016

CATEMAQUEÑA Antonio Fco. Rguez. A.

CATEMAQUEÑA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
(Fragmento)


Mujer en el baño Diego Rivera

Tempranito, muy tempranito, “te recuerdas”,  te levantas,  te acicalas bonito y bajas al mercado por tus verduras, tus  topotitos, y de ahí te vas al molino por tu masa y tus tortillas, pasas a la tienda por un poco de café, sal y azúcar. Llegas a tu casa en donde un minino está esperando por  sus topotitos, que felizmente engulle, media hora después se llena la mesa de la casa, el delicioso aroma “recordó” a los que se habían quedados dormidos. Tu rostro es iluminado por una sonrisa de alegría, de satisfacción de ver  a toda tu familia junta, chuleándote lo bien que guisas, tu inigualable sazón. Se van contentos, con la barriga llena, él a su trabajo, ellos a la escuela y tú aprovechas para regar las plantas del patio, darle su maíz a las gallinas, consentir al jilguero o al canario que tienes guindado a medio cielo de tu casa, checar que tengas limpia y preparada tu cocina para el próximo encuentro con tus seres queridos. Llenas un par de baldes de agua perfumada de pachulí, a un lado tienes tu champú de axmole, y a jicarazos te bañas como una acihua (ondina), secas tus cabellos al viento, sentada junto a la ventana, en lo que ves pasar a la gente, mucha de la cual te saluda con los buenos días, o te preguntan si hubo buenas compras esa mañana. Te untas aceite de pistle en tu linda y larga cabellera, la cual como sensual cascada la extiendes al aire y la peinas dejándola, olorosa, sedosa y con negra brillantez.


lunes, 22 de febrero de 2016

PARTIDA Antonio Fco. Rguez. A.

PARTIDA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado




¿Qué si estoy triste?
¿Cómo no estarlo,
si desde que te fuiste?
¡Me partiste el corazón!

Claro, con los años
Se es más fuerte…
Se sufre menos,
Pero no deja de ser…
El mismo veneno.

Se hace el terrible daño,
Eterna decepción…
Y es sufrir año tras año,
Un duro golpe al corazón.

En fin… me he vuelto estoico,
No me quejaré más…

¡Fléchame mil veces Cupido,
Como al mártir Sebastián!
¡Qué si he de morir…

Qué sea por amor… lo pido!


sábado, 20 de febrero de 2016

OBSESIÓN Antonio Fco. Rguez. A.

OBSESIÓN
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado



Eres mi obsesión…
Desde que te conocí…
Sólo tengo ojos para ti,
Podrá el mundo girar
O derrumbarse a mis pies
Y no me preocupa.


Sólo tú ocupas mi mente…
Mi alma y mi corazón.
Sólo tú llenas mi vida…
Mi interior,
De anhelos, de sueños y de amor.


Son para mi tus ojos brillantes estrellas,
Tus lágrimas rocíos de perlas,
Tu sonrisa cálida caricia,
Tu risa belleza cantarina
Tu voz dulce armonía,
Tus palabras mágicas melodías.
Tus silencios un mar en calma
Tus besos alicientes de amor.


Y tú mi vida…
Eres tan regia y divina…
Cómo una amada reina,
Cómo un querido Dios.



martes, 16 de febrero de 2016

RECLAMOS Antonio Fco. Rguez. A.

¡RECLAMOS!
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado



Me reclamas por haberme dado el corazón,
Y se te olvida que te he dado el alma.


No puedo concebirlo,
Si hasta esta mañana,
Nos cobijábamos a caricias,
Nos llenábamos de promesas,
Y el amor latía en calma.


¿Qué más quieres de mí?
Si te he dado todo…
Alma, corazón y vida.
¿Acaso no es suficiente…
Haberme entregado a ti?


¿Qué se te olvida…?
Si te di mis sentimientos,
De pasión, de amor y de locura.


Me di entero a ti, y te adoré
De los pies a la cabeza.
Te llené de mis sueños,
De mis pensamientos
Y te convertiste en ellos.


Me di entero,
No me diste nada,
Me quedé vacío…
Sólo… y sin ti.