MADRE
CELESTIAL
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen Internet
Desde muy joven,
cada noche de Luna
me gustaba remar mi lancha
hasta ponerme cerca de ella,
y empezar a platicarle
mis juveniles amoríos
y mis más queridas ilusiones.
Cada vez que ella se ruborizaba
de mis confesiones
una nube le cubría fugazmente el rostro,
y luego su cara volvía a sonreír
y a
iluminarse y la sentía como el cariño
que le prodiga una madre al hijo
cuando lo bendice
para que le vaya bien en la vida.
Xalapa, Ver. 28.09.18
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