TEMBLOR
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen de Internet
Fuerte temblor el de
anoche cuando sentí la presencia de alguien detrás de la puerta, ver girar el
picaporte, abrirse la puerta lentamente y aparecer mi buecina más bella que
nunca, con una cara entre alegre y rencorosa diciéndome: - ¡Hola vago, espero
te hayas divertido mucho, en lo que yo te extrañé, y llegué a odiarte por haberme
abandonado tanto tiempo!
Quedé estupefacto, nervioso, mudo, con un complejo de
culpa. No sabía que responderle. Ella noto mi turbación, y entonces sonriendo,
se acercó a mí, me abrazo tan cálidamente, restregando su cara con la mía,
irrumpiendo en sollozos al momento en que me llenaba de besos diciéndome: -te
perdono, te perdono... porque te quiero. ¡Qué bueno qué estás bien, estaba tan
molesta que temí no volver a verte! Pero comprendí que para ti tan sólo soy
eso: -tu “buecina” que tanto te adora y te procura en todos los sentidos, sin
esperar mayor reciprocidad de tu parte, en que me brindes un poco de tu amor.
Lo demás, no me importa, sabes que mí único interés por ti eres tú, tal como
eres. Es más, no deseo que cambies tu esencia porque ella me motiva y da valor
a mi vida. ¡No puedo exigirte más de lo que sé que no puedes darme!
Así fue mi temblor de
anoche, tan fuerte, que aún no he dejado de temblar…
Xalapa, Ver. 05.01.20
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